viernes, 19 de septiembre de 2014

"Amaneciendo en Valdivia..." (18 septiembre)

     A las 06,30 hrs. llegó la Principessa a la ciudad Sta. María la Blanca, luego de 9 horas de viaje...¡felizmente! En otras ocasiones, el recorrido ha durado 11 horas, de manera que fue una novedad llegar a esta hora.
  - ¡Recórcholis! ¡Demasiado temprano para ir a despertar a la Reina Madre!  ¡Humm! ¿Qué hago? A ver...a ver...
 
   Pensó y pensó la Principessa y, al ver que no llovía (un cuasi milagro, jajaja) optó por una alternativa de la que nunca había hecho uso : esperar en el Terminal hasta que amaneciera y, luego, recorrer la Costanera, con los primeros rayos solares, tomar imágenes novedosas de ello y, sólo al llegar a la Feria Fluvial,  emprender el viaje al palacio familiar.
   Estuvo leyendo durante una hora aproximadamente sentada en un duro banco del Terminal, cambiando de posición a ratos, para evitar las escaras (jajaja). De música de fondo se escuchaba un vendedor ambulante de café, que recitaba, cual juglar, la bienvenida al Reyno de Sta. María la Blanca, elevando loores de la ciudad.
Puente Las Ánimas, visto desde el Terminal de Buses
       Siendo las 7,30 la oscuridad fue desapareciendo para descubrir un cielo nublado con zonas oscuras (lluvia segura). Se echó la mochila viajera a la espalda, sacó su camarita compañera y emprendió la caminata desde el Terminal hasta el Puente Pedro de Valdivia.
    La primera parte del recorrido de la Costanera Valdiviana la hizo en soledad : nadie (o nadien, jaja) se desplazaba por ella, salvo la Princess. A ratos pasaba un vehículo que le permitía tener la certeza que el resto de los seres humanos no habían desaparecido. De pronto comenzó a ver otros "habitantes" desplazándose libremente, sin vergüenzas ni recato, por el paseo valdiviano. Y cual Charles Darwin, comenzó a registrar la imagen de estos seres alados, tanto de pie como en vuelo. Es así como se encontró, en su recorrido,  con gaviotas, palomas, tiuques, buitres (parece) y hasta lobos de mar (claro que estos últimos no vuelan: 1) porque no tienen alas, sólo aletas y son muy chiquitas; 2) son muy pesados y sus movimientos son bastante torpes; 3) nunca he visto volar un lobo de mar; la verdad, si volaran serían un gran problema, jajaja).
Gaviota aterrizando
Gaviota en vuelo


Reflexionando





Yo soy yo, ¿y qué?

¡Me voy mejor! 


¡Una sonrisa para la cámara!


¿Me tiro o no me tiro? ¡Humm!
   También dejó registro de varias especies arbóreas : abedul, patagua o arrayán (ahí no sé cuál es cual, aunque sé diferenciarlos de otros, por su madera rojiza) y otros, de los que no aventuraré nombre para no equivocarme (Uyy!!! ¡De cuándo tan cuidadosa, Princess!!) 

 ¡Lindos árboles!  Los recuerdo bastante menos frondosos y altos de viajes anteriores. Sin duda, el riego permanente da este resultado. Porque aquí sí que hay riego ...y natural (jajaja).
Planeando, ¡Qué emoción!
    Continuando con la romería, casi sin querer, se fue acercando al Puente Pedro de Valdivia, el que fuera parte de su recorrido diario cuando fue estudiante universitaria. Aprovechô también de fotografiar el nombre vegetal de su alma mater desde la Costanera: U A Ch, en terrenos de la universidad a orillas del Río Calle-Calle. ¡Qué tiempos aquellos!

Monumento al Chile a medias: hace más
de 40 años en construcción.
 Escalones en la Costanera valdiviana, lugar donde la Principessa se instalaba tardes enteras a estudiar en ocasiones en que tenía prueba siendo pingüina (estudiante UACh).
     Luego de terminar con su sesión fotográfica entre las 7,30 y 8 de la mañana del jueves 18 de septiembre de 2014, nuestra protagonista se dirigió, con su mochila a cuestas, al palacio materno. ¡Qué tengas felices Fiestas Patrias, amiga mía ! Te las mereces...




Tres edificios típicamente valdivianos : Municipalidad,
Mercado y Catedral.





Hotel Dreams Pedro de Valdivia

   






 

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