sábado, 21 de noviembre de 2015

De adioses y desafíos...

- ¡Llegó la hora de decir "adiós"!
- ...decir adióóóssss...jajaja...

   Comenzamos a decir adiós a nuestro año escolar cuando la semana anterior debimos cumplir con la tarea -nunca grata- de firmar la Carta-despido" (jajaja). 
- ¿Te despidieron? ¿De nuevo? Jijiji...
- ¡Sí, de nuevo, jajaja! 
   Esta vez no hay problem... Estamos acostumbrados (lo digo por los que trabajamos en la institución). Cada año se firma un nuevo Contrato y éste se extiende desde Marzo o Abril hasta el 21 de noviembre en casi todos los casos de los docentes. Como muchas instituciones que ofrecen este servicio o educación directa o indirectamente relacionada con el ámbito superior, los  acuerdos contractuales cubren sólo el tiempo lectivo, de manera que nos vamos de vacaciones más rápido que otros profesionales, pero sin sueldo (jajaja), eso sí con un finiquito, que equivale a un sueldo más, aproximadamente. Esto lo sabemos, lo aceptamos y lo asumimos desde el comienzo.
   Después del primer impacto que significa la firma del despido, viene la alegría de la proximidad del período de descanso, que esperamos con anhelo. El hecho de que nosotros no tengamos vacaciones en invierno, implica que trabajamos en aula 8 ó 9 meses continuos, lo que supone un significativo desgaste, especialmente cuando la carga horaria es nutrida.
   Una vez en esta situación, comenzamos con la cuenta regresiva y cada día al comenzar y al terminar, vamos diciendo un día más de trabajo, un día menos para comenzar la temporada de relax. 
  Cuando estamos en esta "parada", hay más de algún perjudicado, en nuestro caso, los alumnos, pues al tener conciencia que  las clases son las penúltimas y, luego, últimas, nuestra actitud, lo quiera uno o no, cambia un poco. Llega el momento en que lo único que quieres es terminar. 
   El estrato docente, este año recibió una noticia inesperada y muy grata. Lo que en años anteriores era sólo beneficio para los administrativos y auxiliares, en esta ocasión se extendió para nosotros: recibimos una "cajita feliz". Al recibirle entendí la alegría que sentía mi querida Mirella cuando llegaba a casa con su cajita feliz, recibida de la empresa en que trabajaba. Fue un lindo gesto, agradecido por todos nosotros, a lo que se agrega el hecho de constatar que todos los productos eran de buena calidad. 
    El jueves, un desayuno inesperado. Llego a la prima hora a la Sala de Profesores y tres colegas están preparando un desayuno colectivo: harta palta, cecina especial (de pava abc1 soltera y creyente, jajaja) y pan de molde recién elaborado por Ana María. ¡Estaba exquisito! Yo y otra colega no aportamos nada, pues no alcanzamos a enterarnos cuando ellos se pusieron de acuerdo, así que nos comprometimos para el viernes. 
   El mismo jueves había acuerdo para ir a almorzar, esta vez 5 personas habían dado el sí. También se invitó al "Dostor" pero éste tenía "pacientes" (jajaja) hasta las 14,30, así que declinó la invitación. Fuimos a un local de comida china, donde nos servimos un tremendo banquete para 4 personas, pero así y todo no fuimos capaces de engullir todo.  "¡Quedamos como loritos!" (jajaja, expresión de mi hija en una ocasión, que luego sirvió como chascarro).
    La conversación a la hora del pantagruélico almuerzo fue super entretenida: allí "la Vero" nos compartió que el sábado mismo partía a Isla de Pascua con su familia; Mariela probaría breves salidas en carpa con su pequeña Emita; yo hablé de mis planes de viaje ya seguros y otros pendientes (visitar algún ventisquero), compartimos que recorreríamos la sexta región con Ana María en enero... y Patricio....¡Diablos! ¡Al pobre Pato no lo dejamos hablar! (Jajaja). Ahí nos enteramos que el esposo de una de las comensales había iniciado un emprendimiento de Vinos de Reserva (venta)  y, para sorpresa mía, todas las que estábamos allí somos diletantes de este producto de nuestra tierra. ¿Patricio? ¡No sé! (jajaja).
   El viernes, un rico desayuno con tarta de manzana. ¡Estaba rica y todos los concurrentes de esa mañana se alegraron de endulzar el café cotidiano! Por suerte no me olvidé de aportar  y retribuir (en pequeña parte)  los gratos momentos compartidos. 
    Ahora estoy esperando terminar mis clases de hoy para decir, anticipadamente, adieu al año laboral 2015. ¡Qué felicidad!

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