miércoles, 9 de diciembre de 2015

Carreteando por Valdivia...


     Primero partamos haciendo un ejercicio lingüístico, consistente en aclarar en qué acepción o acepciones usaremos este término, para evitar malos entendidos y enredos (o  "enriedos", como le escuché decir a una docente de La Unión una vez, por suerte no era profe de Castellano, jajaja). Entonces, comencemos...

"Carretear" : si bien la R.A.E.  al parecer aún no ha integrado la acepción que usamos habitualmente los chilenos, este término hace referencia a salidas nocturnas con el fin de alcanzar la diversión y el relax a través del consumo de bebida, comida, sexo, música y baile. 
- ¡Ohhhhh! ¡Doña Principessa! ¿En esos "carretes" anda usted metida?
- ¡Nooooo! ¿Cómo se le ocurre a usted?!!!
- Pero eso es lo que acabo de leer...
- Cierto, pero no es estrictamente obligatorio ni necesario que los carretes tengan  que cumplir  con todos los....elementos mencionados.  Nuestros carretes, por ejemplo, pueden ser  diurnos o nocturnos, pueden suponer consumo de comida, bebida, música y baile, pero NUNCA sexo. 
- Ufff, qué fome, jajaja...


   Primer carrete

  Casa de mi hermano Ernesto, pasadas las 20 horas, día domingo 6 , Villa Entre Ríos. Todos los hermanos juntos a disfrutar de la hospitalidad de nuestro hermano y su familia. La sorpresa, una de las paredes del living-comedor transformada en pantalla gigante, en la cual proyectamos canciones de nuestros cantantes favoritos, por ordenado pedido a cargo de nuestro hermano Patricio, que ofició de DJ. Y mientras degustábamos un delicioso chupe de locos (especialidad de la casa) , unas papas bravas (¡qué hermoso recuerdo de momentos vividos con mi querida Infanta!) y trozos de carne con tostadas al orégano,  más ponche de durazno y vino tinto, desfilaron ante nuestros ojos Queen, Michael Jackson, Guns N' Roses, Luis Miguel, Joaquin Sabina, Miguel Bosé, Alejandro Fernández, Mercedes Soza, Pablo Milanés, Los Prisioneros, Juan Gabriel, Los Vásquez, y cuando ya se comenzó a "apichangar la cosa", los Picantes y las Bototas (jajaja). Nos divertimos harto un buen rato y cuando ya se nos acababa el encanto, iniciamos el regreso a casa, caminando, mientras nuestro hermano anfitrión nos "endilgaba" por un buen trayecto. La caminata a esa hora por las calles interiores de aquella población hasta llegar a la casa materna fueron un grato paseo nocturno a una temperatura ideal. 
   Al llegar a casa, luego de servirnos un café o té, según costumbres, nos dirigimos a nuestros respectivos aposentos, contentos por el resultado de la gestión familiar. 
   Segundo  carrete
   Visita a Los Molinos lunes 7 diciembre, en horario diurno. Participantes: la belleza que escribe (jajaja), Gladys (la hermana mayor), Patricio (alias el Pato, ariqueño, a punto de cambiar el apellido Alvarez por Mamani, jajaja), Héctor Alejandro (alias el Janito o Chanito -tiene otros alias que no puedo desclasificar, jajaja-) y Pablo, el sobrino. 
   El inicio no fue muy promisorio, pues primero había que hacer un trámite en  BancoEstado, pero que no resultó porque cambiaron las reglas del juego y no nos dimos cuenta sino hasta el final (después de esperar más de una hora para que nos corresponda el número de atención, después de tener la "santa" paciencia de esperar 35 números, nos informan que el trámite lo realizaban ahora en un sector aledaño; es decir, debíamos volver a sacar número  pero en otro dispensador) . ¡Nooooooo, de ninguna manera!
    Tratando de hacernos ánimo (especialmente mi hermana) decidimos que el miércoles se volvería al ataque, por ese día ya era suficiente, así que realizamos un conciliábulo para establecer el recorrido de este nuevo  carrete. La llegada hasta nuestro destino  demoró un poco más de lo presupuestado, por detenciones en la ruta producto de reparaciones en la vía.  Una vez en Los Molinos, recorrimos parte de la Costanera para decidir en qué restaurant almorzar. Ya eran las 13,30 horas. Al final, pasamos al mismo al que fuimos el viernes con mi hermana cuando tuvimos el "día de chicas". Patricio no conocía el lugar y a pesar de ello lo eligió, enterándose después que allí habíamos celebrado los 90 años de mamá el año anterior. Al parecer los gustos son similares, a pesar de la distancia. Las cicerones fuimos nosotras (por suerte nos obedecieron, jejeje ) y finalmente consumimos empanadas de marisco, cervezas Kunstmann y dos "Primaveras de Mariscos", más las "zorraspillas" de la casa (ese apelativo es creación de uno de los sobrinos cuando pequeño, jajaja). Ellos, los machos, reconocieron nuestro acierto en la Carta sugerida. Después de un relajado, sabroso y entretenido almuerciño, nos fuimos a caminar por la playa, para terminar subiendo a la carretera por otra vía tsunámica, que nos ayudó a quemar más de alguna grasa. De allí, a un paradero para esperar "la micro" del recorrido. 
    Después de sentarnos todos en el último asiento del microbúes, cual estudiantes liceanos y sacarnos una selfie familiar, echamos de menos algo primordial. Nadie llevaba la carpeta con documentos del trámite de la mañana ( eso nos pasó, como nos decía mi madre cuando éramos pequeñas, por andar "chijeteando", jajaja). Ocupamos bastante tiempi haciendo los trámites para recuperar lo perdido pero fue inútil. En fin, habría que vol er a hacer algunas tareas.


