No recordaba haber leído sobre Paestum, sino hasta que lo vi como posible lugar de interés cercano a Salerno. Estaba a media hora en tren, así que dejé el tercer y último día en la ciudad para llegar a este parque arqueológico. Es que cuando vi unas imágenes quedé turulata y me dije que prefería ir allí si no podía hacerlo a la Costa Amalfitana. No sé si se habrán dado cuenta pero soy una fanática de las ruinas; no sé por qué será, 😂 😂.

Salí temprano para volver ídem y terminar el día paseando por Salerno. A las 8,33 hrs. ya estaba partiendo y llegando a las 9,04, puntualmente. Sólo 2 pasajeros bajaron dil treno en Paestum. No se veía nadie por ningún lado. Seguí a la joven, que parecía saber dónde iba. Nadie por aquí, nadie por allá, 🧐. Cero ruinas en el horizonte próximo, 😱😱. Continué tras la joven y aquello me llevó a una entrada antigua, la Puerta de la Sirena, con muralla ídem. Respiré tranquila. Entrábamos en territorio que había sido habitado hace miles de años, de lo que había quedado valiosas huellas. Ahora lo aseguro, pero en ese momento no estaba para nada segura. La primera construcción con la que me encontré fue un antiguo edificio rural. Tenía el correspondiente cartel o señalética informativa indicando que era del siglo XVIII y que su uso era de carácter agrícola. En el mismo lugar había una indicación que el Museo se encontraba a 350 metros. Aquello me sacó de la incertidumbre y seguí caminando por el irregular camino de asfalto, el que terminaba al llegar a una calle pavimentada perpendicular. Al otro lado de esa calle estaba el Parque Arqueológico de Paestum (Poseidonia o Posidonia llamada por los griegos) y, no muy lejos, a la izquierda, se levantaban las estructuras de unos templos griegos, que me recordaron el Partenón, 😳😲🤗.

A los 800 metros ya caminados hubo que agregarle unos 400 y ya estuve en las afueras del Museo, donde compré la entrada (10 €). Para ingresar al complejo debí reandar los 400 metros, 😒🙄. Lo primero que recibe al visitante al entrar al sitio es el imponente Templo de Neptuno (de Poseidón o de Hera II), que se construyó cuando Poseidonia era una colonia perteneciente a la Magna Grecia, entre los años 460 a 440 a.C. (siglo V). Sus ruinas están excepcionalmente bien conservadas si se piensa que ya tienen la friolera 2.500 años. Su estilo es dórico. Sus columnas tienen una altura de 8,9 metros. En total el templo mide aproximadamente 24,30 por 60 metros, presentando 6 columnas de ancho por 14 de largo. Lo increíble es que uno puede caminar al interior del edificio, donde toma conciencia real del tamaño de la construcción. Es una sensación realmente maravillosa.

El Templo de Hera es el más antiguo de los tres en el sitio arqueológico. Fue construido entre el 560 al 520 a.C. (siglo VI). Es del mismo estilo dórico que el anterior, con unas medidas de 24,50 x 50,30. Tiene 9 columnas de ancho por 18 de largo, cuyo material de construcción es el travertino, como el de los otros. Al mirarlo da la impresión de ser más largo que el precedente, pero es una ilusión óptica que se deriva de la mayor cantidad de columnas seguramente. También tuve el privilegio de estar al interior y debo confesarles que resulta inefable describir la sensación de sentirse rodeado de columnas, en un espacio que fue sagrado para otros seres humanos, aunque haya miles de años de distancia. Por eso caminas lento y tratas de no hacer ruido; es una manera de respetar y agradecer el privilegio de estar allí. Y más si la soledad y el silencio te acompañan y el clima es propicio. Allí, lejos del bullicio, descansan los dioses de esos antepasados humanos.

El Templo de Atenea, al otro extremo del parque, es similar. Fue construido alrededor del año 500 a.C. Mide 14,50 x 33 m. aprox. En su estructura hay 6 columnas de ancho y 13 de largo. En su arquitectura se descubre una mezcla de los estilos dórico y jónico, según los entendidos. En este caso el ingreso está vedado. Ignoro las razones. Es probable que su uso como iglesia por un tiempo, que supuso intervenciones constructivas importantes, actualmente eliminadas, haya vuelto más frágil el edificio.
La ciudad fue fundada por los griegos con el nombre de Poseidonia se cree que a fines del siglo VII a.C. o en la primera mitad del siglo VI a.C. Hacia el 390 de la misma era ya estaba en poder de los lucanos, mientras que por el año 273 a.C. los romanos la conquistaron. Fue una ciudad próspera mientras perteneció al imperio. Su decadencia comenzó debido a la inundación del terreno que provocó paludismo y, por lo tanto, su abandono paulatino. Se hizo evidente el retroceso durante los siglos IV y V d.C. cuando sólo quedó ocupado el Templo de Atenea, ubicado en un sector más elevado.

