miércoles, 22 de julio de 2015

"Nosotros, que nos queremos tanto..."

¡Bravooo! 

   El día -y la semana- terminó de maravilla. ¡Eso es lo que importa, después de todo! 

   Luego de llegar de la capital y del Parque (casi como la Carmela volviendo a San Rosendo, jajaja), tomé un café bien caliente, engullí un par de galletas de arroz (última moda de esta Principessa) y  procedí a...


- ¡Jajaja! Para serte sincera, no entiendo para qué compraste esas "galletas de arroz".
- ¡Porque son sanas y...dietéticas! Tienen bastante menos calorías que ...otras galletas, por ejemplo..., menos calorías que comerse una rebanada de pan...
- O sea, que las compraste para bajar de peso...¡Hummm! Estaba pensando... Si es así "como dices", entonces eso significa que REEMPLAZAN a las demás galletas y el pan...
- Lo ideal sería que así fuese, pero, para tu información, "lo ideal" NO existe...¡Ya debieras saberlo! 
- ¡Ja! ¡Claro que lo sé!  Este mundo, nuestro mundo, no es el de las ideas; es de las acciones, de lo material... de lo concreto, de lo evidente, de lo...
- ¡Basta, ya entendí! 
- Oye, ¿cuántas galletas de arroz te comes al día? 
- A ver... no llevo la cuenta...¿3, 4?
- ¡Jajaja! O sea, equivalente a unos dos panes...¿Y comes pan?
- ¡Obvio! ¡Soy chilena! ¿Cómo podría sobrevivir SIN pan? 
- ¿Eso quiere decir que las "famosas" galletas complementan tu alimentación, no  reemplazan al pan? 
- ¡Yes! 
- Entonces, amiga mía, no es mucho lo que te ayudan, a decir verdad....Antes no comías galletas de arroz, ahora comes...¿Cuál es la ventaja? YO no le veo ninguna...
- Yo tampoco, jajaja...Simplemente tengo algo más de variedad en mi comida, nada más...Además, me quitan la ansiedad...
- ¿Ansiedad? (Jajaja, "sonó" como ese comercial de papas Lays) ¿De cuándo que eres "ansiosa"?  ¿Te falta algo?
- Jajaja, mejor lo tomo a la risa... Siempre hay algo que falta...pero, no nos "metamos en honduras"...
   
