miércoles, 3 de junio de 2015

Los "Fofisanos" y las "Sexalescentes": ¿Nuevas tribus urbanas?

- ¡¿Y eso!? ¿Con qué se come?
- Depende de tu voracidad...
- En estos momentos,  me comería hasta  un ...un...cocodrilo, ....no, mejor no, me puede producir indigestión, además de los riesgos en que pondría a mis dientecitos de leche...
- ¡Jajaja!; en realidad no deben ser muy blandos los  cocodrilos, sobre todo, el corte del lomo, algo escamoso...¡Guácala! 
- ¡Ya pues! ¿Qué es eso de los "fofisanos" y "sexalescentes"? 
- Son estos términos de moda que surgen de repente y que corresponden a  denominaciones que se les ha dado a determinadas personas que comparten características similares.
- ¿Y  eso por qué?
- No tengo la seguridad si es la ocurrencia de algún sociólogo, periodista u opinólogo, fauna esta última que prolifera en nuestra sociedad. 
- ¿No lo sabes? ¡Cómo es eso posible!
- ¡Fíjate que es posible! No veo programas faranduleros en absoluto. Y sólo porque el reportaje "livianito" de una periodista fue presentado en un noticiero, me enteré de la nueva clase de hombres (varones, quiero decir): los "Fofisanos"
- ¿Y quiénes son ellos? ¿Cuál/es es/son su/s gracia/s?  
- Son aquellos varones que, aun haciendo deporte, tienen más de un "rollito" o unos kilos extras, ubicados principalmente en el abdomen. Es decir, practican sanamente deportes, pero no les sirve de mucho, pues la alimentación no debe  ser muy cuidada. Ellos no se  privan de la buena mesa, que, según me han contado (jajaja), es abundante en comida y bebidas varias. 
- ¡Guau! ¿Cómo estarían, entonces, si no hicieran deporte?


  Y así, hablando de este profundo tema, estableciendo si les gustaban más los "fofisanos" o los "metrosexuales" (una clase de varones de anterior aparición, que ofrece un mejor espectáculo a la vista), más digresiones varias,  estuvieron un buen rato. Se notaba que no había temas más interesantes, ni mayores prioridades que atender. Es decir, existía tiempo para perderlo sin sentimientos de culpa por abordar estos temillas (jajaja). 
   La otra denominación, de la cual se enteró hace un par de días, tiene que ver con un numeroso grupo etáreo, de ambos sexos, conformado por personas  que llevan entre 60 y 70 años en este mundo cruel y cuyas características, comparativamente hablando, ya no son las mismas que poseían sus antecesores de generaciones pretéritas. En un pasado no muy lejano, los humanos sesentones, además  de haberse jubilado del trabajo,  estaban en espera de jubilarse también de la vida, casi con el "terno de palo" ya comprado, el testamento hecho o los bienes repartidos,  como pidiendo disculpas por vivir más allá de lo esperado (jajaja).  
     Ahora la historia es distinta. 
   Ha llegado el momento, dicen ellos, cual ilusionados adolescentes, de gozar de la vida. Ya no hay trabajo al que concurrir, los hijos se han ido de la casa (si es que los enseñaron bien y no los malcriaron), es la hora del descanso y de los viajes,  de los espectáculos y de las actividades para las que antes no hubo tiempo. Es la hora también de realizar aquella actividad u hobby con el que siempre se soñó, que se dejó de lado por el trabajo, por los hijos, por la familia y por tantas cosas que eran prioridad cuando más joven. 
  Es el tiempo de recorrer el mundo cercano y lejano, aprovechando las diferentes ofertas que el sistema ha implementado, cada vez en forma más atractiva y abundante, a medida que los "clientes" van aumentando en cantidad y atreviéndose a tomar riesgos. Es el momento de malcriar a los nietos y hacer con ellos todas o algunas cosas que les prohibieron a  sus hijos. Es el instante  de formar parte de algún club o agrupación, con los mismos intereses e ilusiones, que le permitan no sentirse fuera de "foco" o haciendo el ridículo. Es el período de gozar de las pequeñas cosas, de aprovechar el día a día, de no pensar en el mañana, que puede no existir para más de alguno de ellos. Es el momento de aminorar la velocidad, de descansar más, de preocuparse menos, de no esforzarse tanto, porque el cuerpo ya no da para las grandes cosas (jajaja) ni los actos heroicos, ni para ningún Récord Guiness. 
   Y para muchos y muchas, en una sociedad en que el matrimonio o la vida en pareja se ha vuelto algo precaria, hasta quizás desechable, es el momento también de enamorarse, si es que se está solo o sola. Pero esta vez, las urgencias ya no son las mismas, las hormonas no presionan más de la cuenta, la soledad no es una maldición inmanejable y se cuenta con la experiencia de una o más relaciones a cuestas, que si fracasaron, fue por razones  que, se supone, a estas alturas de la vida, se tienen absolutamente claras. Indudablemente un/a sexalescente sabe lo que quiere en cuanto al sexo opuesto (o pareja, para permitir otras opciones y no se nos acuse de "discriminación"). Ama la libertad y tranquilidad alcanzada, no está dispuesto/a a cambiar su estado casi de gloria por un nuevo infierno, o carne de wayhú por charqui . Por tanto, es exigente, privilegiando la amistad, la conversación entretenida y el compartir más que aspectos netamente biológicos (además que el cuerpo ya no está para los mismos trotes de antaño aunque haga ejercicio permanente y dieta). 
  Para el sexalescente ha llegado la hora de ser feliz con lo mínimo, con lo pequeño, con lo menos importante para las personas serias y graves. Es el momento de reír, de privilegiar la comodidad a la formalidad, de decir "¡basta!" a los malos ratos, a las apariencias, a los actos sin sentido, a la aquiescencia permanente.
   Al final, tanto los "fofisanos" como  los "sexalescentes", son parte de un mismo espíritudeben asumir que la mayoría de los seres humanos no son perfectos (excepto doña Principessa, jajaja),  que esta vida no tiene por qué contemplar más privaciones y sacrificios que momentos gratos y de relax, que se puede gozar de los placeres mundanos (sin caer en extremos, eso sí) y mantener la salud y que ésta, en el ámbito biológico, está estrechamente relacionada con la actitud vital. Pues, aunque se haya cumplido seis décadas dentro del mismo cuerpo, éste aún da para mucho todavía si hay optimismo, una postura positiva y sociable, si se cuenta con un buen reservorio afectivo, si se cuenta con amplitud de criterio para mirar la vida, restándole importancia a lo que es fútil. 
  Por esto y todo lo anterior, ¡¡¡bienvenida, Sexalescencia que aún hay cuerda para rato!!!

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