domingo, 20 de julio de 2014

Transformando un día gris en azul...

       Un día extremadamente gris el de hoy, a pesar de ser domingo. ¡Quién quisiera salir, hacer algo entretenido o reírse siquiera con un día tan FOME y helado ! Sin duda , el clima influye en la actitud vital : ¡cómo van a ser más entretenidos los pingüinos (puntarenenses) si se lo pasan medio congelados, por ejemplo! ¡Claro que les cuesta sonreír, si el congelamiento le llega también a los labios, jajaja!
   Así que, en conclusión,  ha sido un día pa´olvidar, en el caso de algunos que tenemos vocación de lagartijas, jajaja, pensó la Principessa.
    De igual manera, algo que habrá que hacer para que el día interno no sea igual de gris y helado.
     Mientras miraba al príncipe Carlo que Cocina, empezó a funcionar su máquina del tiempo (de la Principessa). Cada vez le funciona más seguido (jajaja, ¿por qué será?). Al escuchar mencionar la miel de BOQUI, se acordó de su infancia , trasladándose a esa feliz etapa de su vida. Vamos a aclarar una cosa, antes de seguir, eso sí : no es que la Princess no haya sido feliz en otras ocasiones (lo ha sido en muchas...jijiji), pero , sin duda, la infancia fue casi una etapa permanente de momentos dichosos (  y también  no tristes) . Fue esa época de la  "Comarca del Jazmín", como muy bien nominó el poeta y narrador rancagüino Oscar Castro a ese periodo infantil,  en que todo es mágico, feliz, novedoso, descubrimiento constante, pequeños o grandes desafíos cotidianos, en que el dolor y la muerte no existe, en que el juego es la tarea del día a desarrollar con los hermanos, esos cómplices leales de cada aventura que se emprende. Fue allí donde la Principessita, en esa localidad llamada Puerto Nuevo, a orillas del Lago Ranco, perteneciente a la ahora Provincia del Ranco (La Unión),  conoció esa planta llamada BOQUI, enredadera con la cual solían jugar a saltar como si fuera cordel o a imitar a Tarzán y a la Jane, en sus tardes de juego con hermanos y amigos... ¡Puerto Nuevo!  Se acuerda la Principessa que al ser pequeña y ver gente adinerada en una playa exclusiva que el Hotel del lugar tenía para los turistas, se prometió, algún día, hospedarse en ese Hotel cuando sea grande. ..... Pasó bastante tiempo, mucha agua bajo el puente, muchas lluvias y veranos (jajaja) , pero la Principessa pudo cumplir con la promesa que se hizo a sí misma : el mismo verano que se vino a este Reyno de Rancagua (sin saber que ya no iba a vivir por esa hermosa zona sureña) fue un mes antes de venirse, a visitar como "turista" el Hotel aquel de su infancia y hospedarse una noche, viendo el amanecer frente al Lago. No fue barato el costo, pero fue hermoso tener esa experiencia, de la cual guardó imágenes físicas y emocionales.  
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     Viendo que ya eran las 11,30 hrs. y, al parecer, no iba a despejar, la Principessa cerró los postigos de su palacio y emprendió el descenso por las escaleras de su torre. Se le habían terminado las pastillitas azules (ehhhh, ésas no, las otras, jajaja) y no podía pasar otro día sin ellas, ni una gracia que le diera un patatuz de repente y, sin tener a quién recurrir, se pueda quedar patitiesa en su palacio, sin que ningún príncipe pueda socorrerla (¡Humm, si fuera por eso nada más....! jajaja). Por tanto, su primera tarea fue concurrir a una Farmacia (¡Droguería les llamaban antes!) y comprar las azulitas... y aprovechar de pedir un vaso con agua para ingerir la que estaba necesitando (glup,glup,glup ). Como la vendedora se notaba aburrida (no había otros clientes) no le se le ocurrió nada mejor que pedirme que me inscriba en un Club no sé cuánto, grrr.... Acordándome que me hice el firme propósito de ser amable y cordial  con mis congéneres, acepté, después de preguntarle si era rápido... Felizmente lo fue , un par de preguntas y luego, a pedirme el vuelto de la compra para no sé qué agrupación... Al final, uno parece muñeco Vudú, la viven "clavando" con promociones, rebajas y aportes...  (¡Y tú la tonta que aceptas, Princess, jejeje).
      Ya arriba de la diligencia con destino a Machalí, que la dejará en cruce para llegar al Parque a visitar a su Infanta, la Principessa se sentó rápidamente, pero el frío del asiento llegó hasta sus pompis, jajaja. ¡Tremendo frrrrío!  Bueno, en esto al menos, existe la igualdad para todos : llueva o haga frío a todos afecta por igual, así que nuestra heroína, pensando en que mal de muchos, consuelo de tantos, se hizo el ánimo de pensar en otra cosa para no congelarse .
      Ya de regreso, cuando estaba cerca del paradero para tomar el bus de regreso, la sorprendieron dos carretelas que parecían ir compitiendo en quién iba más rápido. A los automovilistas no les deben simpatizar mucho, porque les significan un impedimento para una velocidad "normal".  ´"¡A mí me simpatizan!", dice la Principessa; claro que ella no conduce  (ni siquiera un monopatín, no podría, jajaja).
      Mientras venía desde la Alameda hasta palacio, se encontró en el trayecto con su querida amiga Paula, una Principessa de tomo y lomo, quien , junto a su familia, cruzó la calle  para ir a saludarla. Fue un gusto abrazarles, verles bien y felices y darse cuenta  que se la siguen recordando con cariño. "¡Suerte y ánimo, principessa Paula, y aunque la tarea que realizas  te ocasione más de algún sinsabor, tú eres fuerte y tienes tus metas claras, además de buenos amigos también, a pesar de las fuerzas oscuras!", le deseó de corazón  la Principessa ¡(la verdadera!) .
       Luego de pasar al Supermercado, a comprar algunos pertrechos, llegó a palacio a preparar su almuerzo. Bueno, la verdad, le quedaba suficiente con el almuerzo de ayer, pero se acordó que el lunes no podrá cocinar, por lo que dejaría preparado algo rico , mmmm!!!
     Menú del día Domingo y lunes:
 
 
Principal:      Tortilla de acelgas con carne agridulce
                       Pimientos rellenos
 
Ensaladas :
Tallos de acelga
           Apio con manzana
 
 
    Postre :     
              Frutas picadas     con salsas dulces
 
   En esta ocasión , la Principessa no explicará las recetas, pero sí les regalará con las imágenes de su Menú principesco (¡Ñam,ñam,ñam). Cabe agregar que estuvo hasta después de las 15 horas afanada en la preparación de  su almuerzo y del de mañana. Pero no lo lamenta, al contrario, se siente feliz cocinando, inventando mezclas, poniendo en práctica lo que ha visto y escuchado; verdaderamente se entretiene. Desearía tener a su Infanta disfrutando de sus platos o a algunos de sus seres queridos, pero no es posible, así que hay que asumirlo y tratar de ser feliz con todo lo que tiene, que no es poco : salud, trabajo, inteligencia,  buen ánimo, alegría, techo, familiares queridos, amigos leales...lindos recuerdos.... ¡Qué más se puede pedir!
  
       Bien, Principessa. Es hora de tomar once y también hora de planificar el trabajo de mañana. Así que hasta aquí deja tu historia, que no faltará oportunidad ni deseos de  seguir relatando tus peripecias...  
 





 
   
    

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