viernes, 28 de febrero de 2025

Diluvio en Lisboa, ☔ 🌧 ⛈🌧...

  

   Jueves 27 en Lisboa. Llueve desde anoche. Es el tercer día en la capital portuguesa y el cielo se cae a chorros. El agua corre por los vidrios de la habitación y yo estoy sin poder salir, prisionera de San Isidro.  Son las 17,41 y el sol se asoma entre las nubes. A esta hora ni vale la pena que se asome ni que haga gestos, si va a oscurecer en poco más de media hora. Llegué mojada como una diuca pasado el mediodía, con maleta nueva en volandas (vacía por suerte, 🤣). Al hacer el recuento de los perjuicios del diluvio en mi bella persona, me encontré con la parca impermeable casi pegándose un renuncio, el jeans 👖, mojadito que es un gusto, los zapatos a prueba de agua, pasados y con los calcetines mojados. Hasta la mochila se pasó. Después de cambiarme de ropa, por fortuna tenía todo lo necesario para prepararme un café caliente, además de contar con un aire acondicionado ad hoc y una cama abrigadora. Lo importante es no resfriarse, 💪.

  La lluvia comenzó anoche. Escuché el repicar de las gotas en el techo de la habitación (en el cuarto piso, quinto más bien -los portugueses también parten de cero- y sin ascensor, 🥴🥵) e igual me levanté temprano porque, había leído que se pronosticaba poca intensidad de precipitaciones.  Y, claro, eso fue en las primeras horas, pero a eso de las 11 de la mañana los milílitros empezaron a aumentar su descarga. Fue el momento en que, luego de haber andado recorriendo unos lugares emblemáticos de la ciudad, a orillas del Río Tajo, decidí esperar en una parada al Bus Turístico y volver al punto de partida. Según cómo estuvieran allí las condiciones decidiría qué hacer.  

    Retrocedo un par de días. Ingresé a este nuevo país -para mí- el martes 25, aproximadamente a las 11 de la mañana de ese día. No hubo absolutamente ningún trámite de ingreso. ¡Una maravilla! Nada de revisión de pasaporte ni escaneo de equipaje, nada de bajadas del bus ni esperas extras. ¡Espectacular! Sólo nos detuvimos una vez, ya en territorio portugués, para descansar, ir al baño, tomar algún café sin azúcar como yo, 🤣, etc. Demoramos como 40 minutos en cruzar la frontera, creo. Como no vi casetas, policías ni nada, supongo que puede haber sido ése el tiempo que se requirió para llegar al límite fronterizo. Me llamó la atención el cambio de relieve al ingresar a Portugal....¡Vuelvo atrás! Revisando las fotografías de mi Galaxy logré descifrar el misterio.¡Ya entendí, dijo la Humbertita, 🤣! La frontera entre ambos países, en este sector de la Península, es el Río Guadiana y el puente es territorio compartido (¿se dirá  así?), conociéndose como Puente Internacional del Guadiana.  

    Hablaba del relieve portugués, que me llamó poderosamente la atención. Muy irregular, con mucho monte, muchos árboles  y poco cultivo, casi nada de poblaciones, hasta que se empezó a regularizar el terreno y comenzaron a aparecer los pueblos y también los cultivos de naranjos, olivos, almendros y algún otro producto alimenticio no identificado (PANI, 🤪). La ciudad más grande a la que llegamos primero se llamaba Faro, tanto que incluso tenía aeropuerto, lugar al que iba un par de pasajeros. Tiene algo más de 40 mil habitantes y es la capital del llamado Algarve, zona sur de Portugal. Por el camino además encontramos campos extensos de paneles solares.    

    Cuando empezaron a aparecer las marismas producto de la cercanía del Río Tajo ya estábamos cerca de Lisboa, la capital. ¡Qué nervios! Un lugar nuevo, la capital de un país, otro idioma: todo un desafío. Esperaba salir airosa. Quiero destacar algo que me da gran tranquilidad: el hecho de contar con roaming y gigas para uso en otro país con el mismo plan de mi país, me ha permitido la facilidad de ubicación en cualquier ciudad sin inconvenientes, el uso del traductor, recurrir a vehículos de aplicación si se requiere. Todo aquello es necesario para un desarrollo relativamente independiente y seguro...Me impresionó la "Estaçao Oriente" de Lisboa, una enorme mole de cemento, fierros con figuras y formas artísticas. Al día siguiente supe que era obra del famoso arquitecto español Santiago Calatrava, aquel de los grandes, modernos y osados puentes. Pensándolo bien, me pregunto si en el "Puente Cau Cau" de Valdivia no estaría metido él o alguno de sus discípulos🤔🤔. Si bien la estructura general de la Estaçao es impresionante, el interior no me gustó, aunque no me desplacé mucho por allí. El pavimento es muy áspero  y los "extraños" soportes del edificio se han prestado para cosas indeseadas, lo que no es responsabilidad del arquitecto ni del constructor cabe aclarar. ¡Había un olor a orines por allí que ni les cuento! 😷🤧🥴.

   Mi maleta estaba lisiada, como ya les había contado y aunque necesitaba ir al baño no quise seguir buscando uno, pues temía que terminara con tres patas como Tristán, 🙈 (el gato de Anita de Machalí). Por lo tanto, fui hasta un taxi, donde un conductor con cara de pocos amigos subió la maleta apenas. Tosía a ratos y tomaba agua; obvio, no llevaba mascarilla, 🤦‍♀️😷🥴. Llegué a temer, durante el trayecto (que sabía no era corto-el trayecto-), que le diera un ataque al caballero, 😬, y nos quedáramos incrustados en alguna parte. Como no me simpatizó el hombre desconfié de él. El taxímetro no se movía para nada y se lo hice notar, aunque su respuesta no la entendí para nada. Al final llegamos, era una callejuela entre edificios llenos de grafitis. Me acordé de Nápoles, no sé por qué,  😆😆.  No salió caro para un viaje largo: 12,35 eurillos no más. Había desconfiado por las apariencias, 🫣. Difícil de manejar esa tendencia.

  Lo que me alegró fue que el lugar del alojamiento estaba remozado. ¡Positivo! Ingresé aprovechando que un joven lo hacía.  Suerte que al interior había 2 personas encargadas y ellas me atendieron. Digo suerte porque no están todo el día. En todo caso había indicado la hora en que llegaría. Me asignaron el cuarto 403. Un trabajador me subió la maleta, 😏, si no habría llegado al día siguiente, 😂. Habitación bonita, con baño privado, había una sección cocina compartida. Todo super bien. Aquello me relajó y dejé de preocuparme por el entorno.  

