jueves, 3 de septiembre de 2020

Cónclave...

     CÓNCLAVE es el nombre de la nueva novela leída  de Robert Harris. El calificativo que le asigno es apasionante, lo que es casi todo un "milagro", considerando el tema del relato. Creo, obraron el acto milagroso  el autor y el escenario narrativo. 
    Durante el día de ayer recorrí las dependencias vaticanas junto a sus personajes, de forma casi  tan ansiosa como muchos de ellos, salvando las distancias, para no caer en una blasfemia. 
   El Papa ha muerto. El Cardenal Lomeli, Decano del Colegio Catedralicio, concurre a las dependencias del Pontífice apenas es avisado, sin convencerse aún  de tan infausta  noticia. Ya todo está en marcha. Allí ya se encuentran los cuatro cardenales más veteranos de la Iglesia Católica, incluido él, iniciando todo el proceso posterior a la muerte de un Papa y al comienzo de un proceso mundialmente conocido: el Cónclave, la elección de un nuevo líder de la Iglesia Católica.  Le corresponde a Lomeli, a sus 75 años, organizar el evento. 
   Los Cardenales con derecho a voto son 117, de los diversos continentes y países del mundo. Todos van llegando y desde el inicio ya se distinguen los cuatro aspirantes más serios en disputa, independiente que cada uno de los 117, muy internamente, tenga el mismo sueño o aspiración. 
     En momentos de cerrar las dependencias para aislarse del exterior, llega alguien inesperado: un Cardenal nominado "In pectore" ('en el corazón'), Arzobispo de Bagdad, del cual nadie tiene noticia a excepción del Secretario del Estado Vaticano.  Es un nombramiento que  se mantiene en secreto por expresa atribución pontificia. Ahora son 118 los electores...y los aspirantes. 
   Una vez se inicia el proceso, también comienza a hacerse evidente, cada vez más,  la  campaña emprendida por los más interesados en llegar al trono de San Pedro (acuerdos, promesas de cargos e intrigas), que incluye el juego sucio, una muestra de que la tarea de elegir al mejor hombre de entre todos es sólo una vacua declaración de principios entre tanta ambición terrenal. 
   Es emocionante el relato de cada votación,  el cómo van apareciendo los candidatos con mayores probabilidades, cómo va cambiando el panorama cuando la opción de alguno cae por la acción de otro, cómo va perfilándose alguno inesperado,  etc. 
    Sin ser creyente ni de lejos,  "vivir" una  experiencia tan especial y trascendental para millones de fieles en el mundo, ha resultado fascinante ...y revelador.  ¡Las ambiciones humanas son tantas y tan miserables que dan ganas de ser extraterrestre!
(3 de septiembre de 2020)

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