Una vez abandonado también este templo, las ruinas permanecieron ocultas por una espesa maleza, hasta que en 1752 se comenzó a construir una carretera y todo comenzó a salir a la luz. A pesar de que los edificios mencionados son lo mejor preservado del lugar y lo más llamativo, también hay una serie de edificios más de origen griego y otros romanos, que fui recorriendo con toda tranquilidad. Cabe destacar lo bien conservado que está un Anfiteatro (de factura romana construido aproximadamente el año 50 a.C.), las dependencias de un Macellium (equivalente a un mercado actual), ubicado a orillas del Foro Romano - sobre el antiguo ágora griego- de una amplia superficie: 60 x 200 metros), un Comitium o "Templo de los hombres buenos" (lugar donde los ciudadanos elegían a los magistrados; tenía una base de forma circular y con filas y escaños), un Ekklesiasterion (espacio parecido a un anfiteatro por su estructura circular con escaños y escenario central, donde se realizaban asambleas públicas y ciudadanas), una Piscina (romana), un Heroon (santuario que se erige sobre la tumba de los héroes fundadores). Con menos restos es posible ubicar las Puerta de la Justicia que, junto con la de La Sirena y otras dos, completan las 4 de la muralla de Paestum.

El Asclepieion (lo que hoy corresponde a un hospital con las diferencias obvias por los avances científicos), un jardín romano, un comercio de perfumes (que funcionó entre el año 100 a.C. al 300 d.C.), una cárcel (aledaña al anfiteatro), unas Termas (en mantenimiento y excavación ) y todo un sector amplio (al fondo del parque) de domus (viviendas) romanas de residentes. Dos de ellas, las más amplias, contenían sus respectivos impluvium, lo que categoriza a sus ocupantes como adinerados, especialmente la domus con este artefacto de material de mármol.

Después de un recorrido de dos horas abandoné el sitio y me acerqué al Museo, en el cual recorrí las distintas salas de exhibición de objetos encontrados en las excavaciones del parque y en los distintos edificios. Hay una sala especial para la Tomba dil Tuffatore (tumba del nadador), hallazgo realizado el año 1968 en la Necrópolis de la ciudad. Esta consiste en una tumba cuadrada que contenía el esqueleto de un hombre joven rodeado por pinturas espectaculares, plasmadas en las paredes internas de la caja. Una de las pinturas más sorprendentes es la de un joven realizando un clavado desde una torre hacia las ondulantes aguas del mar, supuestamente el dueño de la tumba. Las otras pinturas, muy coloridas, muestran personas en un simposium (banquetes o fiestas griegas). Este hallazgo arqueológico ha sido datado cerca del año 470 a.C. ¡Increíble!
Ya era pasado mediodía cuando, luego de adquirir un souvenir del lugar, recorrí el camino de entrada, llegando a la estación. Una máquina expendedora de pasajes solucionó mi problema de regreso, pero debí esperar 1 hora y media. Aproveché el tiempo escribiendo, comiendo algo de lo que había echado a la mochila, saliendo luego a tomar el sol. El regreso lo realicé sin ningún inconveniente, llegando a las 15 horas a Salerno. Me fui al alojamiento para contactarme con la anfitriona, a quien le debía, 🤭, la tercera noche que había agregado a mi estadía, que al final resultó más barata de lo que correspondía, por lo que no dudé en calificar muy bien su suite en Booking, 🤣 🤣.

Estaba llegando el final de mi visita a Salerno. Aproveché de buscar los restos de un Acueducto Medieval que se anunciaba en el plano de la ciudad. Logré encontrarlo entre edificios por lado y lado, descuidado y deteriorado. Me dio pena el poco cuidado de un elemento patrimonial tan relevante. Pero así es: no todas las ciudades cuidan de sus bienes históricos. Descansé en mi última noche allí y al día siguiente, desde la Stazione, partí a Roma y, lógicamente, me vi obligada a pasar por Nápoles, ¡otra vez! Hasta pronto.
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