martes, 22 de diciembre de 2015

Diario de un viaje: últimas horas, chascarros y curiosidades

Domingo 20 de diciembre: último día en San Pedro

  Día de descanso, de últimas compras, de un nuevo almuerzo de atún con lechuga y tomate...
    Desayunamos frugalmente, con un trozo de pan duro al que pudimos hincarle el diente, que habíamos comprado el día anterior, pero que no resultó como esperábamos: se partía como la tierra del salar bajo nuestros pies y costaba una enormidad untarlo. En fin, lo que sí, alimentaba.
   Abandonamos el Hostal como a las 11, buena hora para ser día domingo. Llegamos hasta la Plaza, nos acercamos a la Iglesia de San Pedro e ingresamos a ella, para conocerla pues estaba abierta al público (en todas las ocasiones anteriores la vimos cerrada, a excepción del día de la primera salida de Virgen de Guadalupe). Nos encontramos con una gran nave central, con un alto cielo raso de madera rústica en los postes y madera de cactus rellenando de poste a poste. Una construcción sencilla aunque restaurada, según le escuchamos a un joven que iba explicando las características a dos niñas. El piso original (de piedra sin pulir) se veía a través de una "ventana" que se dejó en el pasillo, a unos 60 cms. más abajo que el piso actual, de madera. El altar es muy hermoso  y de colores celestes, lo que me llamó la atención. En el sector posterior y de segundo piso, había un hermoso y antiguo órgano...o armonium, no los sé distinguir...      De allí, nos dirigimos a una  Galería Artesanal para echar los últimos vistazos, luego al Cajero Automático y, por último, a buscar la Casa de don Pedro de Valdivia, dato que quisimos cotejar sobre la base de lo escuchado en el último tour. 
    La información recibida era verdadera. Había una placa en la pared que así lo atestiguaba. Lo lamentable es  que en lugar de haber sido conservada como monumento histórico, estaba transformada en uno de los tantos locales de venta de artesanía y tejidos. Es cierto que don Pedro no fue de nuestra nacionalidad, pero lo queramos o no, es parte de nuestra historia. 
   Luego llegó el momento esperado por mí desde hacía días: concretar la adquisición de una pulsera de la cual me había "enamorado" (fue amor a primera vista) y que no había encontrado en ningún otro local, como para comparar valor. No era muy barata (de acuerdo a lo que me había dicho el vendedor en la primera ocasión) pero igualmente estaba dispuesta a comprarla, porque así es el amour (jajaja).
¿Qué tenía de especial la famosa pulsera? 
    Pues era de alpaca con aplicaciones de oro peruano, ajustable, del mismo estilo de un anillo que compró mi madre una vez a una tía de ella que acostumbraba a  viajar al sur con "matute". El anillo aún está, pero absolutamente gastado (debe tener aproximadamente unos 52 años, el anillo, no la tía de mi madre). Las figuras de la pulsera eran de temática andina adornada con mis grecas preferidas. Lo bueno y absolutamente sorpresivo para mí fue que cuando pregunté el valor por segunda vez, éste era inferior en un 40% al que me dijeron en primera ocasión y eso que no estaba en liquidación. Por suerte no fui reconocida por el comerciante ni yo tampoco le recordé que había ido días atrás. Fue una fortuna también que nuestro vecino (lo digo porque el era de nacionalidad peruana) tenía mala memoria. ¡Me habría perdido esa tremenda ganga! Claro que no debo ser ilusa: seguramente el costo es el 50 % menos o tal vez más y, los comerciantes, así como van viendo a la gente, dicen un precio u otro, a excepción de los que acostumbran a marcar el valor de sus productos, que es la mayoría, felizmente. 
   Esta mala costumbre de ponerle cualquier precio a las cosas, según a qué cliente vean, también lo vivimos en ocasión anterior, en un almacén. Pasamos a comprar azúcar y el vendedor, al preguntarle el valor, rápidamente señaló de costaba mil pesos. Sin embargo, como la mercadería estaba al alcance de nuestras manos y cada cliente podía  sacar lo que necesitaba, revisamos las bolsas. Había dos marcas de azúcar, ambos importadas : El Conejo (de origen guatemalteco)  y otra, cuyo nombre y origen se nos olvidó  ( debéis disculparnos, no se nos puede pedir tanto, jajaja). Para mala suerte del comerciante (al que my sister calificó de allí en adelante de "sinvergüenza" y no volvimos a entrar a su local) el precio de cada paquete de azúcar estaba marcado en el producto (uno valía 800 y otro, 900 pesos). Lógicamente, le hicimos saber lo que estaba marcado y debió respetarnos el precio. 
   Y es por esos casos, de los que deben replicarse  a cada rato, que no dejamos de encontrarle razón a personas que dicen que lo autóctono del pueblo se ha perdido y que se ha transformado en un mero comercio. No dejan de tener razón, si agregamos más elementos de juicio. For example, la gran cantidad de extranjeros establecidos en el lugar, algunos viviendo en forma particular, otros dueños de locales comerciales o de servicios; la gran mayoría de los artículos de artesanía ofrecidos como recuerdo, son de origen peruano o boliviano, además de la enorme presencia de personas de estas nacionalidades, especialmente dedicadas al rubro del comercio o de trabajos de aseo o alimentación en los distintos locales de comida o alojamiento. 
   Lo mismo podemos decir de los guías: de los seis tours que contratamos, sólo dos de ellos eran chilenos y probablemente no oriundos de la zona. 
  En lo que sí no cabe duda que nos enfrentamos a lo auténtico fue en los diferentes lugares, propios, característicos y genuinamente de la zona, así como la Festividad Religiosa presenciada en honor a la Virgen de Guadalupe .
   Después de haberme transformado en la feliz dueña de una pulsera plateada-con-figuras-doradas, nos fuimos a casa a preparar nuestro almuerzo. Esta vez hicimos una gran variación : no comimos sólo atún, sino que le agregamos una lata de sardina, sólo que no me di cuenta, al comprarla, que las sardinas estaban embadurnadas de salsa de tomate. ¡Bien! Peor es en la guerra, allí sólo hay ratones para comer....¡y sin salsa! (Jajaja).
   En la tarde descansamos bajo techo, el calor reinante al aire libre lo ameritaba y cuando ya refrescó salimos a la terraza. No tomamos onces, pues teníamos planificado darnos una buena despedida del lugar, digna de nuestras personas. Lo que sí, queríamos ir a un local con Música en Vivo. Ya conocíamos uno cerca de donde hospedábamos, pero ese día, por ser domingo, no había músicos. ¡Plop!
   Fuimos a otro local del que nos habían dado el dato aunque quedaba algo retirado: la Música en Vivo comenzaba a las 21,30 horas. Pedimos permiso para pasar a ver el local y...¡humm! ¡No nos gustó! Se notaba bastante popular. Si hubiéramos estado en un grupo, probablemente, pero ¡¡solas!!,  no podíamos arriesgarnos (¿arriesgarnos a qué? pienso ahora, jajaja). 


