Martes 12
A pesar de no ser Martes 13, me he dado cuenta que el tiempo se ha vuelto esquizofrénico a mi alrededor. No he intentado sanarlo -imposible-, ni volverlo a la "normalidad"(palabra, en nuestra actualidad, que hay que usar con pinzas). Los relojes de la casa han tomado vida propia, también en aparente "estallido", aunque no social, sí temporal -o laboral-. Y yo, para no ser menos, hasta me siento algo paranoica con respecto de ellos. Parecen estar maquinando algo. Claro, son máquinas, pero... si sólo son aquello, será posible que "sufran" de esquizofrenia".¡¡Uff!! ¡Qué complejo se ha devenido hablar últimamente! Las palabras tienen múltiples sentidos dependiendo del contexto, del tono y del hablante...
Volviendo a los señores del tiempo, he descubierto que más de alguno suele detenerse por un lapso y, al rato, está funcionando. Lo miro y me miro. Dudo.
...Después de pensarlo no sé cuánto tiempo (jajaja), creo que voy a optar por dejarlos como adornos simplemente. Que sigan ocupando espacio -ya que no tiempo- en la pared o lugar asignado, porque si me deshago de ellos tendría que buscar algo para colgar de ese tornillo o ubicar en el lugar que quedó vacío. Mucha pega insustancial, para la que no ocuparé ningún minuto por el momento.
También mi reloj biológico anda medio vuelto loco últimamente. Me cuesta mantenerme lúcida y en vigilia durante el día. El sueño me suele tomar de sorpresa en momentos menos esperados. No alcanzo a darme cuenta y ya estoy cabeceando, mientras que en la noche, despierto a cada rato. Incluso en este momento, en que la noche va dando su última vuelta y el día ya no está muy lejano, permanezco despierta. Debí mirar tres relojes para cerciorarme cuál era la hora, pero como no se ponían de acuerdo, he decidido mejor confiarme en el celular -también máquina-. Si éste fallara, podría ingresar a un mundo atemporal, casi ingrávido, corriendo el peligro de perderme en el No-tiempo. ¡Parece que ya estoy alucinando! ¡Son éstos tiempos extraños! Deberé agudizar mi sentido de la observación, para descubrir los pequeños detalles o "deja vù" que puedan ser las "migas" que me permitan encontrar el camino para regresar a este mundo de una luna y un sol, de una hora única en cada espacio, en que se duerme en la noche y no en el día, en que los relojes no se confabulan entre ellos para confundir a los humanos, mundo en que se camina hacia adelante si uno quiere avanzar, en que los martes 12 son generalmente de buena suerte y que uno puede enfrentar el día sin miedo a las sorpresas.
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