jueves, 18 de diciembre de 2014

"¡No llores por mí, Rapa Nui...! (me salió verso sin ..., jijiji)

                   ¡Últimas horas en este hermoso paraje!
    Como siempre, me gana a levantarse mi compañera de suite. Luego, le sigo yo (bueno, somos las únicas en la pieza, por tanto, yo sigo, jejeje). Pasadas las 8 ya estoy vestida. Es muy pronto para desayunar, así que me dedico a ordenar la maleta y dejar las mochilas casi listas. ¡Ojalá nada se me olvide! Sería una pena. Son las 9,10 : ¡a desayunar!
   Los chinitos ya están en el comedor, no han  dejado casi nada para los que faltan, jajaja. Sólo queda mi ración: esta mañana sólo somos 4 los comensales. Bajó bastante el número de pasajeros y, más encima, yo también me voy, así que las ratas deberán abandonar el barco.
   Después de desayunar, voy a buscar mis equipos electrónicos, con el objetivo de subir la crónica correspondiente al día de ayer, miércoles 17, y las fotografías, por supuesto.
    ¡Bella tarde la de ayer!
   Las imágenes están en mi cámara y en mis retinas..para siempre (mientras mis retinas estén sanas, obvio). Me sirvo la tercera taza de café, aprovechando que aún no han retirado las cosas de la mesa. 
 Ya son las "sonce" y Mau, la anfitriona, me informa que me llevará un poco  antes de las 12 al aeropuerto. Se lo agradezco. Termino mi trabajo, apago el equipo y me voy a terminar de guardar lo que falta. Espero en la terraza de la entrada y, mientras tanto, contesto un correo, el último en tierras pascuenses. Me voy a despedir de Esther Ika Parakati. Nos damos un abrazo y le agradezco su acogida. Ahí le aclaro que no soy peruana (jajaja).
   Ya es casi hora de partir. Esther llega a sentarse a mi lado con una taza de té (con azúcar, jajaja). Realmente rico el té, tal vez por ser un inesperado regalo  de despedida. Me lo sirvo completo. Aparece Mau y nos vamos al aeropuerto, que queda a unos 3 minutos  del hostal. Podría haberme ido caminando, sin problemas.
    La maleta debe pasar por rayos X. Después, me piden  abrirla. ¡Humm! ¿Qué se creerán?  Me pregunta el encargado si llevo alguna fruta, planta o semilla. ¡Chuata! En alguna parte eché un par de vainas con semillas que encontré en mi caminata al Volcano Orongo. Él revisa y ...nada por aquí, nada por allá... ¡Uff! ¡Pasé! Por suerte no eché unos frutos que había encontrado ni unos coquitos (como de pino, pero más chiquitos que recogí en uno de mis patiperreos). Le había preguntado a Mau y me había dicho, el otro día, que se podía  llevar algo  siempre y cuando estuviera autorizado por el SAG...
   Ahora, a entregar la maleta. Me corresponde a continuación pasar por la Puerta de Embarque. Nuevamente por rayos equis. ¡Chanfles! Esta vez hasta la ruana me la envían por la cinta transportadora (la llevaba en la mano, pues al salir, había mucho viento y estaba algo helado). ¡Ultima revisión sin problemas! ¡Pasaron las semillas y un par de tiares (flores que me regaló Esther antes de ayer, jaja, salió verso...). Ya pasados los controles, sólo queda esperar el embarque. Hay mucha gente en lo mismo, la mayoría extranjeros, muchos franceses. También los españoles del tour tienen el mismo vuelo. No me reconocen (espero que los paparassis tampoco). 
 Esperamos una enormidad. ¡Pues, hombre!, ya no saldremos a la hora planificada. Salíamos a las 13,10 y recién a esa hora comenzamos a abordar. Camino por la losa hasta alcanzar la escalerilla de adelante. ¡Una última fotito! ¡Ya!  Y cual Los Charchaleros, digo "¡Adentro!"  y me introduzco en el avión, lanzando un "¡Iorana!" de todo corazón.
  .........
   Aún estoy estupefacta. ¡Creo que me han reconocido! ¡Eureka, al fin alguien que valora los méritos de mi bella e insigne persona!; qué digo "persona", diosa más bien, jajaja.
   Ayer, cuando hice mi check in, ya tenía asignado un asiento. Lo  acepté  sin problemas pues estaba en la parte delantera del avión; al llegar me había tocado casi en la cola (jajaja). Lo increíble es que cuando subí, mi asiento estaba en el sector de la gente ¡VIP! ¡NO PUEDE SER!  Para no pasar bochornos cotejé con una azafata si ése era mi lugar.
  -"¡Ese es su asiento, Principessa! ¡Usted, tranquilein! No hay error".
    Casi me la creo. Me senté con entusiasmo, sin apretujones ni nada. El espacio que uno tiene delante es equivalente a dos asientos. Pronto, llega un azafato y comienza a ofrecer champaña no sé cuánto (se me atragantó el nombre) , pisco souer o...
  - Pisco souer, plis. 
    Me traen un exquisito y... ¡fuerte! pisco souer (total, no voy a conducir), más un potecito con almendras y castañas de Cajú... ¡Mmmm! Buen aperitivo, que me sirvo e ingiero antes de despegar. Es decir, antes de dejar Isla de Pascua, ya estoy medio mareada, jajaja...
   Me toca en suerte, un compañero, un señor de mediana edad, medio rasqueli, que se para a cada rato y finalmente "agarra" sus cosas y se cambia de asiento.
  - ¡Pos ora! ¿Habrá visto una mala cara? ¿O habrá tenido otros intereses? En todo caso, no me simpatizó..., jajaja.
  Viene al asiento una joven rubia-rubia, molesta, amenazando a un amigo que concurre a su asiento que se les va a pagar...¿¿?? La verdad, me da lo mismo... El fome compañero ya se fue...
    ¡Hora de despegar!
    Obtengo una fotografías preciosas de la isla, desde la altura. ¡Ah! Me había olvidado decir que me tocó, más encima, asiento ventana...Me emociono, pienso en lo que podría haber disfrutado mi Infanta de estar a mi lado...Mis ojos parecen un océano más...
   Ya estamos volando sobre el mar y las nubes, con 40 minutos de retraso, la nada misma...3.700 kilómetros nos separan de Santiago, que ya empiezan a disminuir. Una azafata se acerca, ofrece cobertor (blanco-blanco, capaz que sea de pluma de ganso o gansa soltera, jajaja ) y/o almohada. Esto último acepto. No pretendo asarme con un cobertor, aunque mi compañera, la rubia-rubia, se envuelve en él.¿Serán todas las rubias tan friolentas?, me pregunto, jajaja.
   Ya hemos caminado un buen rato...pardón, volado... Son las 15 horas... se siente olor a comida... viene el almuerciño. ¡Mmmm! Y éste no me va a costar nada ! (bueno, ya lo pagué en el pasaje, jajaja). Veo que el carrito trae...¡vino! Los ojos se me abren como si fuera Pepe Antártico (jajaja) ¡Hace chorrocientas horas que no degusto unos CC de vino...! ¡Ya veremos si esta comida supera las  degustadas, aunque me imagino que sí!
   ¡Uyuyuyuy!  Ravioles con tinta de calamar rellenos con   jaiba o... pollo con papas a la mantequilla! ¡De postre, fruta o... torta dulce! (¡Na' q' ver pollo! ¡Vamos a probar las pastas! Total,  llegando allá, hago dieta...).
   - ¿Cuál es tu dieta, preferida, Princess?
  - Jajaja, mejor ni te la digo....