   "Estaba queriendo  decir" que procedí a cambiarme de ropa (había que ponerse un tantico más elegante) y luego de aprovechar unos minutos en ordenar mi material pedagógico para el día siguiente, salí de palacio, en dirección al Teatro Regional. El reloj marcaba las 18,50, por lo que debía apurar el tranco, pues el Concierto tenía hora de inicio a las 19 horas. No obstante, la experiencia me decía que disponía, a lo menos, de unos 10 a 15 minutos de gracia. 
     Así fue. Rápidamente me ubicaron en mi asiento "golden" quedando entre un grupo de "lolitas" de tercera edad (jajaja), con un asiento desocupado a uno de mis lados (¡bien!).
- Oye, Princess...
- ¿Sí? 
- ¿Te tocó asiento en el sector "golden" por eso de "los años dorados" o por otra razón? Lo digo por las "lolitas" que tuvieron el honor de compartir fila contigo...(jijiji)
- ¡Sin comentarios!
   Mientras disminuye la luz de la sala, se escucha la voz en off saludando y dando las indicaciones previas al espectáculo. Se abre el Telón, pasa un minuto (me imagino que aquello es estudiado), el piano espera  y aparece ...¡el Maestro, ROBERTO BRAVO! Se sienta en el taburete y comienza a interpretar...¡boleros! 
   En ese momento se hizo la luz en mi cerebelo (¿sería allí realmente?, digo, lo de hacerse la luz) y entendí por qué había tantos "sexalescentes" en la sala (jajaja). La verdad, los boleros no corresponden a mi generación pero no me disgustan, aunque tampoco deliro por ellos...
- ¿No son de "tu" generación dices? ¿Sacaste bien la cuenta, Princess?
- ¡Sí! ¡Y NO ME INTERRUMPAS MÁS! ¡No me dejas apreciar la música!
- ¡Glupss!
  Las notas de piano llenaron toda la sala, los sonidos subían y bajaban de tono, adquirían velocidad, se  r  a  l  e  n  t  i  -  z a b a n, perdían fuerza y la recuperaban con ímpetu...Las manos del pianista a ratos acariciaban las blancas y negras, en otros,  las aplastaban con brío...¡Hermoso! 
   Después de varias piezas musicales, Roberto Bravo, como es su costumbre, saludó al público, con su parsimonia y afabilidad de siempre (creo que ésta es la cuarta vez que asisto a alguno de sus conciertos).  En esta ocasión, junto con traer de invitada a una violinista, Montserrat Prieto, presentaba su último disco, cuyas composiciones eran ....¡Boleros! ¡Así que vamos escuchando boleros!, varios de ellos de Armando Manzanero, cantante algo más cercano a nuestros tiempos. No obstante, considerando que hasta Luis Miguel grabó un disco de Boleros (o más de uno, no lo sé), la letra de éstos forman parte de la memoria colectiva de varias generaciones ya. 
    "Se prohíbe tomar fotografías con flash" había dicho el Cicerone al inicio (siempre dicen lo mismo; son poco originales la verdad, jajaja), pero yo igualmente iba a tomar fotografías. Para eso llevé mi camarita. Sin embargo, no podía programarla en "instantánea nocturna", pues se activaba el flash inmediatamente. Saqué un par de fotos en "modo automático" y no resultaron para nada un acierto. Pero no podía quedarme en el intento solamente, así que preparé mi celular topísimo (con el que recientemente hemos establecido una "relación" cercana) y apunté....¡El flash que surgió de la cámara del celular fue espectacular!, jajaja. Rápidamente escondí al culpable y porfiado aparatito, haciéndome la loca, con la reprobación de mis vecinos. Por suerte estábamos a oscuras, de manera que mi vergüenza por la falta cometida no se notó, jijiji. 
- Pero, Princess...
- ¿Qué? 
- ¡Cómo tan porfiada? 
- ¡Nooo! Si mi acción no fue producto de la porfía, sino del desconocimiento...
- ¡Con mayor razón, pues! Si no conoces bien tu celular "nuevo", no deberías haberte arriesgado a usarlo para aquello. Además, esas "cosas" son "inteligentes" : si ven que hay poca luz, hacen funcionar el flash automáticamente...
- ¡Ahora lo entiendo perfectamente, pero en ese momento no procesé...! 
- ¿Te pasa habitualmente aquello?
- ¿Que se activa el flash dices tú?
- ¡No! ¡Que no procesas! Jajaja.
- ¡Uff! ¡Qué antipática!
   Después de ese chascarro, me dediqué sólo a escuchar la música, la que a ratos me traía recuerdos de tiempos felices, en que el horror aún ni siquiera había iniciado su recorrido. Hermosas se escucharon las interpretaciones de piano y violín. 
    Intermedio. Luz, conversaciones, algo de lectura mientras tanto. 
    De regreso, lo inesperado. Se abre el telón nuevamente y...¡sorprise! No es el Maestro quien está en el escenario,  sino un conjunto de varones, tres de ellos  elegantemente vestidos con chaqueta blanca y dos con vestimenta negra. Un requinto, un contrabajo, instrumentos de percusión, una guitarra y un par de maracas... en las manos del vocalista.
 La estrategia es la misma: interpretan una canción primera (bolero) y luego nos saludan. A medida que voy escuchando las composiciones, tomo conciencia, a pesar de mis pocas nociones musicales, que el Conjunto aquel es de gran calidad y cuando el vocalista (¡una voz extraordinaria!), en tono sugerentemente sensual y profundo, repite una frase, me doy cuenta que está señalando el nombre del grupo, bastante cursi, me parece al inicio, pero luego voy comprendiendo la puesta en escena. 
    ¿Recuerdan una famosa película clásica, de la década del 40 según acuciosas investigaciones realizadas,  llamada "Casablanca"? Aclaro inmediatamente que no es de mi tiempo, pero en varias ocasiones, incluso en alguna novela, me he encontrado con alusiones a la famosa despedida que el personaje de este filme, Rick (representado por el estupendo, en aquellos tiempos, Humphrey Bogart) le realiza a su amada Ilsa (Ingrid Bergman) diciéndole : "¡Siempre nos quedará París!" 
    ¿A qué viene esta referencia cinematográfica? 
  Muy simple: es el resultado de esas misteriosas asociaciones que nuestra mente realiza antes de que la lógica entre en juego. Mientras escuchaba y disfrutaba de la actuación de "La flor del recuerdo" (uff, sigo pensando que es recontra cursi el nombrecito), aún sin haber visto la película aludida, identifiqué al vocalista con Rick, vestido con "pinta" de visitante de un Casino, con movimientos mesurados y una sonrisa, mezcla de  sensualidad y cinismo, aunque con unos cuantos años menos. 
   ¿Cómo es posible aquello?
   Al enterarme que estos jóvenes (y alguno más madurito) eran rancagüinos, una vez en palacio, busqué información de ellos en las redes y entendí mi proceso de asociación. Precisamente, recrean no sólo en sus canciones una generación pasada, sino que la vestimenta, maquillaje y actuación es al estilo de los años 50. Tres de ellos usan bigote fino, de moda en ese tiempo, peinado a la gomina (o gel, como se le llamaría hoy) y movimientos "ad hoc", nada exagerado, todo elegante
   En otros momentos me parecía estar escuchando a Lucho Gatica (aunque nunca me gustó ese cantante), pero sin esa voz engolada y poco natural que usaba nuestro famoso cantante de boleros. 
    Después de tener al público ya "comiendo en su mano", ingresó nuevamente don Roberto Bravo, con una espectacular white-jacket,  además de Montserrat, e interpretaron varios temas más. 
   Fue realmente hermosa la velada. En algunos momentos coreamos la letra de más de un bolero allí interpretado. ¡Mi madre habría estado en "su salsa"!
     Y entonando "Nosotros, que nos queremos tanto, lará lará...¡no me preguntes másssss!" me dirigí de regreso a palacio. Sin embargo, no estaba Rick para acompañarme en el trayecto ni decirme al oído "La noche aún es joven" , así que, luego de tomar unas instantáneas que mostraban la maravilla del  efecto de la luz y la oscuridad en los objetos y construcciones, encaminé mis patitas hasta mi torre.





    

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