   Conclusión: Fuimos a Bendito Desierto, un local top, cuya exclusividad es la carne de llamo, ubicado a una cuadra de nuestro 5 estrellas, rústico pero elegantoso. Comenzamos con dos piscos souer, atención de la casa, y pedimos un plato de "Anticuchos andinos" con sendas copas de vino, cada una de las cuales costaba ....¡3 lucas!!! (con esa plata de las dos copas me compro 6 botellas de 700cc del vino embotellado más barato, 120 o Bodega Uno, jajaja). Sin embargo, estábamos de fiesta y no nos íbamos a andar con pequeñeces.
  El plato tenía dos anticuchos bien gordos con trozos de distinto tipo de carne, unas papas rústicas al punto y una salsa de chuparse los dedos. ¡Fue la cantidad exacta para nuestras bellas personas! Mientras cenábamos, la música ambiental nos acompañaba, veíamos (literalmente) el cielo estrellado a través de  las "ventanas" de la terraza.¡Mmmm! ¡Un final digno y merecidísimo! 
  Recapitulando y considerando lo vivido en estos días, procederemos a hacer un resumen con algunos Rankings y Categorías. ¡Dedos a la obra!



Categoría: Guías de Tours
* El más Simpático, amoroso, amable y considerado con estas bellezas: Jefferson, el venezolano.
* El más Antipático, desconsiderado, irresponsable y pesado: Juan, el chofer (ignoro su nacionalidad, es probable que haya sido apátrida, jajaja).


Categoría: Choferes
* El más Simpático, paciente, buena onda y medio "lacho" : Danilo, oriundo de Socaire, de apellido Volao (con una paciencia digna de ser mencionada, acompañante de Jefferson en el tour, dispuesto a explicar lo que se le preguntara, a sacar fotos si uno se lo pedía y con quien nos tenemos unas fotos comprometedoras, jajaja).
* El más Instruido: Juan (otro Juan) , sabía mucho de Geología y apoyó a Marcos con sus conocimientos cuando fuimos al Valle Arco Iris. Al parecer era chileno, por el acento.


