viernes, 10 de julio de 2015

¡El grito, el grito, el griiiittttooooo!!!

      Hacía días que sentía una inquietud extraña. Había ido avanzando de a poco, subrepticiamente,  aumentando su intensidad. A ratos, no sentía ninguna incomodidad, parecía haber desaparecido toda sensación de "incompletitud", pero en los momentos menos esperados volvía, como un ácaro, a introducirse en mi estado consciente.
    (Jajaja, ¿existirá la  palabra "incompletitud"? Voy a comprobarlo, pero en otro momento; en este instante, me siento demasiado bien y plena donde y como estoy para interrumpir este bienestar.  Si no existiera (la palabra), ahora... ya "es", pues le he dado vida (el poeta es un pequeño dios, Huidobro!!! ¡Hip, hip, urra!!).  


 Decía que hace unos momentos, tomé plena conciencia de lo que me estaba sucediendo. Era un malestar que comenzó a gestarse cuando el 25 de junio empecé a citarme con "alguien" y esos encuentros, que finalmente fueron "eleven" (= 11 u once; traduzco para los hispanohablantes, jajaja), estaban acabando con mi tranquilidad espiritual y todas mis chacras ya se habían "chacreado", jajaja. 
- ¡Ya! ¡Hablemos en serio! 
- ¡Me parece muy bien, porque la gente se lo merece! 
- ¡Uyyy! ¡Te levantaste populista hoy!
- ¡Nooo, es pura consideración por mis congéneres! 
- ¡Jajaja! Ok, voy a hacer como que te creo...
     
   [Esto me ha servido para darme cuenta que no siempre somos conscientes de nuestras necesidades y, mayoritariamente, tanto en la temporalidad como en la cantidad de seres humanos, nos vamos casi "arrastrando" por la vida. Es decir,  seguimos "caminando" los días, pero sin la actitud del que sabe lo que quiere y de por qué ha abierto los eyes ese día, sino del dominado por la rutina y por todas las acciones que tiene en su agenda cotidiana, de las que no puede desembarazarse. Conscientes a medias o funcionando al nivel de la subconsciencia (también los hay inconscientes, eso no se puede negar), sin hacer lo que realmente quisiéramos, que nos haga sentir los pies de manera firme y nítida sobre el suelo (o cemento, más bien, jajaja), y que tengamos la real posibilidad de optar hacia qué lado dirigirnos (la verdad, hay muchos que ya están condenados a optar sólo por la izquierda o sólo por la derecha, aunque no falta el "vivaracho" que va cambiando de vereda según dónde caliente el sol; yo suelo hacer esto último, lo confieso, pero en sentido literal, .... cuando tengo frío, jajaja)]
    Ya casi "a rastras" (no por cansancio físico, sino del otro), casi como esos entes verde-oscuros de algunas películas antiguas  de ciencia-ficción, gelatinosos y viscosos, que se desplazan por las  escaleras dejando las huellas de su adn (¡guácala!), me sentía al ir finalizando la semana. Y, hace unos instantes, "desperté" a la vida nuevamente, pude  alinear mis chacras (no tengo idea lo que es eso, pero lo intuyo, jajaja). Fue como si hubiera salido de  un estado de semioscuridad o de  inercia, como si hubiera estado avanzando a tropiezos, sin ver la suficiente luz al final del túnel...
     No vayan a creer que estaba grave, depre o a un punto de un colapso. ¡Noooo! Sucede que a veces son más cansadores o demoledores los estadios intermedios, en que la incerteza gobierna y lo cubre todo y no sabes si enojarte por la carencia o alegrarte por lo que tienes.

   [Entre paréntesis, la palabra "incompletitud" ....¡no existe en el Diccionario R.A.E, aunque sí está su antónimo "completitud"= 'cualidad de completo'. Aclaro, de 'sentirse' completo, no de parecerse a un completo, porque eso ya es otra cosa, jajaja. 

  En consecuencia, como yo inventé la palabra "incompletitud" soy una pequeña diosa, en el contexto huidobriano...]

....Ya no importa lo pasado estos días; ya me siento libre, me siento yo, he retornado a mi centro. 

   Esta mañana, luego de trabajar en casa en la preparación de mi cátedra de mañana y de la próxima week, me he dicho: ¡Principessa, te queda tiempo para descansar antes que empieces la próxima jornada!¡Hazlo! 
  ¡Aaaaaaahhhhhh! ¡Y lo hiceeeeee! 
   Sólo en ese instante me di cuenta de lo que se había estado acumulando, como una especie de nocivo sarro (en todo caso, ¿habrá un sarro "benéfico"? No lo sé, aunque puedo averiguarlo...), una serie de situaciones que me habían sacado de mi centro y habían atentado contra mi tranquilidad y velocidad "modo crucero". Lo que sin duda, fue la gota (¡qué "gota", más bien, "charca casi insalvable"!) que casi rebalsa la copa fueron las visitas al Dentista. 
   
Ayer estuve a punto de perder toda mi compostura y buenas formas, decirle un par de garabatos y no volver, ...pero, pero, era importante terminar el proceso, pues en esta área, no es conveniente ni para la salud biológica ni para la mental dejar a medias el proceso. Completé 11 visitas en 9 días
(ubicados en dos semanas completas, aunque me libré un fin de semana con feriado) para realizar lo que podría haber terminado en 5 sesiones. Si a estos días se le agrega que cada sesión significaba a lo menos unos 45 minutos de espera, además de "tragarse", a la fuerza, una cantidad impresionante de bazofia televisiva, podrán  entender que mi tolerancia estaba marcando rojo.  Ello me hizo recurrir a toda mi reserva de paciencia, de la que sólo quedaron los residuos en el día de ayer, cuando estuve en el box hasta unos minutos antes de comenzar mis clases, lo que me llevó a recomponerme rápidamente en el trayecto al trabajo. 
    Después de esta experiencia, deberé evaluar si cambio de consulta. Lo sucedido lo amerita. 
   .....
   Mientras escribía esto, descansaba.
   Para mí, descansar es tener la libertad de hacer algo grato entre varias alternativas: leer, ver Tv, escribir, cocinar, vitrinear, hacer el aseo u ordenar el palacio (si esto lo hago porque surge como un deseo y no una obligación), escuchar música, disfrutar de un espectáculo artístico, entre otras varias cosas.  
   Hoy día, cuando me di cuenta que disponía de tiempo para sentarme en la mecedora, con las "patitas" cercanas al calefactor, con la música de fondo y dedicada a la escritura, me sentí feliz. Estas oportunidades de descanso no las había podido disfrutar en dos semanas y me estaban pasando la cuenta. 
   Así que ya me siento libre, ya me siento dueña de mi tiempo de entretención y ocio. Por de pronto, mañana en la noche pretendo asistir a una obra de teatro en la Casa del Arte y las otras semanas tengo un panorama de miedo. ¡Ya les contaré! ¡Arrivederci!

No hay comentarios:

Publicar un comentario