     En Lisboa hay sólo 3 horas de diferencia con nuestro país y el atardecer comenzaba a las 18,25 aprox. Por ello decidí hacer una salida de reconocimiento solamente. Estaba a una y media cuadra de la Avda. Almirante Reis y me dediqué a recorrerla hacia arriba y hacia abajo por ambas veredas, lo que no resultaba fácil pues había muchos sitios en obras. Fue un primer contacto directo con la realidad. Las veredas eran irregulares (no parejas) con trozos de cerámica tipo mosaicos, en blanco y negro. La figura de esa calle era un remolino de 4 hojas de color negro en fondo blanco. Después  me enteré que una de las características de Lisboa son sus calzadas blancas (así le llaman) con figuras de distinto tipo en color negro. En muchos lugares sólo es blanca. La irregularidad de las veredas me hacía desplazarme con cuidado, además de la mucha gente que circulaba en ese sector. Me impresionó la cantidad de inmigrantes: indios y negros. También se veía más de un gringo/a. Los edificios tenían ya sus añitos por ahí, algunos bien mantenidos y con decoración en azulejos, otros muy descuidados. Algo de ese descuido se transmitía a muchos rincones, con basura, pasto largo y grafitis.  

     La avenida era absolutamente  comercial. Predominaban los locales y tienditas de souvenirs, los restaurantes de kebak, los minimarket de alimentación, todos atendidos por inmigrantes, especialmente indios y chinos. Pasé a varios locales de souvenirs para empezar a relacionarme con los precios y poder comparar. Por allí fue donde vi una maleta de género,  del tamaño que necesitaba y que al ver mi interés el vendedor la dejaba en 40 euros, precio muy conveniente. No quise comprarla en ese momento, pues me significaba volver antes al alojamiento. Seguí caminando y al llegar al término de la avenida por un lado, quise volver pero justo, ¡oh!: un local con sólo productos de corcho (típica artesanía portuguesa). Hay productos muy hermosos y también muy caros. Aquí no era el caso; estaban a precios bien convenientes, tanto, que, enseguida, me puse a comprar como loca, 🤯🥺😵. Con esa compra, me fui de regreso pero, antes, llegué al Supermercado Lidl, una gran cadena alemana de "súperes", 😉.  Me encanta ir a estos super, en los cuales puedo buscar algún  producto novedoso, conseguir lo más económico sin que nadie la esté a uno apurando, 🤗.  

    Al día siguiente, y a partir de 8,30 hrs., salí a conquistar Lisboa, cual Vasco de Gama, 🤗, y mi percepción de una segunda Nápoles se disipó cuando habiendo caminado hacia la Praça do Comercio me encontré, al fondo con el mar, perdón, el Río Tajo, en toda su majestuosidad. Para ingresar a ella había que pasar por debajo del Arco Triunfal de la Rúa Augusta (la calle peatonal más importante de ese sector, donde se ubican restaurantes y tiendas de lujo) y en mitad de la explanada de la Praça se levanta la Estatua Ecuestre de José I.  Y a orillas del Tajo, se ve el Muelle de las Dos Columnas. A la derecha, cruzando el Estuario, el Ponte 25 de abril (el puente colgante más largo de Europa, 2,27 kms. y 70 m. de altura, habilitado para automóviles y trenes), mientras en lo alto de una colina, a la izquierda, sobresale el Castelo de São Jorge. ¡Todo fantástico, grandioso!,  un ave fénix levantado de las cenizas, podría decirse, pues este lugar se diseñó así luego del terremoto de 1755, que destruyó el Palacio Real que hubo en este sitio. ¡Me sentí feliz! Había encontrado el corazón ❤ de Lisboa, el kilómetro cero.  

    Luego de fotografiar todo y fotografiarme, busqué lo que había pensado y decidido: la oficina para comprar el Citytour por Lisboa por 24 horas, línea amarilla. Me enviaron a la Praça Figueira. Por allá llegué y aunque me ofrecieron el itinerario histórico y el moderno en un combo, sólo compré el primero y ya estaba en el segundo piso lista para conocer cómodamente Lisboa. Hice el recorrido completo para luego comenzar a bajarme en los sitios que me interesaran. Pretendía terminar el trayecto y no bajarme para recomenzarlo y ahí sí empezar a hacer "hop on hop off", 😊😄. Sin embargo, yo no contaba con la astucia de los organizadores. Cambiaban de bus y de conductor al terminar, 😂 🤣. Debí bajarme y ahí mismo se me ocurrió preguntar si podía pagar la diferencia y tener también el otro itinerario. No hubo problema y por 6 eurillos más, tuve 24 horas más de yapa y la posibilidad de subirme a los pequeños tranvías y a los funiculares, gratis. ¡Tremendo combo!🙊🤛🎅.  

    El recorrido por Lisboa moderno fue un acierto tomarlo, pues me llevaba la visión completa y dejaba atrás el recuerdo de la sucia Nápoles,  🤣 🤣. Unos edificios impresionantes, una torre altísima, con trazas de nave espacial, un acuario, etc. Hice este trayecto sin detención tampoco. A eso de las 13,30 hrs., al bajarme después de haber visto muchos lugares de interés de la ciudad, busqué dónde almorzar y dónde pasar al baño. Una cervecita 🍺y una ensalada con sardinas (las que son motivo de souvenirs en todo Portugal) fue mi almuerzo, que me dejó con nuevas fuerzas para emprender el panorama de la tarde. Me fui primero al Funicular Gloria que me llevó a mí y a chorrocientas personas al Mirador San Pedro de Alcántara, de donde se obtenía una excelente panorámica de la ciudad y del Río Tajo, al fondo. Pudiendo bajar caminando, opté por tomar de nuevo el carrito. No quería llegar rodando abajo debido a un resbalón, 😂 😂.  Antes que nada, seguridad, 😉. Por allí mismo, esperé el Yellow bus. Mi idea era bajarme en la Torre Belem, pero debí abortar el plan. Me dio frío y opté por terminar el circuito (¡otra vez, 🙃) e irme "a casa". No me hacía ninguna gracia un probable resfrío. Pasé a un supermercado a comprar pan y me fui a guardar. El camino ya me lo conocía de memoria.  

