martes, 2 de septiembre de 2014

Con las patitas en el barro...

                                         31 días tenía Agosto
(parafraseando el título de un relato que quedó en la memoria Ram de la Principessa, de la Editorial Quimantú. ¡Jajaja, ¡se te cayó la sota, Princess!)
 
   Día domingo en Santiago amanece nuestra amiga, en el departamento de la Infanta, con cara de pocas amigas, producto de no haber dormido bien. ¡A quién se le ocurre dormir con el equipo musical prendido, pues, Princess! ¡Hubiera sido música de piano siquiera, pero no, era música popular, ¡puaj! jajaja. ¡ Uyy, a bajar del Olimpo de vez en cuando!
   Se preparó un desayuno frugal, estuvo leyendo una hora aproximadamente y luego, tomó la decisión de confraternizar con el pueblo : se va a recorrer la Feria de 10 de Julio, a comprar unas pocas verduras y frutas para llevar a su palacio (ya que no alcanzaría a visitar la Feria de Grecia en Rancagua) . ¡¡Humm!! Pareces tener alma circense, Princess; andas de feria en feria! ¡Chiste clásico!
 

Observad que el escenario es distinto, así como la vajilla y
vaso.
Un guiso de carne de jabalí (jaja) con una fresca ensalada
 de lechuga escarola, con bastante cilantro.
  Aprovechando verduras adquiridas a muy buen precio, entre regateo y regateo (¡Zaaa!, no te creo; no eres de las que regateas, pues eres noble y los nobles pagan lo que le cobren, jajaja), preparó su almuerzo . La Principessa se ríe, efectivamente no regatea, pero VITRINEA, que es casi lo mismo para ella. Recorrió toda la feria para comprar unas papas, unos morrones, porotos verdes, lechugas, pepinos para ensalada (pero no de Alaska pues eran harto chicos; cómo serían si le costaron $150, jajaja).
     Después de dejar todo ordenado y limpio, emprendió rumbo al Reyno de Sta. Cruz de Triana, donde arribó a las 17 horas aproximadamente. Venía cargada con sus adquisiciones de la feria, de manera que se dirigió a palacio. Allí terminó su día domingo compartiendo copuchas con una amistad, para luego dejar todo listo para la nueva semana de trabajo, nuevo mes y nuevas tareas.
 
Lunes 1 septiembre
 
  ¡Qué manera de iniciar el mes de septiembre!: con toda la lluvia posible...mucho frío, mal tiempo, lo que,  sin duda, provoca desánimo. Más encima, a la Principessa, los días finales de agosto la sorprendieron descuidada y se resfrió. Lo bueno es que se dio cuenta oportunamente y tomó los correspondientes remedios, que aminoraron la intensidad de los síntomas pero no los evitaron.
    En fin... ella es humana, mortal y ....vulnerable. También "le entran balas" (o le "dentran" , si lo prefieren, jajaja).
     Ha iniciado su semana un tanto bajoneada. Debe ser el clima que se le pega al cuerpo como segunda piel y no puede hacer lo que las sierpes: desentenderse de esa piel que la envuelve. Así que el esfuerzo es mayor y el desgaste, por razones obvias, también. Tendrá que descubrir pronto una herramienta o implementar alguna estrategia que logre levantarle el ánimo (¡Humm! ¡Nooooo, ésa nooooo! Mejor ni les digo lo que se me había ocurrido!)
     Comenzó a leer otra novela de Julia Navarro, pero aún no se involucra demasiado, pues recién va alrededor de la página 100.
   Tampoco las ha tenido todas con su entretención culinaria,  que la relaja tanto. Como viajó a Santiago el fin de semana, no logró preparar su alimentación este "finde", de manera que tendrá que improvisar hasta el miércoles, en que se dará el tiempo de cocinar con entusiasmo y agrado (es de esperar).
    De todas maneras, se dio a la tarea de cocinar algo fresco para iniciar bien la semana : una rica tortilla de acelga, una ensalada de lechuga morada y una alcachofa con el correspondiente postrecillo. La tortilla le quedó exquisita, me confidenció (claro que ni siquiera me convidó, jajaja)
      La verdad hay varias cosas dándole vueltas en la cabeza, ocupando sus neuronas y,  yo creo, modestamente, que es aquello lo que la tiene un tanto de ánimo decaído. ¡¡Hummm!!! (decía lo de la cantidad de preocupaciones, no lo de ocupar las neuronas, qué mal pensados!)
     Lo que sí ha sido positivo (hay que ver el vaso medio lleno, Princess, no lo olvides) es el contacto con otras personas, fuera del trabajo, con amigos (más amigas, la verdad) de su lugar de trabajo anterior y del condominio, y eso le permite practicar la conversación oral fuera de horario de clases, jajaja. ¡Qué exagerada!  ¡Cómo si no hablara nunca! 
    En la tarde del lunes, tuvo la grata visita de dos principessas de tomo y lomo, una rubia rubia, la otra morena, jajaja. ¡¡No anotaré sus nombres para no arriesgar demanda!! Entre picoteo y picoteo (aclaro que no era alpiste ni semillas lo que se sirvieron; simplemente es una manera de decir, una expresión coloquial, para ser mejor comprendidas, jaja)  fueron hablando de lo divino y de lo humano (más humano, la verdad, con todo lo que eso significa : desaciertos, malentendidos, mentirillas, mujeres al borde de un ataque de nervios, aunque también más de un gesto amable, una palabra de aliento o un desahogo.... ¡"¡Yo me entiendo!", dijo don Quijote...jajaja). 
    Y así se fue desgranando la tarde hasta que la noche llegó y la separación también, después de un par de horas de "batir lengua", jajaja (¡Mujeres!).


