El 30 de enero arribamos a esta maravillosa ciudad, bella entre las bellas. Fueron tres noches con sus días (o parte) que estuvimos alojadas en una callejuela llamada Mamberg, en pleno centro histórico de la ciudad, tan angosta -la callejuela- que los autos que se atrevían a pasar por allí apenas lograban hacerlo y los neumáticos raspaban entre solera y solera, especialmente en las esquinas. Si un vehículo nos encontraba en medio del camino, había que pegarse a la pared y "echar la guata" para dentro, 😁 😁. Ya al interior, el depto, felizmente en el primer piso, nos esperaba con todo lo necesario. Era el mediodía en Sevilla y ya estábamos perfectamente ubicadas.
Esa tarde empezamos de inmediato con lo relevante: almorzar, 😂 😂. No podíamos comenzar nada antes de tener solucionado esa necesidad básica. Caminamos por el centro histórico admirando edificios, mientras, al mismo tiempo buscábamos por lado y lado a ver si encontrábamos algún menú atractivo. En el sector no lo encontramos, por lo que no nos quedó otra alternativa que elegir de entre lo más caro. Optamos por un ristorante italiano (adelantándonos unos días), donde pedimos pastas a la carbonara, lasaña y risotto con champiñones, platos acompañados de bebidas y vino en mi caso. Todo estaba muy rico pero tuvo gusto a poco. Preferimos mantener aquella frugalidad por si vinieran tiempos malos, 😂.
Una vez alimentadas, nos fuimos derechito a visitar la "Catedral de Sevilla y su famosa Giralda". La Catedral es una construcción de grandes proporciones, bellísima, con una importancia histórica continental: allí yacen los restos del gran descubridor Cristóbal Colón. A diferencia de lo que uno espera, no está bajo una lápida a ras del suelo ni en una cripta, sino en un féretro metálico, sobre los hombros de cuatro esculturas de personajes con trajes suntuosos, que representan los reinos de Castilla, Aragón, Navarra y León, los beneficiados por el Nuevo Mundo descubierto. Luego de fotografiar y fotografiarse con Colón, recorrimos el templo, con una gran cantidad de capillas y dependencias, a algunas de las cuales se nos permitía entrar, con muchas pinturas religiosas como es costumbre y una exhibición impresionante de objetos religiosos de oro y plata, de diferentes tamaños (mucho de ello fabricados con el oro y plata traído desde "Las Indias").
La Catedral en la actualidad es la que tiene más superficie del mundo. Su construcción comenzó el siglo XV (1401), aunque la Torre de la Giralda y el Patio de los Naranjos es lo que se conserva (con las modificaciones correspondientes) de la antigua Mezquita de Sevilla, terreno en el cual se erigió la catedral. La Torre tenía originalmente 82 metros; al agregarse el cuerpo de campanas y la parte superior, aumentó a 104 metros. Luego de que nosotras recorrimos la Catedral subimos la torre, ascenso que no era por escaleras sino por una rampla, lo que es más amigable con gente poco atlética, 😁 😁. Después de pasar el nivel 34, ¡uff!, arribamos a la sala de campanas, desde donde podíamos obtener fantásticas panorámicas de la ciudad. Claro que siempre y cuando algunos turistas chinos se aburrieran de estar allí y nos dejaran el espacio, porque también acá eran tendencia, en grupos numerosos los vimos en Granada, Córdoba y Sevilla, 😒🥴.
La "Giralda" originalmente es el nombre que se le asignó a la figura de la veleta de la torre-campanario. Fue agregada en el siglo XVI y se concibió como una veleta en forma de estatua que simbolizara la fe, Debido a gira, terminó llamándose "Giralda". Posteriormente se le dio el nombre a la torre en su totalidad. Fue un buen ejercicio subir la torre, pero con 15 días haciendo ejercicio a diario, nuestros cuerpos ya estaban en forma, 😁 😁.Ese primer día ningún otro monumento recibió nuestra visita. Quisimos ir al Archivo de Indias, pero ya quedaba poco para el cierre cuando pasamos. El resto de ,a jornada nos dedicamos a nuestro deporte favorito por un rato (hacer shopping, 🤭), pasar a un super y luego, tomar onces en "casa", descansar y probar una lata de vino con limón y otra de cerveza que habíamos comprado "por curiosidad", 😁 .
