jueves, 23 de julio de 2015

"Debemos separarnos, no me preguntes máássss..." (II parte)

"¡Siempre nos quedará París!"


  ...Me quedó dando vueltas...

   
- ¡Chuata! ¿Qué consuelo puede ser eso, pienso yo?
- ¡Cierto! También lo pienso, pero, al parecer era la única opción "legal". 
- Oye, Princess...¿tú aceptarías quedarte sólo con el recuerdo de lo vivido en París? 
- Siempre que el recuerdo sea positivo... ¿Y tú? 
Es que creo que no se trata de que haya sido extraordinario o no, sino que de ¿si aceptarías luchar por un nuevo París o no?... En mi caso, todo depende de las circunstancias...
    ¡Difícil disyuntiva! 
    Reencontrarse con un antiguo amor, reconocer que no hubo olvido por parte de ninguno de los dos, y volver a separarse...¡Noooooo! ¡Me parece terrible! Hay que pensarlo bien; no  conviene tentar a la Srta. Fortuna, que es muy caprichosa. Puede que nunca más tengas la posibilidad de conocer el amorrrr...Sin embargo, la situación no es tan fácil, cuando hay un tercero en discordia (aquí sí es válida la expresión "con participación de terceros")...
   Veamos...
- ¿Puedo hacer una pregunta, amiga mía? 
- Sólo una. 
- ¿Vas a hablar desde la experiencia?
- Podría ser, claro que no sólo desde la propia; hay mucha experiencia de otros que tiene muchísima validez, según sea el caso...
- Jajaja, sin comentarios...
    Decía que si él o ella tienen un compromiso sentimental y/o legal la situación se complica, pues todo dependerá de la consideración en que se tiene a esa tercera persona. En la actualidad, si no se quiere a la persona con la que se vive, es más sano para todos, aunque el dolor sea inevitable, la separación, pues aquello permitirá rehacer la vida,  reiniciándola  con un verdadero sentido. 
   Si sucede que hay hijos y hay cariño (aunque no haya amor), tal vez  sea suficiente...para algunos.  No obstante, para otros no lo será. Y aquí, hay que enfrentar un nuevo dilema: ¿hay que sacrificar los hijos en lugar de sacrificarse uno? 
    ¡Humm! Pensándolo bien, pareciera estar mal planteada la pregunta. No se trata que al separarse, uno "sacrifique" a los hijos, sino que decide dejar de vivir, junto a la familia completa (incluidos los hijos), contexto en que ya la convivencia no es sana ni nutritiva; muchas veces es hasta nociva para todos. 
    Llegados a este punto, ¿Cuál es el límite para decidir seguir o no  una relación familiar o de pareja ? 
   Un momento, voy a enumerar, para ordenarme

1. Si hay amor de ambas partes, aunque hubiera habido alguna desavenencia menor, se debe luchar por la relación.  Lo importante es establecer claramente  todo lo que une a la pareja y si aquello es más, en cantidad y en relevancia, vale la pena seguir juntos, pero mejorando las formas de solucionar las discrepancias. 
2. Si el amor es mutuo, pero uno de los dos tuvo una actuación "impropia" (engaño) es posible continuar siempre que haya un reconocimiento y un sincero compromiso de no volver a hacerlo. Junto con ello, debe existir de parte del "engañador" una valoración de su pareja, por sobre las relaciones o encuentros ocasionales, por muy atractivas que estas últimas puedan resultar. Asimismo, de parte del engañado/a debe existir una actitud honesta de perdonar lo ocurrido, sin que aquello signifique echarlo bajo la alfombra, aunque tampoco se trata de estar permanentemente recordando (que para eso las féminas somos especialistas, jajaja), pues la vida cotidiana se haría insostenible. Un hecho como éste al interior de una relación de pareja supone un quiebre, que es necesario asumir con una actitud madura de ambas partes, si se quiere que la relación continúe por derroteros saludables.
3. Si sólo hay amor genuino de una de las partes, mientras la otra parte, al menos sienta cariño, admiración y apego por lo compartido y alcanzado como pareja, vale la pena intentarlo. Eso sí, siempre que no exista una tercera persona en discordia (de parte del que ha cambiado de sujeto amado). Lo fundamental es que el respeto por la relación y por el otro se mantengan como prioridades. 
4. Si un integrante de la pareja se ha enamorado de otra persona, no es aconsejable que la relación anterior continúe. Es un autoengaño y un engaño a las otras personas. Es una situación que no puede traer felicidad a nadie. Claro que lo ideal es que la tercera persona surgida corresponda, pues eso significará que podrán iniciar una maravillosa aventura amorosa juntos (siempre que no haya sórdido por allí). En cambio, en caso que ninguno sea correspondido, lo que sucede bastante más seguido de lo que uno quisiera, no me queda otra acción que condolerme de la desgracia ajena y sugerir que inicie el difícil camino del olvido, pero, ¡de ninguna manera!, vaya a conformarse a continuar al lado de quien ya no quiere, sólo por el hecho de no querer estar solo/a. ¡Amigo, amiga : eso se aprende! Y ¡caramba! que se sale fortalecido del proceso. 
   ¿Y qué hago con París?
   Me olvido de esa ciudad aunque haya sido un maravilloso lugar de encuentro y de vida por un tiempo; nunca más me aparezco por allá, menos sola.  Hay muchos otros lugares por conocer, todos con su encanto y magia. El tiempo hará su trabajo y, tal vez, sólo "tal vez", aún haya otra ciudad esperándome...
-¡Ey, Princess.
- ¿Sí?
- ¿Ni siquiera vas a ir a "Almacenes París"? Jajaja

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