.......Sigamos con el Menú:
   - ¿Qué desea beber, Principessa?
   - Vino, porfis
   - Para las pastas le recomiendo un Chardonay...
   - ¡Très bien! Merci...
   - ¿Algo más?
   - Agua mineral,  s'il vous plais.
   - ¿Pan? ... Le tenimos blanco e integral.
   - Integral, huachi... (jajaja)    - ¿A las finas hierbas o con aceitunas?
   - Con aceitunas, poh...
    ¡Ñam , ñam, ñam! Un almuerzo de Reyes, qué digo: de Principessas... A la ensalada le echo mucha pimienta y me pongo a toser que es un gusto...¡Cof,cof,  cof!... Por suerte pedí agua mineral...Todo es especial en este sector del avión : el salero y el pimientero dan ganas de llevárselos de recuerdo, ¡son tan simpáticos! La botellita del aceite parece de juguete y...¡es virgen! (¡así está escrito! Ése debe ser el certificado de virginidad, jajaja; sorry, disculpen mi asombro pero no lo conocía, jajaja...el certificado, mal pensados). La ensalada es de lechuga morada, con trozos de queso, palmitos, champiñones (esto último es lo mismo que callampas, pero dicho en bonito, jajaja). Los ravioles están exquisitos. Me recuerdan unas pastas (aunque no rellenas) que el Profe Alberto les enseñaba a los alumnos de la especialidad en el ex colegio en que trabajé. El pancito con aceitunas (con bastante más que un pan toscano) me lo como con harrrrrtaaaa mantequilla. El vino hace un maridaje perfecto con el postre, que es una torta de mousse (no de ratón, sino de ...., jajaja) rellena con manjar y otras salsas. ¡Recontra dulce!, pero que con el chardonay se suaviza....

