martes, 5 de mayo de 2015

Persiguiendo a Ogú...

    El reloj había marcado ya hacía un rato la una de la madrugada cuando apagó el PC y se dispuso a llevar su real humanidad hasta sus aposentos. Le había dado mucho sueño en los últimos minutos. Había sido todo un record la conversación por msm del face que había tenido con una de las bellezas rubias de sus amiguis. Habían comenzado a parlotear a las 21.08 y habían terminado a las 01.18 minutos.
 
- ¿Cómo tanto?  ¿Estuvieron arreglando el mundo? Porque sería lo único que les ocuparía tanto tiempo, ya que está pa' la..., jajaja- ¡Fíjate que no! Estuvimos acordándonos de tiempos pasados, de personas conocidas, de...
- ¡Hummm! ¡Déjame hasta ahí! A varios deben habérseles incendiado las orejas, jajaja- Jajaja, ¡eso, eso, eso! Le quedaron sólo unos pequeños apéndices carbonizados, jajaja.
- ¡Yo no entiendo cómo pueden ser tan buenas pa' conversar o copuchar las mujeres! - ¡Ajá! ¿No entiendes? ¿Y que acaso eres detractora de tu propio sexo? ¿No serás misógina?
- ¡Ja! Si lo fuera, no conversaría contigo, Princess. Lo que sucede es que no todas practicamos el "deporte" del Pelambre..- ¡Uyy! ¡Qué floppy!
- ¿Y eso? ¿Qué significa?- No tengo idea, pero sonó adecuado para expresar tu actitud perdonavidas, jajaja.
- ¡Jajaja, me haces tanto reír...!
 
     Quiso leer un rato antes de dormirse pero su intención no fue muy duradera. Unos minutos antes de la 2 de la madrugada apagó los candelabros uno a uno, cerró las cortinas del dosel de su tálamo y se dispuso a dormir. Esta vez no se escuchaba el escándalo de risas y conversaciones desde el otro castillo, como la noche anterior. ¡Bravo, podría sumergirse en el sueño sin dificultades!
  
   Despertó asustada. La embarcación se  movía a merced de las olas, las que chocaban con cierta fuerza en el bote. "¡Diablos!", pensó, "¡me quedé dormida!". No había podido resistir el cansancio y se adormeció sin pensar en el peligro que la acechaba a cada instante. Trató de averiguar en qué lugar iba, si estaba cerca de alguna costa, si se veía alguna otra embarcación o si estaba perdida en la inmensidad del mar, sin que se viera tierra por ningún lado. ¡Imposible! No se veía absolutamente nada a través de la espesa niebla que la rodeaba... No le quedaría otra alternativa que seguir remando y esperar la aparición del sol, si éste aún existía...

   Gracias al gentil auspicio de su celular estaba nuevamente levantada aunque, de buena  gana, se hubiera quedado durmiendo. Sin embargo, debía viajar a la Capital. Y aunque no era de vida o muerte irse de madrugada, pretendía estar allá antes del mediodía, pues tenía una importante misión: encontrar a Ogú. No sería fácil seguir sus huellas en el cemento, aunque no se hubiera lavado sus pies (jajaja). Pero, tal vez la lluvia caída pudiera transformarse en  una aliada. En más de algún sector de parques o de veredas rotas, se veía tierra, donde  podría encontrarse con las huellas  de este caballero, si es que pudiera llamársele así (que no es muy caballero que digamos, es decir, no pertenece a la nobleza en su tribu, sea ésta cual fuera, que yo sepa).

No cualquiera tiene unos pies de ese tamaño (¿o patas?), cuyo dedo gordo marca la gran diferencia  con los cavernícolas actuales, que también los hay, pero menos simpáticos. De esta manera, si la lluvia había sido suficiente en cantidad como para formar barro, podría buscar alguna huella de Ogú, especialmente de su dedo gordo (¡qué misión más "conspicua"!, jajaja).     Me habían dado el dato que lo habían visto por calle San Diego, pero no me señalaron a qué altura.
 