     Inicialmente, había pensado en utilizar el tercer día, no para resucitar, 🤭, sino para visitar un par de ciudades cercanas como Sintra y Cascais (me habían recomendado este tour), pero cambié de idea. Iba a dedicarme a conocer lo mejor posible Lisboa. Sin embargo, San Isidro se terció en mi plan y éste  quedó a medias. Esa noche escuché el golpeteo de la lluvia en el techo. ¡Mala cosa!, me dije. Miraba y miraba el pronóstico a ver si se producía algún milagro. Nada, habría lluvia casi todo el día. No obstante, no sería mucha la intensidad así que me preparé con mi parca impermeable y zapatos ad hoc y partí, de nuevo, a conquistar Lisboa. Chispeaba a las 9 cuando me subí al bus y a las 10 cuando me bajé frente a la Torre Belem. Había viento. Me fui a la torre (cerrada por hoy, 🤨; era jueves), caminé por el Paseo Marítimo, pasé a un baño (0,50 euros), llegué al  Faro de Belem, me fui al  Monumento Padrão dos Descobrimentos y su Rosa de los Vientos, avancé por la Praça do Império hacia el  Mosterio fos Jerónimos (una increíble construcción del siglo 17), que tenía cerrado su acceso con vallas papales, 🥴😭😠.  

    A esa hora ya no chispeaba, sino que la intensidad de la lluvia había empezado a aumentar. Caminé hasta un paradero del bus. Ya no era conveniente seguir caminando bajo la lluvia. Me fui hasta el final del recorrido y aunque quise subirme a un tranvía debí desistir. Habría tenido que buscar algún paradero y ya llovía que mojaba, 😨. Decidí regresar a mi alojamiento. Era mediodía. En el trayecto, bajo la lluvia, pasé a un local de venta de souvenirs, porque vi varias maletas. Quise cotizar ahí. Si estaban más caras, aprovecharía de pasar al local del día anterior. Sin embargo, la sorpresa fue grande cuando me ofrecieron la maleta por 10 euros menos. Obvio, había que "puro comprarla". Salí con unas cosas más, porque el hombre era más insistente que alguien que conozco 😂 😂. Además, antes de irme, fue a buscar una bolsa de nylon para que la maleta, de género, no quedara como pitío,  🤣.  El tipo me pidió que fuera a un local del frente que vendía barato, 😁 😁.Llovía a cántaros y lo importante era vender. Realmente tenía unos objetos baratos el connacional -o pariente- del frente. Me iba más mojada que otro poco y el hombre, al pasar, me ofrecía para la venta un paraguas, 😂.  

   Ni supe cómo avancé chapoteando en la vereda de calzada portuguesa irregular, llena de pozas de agua. Ya ni sabía dónde ponía las patitas. Por eso, estaba toda mojada cuando al fin arribé al alojamiento. No dejó de llover el resto del día. Ni siquiera salí a comprar pan. Aproveché de escribir, comer lo que tenía, cambiar todas mis pertenencias de maleta y secar lo mojado. Al otro día, hoy 28, mientras me preparaba para irme a la misma estación de autobuses de la "chegada", San Isidro, de nuevo, se puso gracioso. Solicité un uber por seguridad y con la media hora de trayecto, anduve casi al justo con el tiempo para ubicar la dársena y luego ir a esperar el bus. Ahora ya estoy en mi segundo destino de Portugal y todo está bien. 

    Antes de despedirme de Lisboa, es importante, a modo de síntesis, decir que hay varios elementos que son consustanciales a la ciudad y que la hacen inolvidable. Sus calzadas en mosaico, blancas o blanquinegras, los azulejos como elementos decorativos en los edificios, tanto exterior como interiormente, el omnipresente Río Tajo y sus embarcaciones, los barrios tradicionales y el casco histórico, así como la parte moderna y de alto estándar de vida, la gran infraestructura  portuaria, los pintorescos tranvías y funiculares, el relieve irregular de la urbe que permite hablar de las 7 colinas de Lisboa, su música que encanta y va conquistando el alma de quien la escucha, etc., etc. La otra cara, la de la pobreza, de la indigencia y de la inmigración también es parte de la vida de los lisboetas, que no olvidan ser, a pesar de todo, ser muito grato. Hasta pronto.












jueves, 27 de febrero de 2025

Entre Juan Ramón y Cristóbal, ¡😊!

 

   Difícil elegir entre dos grandes y en ámbitos tan distintos, independiente de que lo que ambos lograron sea digno de encomio. Por un lado, un ejemplo de creatividad intelectual y talento literario; por otro, una mirada visionaria unida a la capacidad de emprendimiento y aventura, cuyos resultados son un verdadero legado para la humanidad, si queremos hablar de verdaderos legados, 🤪... ¿Qué le queda a uno frente a tan grandes hombres? Sólo admirar sus capacidades y tratar de estar donde ellos estuvieron hace décadas o siglos...si es posible.  Tratar de imaginar su vida, su quehacer aunque sea en una mínima parte, tratar de imbuirse de ese espíritu y de entender lo que vivieron...

     Cuando tuve la certeza de que me quedaría dos noches en Huelva volví a pensar en Juan RamónCristóbal, a los que había desechado hacía un par de días, cuando mi itinerario contemplaba llegar hasta Badajoz. Ahora que emprendería rumbo a PORTUGAL desde Huelva, decidí reconsiderar la visita a estos "muchachos". Así lo pensé y lo hice... 

    Han de saber que uno de los primeros libros que mis padres me compraron para uso personal, cuando estaba en séptimo u octavo básico, fue Platero y yo, obra poética en prosa del escritor español Juan Ramón Jiménez (Premio Nobel de Literatura 1956). Los colores de la portada del libro eran café y amarillo, lo recuerdo bien. También recuerdo que me provocó una profunda simpatía la relación entre el narrador y su personaje. ¡Tanto cariño y ternura hacia un animal, que era más un amigo querido que una "mascota". En esas páginas fue donde supe de Moguer por primera vez (siempre lo he relacionado con J.R.Jiménez). No he escuchado el nombre del pueblo sino en relación al autor. Por años ni me acordé de tan extraño nombre hasta que volví a acercarme al escritor -a su obra poética, más bien- cuando estaba en la universidad. Después, silencio.

   Cuando confirmé que iba a llegar a Huelva empecé a buscar sitios de interés para visitar. Allí apareció de nuevo Moguer y decidí visitarlo. Estando bastante cerca de Huelva sería fácil llegar hasta el lugar, como lo fue. 30 kms. de distancia, 45 minutos de viaje y 1,85 euros el valor del pasaje. A las 10 estaba en Moguer luego de haber pasado por "Rábida" y "Palos de la Frontera". Una amable pasajera se encargó de indicarme dónde debía bajarme y qué dirección tomar. Casi no recuerdo sus facciones, pues llevaba el pañuelo cubriéndole el cabello y parte del rostro. Me bajé y emprendí camino por las estrechas veredas de Moguer, sus calles adoquinadas y limpias, con escasos moguereños en el trayecto, de los casi 24 mil que habitan sus blancas casas.  

