martes, 8 de julio de 2014

Principessa en la punta del Cerro...

   La Principessa despertó muy descansada, sin haber sentido nada de frío en la noche pasada. Después de una tibia ducha, preparó su breakfast y, acto seguido, se dispuso a salir a recorrer lugares cercanos y capturar imágenes. Su destino era visitar la Feria Artesanal ubicada a un costado de la Estación Santa Lucía y subir hasta la punta del Cerro ... Santa Lucía, para tratar de descubrir lo que don Pedro de Valdivia hizo en su momento, hace unos cuantos siglos.  
   Preparó sus herramientas y emprendió la aventura  El día estaba absolutamente primaveral : cielo despejado, temperatura ambiente muy grata. A las 10,45 hrs. aproximadamente caminó por calle Lira hasta llegar a Marcoleta. Allí la sorprendió una protesta (¡tan buena pa' protestar que está la gente) : un Sindicato de la Clínica U.C. estaba en franca manifestación, con gritos, pitos, música, baile. ¡Entretenidísimo!! 
Feria Artesanal
   Luego de registrar el hecho, siguió su camino por Marcoleta, hasta llegar a Carmen y de ahí a la Feria Artesanal. Recorrió casi todos los stands; miró joyas, ropas, recuerdos, pañoletas, zapatos... No encontró nada de su gusto y necesidad en ese momento (¡por suerte, si no queda en bancarrota! ¡Resulta peligrosa a veces, esta Principessa!). Se entretuvo un buen rato, admirando el arte traducido en cobre, plata y lapislázuli...

Biblioteca Nacional



Vista desde Alameda con Carmen
   Una vez terminado su recorrido por el interior de este lugar, salió a la Alameda para buscar el cruce hasta el Cerro Santa Lucía. En lugar de retroceder hasta Santa Rosa, se le ocurrió caminar hacia el lado contrario : craso error, ¡casi le sorprende la estación veraniega a ese lado de la Alameda, pues debió caminar más de 3 cuadras hasta llegar a un cruce peatonal! ¡Ya veía que la sorprendía la muerte sin lograr su cometido, jajaja!  Ahora que lo piensa, la Principessa supone que , a lo mejor, quizás, tal vez, a don Pedro de Valdivia no le fue fácil echar a los indígenas chilenos del Cerro Huelén porque tampoco encontraba el paso peatonal , jajaja
    En su trayecto por el lado soleado de la Avda. de las Delicias, la Principessa de pronto se sorprendió ante esta "cosa extraña" que encontró a su paso. No supo si el arquitecto tuvo un error de cálculo en la cantidad de cemento de los maceteros o no son maceteros y lo parecen, jajaja. Bueno, se dijo la Princess, en todas las profesiones debe haber "ovejas negras", así como en las familias. ¡Sin duda,en gustos no hay nada escrito...o hay muchos escritos!!
     El largo recorrido le sirvió también para apreciar la magnificencia de la construcción de uno de los edificios de la Pontificia Universidad Católica y su  Cristo Redentor, a quien la Principessa  aprovechó de pedirle, por siaca, llegar pronto a la punta del Cerro, jajaja (¡Qué herética!).

Entrada Cerro Santa Lucía
    Después de todos estos prolegómenos, al fin logra cruzar la Alameda y, llegar hasta la bienhechora sombra de los árboles, que son el inicio del paseo por el costado inferior del cerro. ¡Muy agradable encontrar este remanso de frescura y verdura en pleno centro de Santiago! 

 En el primer nivel de la construcción, se observa unas fuentes de agua, inmediatamente se ingresa. Aparecen precedidas de dos hermosas estatuas : un niño leyendo y otro escribiendo. A partir de allí, se comienza la subida por la escalinata. 


    En el segundo nivel, la Principessa se encuentra con una extraña palmera, que, sin embargo, a pesar de que desde un punto de vista biológico debe ser un esperpento, resulta una curiosidad para los visitantes, entre los que había muchos brasileros (seguramente los no futbolizados), algunos argentinos y alemanes). La Principessa creyó que iba a tener el cerro casi para ella sola, pero se equivocó: andaban bastantes turistas recorriendo los mismos rincones y subiendo sus peldaños. 