El viernes 31 fue día de gran actividad y cansancio, no tanto por caminar, sino por subirnos y bajarnos reiteradamente al/del bus panorámico. Ese día, temprano llegamos caminando al punto de partida, la Torre del Oro. Estábamos dadas para éxito, tanto que hasta nos pusieron alfombra roja a nuestro paso, 😂. Hacía frío, pero el día estaba despejadísimo. Igual nos subimos al segundo nivel. Lo que vimos en nuestras paradas dejó maravilladas a mis amigas: la Plaza España (hermosísima, construida con motivo de la Feria Internacional del año 1929), el Parque María Luisa (uno de los pulmones verdes de la ciudad), la Plaza América (con los pabellones de varios países de la misma Feria Internaciona, mencionada), el Barrio de Triana (antiguo y tradicional, de comerciantes y pescadores, al otro lado del Río Guadalquivir), la Muralla de la Macarena (sector en el que almorzamos unos platos diferentes, una, un sartenazo, otra, lagrimitas de pollo y la tercera, croquetas varias. Estuvo rica la comida, diferente y económica, pero no era un menú).
Por la tarde fuimos a conocer la Alameda de Hércules (un paseo que era originalmente una laguna y que cuenta con dos grandes columnas con Hércules en la parte superior), subimos al Mirador Panorámico "Las Setas" (el mayor monumento mundial fabricado de madera finesa, al que subimos sorprendidas y maravilladas por el ingenio de sus creadores). De corolario, ingresamos a la Plaza de Toros y estuvimos en la arena que aún es ocupada en fiestas taurinas desde abril a septiembre aproximadamente. Habiendo aprovechado al máximo el boleto turístico, terminamos esa tarde en la parada del Corte Inglés, porque no podíamos dejar pasar un día sin saber si había alguna buena oferta, jajaja 😂.
Al día siguiente, 1 de febrero ya, último día completo en España, nos dedicamos a unas visitas esenciales, empezando por el Alcázar Real. Este último complejo es ¡espectacular! Algunas dependencias nos recordaron los Palacios Nazaríes de La Alhambra, por su estilo mudéjar, así como sus jardines nos llevaron al Generalife, sólo que anduvimos congelándonos pues hacía bastante frío, tanto, que tuvimos que tomarnos sendos cafés calientes y un chocolate en una cafetería al interior. Una de las dependencias que me volvió a maravillar fue los Baños de doña María de Padilla. ¡Quién no soñara con refrescarse en ese sitio y con ese ambiente y colorido!🤩😍.
El Archivo de Indias tuvo el privilegio de nuestra segunda visita de ese día, ¡muy interesante sitio! La verdad, si hubiera andado sola, no lo habría visitado, pero con la compañía de una Profe de Historia, imposible hacerle una finta. Entendí su importancia histórica y el registro fenomenal existente en el edificio. Lo curioso resultó conocer la rutina semanal de trabajo de los integrantes del Consejo de Indias, que tenían libre los jueves en las tardes (y bien livianos los otros días, 😬😬). Nos recordaron a más de alguien.
Después de tanta cultura, nos fuimos a caminar a orillas del Río Gaudalquivir (¡tan añorado por mí desde los tiempos en que estudiamos a García Lorca en la universidad!). Nos fuimos hasta el Barrio de Triana, específicamente a la Torre de Sevilla, pues a una de nosotras, a nuestra amiga Eli, se le había lisiado su maleta, sin asa para tomarla, por lo que había tomado la decisión de comprar una nueva. Primero almorzamos y luego nos dimos a la tarea de cotizar antes de comprar. En el intertanto, dimos con unos zapatos en oferta y caímos en la tentación Marcela y yo, 🙈 🙈. Con maleta vacía a cuestas y nuestras compras regresamos a nuestro aposento esa última tarde en España y llegamos como a las 18 horas a arreglar en parte nuestros equipajes, para luego, a las 19,30, asistir a una función de Flamenco, con un plus de consumo de sangría y tapas. Le habíamos comprado las entradas a una simpática argentina el día antes, que dijo que no tenía "terremoto" para ofrecernos, 🤣. Llegado el momento del espectáculo, cuando no estábamos primeras en la fila y había varias personas antes que nosotras y de bastante estatura, temimos, con razón, quedar en un lugar en que no íbamos a ver gran cosa. Sin embargo, "nuestra" amiga argentina nos dejó en primera fila, así que cuando, luego de haber recibido nuestros tragos de sangría y demases, Marcela se apuró, casi en forma refleja, a tomar su vaso de sangría para salvarlo de que la bailaora pasara a botarlo, lo entendimos perfectamente, lo que no impidió que nos diera mucha risa.
El espectáculo de flamenco resultó de todo nuestro gusto. La cantante y la bailaora especialmente, nos impresionaron por la fuerza y pasión con que realizaban su tarea. Contagiaron incluso a una del grupo que, cuando se acuerda, nos "deleita" con su cante flamenco, 🎶 🎵 😂😂🤫. Al día siguiente abandonamos nuestro alojamiento y nos fuimos al Aeropuerto de Sevilla. Desde allí nos iríamos a conquistar la "Ciudad Eterna", la bella Roma. Arrivederci.
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