    Llegué a una plaza donde la vida cotidiana de los días lunes había comenzado (lunes 24 febrero). Un camión con grúa retiraba adornos de las calles y edificios públicos, mientras otro regaba la plaza. Muchos españoles, públicos y privados, tienen esa costumbre de baldear las plazas, calles o veredas a primera hora de cada día, con el correspondiente detergente que huele a 🍋. ¡Típico! Y pobre que tus zapatos no sean completamente impermeables porque ahí no más empiezas el día con "las patas" mojadas, 😂 😂, como me pasó a mí. En aquella plaza estaba la estatua del escritor y, cerca de él, un Platero de bronce, que ya no era tan "peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón...". Ambos,  estaban inmortalizados en metal, estaban más allá de la alegría y del dolor, más allá de la vida. 

     [Entre paréntesis: tengo una amiga -entre nos, se llama Marcela- que si tuviera la capacidad y posibilidad de escribir un libro estoy segura que lo llamaría "Mi guatero y yo". Se los doy firmado. Ella no sale a ninguna parte, ni siquiera al Caribe, sin su guatero. Es más friolenta que el saludo de algunas suegras, 😂 😂. Cierro paréntesis].  

   En otra plaza, cerca de allí, de la misma manera encontré a Zenobia Camprubí, la esposa y compañera de J.R.Jiménez por 40 años, hija adoptiva de Moguer por decreto Alcaldicio. Seguí buscando. Me interesaba llegar a la Casa-Museo de ambos. La encontré pero estaba cerrada, como la mayoría de estos edificios durante los días lunes, 😒😪de cada semana. Lo había intentado y eso me conformó. Llegué a Moguer y estuve allí, caminando por sus veredas, calles y plazas. Ingresé a una iglesia. Me encontré con otras esculturas. Caminé hasta el otro extremo del pueblo y regresé sobre mis pasos. La localidad estaba engalanada, aunque en varias partes estaban quitando los banderines que colgaban de lado a lado. El último fin de semana se había celebrado la "Feria 1900" de Moguer, una fiesta con vestimenta de época. 

   Ya era mediodía, momento para irme hasta Palos de la Frontera. Retrocedí sobre  mis pasos y llegué al mismo lugar en que me bajé. Había un par de "jovenzuelos" en la vereda del frente viendo la vida pasar mientras conversaban de lo humano y de lo divino. Les pregunté, para confirmar, si era el paradero del bus a Palos... Lo confirmaron pero añadieron que había pasado recién, por lo que debería esperar una media hora. Me ofrecieron asiento con ellos. Ante tal amabilidad y sencillez, me senté. No conversé tanto con ellos; no les entendía bien. ¡Qué manera de "comerse" las letras intermedias y finales! Eran divertidos los viejitos (79 y más de 80 confesaron, luego que trataron de calcularme la edad, 😂 😂, y no acertaron. ¡Obvio! Me quitaron unos años. A decir verdad, ellos tampoco parecían tan veteranos, 🤣). A uno se le ocurrió contar que había sido monaguillo cuando pequeño y, a propósito de esa tarea, contó un chiste picarón. No entendí literalmente todo, pero sí la intención,😊😉.Además, criticaron al gobierno actual; se manifestaron partidarios de Franco. El mayorcito había estado en el ejército español, en Ceuta. Nombró el lugar donde había permanecido acantonado 2 años, Monte Hacho, lugar por el que yo pasé y vi las construcciones cuando estuve en Ceuta en marzo 2020.  

     Me despedí de ellos y fui a tomar el bus. 1,50 euros pagué para bajarme en Palos de la Frontera, a unos 10 kms. de distancia, con 12 mil 500 habitantes. Entre ambos pueblos y Huelva hay un abundante cultivo de la tierra mediante la técnica de los invernaderos. Además, existen abundantes plantaciones de otro producto que no pude identificar. Palos tiene una larga avenida llamada "Paseo de los Escudos," donde están ubicados, cada ciertos tramos, los escudos de los países latinoamericanos que reconocen la importancia y participación del ex Puerto de Palos de Cristóbal Colón, en uno de los más grandes descubrimientos de la Historia, el de América. Mis ojos y mi corazón reaccionaron gratamente sorprendidos cuando vi nuestro escudo, el  chileno entre los primeros en el viaje de ida. Alcancé a fotografiarlo, 😊😊.  

   Me bajé en Palos... e hice lo mismo que en Moguer. Empecé a caminar buscando el centro. Me costó un poco más porque elegí el primer paradero. Quería ir a ver un edificio religioso imponente que se divisaba desde la carretera. Primero llegué al Edificio del Ayuntamiento, con una fachada espectacular y sorprendente. Parecía un souvenir de colorida loza, más portuguesa que española. En ella aparecían los personajes y escenas del Descubrimiento de América. Entré al edificio; no hubo ningún problema para recorrer unas salas de exposición de fotografías en retrospectiva de la ciudad, una maqueta de lo que tenían proyectado implementar a 5 años, similar al Muelle de las Carabelas que hay en "La Rábida". Allí fue donde vi la fotografia de la fontanilla, una fuente pública donde Cristóbal Colón se proveyó de agua para sus carabelas. ¡Aquello me pareció increible! Como el paradero en que me había bajado se llamaba así, pregunté al encargado si existía aún ese lugar. ¡Albricias! ¡Claro que sí! Estaba algo más abajo que la Iglesia San Jorge, que estaba cerrada, pero que en su techo había varias cigüeñas okupa, 😁. Las investigaciones mencionan que existe desde el siglo XIII, que se construyó sobre ella un especie de templete, precisamente que es lo que existe hoy, en estilo mudéjar y que, en la actualidad, está restaurado.  

