lunes, 30 de noviembre de 2015

"Diarios de Motocicleta..."

   Una de los grandes leyendas creadas por el Hollywood de la primera mitad del siglo XX fue la de James Dean unida indisolublemente a la rebeldía, por los siglos de los siglos, así como seguramente lo será Paul Walker en relación a los fanáticos de las carreras de autos. ¡Lástima que en  ambos casos transformarse en leyenda ha sido y lo será "gracias" a su muerte en mitad de su vida!
    Me imagino que aquello tiene que ver con el hecho de que la muerte ha sido en pleno proceso de vigencia, lo que ha impedido contemplar el deterioro de la imagen, tanto ficticia como real. A la persona no se le vio envejecer, se "fue" en el mejor momento de su carrera, quedando el espectador con el "hambre" de haber disfrutado más al ídolo, y, por tanto, se produce un desespero por volver a disfrutar lo que quedó de él (o ella) añorando un futuro (permítaseme la paradoja) fundado sólo en la especulación. 
    En este sentido, tal como lo señalé al comienzo, la etapa que representa la imagen de James Dean en la vida de todo adolescente o joven (jóvenes cada vez más adultos en la medida que la adolescencia se ha ido extendiendo en la vida de las generaciones actuales) es la de la rebeldía y de la libertad, que se engarza muy bien con esto del viaje iniciático de los héroes, sean mitológicos o no.     
     Cada cual en su ámbito, uno real, el otro cinematográfico-comercial, la herramienta,  el instrumento que les permite acceder a su nueva etapa vital es la motocicleta.
   Hace años había escuchado y creo que visto un comentario del film que protagoniza Gael García Bernal. Sin embargo, no me había interesado mayormente por ver o buscar la película. Cuando uno quiere algo con genuino interés busca hasta encontrar...o sigue buscando, aunque no encuentre nunca. Hace un par de  meses,  compré la película a un pirata, pero no la había visto hasta  este fin de semana ...¡y me encantó!
- ¿En serio?
- ¡Sí!
- ¿Qué es lo que te gustó más?
- Antes de expresar mi opinión, debo dejarte claro que no soy entendida en cine, soy solamente diletante, por lo que mi opinión tiene esa base poco científica.
- Lo tengo muy claro; sé que no eres nada de científica, jajaja.
   Así es y no es nada que eche de menos. Siempre mi orientación ha sido humanista. Bueno, vamos al grano...
   Yo no he leído ningún libro ni Diario de vida de los que escribió Ernesto "Che" Guevara. Una vez tuve en mis manos el "Diario del Ché", que me prestó un primo cuando estudiaba en Valdivia, pero, a pesar de esconderlo bajo el colchón cuando fui a mi casa a La Unión, me descubrieron...y me lo quemaron...
- ¿En serio? ¿Tus padres?
- ¡Sí! Ya ni me acuerdo cómo me las arreglé para dar explicaciones. En todo caso, dije la verdad a mi primo, aunque a él también se lo habían prestado...
- ¿Lo alcanzaste a leer siquiera? 
- Apenas alcancé a ojearlo y hojearlo: recuerdo que era de tapas rojas con la famosa imagen del "Ché" con su boina estrellada... Después de aquello no tuve una nueva oportunidad de acceder a él, ...ni tampoco lo intenté...
   Por ello, decidí comprar la película y ver de qué se trataba, además de que el actor mejicano, al que he visto en varias películas (Ceguera, No, El pecado del Padre Amaro), me gusta mucho...
- ¡Ejem!
- Especifico, me gusta mucho como actúa, aunque eso no quita que no me impresionen sus preciosos ojos verdes, jajaja...
    "Diarios de motocicleta" me cautivó por la sencillez y la autenticidad de lo mostrado, por sus personajes secundarios e incidentales, por los espacios y realidades presentados. Me impresionó reconocer Temuco, el sector de la Feria Antonio Varas y el Edificio del Diario Austral, en tiempos (2003-2004) en que nosotros, mi querida Infanta y yo, solíamos andar cerca de esos lugares. Al ver la caminata por la nieve me pareció reconocer el trayecto desde Lonquimay, aunque probablemente haya sido hacia Panguipulli desde el Paso Hua-Hum...La verdad, todo bajo la nieve adquiere similares relieves...Tampoco me resultaron desconocidos los paisajes de Valparaíso y el traslado en los típicos ascensores entre el plano y los cerros. Me alegró reencontrarme con los paisajes de El Cusco (la ciudad, la Plaza, Machu Picchu) y Lima, además de su gente. 
   Es una realidad que impacta, que conmueve, que sin duda fue el viaje iniciático del revolucionario, tal como lo confirman su biografía. Lo interesante es el enfoque que le dan a la película, que no tiene nada de político ni de panfletario, salvo el breve discurso que improvisó casi al final del filme, al agradecer las muestras de cariño y  despedirse de sus  amigos mientras continuaban su viaje por el continente. 
    Le agregan la cuota emotiva y familiar los lazos personales y afectivos  que la pareja de viajeros va creando en el transcurso de su periplo. Los bailes y las canciones de época son un verdadero acierto de contextualización de aquellos tiempos (año 1952).
     Hermosa película, de  las que hace falta ver otras similares más seguido. 
   El cierre final, con imágenes en blanco y negro y esa música folclórica, es el colofón perfecto. Y las palabras finales, confirman lo que se intuye en el desarrollo del filme:


        "El personaje que escribió estas notas 
murió al pisar de nuevo la tierra argentina.
 El que las ordena y pule , "yo"  no soy yo; 
por lo menos no soy el mismo yo interior. 
Este vagar sin rumbo  por nuestra 
"Mayúscula América" me ha cambiado 
más de lo que yo creí".

   El viaje final no fue el mismo para los dos. La historia nos informa de aquello.  Para uno comenzó el año 1967, a los 39 años, mientras que para el otro,  hace poco, año 2011, a los 88 años.
   Así como les sucedió a ellos, nos sucede a muchos. Compartimos nuestro camino con algunas personas inolvidables por algún tiempo y sea poco o mucho según las mediciones humanas, es  suficiente para marcar nuestras vidas y cambiarlas. Tal vez sea aquello lo que me guía, lo que me motiva o tal vez sólo persigo la verdad, siempre esquiva...Tal vez...

No hay comentarios:

Publicar un comentario