              Con las "patitas" en el barro
            (martes 2 de septiembre)
Aspecto poco luminoso de la Plaza de los Héroes, debido
al mal tiempo.
    Como una verdadera esquimal,  la Principessa dirigió sus pasos al Parque a ver a su Infanta: estaba lloviendo, pero no podía dejar pasar otro día, pues ya no podría ir durante el resto de la semana y eso no se lo podía perdonar :  unas gotas no eran impedimento suficiente ni válido. Así que,  a pesar del frío, la flojera y el resfrío,  se introdujo en su traje de esquimal (una parca larga acolchada, con capucha y borde peludo en el gorro) y partió a tomar un microbús del recorrido Rancagua-Machalí. Sólo le faltaban los ojos rasgados y el olor a grasa de foca, jajaja. ¡Eskiusmi, Sres. esquimales, es una broma, cero discriminación, jajaja.

    
  En el primer tramo no llovía mucho, unas gotas que bien se evitaban con su traje, sin mayores problemas. El día realmente estaba como para mate con sopaipillas, como se acostumbra aún en el sur, en ocasiones.
      Una vez bajo el microbús (pardón, jajaja, no estaba debajo del microbús)... decía... una vez que bajó del microbús, debió enfrentarse a caminar en el barro, sujetándose de dónde podía y pisando firme para no resbalarse (no habría sido ninguna gracia dar con su "regia" humanidad en el suelo). Sólo caían unas pequeñas gotas de lluvia que no iban a derretir a nuestra amiga. Apenas cumplió con su objetivo, se sintió tranquila. Había visitado a su Infanta.
    Mientras regresaba al palacio, la Principessa observó cómo las nubes y la bruma comenzaban a cernirse sobre el lugar, casi haciendo desaparecer los cerros. En la imagen, parecen verdaderas olas gigantes. Sin mayores novedades y sin lluvia, llegó a casa.
    Después de descansar un rato (entiéndase, "flojear", jajaja) se levantó de su "bergere" y preparó su once, en tanto se comunicaba con la Reina madre para saber de sus trámites.
   Había almorzado muy bien, pues se había dado el tiempo de preparar un menú del día : carne con verduras, ensalada de betarragas, ensalada de tallos de acelgas, postre de piña, mango y manzana, todo muy sabroso.

    Al finalizar el día, se siente  bien. Ya ha pasado el mal tiempo (metafóricamente hablando), también ha dejado de llover. Sabe que no está inmune a los altibajos emocionales, pero siempre hay "algo" que ayuda, siempre surge la "fuerza" necesaria para salir adelante, para sonreír, para dejar el desgano y el desánimo, para tomar la decisión de iniciar alguna tarea, con entusiasmo renovado. ¡Eso es, amiga mía, así me resultas más simpática, jejeje! ¡Qué la fuerza te acompañe! ¡Arrivederci!




No hay comentarios:

Publicar un comentario