    La Iglesia San Jorge Mártir es un templo del siglo XIV en estilo gótico-mudéjar, declarado patrimonio y que es parte del conjunto histórico-artístico de los llamados "Lugares Colombinos". Está ubicado en lo alto de aquella colina. Frente a este edificio se llevaron a cabo muchos de los preparativos de la partida del viaje de Descubrimiento de Cristóbal Colón. ¡Qué privilegio estar allí, 🤗! Me detuve un rato en el lugar y fotografié la fontanilla, la Iglesia y los alrededores... Después, al igual que en Moguer, me adentré en la ciudad y busqué el otro paradero del bus. No había nada más que ver allí relativo al descubrimiento. El "muelle histórico" de donde partieron las tres Carabelas y el Monasterio de Rábida donde estuvo alojado Colón en espera de respuesta a su petición de financiamiento estaban a 4 kms. No pretendía caminarlos. Esperé bus, el que debiendo haber llegado en una media hora como máximo, demoró más de una hora. Ya no me quedaba más tiempo para volver a bajarme en la Rábida. Tomé la decisión de irme directamente a Huelva 

   Antes de que pudiera tomar el bus correcto, pasaron tres buses en sentido contrario. Por suerte, porque hubo uno que me sorprendió en su llegada silenciosa, de manera que guardé a la rápida mis cosas y partí al bus. Decía que, por un lado había sido una suerte que no fuera el que necesitaba, pues al volver a sentarme en el asiento del paradero me di cuenta que se me había quedado olvidado mi Galaxy S23. ¡Imagínense perder dicho tesoro! No tanto por el valor, porque en junio próximo cumplirá dos años, sino porque todas mis fotografías de este viaje  (iniciado el 14 de enero) están en él. ¡Habría sido para cortarme las venas, 😢😭! La diosa Fortuna de nuevo estaba a mi lado, 😍! Después de esa cuasi-desgracia puse más cuidado, aunque llegaron también otras personas a esperar el mismo bus. Conversé un buen rato con una joven estudiante de Derecho (4o. Año me contó) que iba a una clase y no quería llegar atrasada.  

     Regresé a Huelva cerca de las 16 horas. El bus iba repleto. Si bien no era tarde y el día estaba hermoso, tenía planificado caminar por lugares de los onubenses que aún no había visitado, como el Paseo de la Ría, a orillas de los Ríos Tinto y Odiel durante esa tarde, lo que hice sin inconvenientes hasta pasadas las 17 horas. Caminé otro poco por la ciudad antes de regresar al alojamiento para pasar allá la última noche y partir, al día siguiente, en mi primer viaje por tierras de Portugal. Era todo un desafío hacerlo sola a pesar del idioma distinto. Lo que me había animado a emprenderlo era el hecho de que se habla bastante el español en estas tierras (amigos y conocidos me lo habían comentado) y que el idioma es relativamente fácil de entender para los hispanohablantes. Ya les contaré cómo me está yendo. Hasta pronto. 

     Palos de la Frontera: 




       Moguer: 


    Homenaje a los Hermanos Pinzón en Palos de la Frontera
   

martes, 25 de febrero de 2025

En la Maratón de Sevilla, 🏃...

   

     ¿Cómo iba yo a imaginar que el domingo 23 de febrero la "Maratón de Sevilla" iba a poner patas p'arriba la ciudad y yo, aunque no participé en ella, me vería involucrada y terminaría estresada, cansada, 🥵, transpirada y todos los "-adas" posibles, luego de cargar con mi maleta lisiada tratando de llegar a la Estación de Autobuses "Plaza de Armas" de Sevilla? Pues eso es precisamente lo que sucedió y mucho más. Ésta es la triste historia de esas peripecias involuntarias e inmerecidas, 🤣 🤣 . Así y todo tuve en mis manos - aunque no en mi cuello aun mereciéndolo- una medalla de participación en la maratón. ¡Háganme ésa,  😉! 
      Me fui de Tarifa (después de haber disfrutado de la playa y la bella vista de muchos kitesurfistas aprovechando la fuerza del viento y de las olas del día anterior) a las 8,30 hrs.de ese infausto domingo. El pasaje lo compré en el mismo bus, 24,5 eurillos para 206 kms. en viaje directo, aunque habría que agregarle varios más por los ingresos a cuanto pueblo está en el trayecto: a Vejer de la Frontera (¡precioso!; lo conocí el 2020), Chiclana de la Frontera, Conil de la Frontera, Jerez de la Frontera, Puerto Real y no recuerdo si me falta algún otro, ¡uff! 🥴)... Eso "de la Frontera" en los nombres de varios pueblos se debe a que, durante la Reconquista, estaban ubicados precisamente en lo que era la frontera entre los reinos cristianos y los árabes... La llegada a Sevilla era a las 11,30 hrs. a la "Estación del Prado". Eso yo lo sabía, así como sabía que de allí debía tomar un taxi para que me lleve a la otra estación.  

  Ya habiendo visitado 3 veces Sevilla, más o menos me ubico en  la ciudad.  Lo que no esperaba es que estando cortado el tránsito en diferentes lugares por ocasión de la Maratón 2025, con aproximadamente 14 mil participantes, iba a resultar otra maratón, esta vez con obstáculos, llegar a mi destino. El conductor del bus había empezado a transmitir con la actividad apenas le pregunté sobre los terminales al subirme al bus en Tarifa. Y los pocos pasajeros que iban, especialmente los extranjeros, uno de Pakistán, una señora de sus años, con movilidad reducida, al parecer francesa y un joven, que casi se le da "vuelta la vianda", español pero hablando perfecto inglés, se comunicaban  entre sí y analizaban alternativas.  

     Al llegar a la hermosa Sevilla el conductor debió desviar su ruta habitual y pasó por unas poblaciones a las que nos llegaría a dar miedo ingresar. Después de salir de ese sector, vimos pasar a una gran cantidad de corredores en la vía contraria de una avenida. Me alegré, no por los deportistas, sino porque creí que ya no tendríamos dificultades para seguir nuestro camino, pero me equivoqué. Llegamos a una rotonda en la cual nos quedamos detenidos. El chofer se bajó para ir a hablar con los policías, pero no nos dejaron pasar. Era mediodía. Allí estuvimos hasta las 12,50. Algunos se bajaron y al rato volvieron porque los cortes de tránsito eran varios  y no habían logrado avanzar. A esa hora quitaron las barreras y se pudo continuar para contentamiento de todos, lástima que esa alegría no duró mucho porque de nuevo hubo una detención a pocas cuadras de destino y esta vez era sin horario aproximado de término.

   El conductor dijo que ya no podía hacer nada más y todos debimos bajarnos, 😢😭. La hora: 13, 21. El bus en que quería irme salía a las 13,30 hrs. de otra terminal. A media cuadra había tráfico casi fluido. Pasados unos minutos logré detener un taxi para que me llevara a destino. El tipo se quejaba de los organizadores como un bendito y a cada rato me explicaba que iba a intentar llegar "a la ronda" para ver si ahí no estaba cortado el tránsito y se pudiera pasar. Dio una infinidad de vueltas hasta que al fin llegó. 18 euros me costó la gracia y el bus xe las 13,30 ya se había ido. Ninguna oficina estaba abierta, sino hasta las 15 horas, así que compré mi pasaje a Huelva en una máquina. Suerte que no lo había sacado con anterioridad, pensando que alcanzaba a llegar, porque simplemente habría cooperado.    