    ¡Uff! Satisfecha, ahora falta salir a trotar. Para que no me "baje" el sueño, solicito un coffee y me llega...¡un Juan Valdez! ¡Mmmm, qué aroma! Lo degusto con fruición y al terminar , ahí sí que no me "dentra  nada más... Uff, no alcanzo a pensar esto y nos dejan sobre la mesa, un agua Puyehue (seguramente para que nos lavemos los dientes, jajaja).    Ha terminado el almuerzo en este Hotel volante 5 stars... Apagan las luces y me encienden una luz personal, que sale del respaldo del asiento y se levanta por las cabezas como una antenita de vinil (jajaja, al sentarme no sabía si eso era parte de un robot, o una cámara escondida no tan escondida o...¡qué sé yo!) Ahora sé cuál es su función...¡Bravo, siempre es posible aprender más!
   Salgo a caminar...al baño, jajaja. Elegante el servicio higiénico. Hay papel de calidad (nada que ver con la marca "A cuenta", jajaja), toallas para secarse, agua caliente, toallitas húmedas, lotion body (aprovecho de lubricar mis manitas de niña), el agua del inodoro funciona, la luz también y el cierre de la puerta, ídem.
   Jajaja, me acordé de un local de comida al paso que fui, ése de María Pika, en el cual pedí permiso para pasar al baño. El baño estaba fuera del sucucho (jajaja), la puerta amarrada con una lienza de algodón neeegrrooo (de mugre debe haber sido)  y por dentro, se cerraba poniendo como pasador un clavo oxidado, jajaja. En todo caso, me sacó de apuro ese baño  y, al final del día, eso es lo que vale...
   En todas estas palabras, ya van a ser las 19 horas chilenas, por lo que queda una hora y media para llegar... ¡Estamos en contacto!
.......
    A las  21 horas estábamos recién bajando del avión; a las 21,30, al fin, tuve en mis manos mi maleta, casi a las 22 iba saliendo del Aeropuerto. Ya en el transfer avisé de mi llegada a mi madre, por si se hubiera acordado de esta hija medio viajera que le salió, jajaja.
   Al cerrar esta transmisión, jajaja, sólo me queda agregar que este viaje fue una maravillosa y enriquecedora experiencia y una demostración de que, si uno se lo propone, se puede. Y aunque no tuve la más anhelada compañía junto a mí, físicamente, la llevé en el corazón, sintiéndome siempre acompañada.
   Ya en Santiago, digo, hasta pronto. No faltará más de una aventura que compartir, pues hay Principessa para rato.

No hay comentarios:

Publicar un comentario