Categoría: Turistas
* Los más MinOs : ¡Ufff! Muuuuchoooossss, parecía competencia de Minos Ricos, portugueses, italianos, ingleses, connaturales. Casi es un atentado contra las enfermas cardíacas o hipertensas (como yo, jajaja) tanto hombre estupendo y buenmozo que se moviliza por las calles de San Pedro y en los tours, tanto jóvenes como mayorcitos (jijiji). No digo más para no arriesgar demanda de divorcio (jajaja).
*  Las más MinAs: a decir verdad nosotras no estamos en la cúspide de esta pirámide rankíngstica, para ser honestas,  pero tampoco (y eso se lo podemos dar firmado, jajaja) estamos en la base, es decir, al final. Sin duda, hay una junta de jóvenes y mujeres preciosas en este lugar, hablando distintos idiomas, rubias, morenas, mulatas,  de raza negra, asiáticas, pero también se ven algunas no tan beneficiadas por la Pachamama y no éramos nosotras, precisamente. Vimos varias de talla XXXXL y otras que parecían ser esposas de don Federico, jajaja. 
* Las más Chillonas: lejossss, las turistas libanesas y tailandesas, algunas de las cuales estuvieron en nuestro Hostal y , la verdad, parecían, gallinas cluecas, jajaja. Es probable que en sus países no las dejen hablar y aquí aprovechan para hacerlo (una teoría al azar, jajaja).
*Los más Pesados y Poco Comunicativos: los Alemanes. Algunos también compañeros de alojo, ni siquiera saludaban al ingresar a la cocina. Tratamos de educarlos un poquito, pero no resultó mucho. Un matrimonio en un tour, últimos de pesados: él, no le gustó la comida, ella, sólo le interesaba estar lo más descubierta posible para tomar sol, sólo la hija de ambos se salvaba, que se comunicaba algo con la gente. 
* Los más Hediondos: sin duda, los franceses, jajaja, y una pareja de jóvenes compañeros de un tour, que cuando se subieron al minibús no sólo my sister se llegó a quejar de dolor sentido en su fina nariz, jajaja, sino también otros jóvenes que iban delante nuestro. Parece que esa parejita no se había lavado ni cambiado ropa hacía días y deben haber pasado del carrete nocturno al tour.
* Los más Excéntricos: un par de turistas varones, estupendos ellos, morenos, con barba naciente, al estilo el hombre más guapo del mundo (jejeje), que estaban en bata blanca tipo salida de baño en medio de los demás varones con sólo short,  que se duchaban o esperaban su turno para hacerlo, con el objetivo de sacarse la sal luego de haber estado bañándose en las aguas salinas de Laguna Piedra.


Categoría: Habitantes del lugar
* Los más Simpáticos/as: en general, todos los vendedores de Tours, en especial, Nayarett, joven casualmente rancagüina, que nos atendió en todas nuestras salidas, aunque es importante, señalar una excepción que conocimos, una rubia señorita que no se dio el tiempo de darnos detalles acerca de lo que preguntábamos, pues, al parecer, no nos reconoció (jajaja). También es importante incluir en esta subcategoría, a una jovencita vendedora de Helados, que nos trataba de "señoritas"(cada vez que pasábamos por fuera de su local , es decir, a cada rato, jajaja, nos ofrecía helados con la misma simpatía y buena onda; cuando finalmente ingresamos a su local para comprar unos deliciosos helados de rica-rica, producto local, ya nos trataba de "sus clientas", jajaja)una vendedora de joyas de "Piedras Australis", que a pesar de que no éramos rubias ni extranjeras, nos atendió de maravilla (esta empresa también tiene locales en los Aeropuertos y , la verdad, sus joyas son maravillosas, de lapislázuli con cobre, bronce, plata y otras mezclas, pero da "dolor de guata" mirar los precios) ; los garzones de diversos locales de comida que salían a publicitar almuerzos y cenas a la calle, recibiendo el no con una sonrisa y despidiéndose amablemente, deseando una feliz estadía o buena tarde, según correspondiera; Sandra, la Encargada del Hostal Puritama  que siempre, con la sonrisa en los labios, atendía peticiones y sugerencias; era, al parecer peruana o boliviana. 
* Los más Curiosos: un joven vendedor de tours, que se ubicaba siempre en el mismo lugar (obvio, por allí debía tener la oficina, jajaja)  y lo reconocíamos por su sombrero con plumas, al estilo Robin Hood. 
* Los más Desconfiados: unos comerciantes peruanos y/o bolivianos, que nos seguían dentro del local y a los cuales no les compramos nada por pesados.
* El más amable: un señor que conducía una camioneta y que se detuvo en una esquina de calle Toconao, casi en las afueras del pueblo, para ofrecerse a llevarnos al centro. Se lo agradecimos con una sonrisa de oreja a oreja, declinando su invitación, pues estábamos precisamente practicando caminata. 
* Los más auténticos: la Sra. Alicia, habitante de la localidad de Machuca, quien no se hizo problemas para fotografiarse mientras estaba en la calle principal y única del luga, sentada con sus hierbas medicinales e hilando lana de llama con un uso. Le ofreció a my sister una pequeña ramita de llareta, una planta endémica, de distintos usos, pero también recomendada para las personas con diabetes, a dos lukas. Mi hermana más que ofendida por el precio del ganchito de la planta, fue porque doña Alicia asumió que era diabética. "¡Qué se habrá creído!", dijo doña Gladys, mientras subíamos la cuesta para llegar hasta la Iglesia "machucana" ¿o "machucada"? (jajaja); la Pastora que divisamos desde el minibús cuando nos alejábamos de Machuca.
* Los más Frescolines: un par de "minocos" populares (jajaja) que estaban en las afueras de San Pedro y que encontramos de regreso de una de nuestras caminatas, sombreando y almorzando bajo un pimiento (árbol, se entiende, no fruto, jajaja) , aunque era recién mediodía y que, además de saludarnos al pasar, nos preguntaron qué hacíamos tan solas  y si acaso no necesitábamos compañía. Jajaja... Con esos minos sí, habríamos primero tener que echarles una buena lavada en la fuente de la juventud, jajaja. Obviamente tuvieron una respuesta inmediata y en buena onda de my sister que, en casos como éste, tiene más presencia de ánimo (jajaja). Mención especial cabe para otro de esta misma subcategoría, quien ayudaba a llevar el Estandarte de la Virgen de Guadalupe en la procesión que presenciamos: muy moreno, recontra "dejado de la mano de Dios" (a lo mejor por eso se acercaba a la Virgen, jajaja), de una polera verde fosforescente, que le lanzó unos requiebros a mi hermana, pero que, rápidamente, retrocedió en sus decires, cuando expresó "Pero a mí me gustan grandotas". Jajaja, con gustos específicos y claros, el "caballero"... Mi hermana quedó decepcionada, mientras yo no pude hacerme ni la más mínima  ilusión con aquella declaración de principios...(jajaja).



