jueves, 4 de junio de 2015

Mascotas humanas...

  "Salgo a caminar..."

       ¡No! ¡Qué va! No he salido a caminar, no ha sido un acto volitivo, simplemente regreso a casa después de unas "cátedras" extenuantes, no porque los alumnos me hayan dado mucho trabajo intelectual, sino porque el esfuerzo se ha radicado en motivarlos, entusiasmarlos, hacerlos reaccionar. Y eso, ¡caramba!, que exige "juerza". 
  ¡Ufff! No he tomado vitaminas en este período, seguramente por eso me cansé más de la cuenta. Es que con el alimento ingerido tengo bastante, creo yo. Principalmente fruta, verduras, cereales y muchísimas tazas de coffe. Por si acaso, buscaré vitaminas para levantarle el ánimo a los demás (tal vez existan). 
   En fin... Antes de ir a palacio, me dirigiré al Súper. Espero, pacientemente,  que el semáforo cambie y, en forma segura, como un peatón responsable que soy,  cruzo la calle. No siempre actúo así, pienso después de haber bajado la solera. Ya me parece escuchar el "¡Mamá!", que solía lanzar mi Infanta cuando me veía hacer aquello. Se enojaba o, más bien, se asustaba de mi imprudencia. Los tiempos han cambiado... y ya no puedo escuchar sus advertencias.

   "¡Voyyyy, por  la vereda tropical...!" 
                                   ( ¡se me cayó el carné!, jaja).

  Mientras lo hago, me encuentro en el trayecto con una pareja que lleva una mascota o, más bien, es a la inversa, porque ésta (la mascota) se detiene a parar una pata (jajaja) entre unas plantas del jardín de la pequeña plazoleta frente a la Iglesia la Merced, y la dueña (¿o acompañante?) debe detenerse pues es tironeada por el pequeño "bicho" (jajaja). Me causa risa la "pinta" del can: viste un traje dos piezas consistente en una chaquetilla con mangas tres cuarto, abrochada o cerrada por delante (no le vi los broches, en todo caso) y un pantalón, también tres cuarto, todo en tonos rosas y fucsias, con flores, por lo que deduzco que es una "señorita". Y ahí, precisamente en ese lugar y en ese momento, me pongo a pensar en la ridiculez humana.
- ¿Por quééé tan taxativa?
- Por dos razones...
- ¡Una! :
- No entiendo ese fanatismo por las mascotas, que hace que una o más personas, anden trayendo por pleno centro de una ciudad, en horario punta de un día hábil,  a un animal que debiera estar en su propio reducto, en lugar de contribuir a la polución ambiental. 
- ¡Guau! ¡Cuánta intransigencia! 
- Es que esto es la evidencia de un verdadero problema con las prioridades del hombre (y la mujer) actual. 
- A veces, es cierto... Volviendo al tema, ¿cuál es la segunda razón? 
- La existencia de la "moda" canina. ¡Ufff! Ver un perro con traje humano adaptado a su cuerpo, con diseños y demases, me produce urticaria, jajaja. ¡Es que no puede ser que se llegue a esos extremos de esnobismo, cursilería y casi infantilismo!

    Eso  de  observar  de  qué manera  el  ser  humano   le  aplica   sus   reglas  a seres  de  otra  especie, y los "crea a su imagen   y   semejanza",   me  produce  ruido.  Es   introducir   en   el   molde   humano   a ejemplares de especies que no   lo   son   y   que   han   sobrevivido  por   miles   de años con su pelaje largo o corto que el dios de los canes les dio,  sin  necesidad  de  ninguna vestimenta. Por ello, resulta  ridículo  y  casi   un   atentado  a  la  idiosin-crasia   canina,  esta costumbre  moderna  de la humanidad.  Es transformar, por el imperio del capricho, la naturaleza de  una   especie,   porque   beneficio  no  existe  para   el   ser "transformado", sólo  para  el dueño de la mascota. 

  ¿Qué beneficios recibe un dueño o "amo" de mascota?
1. - El animal le sirve para sentirse mejor, pues  invierte dinero en otro ser; eso de sentirse solidario y compasivo le hace muy bien a muchos individuos (hay personas que no tienen qué hacer con su dinero).
2. - El "señor" o "señora" pueden presumir ante otros si el dog es de raza, y mientras más caro es el especimen,  tiene más herramientas para provocar la envidia. Como al interior del hogar, no logrará lucir su mascota, la inscribirá en cuanto encuentro, competencia o exposición canina exista, llevándola, incluso a los running masivos que suelen organizarse.
3. - Adquiere la categoría de persona  "responsable" y maduro/a, a cargo de un ser que requiere de su cuidado y, al igual que las madres recientes (cuya temática de conversación pareciera ser únicamente todo lo relativo a las gracias y dolencias de su bebé), no deja de compartir, con quienes quieran oír, todo lo referente a ese ser con cuatro patas: que las vacunas, que el cambio de alimento, que la "ropita" le quedó chica, que tan gracioso/a que está, etc. 
4.-  Su vida fuera de la oficina o el trabajo que sea, cobra sentido: hay que llevar al animal (jajaja) al Veterinario de la familia (jajaja), ir a la tienda de mascotas, comprar las bolsas o sacos de alimento, sacarlo a pasear.
5.-  Su vida está "plena", se siente realizado/a y acompañado/a, acompañamiento muy conveniente, toda vez que su interlocutor no le dice cuántos pares son tres moscas, ni  nunca va a estar en desacuerdo con él o ella, por lo que resulta una "relación" idílica. 
6.- Y, además, tiene con quien realizar esa actividad - jugar- que le hace sentirse niña o niño otra vez y que lo mantiene en el país del nunca-jamás. 
  Sin duda, las prioridades han cambiado. Algunos prefieren tener mascotas en lugar de hijos  (son más económicos, no reclaman ni exigen sus derechos, no deben enviarlos a la universidad -al menos que yo sepa, aunque he sabido que hay academias para hacer de su regalón o regalona la envidia de sus amigas y amigos-). Otras personas, lo transforman en un "hijo" más y éstos, en su calidad de integrantes de la familia, recibirán, igual los hijos de su carne, los correspondientes regalos para Navidad. 
- ¿Y hay algunos que transforman en mascotas a seres humanos? 
- Es probable.
- ¿Cómo? ¿Acaso no es ése el título de escrito?
- ¡Claro que sí! Pero yo me refería a las mascotas de los seres humanos, no a los seres humanos que tienen calidad de "mascotas" para sus "dueños". Sé que deben haber, pero no conozco ningún caso de cerca como para referirme a ello. En todo caso, debe ser harrrto triste tener esa categoría para otro ser humano. 
    Pensándolo bien, aquellas mujeres, al estilo del personaje Nora de la obra de Henry Ibsen "Casa de Muñecas" son realmente  humanos-mascotas, pues todo les es dado y atendido, de manera que ni siquiera tengan necesidad de pensar. ¡Fácil y bonito! 
   No me gustan las mascotas de ningún tipo. Prefiero las plantas, prefiero los libros, las películas, la música...los amigos y amigas. Teniendo y cultivando todo ello no hay necesidad de comprarse una mascota-hijo ni una mascota-amigo. Hay que crecer y evolucionar, además de dejar crecer y evolucionar al otro. Nada más.. ni nada menos.   


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