- ¿Es que acaso vuela el famoso "Ogú"? ¿Es un pájaro? ¿Algo así como Guru-guru? - ¡Jajaja! ¡Na' que ver! Se nota que no tuviste una infancia muy feliz...
- ¿Why? - ¿Te leyeron cuentos cuando niña? ¿Te compraron alguna revista?
- ¡Síííí! ¡El Peneca! - ¡Ups! ¿Qué revista era ésa? ¿O te estás haciendo la graciosa!
- Jajajaja. ¡Es que soy taaaan graciosa!  ¡Ni yo la conocí! En alguna ocasión le oí a mi madre hablar de aquella publicación, pero nunca tuve alguna en  mis  manos. Creo que era una revista educativa con algo de entretención.-¡Con razón no la recordaba! No lo digo porque no me hayan gustado las revistas educativas, sino porque si tú no la conociste, menos yo, pues, jejeje... Oye : ¿Y te acuerdas del Mampato?
- Sííííí, aunque no tengo entre mis antigüedades ninguna publicación arcaica, jajaja- ¡No lo es tanto, mujer mal hablada! Jajaja. Además, la han reeditado, claro que no de la misma forma.
- ¿Y qué tenía o tiene de especial esa "cosa"? - ¡Qué difícil se ha puesto hablar contigo! ¿No estarás ....en tus días....?
    
   Para evitar más discusiones, doña Principessa prefirió hablarle de aquella publicación, de origen chileno, que apareció publicada por primera vez el año 1968 y se mantuvo en los kioscos hasta el año 1976. ¿Cómo logró continuar entre los años 1973  a  1976? Nos imaginamos que con mucho esfuerzo, pues una de sus Directoras fue Isabel Allende. Junto al material educativo que presenta esta revista (relatos literarios, la historia de algunas actividades, personajes, juegos y entretenciones), su novedad la constituye la historieta por entregas que va en cada número de la publicación, donde el personaje principal, Mampato, un niño chileno que viaja a través del tiempo  y el espacio gracias a los poderes de un cinto espacio-temporal,  en su segundo viaje, al visitar la Prehistoria, conoce a Ogú, un simpático cavernícola, con el cual se transforman en amigos inseparables y recorren la Historia humana, de pé a pá.

- ¡Ah! Tú andabas en busca de ese Ogú... - Efectivamente...
- ¿Y no crees que debe estar de lo más feliz y contento en su habitat,  cueva o cómo quiera llamársele, si es que logró sobrevivir luego de 1976? Jajaja ¿Qué iba a andar haciendo en el Santiago de hoy? - Sé que ha emprendido más aventuras en estos últimos años, aunque no sé su resultado.
- Aunque, pensándolo bien, no dejaría de ser TODA una aventura estar en Santiago...
- ¡Claro! En medio de una marcha estudiantil, en una huelga del Transantiago, en un colapso del Metro, al término de un partido del Colo-Colo en el Monumental o ....
 - ...o en una Marcha de los Bastones, jajaja...- ¡Jajaja! ¡Cierto! Considerando que el 68 Ogú ya era adulto, que los cavernícolas tenían menos expectativas de vida, que ir de un tiempo y espacio a otro debe tener sus efectos en el cuerpo humano, creo que Ogú está como para participar en la marcha de los bastones...Jajaja, claro que con su maza, en lugar de bastón...
- ...o por lo menos, acompañar al Hombre del Cartel, jajaja.
 
  Se subió al bus interprovincial con la esperanza cierta de tener suerte en su cruzada (aunque no llevaba ninguna cruz bordada, ni siquiera dibujada en alguna esquina interna de su ropa, jejeje). Ya en Rancagua había detectado algunas huellas, aunque borrosas de Don Ogú y Mampato. Habían andado por estos lares; es probable que haya sido para el Desastre de Rancagua, aunque no se sabe de parte de quíén estarían. Seguro, debe haber sido de parte de los patriotas, de otra manera habría que pensar que, al menos Mampato era un traidor a la patria. Uno nunca puede estar seguro de aquello. El territorio en que se nace no siempre deriva en actitudes nacionalistas o patrióticas (sin pensar en extremos).    Se dedicó a la lectura.   Como si todo estuviera determinado de antemano, justo en esos días estaba leyendo unos libros de Sue Harrison, cuyos protagonistas son antepasados nuestros del tiempos prehistóricos, tiempos difíciles en que cada aldea o pueblo vivía de la caza, pesca y/o recolección, con un comercio incipiente, basado en el trueque. Aunque ya llevaba dos textos leídos de esta autora y ya iniciaría el tercero, no se había encontrado con Ogú en sus páginas (jajaja). Claro que no le había preguntado ni a Kiin ni a Samiq si lo habían visto, que eran los más confiables de la historia.
 
