jueves, 19 de junio de 2014

Acerca de ...PEDRO LEMEBEL


Recuerdo que cuando debí enfrentarme a la disyuntiva de elegir entre un libro de Lemebel y otro  - que en este momento no recuerdo cuál era- , opté por Lemebel. No por lo que sabía de su talento creador ( a nadie había escuchado lanzar loas en torno a su quehacer literario), sino por lo que conocía – al pasar- de su vida personal  ( léase “opción sexual”).
        Picaba mi curiosidad la necesidad de constatar personalmente qué resultado artístico producía un ejemplar del llamado “tercer sexo” y, con mayor razón, si era un compatriota. Si bien no comulgo éticamente con los homosexuales ( la verdad, nunca comulgo, literalmente hablando ), no puedo dejar de reconocer que el relato (Tengo miedo torero ) me sedujo y lo leí gustosa y rápidamente.
Ignoro la opinión que los legos en la materia puedan tener, pero la novela de Lemebel me resultó sencilla sin ser simplona; contingente sin caer en lo panfletario; poética, sin llegar a la sensiblería. La visión de mundo , las inquietudes, el sufrimiento de un “él” que se siente y ama como “ella”, no deja indiferente al lector : lo conmueve. Porque aún siendo el relato de una experiencia en la sórdida vida cotidiana del personaje,  vilipendiado por su entorno vecinal, el sentimiento amoroso logra ser expresado en forma pura y profunda, con un ser humano dispuesto al sacrificio por el amado.
        La contingencia política es presentada como la otra historia – la real- también ambientada en el Santiago de 1986 (año en que el FPMR atentó contra la vida del General).  Sin embargo, el personaje subordina esta parte de nuestra historia nacional  a su historia personal, la del sentimiento. Por ello es, precisamente, que no cae en lo panfletario. Él (o ella) se sirve de la actividad política para sus propósitos amorosos : encubre y apoya incondicionalmente a un miembro de la célula extremista, del que termina enamorándose.
 Sin duda, lo que salva al personaje  - y a Lemebel- es no caer en  la tentación de un “happy end” como desenlace : nos regala un amor idealizado , aunque impregnado de una atmósfera de lo posible. Si bien en el momento del adiós se produce una brecha, el personaje prefiere renunciar y conservar el hermoso recuerdo de un “tal vez” que no fue.
        Lo anecdótico de la historia : la desacralización de un ser casi mítico : el General.  Un guerrero a horario completo, luchando  con la soledad entre la muchedumbre y con los enemigos del régimen, que en su mente se agrandan y crecen exponencialmente. Casi enternece enterarnos de su solitaria infancia y de un cumpleaños en que saborea el gusto amargo  del rechazo infantil
        El lenguaje de la novela es  ágil y dinámico,  mayoritariamente informal , cayendo repetidamente en expresiones populares y vulgares, propias del ambiente en que mueve la “Loca del frente”.  No obstante, la naturalidad de su uso no causa incomodidad.
        Teniendo  la seguridad de que Lemebel no es un aporte para tratados de literatura, no puedo dejar de reconocer que su relato tiene el sabor de lo popular, de lo testimonial (al menos en lo más general ) y de lo “alternativo”. Si puedes permitirte su lectura, te invito a hacerlo … sin compromisos.

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