martes, 19 de mayo de 2015

"It's now or never..."

"It's now or never..."

    Elvis y su voz sensual, su mirada invitadora, sus movimientos sugerentes...

"Ahora o nunca"... me dice...
   Ya es tarde, Elvis,... para ambos... (jajaja, sorry)

   Esta invitación  o más bien, "ultimátum" es un llamado a realizar en este momento,  y no en otro,  lo que se desea; es el equivalente al latino "hic et nunc",  ya mencionado en alguna ocasión.
   Es como  cerrar los ojos y tirarse en paracaídas, bungee o tirolessa, dependiendo del miedo que le tengas a una caída libre. Es un llamado a aprovechar la oportunidad, aceptar el riesgo, reaccionar "ipso facto".
    "Ahora o nunca",  fue lo que le dije una vez a un amigo de juventud,  que luego de ese ultimátum, "cogió el guante" y  dejó de ser mi amigo, jajaja. "Tan decidida ella, tan "puntúa"", diría otro amigo de tiempos más actuales. 
   "Ahora o nunca": it's the question  (pero "question" no de pregunta, sino de "cuestión", vocablo muy chileno, que sirve de comodín para muchas cosas -o "cuestiones"-, jajaja).
  Sin embargo, no siempre los ahora o nunca tienen finales felices. Por ello, el riesgo que se corre es considerable.  Hay que sopesar las posibilidades y ver el porcentaje de éxito posible. O, en último término, arriesgarse, aunque sólo sea para salir de la duda. Esa duda que carcome y que provoca un arrepentimiento permanente, cuando ya el momento único ha pasado. 
  Lo triste es cuando se superó el temor y la timidez, se dijo "¡Ahora!" y el resultado es desastroso. ¡Eso sí que es triste! (Jajaja, me llega a dar risa).
   A veces, hubiera sido preferible un  ¡Nunca! en lugar del gusto amargo, del tedio, de la decepción con que uno queda, lo que es nefasto para todo el proceso, pues la espera o expectación ansiosa se  contaminó y uno se queda con el regusto de la última parte solamente. 
  También es frustrante que uno se haya arriesgado y el resultado sea negativo, con la diferencia que aquello te sirve para cerrar un capítulo y no permanecer en la incerteza. 
   A propósito de esto, llega a  mi memoria una situación ocurrida mientras estaba en la universidad me gustaba bastante un compañero de carrera. Sé que a él yo no le era indiferente; nos hicimos bien amigos, junto a otros compañeros. Pasados unos meses, pensando que era un tema de timidez de su parte, le hice llegar una carta (carta, no e-mail, jajaja), pero el resultado fue negativo. Tenía polola o pareja o como quiera llamarse, y no quiso caer en el engaño.  Por tanto, agradeciendo la honestidad, debí asumir la respuesta y decir "Cambio y fuera". 
   El pequeño inconveniente es que uno no es adivino/a ni brujo/a. Desconoce una parte de la verdad, por lo que debe asumir las consecuencias, sean positivas o negativas si decide dar el salto. Es como todo en la vida,... ni más... ni menos.

   ¿Para quién está hecho este mensaje del Rey del Rock? 

  • Para aquellos/as que viven "a concho" el presente.
  • Para los/as que les gusten los deportes extremos.
  • Para los/as que tengan buena cicatrización, por si alguna "caída" les afecta.
  • Para aquellos/as  que estén lejos de la cobardía,
  • Para los/as que no desean vivir lamentándose de no haberlo intentado.

  Y, transformándome en Reina (aunque no del rock) ¿cuándo y a quién yo le lanzaría este grito de guerra?
    A mi pareja si :
(la tuviera o cuando la tenga...¡humm! ¿No será tarde ya? Jajaja)
- comienza a aumentar la frecuencia de salidas solo,  de trabajo extra o de cansancio evidente.

- se produce una disminución de su libido, de sus deseos de acompañarme en casa o a salir de compras
- se incrementa su actitud desinteresada, su mal humor o falta de paciencia


   Pues  todo lo anterior sería un síntoma inequívoco de un cambio y no precisamente positivo, por lo que  debería tomar el toro por las astas y exigir una respuesta clara, porque, sin duda, algo estaría pasando. Si fuera la antesala para  una situación definitiva (ruptura amorosa, por ejemplo) sería preferible (digo yo) la eutanasia. En caso que el enfermo (la relación) tuviera remedio, sería el momento oportuno del análisis y de aplicar los remedios necesarios, antes de entrar en la etapa crónica o terminal. 

     También me lanzaría esta misma orden a mí misma, si siento que lo que estoy haciendo no me satisface, si el sueño y el aburrimiento  me invaden, si las excusas para no enfrentar ciertas tareas u obligaciones surgen a borbotones. Sería el tiempo del "Ahora o nunca", pues habría llegado el tiempo de lo absoluto y definitivo.

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