miércoles, 10 de septiembre de 2014

"¡Que toda la vida es sueño ...y los sueños...¿sueños son?"

      Fue esta mañana, no anoche, que soñé contigo, entre el aviso del celular y la hora en que nuevamente desperté. En el sueño yo andaba con alguien, que de pronto era mujer, de pronto varón (de cuyo nombre no quiero acordarme) , primero en ascensores que subían a tal altura que llegaba a sentir vértigo, lo que no es habitual en mí, luego en un bote-lancha, con un par de personas más,  desconocidas, en que la embarcación  iniciaba su recorrido sin que yo supiera que estaba en ese lugar para aquello.
     Pero, típico del mundo onírico, la embarcación no se introducía en el agua, sino que se deslizaba sobre ella, a una buena altura, de modo que nuevamente sentí temor a la caída, aunque mi acompañante iba feliz sujetándose de los bordes de la proa o popa. Luego, sin mediar aterrizaje ni nada, estábamos en tierra, en una playa, donde veía niños y niñas jugando,  con ropas multicolores, que me recordaron a ti, cuando eras pequeña.
     Y,  de pronto....estabas a mi lado, sentada, con una polera de fondo blanco y figuras de diversos colores que recuerdo, con tu cabello largo,  peinado, tranquila. No te veía la expresión del rostro, no capté sonrisas, sino más bien tu carita mirando el mar o lago. Me incliné hacia ti y, con la conciencia clara que era una oportunidad preciosa, un regalo, te besé cerca de la sien, en tu cabecita, sobre tu cabello. No hubo palabras...estaban de más... No fue repetición de una escena ya vivida, era una situación nueva...tal vez, como muchas de los sueños...
   Desperté con lágrimas en los ojos, absolutamente convencida del regalo de tu presencia en ese breve instante. Cada vez que ha pasado (soñar contigo) en unas escasas 4 veces a la fecha, ha sucedido que hay  como una supraconciencia, pues a pesar de estar soñando, tengo la absoluta claridad de que ya no estás en este mundo, por lo que la soñadora,    yo,   "sé" que es una ocasión especial.
     Esta mañana, al soñar, estaba recordándote al ver los demás niños en la playa, cuando tú,  de pronto, estabas a mi lado.
    Esta situación me trae al recuerdo el primer sueño que tuve relacionado con mi querida Infanta, y aunque parezca una contradicción, no lo es.  No había transcurrido más de un mes de su partida, cuando en sueños, abruptamente, detrás de un sillón del living, se aparece mi padre, muerto hace casi siete años, al que inmediatamente,  al verlo, le pregunté: "Papá, ¿has visto a Mirella?". Lo recuerdo con una sonrisa en el rostro. No me contestó y no terminaba yo de hacer la pregunta y ya había desaparecido.  ... ¡Yo estaba soñando y le preguntaba a mi padre, ya muerto, si había visto a mi hija..., que también había partido! (Ufff!!!,  me cuesta usar otra palabra en relación a ella...)
    Al despertar esta mañana, miré su fotografía y agradecí el regalo de su presencia en el sueño, sintiéndome, sin duda, triste por la certeza de su ausencia definitiva, pero contenta de haber tenido la oportunidad de besarla...
  Y aunque yo quisiera verla ya adulta, sonriente, abrazarla, besarla, sentirla, aunque sea un segundo, transmitirle en ese escaso tiempo todo mi cariño y lo que ha significado su ausencia, valoro el regalo recibido. Ya llegará lo que "sueño" despierta,  una y otra vez.....¡Ya lllegará!
 

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