"¡Chanfle!", dijo la princesa, mientras con toda su regia, real y monárquica humanidad se caía sentada en el pasillo de la micro verde-alba, con destino a Machalí. No alcanzó a sujetarse, ni siquiera del brazo de algún súbdito o lacayo, cuando el microbús inició su rauda marcha por el pavimento de la Alameda. Cayó de a poco, como dudosa de si era más elegante sólo trastabillar o estrellarse del todo. Las monedas doradas, solidarias con su dueña, también fueron víctimas de la fuerza de gravedad y saltaron tintineando. No faltó el espectador amable que devolvió alguna de ellas, mientras la Principessa trataba de pararse con garbo y prestancia (jajaja). ¡No pudo sola! Debieron ayudarle, precisamente del brazo averiado....¡Ufff!!! Una vez que estuvo majestuosamente erguida, manteniendo la cordura, la educación y la sofisticación necesarias y propias de su abolengo, díjole al conductor del Trans O`Higgins: "¡¡¡Cómo es posible que ni siquiera espere que uno se sujete para partir!!!! ". Y el muy patúo, empieza con "Mira, mi amor..." Grrrrrr. Imposible conversar a ese nivel... La sorpresa llegó después, al querer entregar el pago del viaje, me entero que el carruaje no iba a mi destino.....Jajajaja. Así que, con el poco de dignidad que me quedaba, debí bajarme del aparato, sin caerme esta vez, y disponerme a esperar otro medio de movilización.
Resultado: una parka embarrada y mojada, un glúteo adolorido, mi dignidad a la altura del unto y.... unas tremendas ganas de reírme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario