Partí de Cádiz el 15 de febrero, sin carabelas ni nada que se parezca. Sólo acompañada de mi maleta, que cada vez arrastra más el poncho, -entiéndase ruedas-. Después de casi 5 años había regresado a cumplir uno de mis sueños: viajar a Marruecos. En Cádiz las agencias turísticas no estaban funcionando, así que me vine al lugar desde donde zarpan los ferries y otras embarcaciones que van a esa parte del continente africano. Llegué a Tarifa, una ciudad bastante más pequeña que la anterior (19 mil habitantes) pero con una vida muy activa, relativa al turismo de los deportes acuáticos y de viajes al norte de África, desde ambos lados.

[Entre paréntesis: Estoy en una fila interminable, al interior del ferry, porque debemos sellar el pasaporte para poder ingresar a Marruecos. Qué será eso no tengo idea. Imagino que la autorización oficial, algún timbrecito. Yo me creía inmune a los mareos en barco, pero me empiezo a sentir mal. Más encima me tomé un buen desayuno, pan con paté, un yoghurt y café. Ojalá no tenga que perder esa inversión, 😂 😂... La cabeza duele un poco pero nada más. ¡Por suerte! ... Ya terminé el trámite. Eligieron la penúltima hoja para timbrar, ¡si serán! Son policías marroquíes. Después de dar una vuelta por las ventanas y llegar, incluso, al sector de fumadores, a punta de trompicones, he descubierto el baño. Hay que hacer fila, una que se bambolea -la fila-. Creo que funciona sólo 1 sanitario en lugar de 3. Así como vamos, estaremos llegando a Ciudad del Cabo cuando logre pasar. ¡Uff! En el baño de los hombres todo fluye --me refiero a la fila-; en el de las mujeres, la demora es característica. Una persona descompuesta pide pasar antes. ¡Grr! Su hijito no aguanta tampoco, 🤢🤮. En fin, por suerte no fui yo, 🫢😬. Cierro..., adivinen qué, 🤣😂🤣😂].

En Tarifa estuve en marzo 2020, por eso no tuve dudas en volver. La ciudad me gustó bastante, independiente de la mezcla de gente, costumbres y lenguas. Informando un poco de la ciudad, por la cercanía a Cádiz (de quien depende administrativamente) hay que decir que sus historias son parecidas. Pasaron por similares situaciones de invasiones y conquistas. Pero también hay diferencias: Tarifa es la ciudad de España que está más cerca de África, apenas a 14 kms. nadando 🏊♀️ o en ferry si uno le tiene respeto a los tiburones, 😁 😁. El Cabo llamado "Punta de Tarifa" tiene el privilegio de ser el punto de encuentro entre dos grandes: el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, 😮😯😲😳😱. Allí estuve ayer, luchando contra el viento mientras caminaba por el Malecón construido para unir a la Isla de Las Palomas con el continente. El mar estaba embravecido y el viento levantaba con fuerza arena de la playa, que golpeaba fuerte la cara si uno estaba contra el viento. Pero lo que no era bueno para paseantes tranquilos y quitados de bulla, era excelente para los deportistas del kitesurf. Más de una docena estaba practicando en las aguas de los dos mares, cerca de la Playa Los Lances. Hermosas fotografías obtuve de esta actividad y un par de videos.
[Reabro paréntesis: voy de vuelta de Tánger en el ferry. Está llenísimo. Incluso hay gente que debe haber quedado sin asiento. Esos se van a quedar dormidos parados como los caballos, 😅 😅...Fui a buscar el agua envasada que me correspondía y me ubiqué en otro lugar, de pie, por supuesto. No había asientos disponibles y muchos pasajeros estaban sentados en el piso o durmiendo como un señor, estirado cuan era. Realmente cansador el regreso porque el exceso de gente aumenta la temperatura. ¡Uff! Ojalá no naufraguemos por exceso de peso -del ferry, entiéndase, no de la que escribe, 😉-. Todos, imagino, deseamos llegar pronto. 🔒 paréntesis].

A diferencia de Cádiz, Tarifa no cuenta con paseo marítimo. Ese espacio está ocupado por el Puerto de Tarifa para el traslado de pasajeros en los ferries que los movilizan entre España y África. Cádiz también tiene un Terminal para el traslado de pasajeros, pero el destino es a otros puertos españoles cercanos. Eso sí, la recepción de cruceros se realiza en uno de los terminales del Pto. de Cádiz. Aunque no hay Costanera en Tarifa, hay una hermosa playa -ya mencionada-, cuya extensión es kilométrica. En lo de la isla o islote coinciden ambas ciudades, así como en la construcción de un malecón que une el territorio insular con el continental. ¡Para qué hablar de la importancia estratégica de ambas ciudades! Su relevancia es extraordinaria; ya lo han probado momentos históricos memorables.
Estoy alojando en un Hotel Boutique, cerca del paradero de buses, porque no se puede hablar de Terminal o Estación en el estricto sentido. El viernes, cuando llegué, cerca de las 13 horas, no había taxis y los uber no existen en la ciudad. Por lo tanto, mi maleta se resignó y decidió acompañarme paso a pasito, paso a pasito. No quedaba muy lejos y llegamos sin novedad. Me gustó la habitación, limpia, blanca, con calefacción, con un hervidor de agua. El baño es amplio, pero la pieza en sí es estrecha. Y como me voy a quedar una par de días más, me cambiaré de alojamiento para tener más amplitud. No es que no quepa en la pieza, pero casi debo pasar por encima de la maleta. Hoy en la mañana me levantaré con toda calma y procederé al traslado.

De acuerdo a lo compartido en los paréntesis, ya saben que ayer me trasladé de continente, vía marítima, en un ferry y fui a la ciudad de Tánger, Marruecos. Hermosa y blanca ciudad, 🤩🤩.¡Qué bella arquitectura la musulmana! Esta urbe se encuentra ubicada al norte de Marruecos, en las cercanías del "Estrecho de Gibraltar". Al igual que Tarifa, es bañada por las aguas del Atlántico y del Mediterráneo, un privilegio de pocos lugares en el mundo. Es la ciudad más antigua de Marruecos nos comentó el guía, quien hablaba español, francés, inglés, alemán, árabe, por supuesto, y probablemente algún otro idioma. O sea, estamos casi iguales, 🤣🤣.Fenicios, cartagineses, romanos, visigodos, bizantinos, árabes, portugueses, ingleses, españoles, franceses, y otros tantos países, luego de celebrado el "Protocolo de Tánger" en 1924 se allegaron a estas vecindades. Pedro, Juan y Diego se fueron a la ciudad a desarrollar una vida cosmopolita y de tolerancia religiosa. Este gobierno internacional, se acabó definitivamente el año 1956 cuando Marruecos se independizó. Actualmente, Tánger tiene un millón de habitantes.
Como a las 10,10 hrs.am. estábamos bajando del ferry, aún sin tener muy claro cómo nos íbamos a juntar. La guía, que iba también en el ferry, nos reconoció por una pegatina de color rojo que llevábamos. Una vez abajo del ferry, debimos continuar con el proceso de inmigración. Ya en la nave nos habían timbrado el pasaporte. En el Puerto de Tánger, al salir del ferry, nos revisaron el pasaporte; luego, en la "PDI" marroquí lo volvieron a hacer, además de revisar por scanner todo lo que uno llevaba. ¡Al fin, pudimos salir! Ya afuera, en el destino del Tour por un día, pude ver la ciudad de Tánger, esencialmente de color blanco, con un par de excepciones grosso¹9 modo. Se veía limpia y bella. Mientras esperábamos que se juntaran todos los del grupo para, luego, ir a un autobús.

Desde las afueras del puerto, observamos una enorme construcción de concreto, al lado izquierdo. Nos informaron que era parte de la muralla defensiva (gentileza de los portugueses, aunque reformadas por los ingleses). Me habría gustado recorrerla, pero en el tour no estaba contemplado aquello. Luego de subirnos al autobús nos fueron mostrando la ciudad, los distintos barrios existentes de aquel tiempo en que hubo un gobierno internacional, se nos insistió en la tolerancia religiosa, se nos llevó a conocer la zona alta, donde, además de mucho parque y vegetación, estaba el cementerio y la residencia del Alcalde de Tánger, máxima autoridad local. Mientras bajábamos, nos detuvimos en un Mirador, donde también había unos camellos para quienes desearan montarlos y obtener una fotografía para el recuerdo. Yo no lo hice; teníamos poco tiempo y uno de los camellos, perdón, dromedario, me dio pena de lo flaco que estaba. Me dediqué a tomar fotografías de las vistas "más mejor".

Otro Mirador, esta vez a orillas del mar (¿o debo decir "mares?). A la distancia se distinguía la costa de la Península Ibérica, el Peñón de Gibraltar y Tarifa. De allí nos fuimos a la "Medina", el barrio más pintoresco, con callejuelas y pasajes estrechos de adoquines y numerosas puertas y túneles por los que había que pasar. Estábamos en el sector de máximo comercio, de todo tipo de productos. Recién era el mediodía y aunque no hubiera mucha hambre, nos llevaron a almorzar. En un pequeño descansillo había un señor con una caja. Nos pidieron detenernos un poco y este hombre sacó de caja-canastillo una serpiente negra, con la cual hizo un número, muy adecuado a la fiesta de San Valentin, tan reciente. Luego sacó de la misma caja, otro reptil, esta vez para poder fotografiarnos. Aquí muchos tuvieron su minuto de gloria, incluso yo, que al estar cerca del guía, éste sin que pudiera yo escapar me instó a ponerme la culebrilla al cuello, 🙈. No me di ni cuenta cuando tenía ese bicho helado en el "cogote", 🤣 🤣. Un fotógrafo asignado al guía, hizo ¡click! ¡Bien! ¡Al almuerzo, entonces.

En unas mesas largas de té Club, 😉, nos sentamos, mientras un conjunto musical, vestido a la usanza árabe, en la mitad del comedor, interpretaba música suave. La comida que se ofrecería era del repertorio de la cocina marroquí: una sopa bastante buena (tipo crema, de color rojizo, con verduras y unos tallarines), de entremés, un par de fierritos con carne molida y asada a las brasas (eso estaba exquisito, 😋😋, pero con gusto a poco), un plato principal de pollo al cus cus, con verduras cocidas (desabrido para mi gusto; el cus cus nunca me ha gustado, 😬) y de postre un pastelillo dulce a rabiar, sumergido por días en almíbar. Para cerrar el almuerzo y como digestivo un té bien caliente con muchas hojas de menta, el que estaba riquísimo, 😋😊. Esta última bebida más el cuscus son platos típicos de Tánger, nos aseguró el guía.

"La negocia" no puede faltar en estos tours. En consecuencia, nos llevaron -caminando por esas callecitas- a una tienda con alfombras bereberes y muuuchos souvenirs y, luego, a una "farmacia" donde se preparan cremas, aceites y jabones de argán, muy gratos al olfato y al tacto, pero no compré nada. ¡A la próxima, con más tiempo y tranquilidad! Después de aquello, nos dejaron media hora libre para que camináramos, hiciéramos shopping, comprábamos o lo que quisiéramos. Resulta difícil hacer shopping tranquilo en estos lugares, porque no alcanzas a fijar la vista en algo y ya está alguien insistiendo en que compres. Así que caminé, saqué fotografías, eludí vendedores ambulantes y, al juntarnos, nos subimos al mismo bus y comenzamos el proceso de subida al ferry, con filas, revisiones y sellados. Cuando llegamos al sector de los asientos sólo faltaban 10 minutos para el zarpe y casi no quedaban asientos disponibles. Alcancé uno, ¡uff!, por suerte, obvio que ni pensar cerca de una ventana. Allí estuve, tratando de escribir algo, pero el sueño me anduvo venciendo y creo que mi postura no fue de las más elegantes, 😁 😁. Por eso, me levanté, cuando ya faltaba menos para llegar, a buscar mi terrapack de h2o. "A la finale", 🥴, faltaba más de la cuenta pues el ferry había salido con retraso. El sector cercano a la escalera, unos 20 minutos antes de atracar, estaba atestado de pasajeros acalorados, fatigados y desesperados por bajar...y de pie, por supuesto.
Así y todo, fue una bonita experiencia, un primer contacto con un mundo no desconocido, pero poco visitado. En el próximo viaje, que espero se concrete, tendré la posibilidad de visitar otros lugares y, por tanto, podré, con más elementos de juicio, opinar al respecto. Hasta pronto.
Tarifa:
TÁNGER: 
u
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