domingo, 22 de noviembre de 2015

"Y eso: ¿es bueno o es malo?..."

...fue lo que me preguntó abiertamente, sin tapujos ni preocupaciones por lo que se debe o no preguntar de acuerdo al Manual de Carreño... Me sorprendió la sinceridad de su interrogante...y me alegró. 
    Hacía más de un año que no había entrado a ese supermercado Unimark (Ramírez con Freire). Hoy, mientras venía de regreso del Parque, casi en la última cuadra, decidí bajarme allí y no ir a la Feria de Grecia. Llevaba ya un rato vitrineando las estanterías y echando más de algún producto a la canasta, cuando en uno de los pasillos me encuentro con una joven que conocí en el colegio en que trabajé. Nos saludamos con cariño y aunque ella estaba laborando en esos momentos (vi que llevaba el uniforme del súper) se detuvo a conversar conmigo y su alegría fue genuina (así como la mía). Agradeció el apoyo que yo le había brindado mientras fue alumna y al preguntarme cómo estaba yo y si seguía trabajando allá, le dije que no, que estaba en Cpech,  hacía ya dos años.
- Y eso...¿es bueno o es malo?, me dijo. 
  Me dio mucha risa y alegría  una pregunta tan directa.  Le expliqué que hacía mis clases, lo que me gustaba mucho, y que no me preocupaba de nada más, por tanto, era bueno (¡y vaya que sí!). Inmediatamente me dijo: "pero, claro, si usted es una excelente profesora: una vez me explicó una materia y yo le entendí todo..."
   Me alegró saber que estaba estudiando (cuarto año de Prevención de Riesgos), que no se dejó estar, que quiso seguir adelante y lo está logrando. 
   Me sentí reconfortada después de ese encuentro y aunque no he logrado recordar su nombre, sí sé que estudió Alimentación en el establecimiento. Tengo su imagen con el uniforme de Cocina en mi memoria. Recuerdo que era (y seguramente aún lo es) de extracción social bastante humilde, que más de un problema familiar tenía, que en más de una ocasión estuvo a punto de desertar, pero conseguimos que terminara. También, me viene a la memoria un temperamento fuerte y difícil, pero al que se podía llegar a través del cariño. 
   Y como ya he dicho en otras ocasiones, éstas son las pequeñas-grandes satisfacciones de nuestra profesión, las que, felizmente, las he recuperado en estos dos últimos años y me han nutrido en tiempos de soledad. Ayer sábado en la tarde, llegando desde Rengo después de haber dictado las últimas cátedras de mi año escolar, de pronto escucho:
- ¡Profe! ¡Qué bueno que la encontramos!
- ¡Hola, señoritas!, les contesté, alegrándome de verlas, aunque venía bastante cansada. Eran Constanza y Claudia, dos jovencitas muy conocidas por todos nosotros en la Sede, pues andaban (junto con otro par de compañeras) asistiendo a todas las clases que podían, aprovechando los reforzamientos, para no perderse nada que pudiera servirles.
- Profe, queríamos despedirnos de usted y agradecerle la paciencia y lo aprendido, pero no la habíamos visto. 
- Muchas gracias, chiquillas. ¡Qué les vaya muy bien en la Prueba! Y si no les va como quieren, recuerden que la vida no termina, hay que seguir intentándolo. 
- ¡Sí, profe! Capaz que me tenga de nuevo en clases el próximo año, dijo Claudia. 
- Jajaja.
   Me sentí algo descansada después de ese breve y grato encuentro, pues ambas fueron muy responsables en su asistencia, y aunque creo que no se van a rendir, a una le va a costar más que a la otra. 
   Mientras escribo y gozo por primera en la temporada de mi estadía en la terraza, me siento en paz y relajada con un café al alcance de mi mano, escuchando las notas musicales de una dulzona Radio Romántica que llega a mis oídos a través de los audífonos conectados a una pequeña radio portátil Aiwa que era de mi hija,  regalo que le traje en mi primer viaje a Punta Arenas (año 2002), la que a  pesar de los 13 años, sigue en perfecto estado. ¡Ojalá fuera a la inversa, pero...lo que ya fue, no será!  
   ¡Primer día de vacaciones! Los colores me rodean, la tarde aún es joven, no hace frío, pero Maná canta:

   "¿Quién detendrá la lluvia en mí?
   Ohh, se me ha inundado el corazón...
sigue lloviendo, le sigue lloviendo al corazón, 
    en mis ojos no ha parado de llover..."
    
  En fin, ...¡cada loco con su tema! 

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