   Tercer carrete

   Lunes 7 por la noche, saliendo de la mansión aproximadamente a las 23 horas, sólo 3 hermanos: Patricio, Héctor y la Principessa, obviamente. Nuestro punto de carreteo fue el local "Al yugo", ubicado en la Avda. Alemania, en el cual, la conversación docente y la Cerveza Kunstmann Bock fueron las protagonistas. Resulta curioso que mis dos hermanos carreteros, tratando de escapar del Sino Docente de los Álvarez mayores, estudiaron Medicina Veterinaria e igualmente han terminado haciendo clases. Por ello, más de una anécdota laboral fue el tema de nuestra conversación esa noche, así como las diversas estrategias pedagógicas para entusiasmar a nuestros discípulos. Resulta no menos curioso de qué manera a pesar de los diferentes medios en que trabajamos, de las distintas etapas de  experiencia, así como de los tipos de alumnos que atendemos, nuestra respuesta y nuestra actitud es muy similar frente a ellos. ¡Un botón más de muestra de que somos Álvarez Saldaña!
   Después de consumir tres pitchers de cerveza, de ir incontables veces al servicio higiénico, ya siendo pasadas las 3 de la madrugada, decidimos abandonar el local. En otros locales cercanos, el entusiasmo era notorio. Cuando pasamos frente al Edificio del Centro Español (casi llegando a la Plaza por Camilo Henríquez) la juventud existente en la vereda y el grupo de jovenzuelos en uno de los balcones del segundo piso nos llamó poderosamente la atención. Los miramos y lanzaron unos grititos de admiración (jajaja, seguro a mis hermanos, que no son nada de mal parecidos; además, los grititos no tenían nada de masculinos aunque provenían de jóvenes varones) . Apuramos el paso (jajaja) y nos dirigimos a otro sector tradicional valdiviano de zona carretera: Beauchef con Esmeralda, distante a unas 2 cuadras. Ya estaba todo en trámite de cierre, aunque en un Pub aún permitían la entrada, previo pago de 4 luckas. Decidimos no realizar esa inversión porque quedaba menos de media hora para cerrar. 
- ¡Vamos a La Bomba, dijo uno de mis hermanos. 
  Fuimos, pero al llegar allá no había nada de nada, ni siquiera un minúsculo "cuete" (jajaja). Volvíamos al punto de salida anterior, con unas detenciones masculinas en el camino, en sectores oscuros (jajaja). De pronto, en la esq. de Chacabuco con Caupolicán vimos gente haciendo fila. "¡Vamos allá!", se escuchó. Fuimos:  jajaja, era un carrito de comida chatarra y nosotros no estábamos en condiciones de ingerir cualquier alimento, jajaja. 
- ¡Necesito ir a un baño, urrrgenteee!, reclamé yo, pues no podía solucionar dicho problema sólo en un lugar oscuro. 
  No nos quedó otra solución que volver "Al yugo", donde aún no cerraban y no me pusieron impedimento alguno al ingresar nuevamente. 
   Después de ese trámite necesario, nos fuimos a buscar un taxi para retornar a la mansión; podríamos haber seguido carreteando pero la Ley de Funcionamiento de Locales Nocturnos nos lo impedía. ¡Resignación cristiana es lo único que nos quedaba! Rápidamente apareció un vehículo de alquiler que nos condujo con celeridad a nuestro destino. Una vez allá, tratando de hacer el menor ruido posible para no despertar a nuestra hermana, quien hasta podía lanzarnos la correspondiente reprimenda por la hora de llegada (4 de la madrugada, ¡temprano!) , nos preparamos un café caliente y luego nos retiramos a nuestras correspondientes recámaras. Con suerte, esperábamos que nuestro hermano menor no se quedara dormido, pues debía estar en  el Terminal de buses antes de las 8,30 horas de ese mismo día, que ya se había iniciado hacía bastante rato, jijiji...

No hay comentarios:

Publicar un comentario