Chascarros varios
  Además de los que se pueden deducir en lo ya narrado de nuestro viaje, hay otras situaciones dignas de mención por lo divertidas o no tanto.  Sin duda, la que se lleva el Premio, es:
* Perdidas en el Desierto de  Sal: que nos significó una caminata a solas por más de un kilómetro, en plena soledad y, aunque a my sister le supuso la mayor rabia del viaje, a mí me trajo como beneficio la mejor fotografía personal, ésa que adorna mi perfil de facebook, equivalente a la del Principito caminando por el desierto (Claro, como yo soy la Principessa, todo debía calzar!!).
* Polera al "verre": en el mismo tour, ya arriba del minibús,  de pronto mi hermana me toca las etiquetas de la polera que yo llevaba puesta y que estaban a la vista de quien quisiera mirarlas. Ahí recién me doy cuenta, ¡oh, mai gasch!, que me había puesto la prenda al revés y como no le había cortado aún las etiquetas, éstas casi flameaban al viento, cual banderas (jajaja). 
* P'atrás pa'elante: la misma persona, es decir "yo", el mismo tour, un rato después de haber arreglado el problema de la polera, aprovechando la visita a los vestidores para ponernos nuestros trikinis (jajaja) e ir hasta la Laguna Piedra para probar sus aguas densas. De pronto, ¡uppss!, mi pantalón étnico estaba ...¡¡¡completamente negro por delante!!!  ¿Qué había sucedido? No se le habían caído las aplicaciones de colores ni nada por el estilo. Simplemente, al volverme a vestir, la parte trasera la había invertido (jajaja, no era nuestro día).
* Turistas en salmuera: mismo escenario, misma función. Luego de bañarnos en las salobres aguas de Laguna Piedra, a pesar de pasar a las duchas exteriores a sacarnos la sal, no nos lavamos la cabellera y ésta quedó en calidad de congelamiento atroz (no por efecto del hielo, sino de la sal), tan pero tan tieso y blanquecino, incluyendo las orejas, que optamos por no intentar sacar la sal pues no habíamos llevado peineta o cepillo, para habernos adecentado un poquito.
     El último día algo nos estuvo inquietando, pero al llegar la noche felizmente pudimos ya respirar a nuestras anchas: el paro de la Dirección Aeronáutica había terminado y el regreso a nuestros hogares estaba asegurado. De otra manera, habríamos pasado Navidad en el Aeropuerto, lo que no habría sido nada de gracioso.  
    Todo lo anterior, lo extraordinario, lo mágico, lo bueno, lo mediano, lo malo, lo molesto, lo diferente, hicieron de este viaje, -nuestro viaje-, unos días especiales, divertidos, únicos. Conversamos mucho, nos aprendimos a conocer, aprendimos de otros, caminamos bastante, vimos una realidad diversa y extraña a nuestra cotidianeidad, descansamos a nuestras anchas, echamos abajo barreras formadas por el tiempo...
     Ahora, a volver a nuestra vida cotidiana por unas semanas, para cuando volvamos a emprender una nueva aventura: esta vez será Arica, siempre Arica, y Bolivia. Hasta pronto...

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