     Me senté a esperar; tenía una hora de tiempo. No quise ir a comer a un Mc Donald a unos pasos. No quería más guerra con la maletica. Unos minutos después, llegó una mujer menuda a sentarse al lado; había espacio suficiente. Me preguntó algo sobre los buses y reconocí en ella el acento peruano, pé. Se lo dije y ella lo confirmó. ¡Era una "hermana" peruana! De pronto me di cuenta que llevaba pantalón corto y zapatillas. Se me prendió la ampolleta -o bombilla, 😉- y le pregunté si había participado en la maratòn. Me respondió afirmativamente y me mostró su medalla 🏅. Estaba muy cansada. Me contó que había tomado la costumbre de participar en esas actividades en distintos lugares de España (hace 2 años que vivía en el país). Fue en ese momento que se me ocurrió pedirle permiso para fotografiar la medalla, pensando en la posibilidad de compartir su historia con ustedes. ¡Qué ejemplo de esfuerzo, ñeque y perseverancia, pues tenía  48 años!  Me despedí de ella deseándole suerte. 
     Llegó el bus en que me iba a Huelva y emprendí la segunda parte de mi viaje. Arribé cerca de las 17 horas a esta nueva ciudad, de 148 mil habitantes. No la conocía. Busqué un taxi para llegar a mi nuevo alojamiento. El taxista dijo que no era lejos, pero igual aceptó llevarme porque, señaló, que no estaba yo en situación de caminar con una maleta en esas condiciones, 🤭🤭.Me recomendó ir a Primark, la misma tienda donde la Ely compró su novísima maleta en Sevilla (que también estaba lisiada -la maleta, 😂-). Se lo agradecí y le pagué los 5 eurillos. Me alegré que haya salldo económico. Después me di cuenta que el Terminal quedaba a la misma altura de mi alojamiento, en una calle paralela. O sea, por cruzar una calle, caminando menos de una cuadra, me cobró 5 euros, 😒🙄😬. ¡El que puede puede! Me siento estafada, 😚🤭🤭. 

   Llegue a mi alojamiento. Estaba en el cuarto piso, en pleno centro de la ciudad 🎶 🎵,  🤣 . Suerte que tenia ascensor! ¡Ya me veía subiendo con mi carga de 20 kilos los 5 pisos (hay que acordarse que los españoles parten del 0 -cero-). ¡Sorprise de nuevo! ¡Era una habitación en la casa de la Soa Josefa! ¡Noooo! ¡Arrendé y no me di cuenta, 🥴😢😭! En todo caso, la Soa, que debía tener más de 80 años, era un amor y se desvivía por atenderme y que estuviera bien. En fin,  resignación. Había arrendado una noche, pero al encontrar pasaje para Lisboa desde mismo Huelva, desistí de ir a Badajoz y me quedé una noche más con la Soa. Me dió flojera mover mis trastos a otro lugar aunque haya sido cerca. Entre nos, para más inri, a la Soa le estaban haciendo algunos arreglos (cambiando las vidrieras del living que dan a un balcón minúsculo, pero balcón al fin y al cabo y tenía un despelote en esa pieza), y uno tomaba el desayuno (porque lo incluía) entre todo ese desorden, 😏🙄😬. ¡Paciencia!  

    Día domingo en Huelva. Casi todo cerrado, un mínimo de gente y la ciudad se veia super fome y sin gracia. Caminé por las cercanías del alojamiento y no encontré atractivos, salvo yo misma, 😂😂. Sí logré ver un par de supermercados abiertos, para comprar pan, agua, unas mandarinas y yoghurt, 👏. En mi caminata, llegué a una plaza grande, Plaza de Las Monjas, donde habia un evento. No entendí ¿? de qué se trataba. Logré entrar a una iglesia, fotografié unos edificios estilo renacentista-barroco o art noveau y eso sería todo. Regresé al alojamiento y como me quedaría un día más, decidí, al día siguiente, visitar dos ciudades pequeñas, pero grandes en la importancia histórica y cultural; ¡tatatatán! Ya les contaré.  
    Ya sabrán cuáles son las ciudades, pero debo confidenciarles antes que me equivoqué una vez más. No es tan fome Huelva. Sucede que para el lado contrario al que recorrí el domingo tenía un Paseo Fluvial espectacular,👌. Tenía un amplio sector para caminar, con equipamiento de pequeños restaurantes y baños públicos muy limpios de una longitud de dos kilómetros, a lo que le seguía un Paseo Peatonal con estaciones para descansar, de material de madera y muy bonitos, a veces en altura, que se extendía por kilómetros, aunque no sé cúantos. Yo recorrí, el lunes en la tarde, el primer paseo completo y parte del segundo, además de caminar por el  Muelle de, Mineral de la Compañía de Río Tinto. ¡Salud por ese muelle, en medio de un río con un nombre tan interesante -Río Tinto, 🤣 🤣-!, que es patrimonial a estas alturas. Los onubenses (no se dice "huelvanos" porsiaca, 😅) no pueden quejarse de no contar con la posibilidad de llevar una vida sana, porque para caminar y hacer ejercicio tienen espacio de sobra, 👏 👏.     
     Huelva también cuenta con un puerto, por tanto, toda una infraestructura portuaria y de aduanas. No hay playa en el sector porque la llamada "Ría de Huelva" que la forman las aguas de los ríos Tinto y Odiel, más algunas aguas del Atlántico, son zona protegida por la UNESCO como reserva natural de la Biósfera, donde existen marismas o humedales con gran cantidad de aves. Cerca de la entrada a la ciudad, a 7 kms., al cruzar el puente sobre el Estuario de los ríos Tinto y Odiel, en la llamada Punta del Sebo, desde 1929 existe un Monumento a Colón (a la Fe Descubridora se llama originalmente), que mide 37 metros de altura y que fue donado por Estados Unidos a la ciudad de Huelva. Pasé en bus por allí, debo confesar; no fui caminando. Me habría gustado hacer el recorrido, pero no me alcanzó el tiempo. Hasta aquí va la historia, que aún le falta historia que contar sobre dos pueblitos andaluces, con una importancia trascendental. Hasta pronto. 





 


lunes, 24 de febrero de 2025

La ciudad azul, 😱🤩🤩...

