miércoles, 10 de septiembre de 2014

Mi amigo, el Alemán...

     Más dormitaba que leía en su sillón regalón, cuando escuchó el sonido característico de la Compañia Entel, que le avisaba que alguien precisaba de su bella e importante persona. Despertó del todo y revisó la pantalla: teléfono sin registrar, pero algo en su resto de memoria Ram que le funciona a veces cuando el alemán anda de paseo por otras villas (jajaja),  le indicaba que no era tan desconocido el número... ¡Y claro que así fue!
   - ¡Aló! (Con voz simpática, habla la Principessa, a pesar de la modorra)    - Aló! ¿Profe M....?
   - ¡¡Sí!! ¡Con ella! (Con voz más simpática; la llaman de su lugar de trabajo)    - Sabe que ya empezó la Capacitación y don M..... pregunta si va a venir...
    - ¡Ohhhh! (¡Chanfle y rechanfle!, ¡se me olvidó la cuestión!, piensa la Principessa, ¡Qué vergüenza! ¡Qué condoro! ¡Oh! ¡May Gash! Jajaja)...
     - ¿Dónde estái? ¿Vas a venir? Te estamos esperando..., se escuchó a M...
     - Estoy en casa. ¡Voy enseguida! ¡Disculpa! (diablos, a correr, se me borró completamente este compromiso, grrr).
    Rápidamente, la Principessa, saltó de su bergere, subió corriendo a su aposento, se arregló un poco (no podía mucho tampoco, jaja). Felizmente para ella, no se había cambiado de ropa, así que se echó un manita de gata y salió taqueando de palacio. No se puso su delantal de preceptora, pues no iba a concurrir al aula, lo que le permitió ahorrar tiempo.
    Llegó con la lengua fuera de sus fauces, acezando como una leona persiguiendo su presa (jajaja, eso te pasa por olvidadiza, Princess. ¡Usa tu pizarrón, pues! Para eso lo compraste: para registrar tus reuniones y compromisos)
    Lo terrible para su buen nombre y prestigio es que la Capacitación era sólo para dos profesores: ella y un profesor de Matemática, más el Jefecito, ito, ito...Así que ustedes habrán de imaginar que ¡casi nadie se dio cuenta que llegaba atrasada! (jajajaja). Más encima, pensó la Principessa, la Capacitación era "on line", dictada por profes de la Capital del Reyno de Chile, Santiago del Nuevo Extremo. ¡Qué bochorno!!!  
  - En fin, a ponerle el pecho a las balas-, se dijo la Principessa. Si viene el tirón de orejas ahora o después , habrá que aceptarlo.
   Sin problemas se puso al día en la actividad, participó brillantemente (zááá), aunque al comienzo no entendía de qué programa de trabajo estaban hablando (difícil enchufarse, Princess, si llegas atrasada). Cuando ya comprendió cabalmente, dio detalles, según le iban preguntando, de la experiencia con dos grupos del programa. Recién al final se enteró que le habían asignado 4 horas más, además de las 12 nuevas que comienzan después de Fiestas Patrias. ¡Uff! ¡A morir!!!
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   Al final del día, haciendo un balance de la jornada completa, aunque este martes había estado bastante inestable en cuanto a la temperatura, con cielo amenazador hasta decir ¡basta!, sus clases de la mañana, habían estado excelentes, en un estado grato, con una que otra broma, con despliegue de energía y buena onda. Para completar su mañana, ya dentro del recinto amurallado del castillo, un joven conocidísimo del condominio (tiene capacidades disminuidas, dirían los políticamente correctas, pero con mucha habilidad en otros aspectos) le dice al verla : "¡Qué bien se ve, tía!" (jajaja, tremendo piropo, con ello pa´qué más).
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    Después de terminar el curso "on line" aprovechó para dirigirse al Súper. Debía comprar pan y se merecía adquirir alguna cosa "rica", pues se había portado muy bien (jajaja). Anduvo escudriñando, hasta que encontró una bolsa "Ideal" con quequitos individuales, a menos de 200 pesos cada uno. Así que echó a su canastillo una bolsa de 6. Luego, se encuentra a boca de jarro con una bolsa de "magdalenas" (¿Por qué le habrán puesto ese nombre? : será que quien las creó se llamaba así? ¿Será que incitan al pecado... claro que al "pecado de gula"? ¡Quién puede saberlo en este momento!  La querida Principessa duda si comprar o no, porque le recuerdan a un amigo pingüino, del que terminó decepcionada y él era fanático de las magdalenas (¡Qué pecador!) ...Lo piensa ...y lo piensa... Al ver una variedad que dice que son de frambuesas, se decide a comprobar en casa qué tan ricas son.


    Regresó a casa a tiempo de leer un poco, ver su teleserie favorita (la única que ve cuando puede), para luego concurrir al palacio de la Reina María Antonieta. La verdad, no tenía deseos de ir, pero finalmente decidió asistir por la reunión que habían acordado. Con poco entusiasmo aceptó una taza de café, se sirvió algo, pero no mucho. no quiso confraternizar demasiado, después de los tratos poco deferentes de la semana pasada.
    Al regresar de nuevo a palacio eran las 22 hrs. Por lo tanto, decidió prepararse un Capuccino e ir a acostarse. Se pensó y se hizo. ...y hasta el otro día, que sólo tenía clases en la tarde. ¡Biennn!

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