 
 Esta hermosa construcción que se encuentra en el segundo nivel es precedida por una fuente de agua en honor al dios Neptuno. Sin embargo, no tenía agua (¡Plop, Pepo!). En una ocasión anterior que vino la Principessa, hace unos 2 años, tuvo el privilegio de ver la fuente funcionando. ¡Se veía preciosa! (la fuente,... bueno, la Princess también, jajaja)

 Sigamos subiendo, se animó la Principessa: esto recién comienza : se admira de la construcción que va redescubriendo. ¡Es hermosa! No obstante, le falta cuidado : hay recuerdos escritos y grafittis por todos lados; la construcción no está retocada en su pintura y para qué decir los frisos y las pequeñas estatuas sobre ese hermoso edificio del segundo nivel. No hay nada de restauración, de manera que, al parecer, será víctima del paso del tiempo y de los movimientos telúricos, sin la ayuda humana, que debiera estar allí, atenta y presta...




 Claro que, para ser justos, estas murallas de ladrillo no son originales, sino que se han levantado no hace mucho tiempo. Se nota que no tienen larga data. ¡Bonita fortaleza!

   La Principessa sigue subiendo y se acerca al tercer nivel,. donde se encuentra esta construcción restaurada.  Y es allí donde se encuentra con una grata sorpresa y que le hace pensar que las casualidades parecieran no existir. Arriba, en la explanada del tercer nivel se "topa" -figuradamente se entiende- al hermano menor del aborigen de la Villa de Rengo. Este encuentro le confirma que no era un "deja vú", ni un sueño, premonición ni nada parecido, aquello que había afirmado que había visto el mismo monumento en otra parte, sólo que no recordaba dónde : ¡Aquí era pues!!!
  ¡El cañón que anuncia el mediodía también se encuentra aquí! Lamenta la Principessa no haber llegado un rato antes para haber presenciado este tradicional acto.
Obtiene imágenes panorámicas desde esta explanada, recorre el extenso sector y luego continúa la subida, hasta llegar al quinto y sexto nivel, donde se ubica el Mirador más elevado. Hermosas instantáneas de la ciudad logra grabar en su cámara fotográfica viajera. No obstante, el calor y el agotamiento hacen presa de ella y , prontamente, va bajando los escaños del lugar. Toma sus últimas fotografías, pasa a registrarse en el libro de visitas y luego, caminando, hace el camino de regreso al palacete. Está contenta, aunque más transpirada que caballo de carreras. La temperatura es superior a 22 grados y se nota. 
 
 Vistas panorámicas.







 Pontificia Universidad Católica vista desde el Cerro Santa Lucía.
 





Capilla ubicada en el 5º nivel




Jarrones sobre escalinatas del 2º nivel. El detalle en la imagen de la derecha muestra en el asa del jarrón la figura de un "macho cabrío" al parecer. ¡Hermosa pieza!


   Mientras iba de regreso a casa, se encontró con un vendedor de verduras y frutas en un carro, y no pudo resistir comprar unas frutas especiales para su postre: ¡Granadas! Compró dos y se preparó mentalmente para probarlas en su postre del día. ¡Mmmm!   
    Una vez en el palacete, la Principessa se dedicó a tareas   hogareñas, luego de descansar unos momentos y dejar sus "herramientas" del viaje. 
   Preparó un rápido almuerzo:

Entrada: una alcachofa con vinagreta.
Plato Principal:  unos trozos de carne asada que sacó del congelador los cortó en pequeños trozos, le agregó cebolla a la pluma, unos bastones de zapallo italiano, una manzana corte juliana, pimiento verde y rojo picado. 
Ensalada : Apio corte juliana con pimiento verde y rojo, más ají verde picado.
Postre : frutillas con granada. ¡Mmmmmm! Un sabroso sabor que completó un excelente día. 
   
   Bien,. Principessa, ha sido un extenso relato. Hay otras tareas por hacer, una once que preparar  y ordenar guías para unas clases de mañana. Has cumplido con creces. ¡Felicitaciones!



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