  

    Abandonando Fez:

    La mañana del viernes 21 me levanté, como todos los días, a las 6 a.m. Eso me daba tiempo para arreglar la maleta en la mañana, desayunar con calma y hasta enterarme de lo que había sido la marcha del mundo mientras yo dormía, 😉.La oferta de desayuno en el hotel 5 estrellas 🌟 de Rabat era fantástica. A pesar de ello, sólo comí lo de siempre. Un trozo de pan, un huevo duro, unas frutas picadas con yoghurt, un pastelillo, jugo (me tomé dos vasos) y, esa mañana, té. Comí sola, como el día anterior, porque no había necesidad de ponerse de acuerdo con los demás. Las horas de levantarse son distintas. En la última cena sí nos pusimos de acuerdo. Hasta me quedó, al final, tiempo para escribir. Antes de irnos, hicimos una sesión de fotos en el vestíbulo del hotel.    

    Hubo una situación que no nos gustó mucho, pero que son prerrogativas de la empresa, obviamente. Incorporaron a los integrantes de otro tour en el mismo minibús (6 personas) y cuando llegaron a buscarnos ya estaban ellos al interior, así que debimos conformarnos con los asientos que quedaban, 😏😒. Imposible elegir o cambiarse durante el trayecto. El caso es que como el camino suele ser sinuoso en todas partes (el camino recto sólo es para los elegidos, 😉), el sol aparece por un lado y por otro. A mí me gusta ir mirando el paisaje y la vida que se desarrolla tras las ventanas y si te da el sol eso es imposible. A ratos me pasó eso, pero frente a lo que es inevitable, no queda otra que asumir. Por eso, más que lindas fotografías de paisajes, en esas cuatro horas que demoramos en llegar a Chefchaouen (con una parada técnica a las 11,30), me dediqué a fotografiar campos de cultivos y seres vivos (campesinos, mujeres, animales, especialmente burros), una manera de tener una mirada más cercana a la realidad. Luego de analizar las imágenes obtenidas, llegué a interesantes conclusiones (al menos a mí me lo parecen, 🤭).   
     Aquí van mis conclusiones: 1) el animal de trabajo en el campo es esencialmente el burro, "¡venga!", diría un español. 😁 😁. A la vera del camino -carretera más bien- los había pastando la mayoría, descansando otros, cuidados por un ser humano algunos, otros solos, pero siempre con un lazo atado a una pata. 2) La presencia femenina en la tarea de "pastoreo" es bastante frecuente, así como personas de edad o jóvenes. Es lo que vi y las imágenes lo muestran. 3) Hay bastante pobreza en localidades pequeñas y también suciedad. No todo lo que brilla en las ciudades imperiales y turísticas es oro. 4) Vi campesinos, mujeres y hombres, trabajando la tierra con sus manos, agachados y doblados sobre ella. Alguien tiene que hacerlo, pensará más de alguno; no le falta razón, el problema es que sólo con las manos no debe ser fácil. 
    5) Vi algo parecido a estanques, casi a ras de suelo, de concreto, de los cuales sacaban agua y que luego llevaban en unos tambores sobre los burros, lo cual significa que no todos cuentan con agua potable en sus casas; 6) vi también unas mujeres lavando ropa en unos lavaderos públicos al lado de la carretera; 7) observé muchos niños y jóvenes en las afueras de una escuela o cerca de ella, varios de los cuales compartían entre sí, otros estaban "pegados" al celular. Ninguna diferencia con nuestros jóvenes. 

   

    En el lugar que nos detuvimos por 20 minutos para descansar -el chofer-, para ir al baño o tomarse un café -nosotros-, tuvimos, con Lázaro y Cecilia, una grata e inesperada sorpresa. Una joven andaba trayendo una bolsa con helados que había comprado en el local existente allí y pasó a nuestro lado y nos ofreció, graciosamente, uno a cada uno. ¡Sorprise! Dedujimos que había comprado para su grupo y que como no todos quisieron, en lugar de botarlos, se puso a regalar a quien quisiera. ¡Bien 💪por nosotros! Nos vino de perlas el helado de crema-mango, 😋😋. 

    Chefchaouen a la vista, 🤗 (43 mil habitantes):

   A las 13 horas comenzó a aparecer ante nuestros ojos Chefchaouen, la ciudad azul. Edificios blancos y azules en las orillas de un acantilado (en las montañas del Rif) fue lo primero que apreciamos. El minibús avanzó un poco más y de pronto lo que veíamos nos pareció maravilloso, 🤩🤩. Nos bajamos en un  Mirador a la entrada de la ciudad a fotografiar y fotografiarnos. ¡Espectacular! Avanzamos hacia la ciudad y pasamos por la Puerta Azul, símbolo de la urbe. Después de aquello, al ingresar a la Medina fue todo azul. Ese color se obtiene, nos informó Mohamed, mezclando la cal con índigo en determinada proporción, lo que derivaba en una económica y fácil manera de pintar la casa en concordancia con el resto de las viviendas. A cada rato pasábamos de asombro en asombro frente a un rinconcito, una escalera, algún patio, todo era necesario captarlo con nuestras cámaras y, obviamente, no podía faltar la selfie. Algunas compañeras eran expertas en posar las primeras para la foto  -yo no-, por lo que había que esperar cada vez que ellas desocuparan el lugar, 😖🤭. A las 14 horas el guía nos llevó a un restaurante para que almorzáramos, claro que a cuenta nuestra. Nuestro grupo se rebeló, 😂,  y nos negamos a "perder tiempo" en almorzar cuando había tanta cosa que ver . Además, queríamos hacer más de una compra. Solamente 4 del grupo de "allegados", 🤪, se fueron a comer, mientras a nosotros se nos dio como referente el lugar del restaurante y la plaza donde estaba la Alcazaba para luego reencontrarnos.

    No era difícil orientarse, pues había algunos hitos que uno podía ir memorizando. El problema era el relieve de la Medina, con muchas subidas y bajadas. A cada rato yo temía resbalarme, pues andaba con mis zapatillas regalonas, que están ultra gastadas en la suela. Teníamos 40 minutos para nosotros. Nos separamos y empecé a preguntar precios y a comparar. Justo tocó  el llamado a oración y algunos locales no atendían pues su dueño se encontraba en la mezquita a unos pasos de la Alcazaba (o kasbah; fortaleza de 4000 m2 construida el año 1471, siglo XV). Pero no todos habían dejado de atender "la negocia", por lo que logré comprar varias cosillas azules -no pitufos precisamente, 🤣 🤣-. Al final, después que el guía andaba tan apurado para que almorzáramos y luego nos iba a dar un "tiempito" libre, terminamos dando vueltas hasta las 17 horas, pues la pareja mexicana del otro grupo entendió mal la hora del reencuentro para salir de la Medina e irnos al autobús y demoró su llegada. La verdad es que hubiésemos querido irnos algo más temprano para recorrer parte de Tánger apenas llegáramos, pero no hubo caso con el guía: demoró y demoró la cosa, hablando a veces de cosas insustanciales con los del otro grupo o pasando a conversar con conocidos de él mientras nosotros le esperábamos.¡Qué lata!