   Remó durante un tiempo del que perdió conciencia de su medida. Dudaba entre seguir o no haciéndolo, pues no sabía si estaba alejándose de su objetivo o acercándose. Finalmente, optó por dejar de remar y aprovechar de descansar para estar en las mejores condiciones cuando amaneciera y viera a qué tenía que enfrentarse. 
    Cuando despertó, el sol ya había iniciado su trayecto cotidiano. Se irguió bruscamente y sus ojos recorrieron lo que le rodeaba. ¡Agua, agua y...más agua! Se sintió absolutamente perdida, indefensa, angustiada. ¿Cómo saber hacia dónde dirigirse? ¿En qué dirección estaba el poblado más cercano? ¿Oriente? ¿Poniente?
 
    Despertó sobresaltada. Estaban llegando a Santiago. Ordenó sus cosas, se soltó las amarras (jajaja, el cinturón de seguridad) y se aprestó a levantarse apenas  ingresaran al Terminal. Realizó el recorrido de siempre: del Terminal a la Estación Univ. de Santiago (en Metro), Estación Santa Lucía y de ahí, en taxi al palacete de su Infanta. A las 11,40 ya estaba en el depto. "¡Excelente!",  se dijo. "Ahora mismo saldré a buscar a Ogú". 

    Se fue caminando, desde Lira hasta Santa Isabel y, desde allí, seguiría hasta San Diego. A mediodía de ese sábado resultaba muy grato caminar por las calles de Santiago Centro, después de la lluvia de la noche anterior. El cielo estaba medianamente despejado y se respiraba un aire bastante puro. Se fue examinando el sector contiguo a las veredas, entre los árboles de la Avda., por si veía alguna huella del dedo gordo de Ogú (jajaja). Miró en los prados delanteros de varios edificios pero no observó nada que le llamara la atención, excepto varias personas paseando sus perros (¿o perros paseando a sus amos?).  

 Miró entre los vehículos estacionados de una Concesionaria de Automóviles, pero nada. ¡Ya iba cerca de la Iglesia San Francisco y... nothing!  En la plazuela del frente de este edificio patriomonial estaba la conocida Fuente de agua, que en más de una ocasión fue locación fotográfica de su Infanta, cuando recorrieron juntas esas calles. No buscó detenidamente por allí... Cualquiera que conoce a Ogú sabe de su miedo al agua y de su terror a ahogarse, aunque la cantidad de H2O sea mínima. 
    Fotografió las mazmorras de la Iglesia San Francisco por si en las imágenes aparecía la figura de este antepasado, pero no tuvo suerte...en esto, porque en lo que la tuvo fue...
 
  "¡Eureka!", expresó. Ya estaba llegando a San Diego, por lo que debía aguzar la mirada. Se detuvo en la esquina de Sta. Isabel con Sn. Diego, en "El Galpón", Asociación Distribuidora de Libros y Revistas, cuyos puestos están instalados en esa esquina. Recorrió uno por uno los stands, preguntando y pareciéndole, a cada instante, que alguien la perseguía u observaba. Cuando iba en la mitad de los locales....¡Albricias!  Mampato y Ogú, estaban allí, en su estado original, aunque un tanto maltratados. Al parecer, el tiempo había dejado huellas también en ellos (jijiji). ¡Qué felicidad! Su búsqueda llegaba a su fin. Ahora a negociar y, aunque el trueque ya no era posible, consiguió dos publicaciones de regalo gracias a la cantidad adquirida. Se fue feliz de regreso al palacete, a preparar un rico almuerzo, que bien se lo merecía por la misión lograda.
    Dormitó un poco luego de almorzar, mientras continuaba leyendo. La cuasi-trasnochada del día anterior estaba cobrando su venganza. El domingo o lunes se comunicaría con su hermano de Arica, para informarle del éxito de la tarea y acordar el envío. Mampato y Ogú ya no estarían solos: de nuevo viajarían, esta vez a Estados Unidos, a encontrarse con la pequeña Isabella Álvarez en el tiempo presente. ¡Sólo restaba desearles "Good look" y la mejor estadía! ¿Ogú aprenderá a hablar "inglich"? ¡Quién sabe si esa respuesta la tenemos en otra historia!
 
  Miró el cielo. Estaba lo suficientemente despejado para  orientarse, aunque la dificultad o la disyuntiva era en qué sentido dirigiría la embarcación. Cerró los ojos, se concentró y tomó la decisión: viajaría hacia el sur. Se abocó a la tarea de reiniciar el viaje. No sabía cuál sería el resultado final, pero no desesperaría. Comenzó a entonar una melodía al compás del movimiento de los remos y casi se sintió feliz, mientras avanzaba surcando las aguas, bajo el sol, en la inmensidad del mar.   
  

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