   A pesar de que yo no almorcé, igualmente hubo un momento en que necesitaba servicio higiénico. Fui al restaurante antes del tiempo de plazo del primer reencuentro, pedí un jugo y solucioné mi problemilla, aunque el jugo demoró más en llegar que en que yo me lo sirviera. Ya estaba que me iba sin pagar ni tomar jugo, pero el guía, que estaba allí comiendo algo, pidió que se apuraran. Ya reunidos, recorrimos algo más la medina para luego salir de ella y llegar al autobús, y continuar viaje a Tánger. Empezamos a salir de la ciudad vieja, aunque debíamos a ratos detenernos para ver si Alejandra nos seguía o no. Ella había sufrido una torcedura de tobillo antes de este tour y con las intensas caminatas, el dolor era permanente y se desplazaba a paso lento. A las 17,20 reiniciamos el camino hacia Tánger.   

   A Tánger los boletos (974 mil habitantes):

    El sol estaba poniéndose cuando llegamos a Tánger, sin ninguna esperanza de conocer algo de la ciudad, especialmente para los que iban por primera vez. Yo tenía la gran ventaja de que el domingo anterior había  conocido parte de ella. Mohamed se despidió de nosotros (nos gustara o no su desempeño, hicimos una "cucha", 😺, para darle de propina) y quedamos a cargo de otro guía que nos entregó los pasajes del ferry para el día siguiente. En el Hilton Garden Inn nos quedamos esa noche. Nos juntamos durante la cena, gentileza del tour, en la que no teníamos casi nada de elección, pero que resultó totalmente gourmet y exquisita. La bebida -o agua- hubo que pagarla, eso sí, 🥴. Frente al costo del vino en Marruecos desapareció todo mi interés por hacer salud con tan apetitoso brebaje, 😂 😂.     

    A las 22 horas nos despedimos de nuestros compañeros, aunque con Lázaro y Cecilia decidimos salir a caminar al paseo marítimo. La noche estaba muy grata para no aprovechar la ocasión y así lo hicimos. Caminamos hasta las 24 pm.,  hora en que íbamos ingresando al hotel de regreso para no convertirnos en sapos o ratas, 😂 😂. Yo me preparé para acostarme. Ya estaba en camisola y todo, cuando alguien toca a mi puerta, 😬😳🤔.  Sin saber ni sospechar quién podría ser, me puse, lógico, el polerón encima y abrí 'le porte'. Un joven moreno (no tan oscuro, 😉) me preguntó algo, ¿? Le dije que "¡no!" y listo. Entendió. Cerré la puerta bien cerrada, no vaya a ser cosa que volviera, 🤭. Me preparé un ☕ y me fui a la cama con toda la intención de contestar unos wssp y de escribir en el blog, pero no supe de mí sino pasadas las 2 am., cuando desperté sentada en la cama, con el café completamente helado en el velador. El cansancio me había ganado la partida. 

    Partida de Tánger ...y de Marruecos:

    Al día siguiente, sábado 22, cuando salimos del hotel a eso de las 10,20 hrs., llovía con entusiasmo. Nos mojamos bastante al bajarnos del minibús en el Puerto. En la entrada nos tuvo un buen rato esperando, sin mucho sentido, el guía local. Ya eran las 11 hrs  (el ferry zarpaba a las 12 hrs.) cuando nos indicaron que podíamos subir para sellar nuestros pasaportes, no sin antes mostrárselos a un funcionario del primer piso. Fue en ese momento en que se gestó lo que pudo ser una desgracia y no lo fue (la suerte o "alguien" me acompaña). Me fui a la escalera mecánica y junto con subirme a ella, al mismo tiempo que guardaba el pasaporte, subía la maleta. Si ya hacer dos cosas a la vez no es tan fácil, imagínense tres. La maleta se me quedó atrás y me desestabilizó, lo que me provocó la caída (de espalda el loro, 😁 😁) ...sobre la escalera mecánica en movimiento. Lázaro y otro compañero del tour, me contaron las chiquillas, corrieron a socorrerme, mientras el funcionario no reaccionaba. La escalera seguía funcionando y yo no podía pararme, 😉. Debo haber parecido una cucaracha patas p' arriba, 🤭🤭. Al fin el "tipo" detuvo la escalera y pude retomar mi posición vertical. La maleta había llegado abajo, solita, 😂 . Mis compañeros, preocupadísimos, me preguntaban cómo estaba. Yo estaba bien, no me había golpeado, nada me dolía, ni en ese momento ni después, tampoco a mi parca impermeable nueva, 🤣 , le había pasado nada. La verdad es que mis compañeros estaban más afligidos que yo. Y yo, algo avergonzada por mi torpeza, me hice el firme propósito de tener más cuidado en este tipo de situaciones, porque la saqué muy barata, como me dijo la argentina. El guía, que nos había "echado" al segundo piso había desaparecido rápidamente y ni se había enterado de lo sucedido. ¡Uff! La suerte me sigue acompañando, 🤞🏽.

   Viaje de regreso y llegada:

   Hicimos el viaje todos juntos. Conversamos de todo un poco, acordamos enviarnos las fotos del grupo o de alguno de los integrantes que cada uno tuviera apenas empezara a funcionar el grupo de whatsapp, que Sebastián, el joven argentino, había intentado crear en Tánger pero que había tenido como resultado el bloqueo de su wssp personal (imaginamos que podía ser alguna restricción que aplicarán las autoridades encargadas de lo digital para el territorio marroquí), lo que al día siguiente sí logró crear Lázaro.  

   Al llegar al Puerto de Tarifa nos despedimos. Todos ellos estaban siendo esperados por una guía que había gestionado su traslado a Algeciras, Málaga o Torremolinos. Yo era la única que me quedaba allí, donde ya tenía alojamiento reservado y pagado, 😉. Un alojamiento diferente a los anteriores. Era el tercero, el más elevado en precio, con la ventaja que quedaba apenas a una cuadra de la Estación de Autobuses, 😁😁. Al día siguiente debía marchar hacia Huelva, pero antes debía pasar por Sevilla. No tenía pasajes, aunque esperaba que todo resultara  bien, 🤔🤗. Ya les contaré cómo resultó,  😏😒🙄. Hasta pronto. 

  NotaAl final de este viaje  🎶 🎵, por las Europas y norte de África, realizaré la síntesis acostumbrada, una por cada país, 😉.