martes, 9 de diciembre de 2014

El gran evento de los 90...

     13,40 casi del sábado 7 diciembre. Ya están todos reunidos los que han llegado a Valdivia y se organiza la manera cómo irán los asistentes en los dos vehículos, 9 en total. Nos esperarán en Niebla o Los Molinos los 4 y medio integrantes más. El medio corresponde a uno de los 7 bisnietos de la Reina Urbana I, don Diego Torres, con dos años y medio de vida en este mundo, cuya residencia se encuentra en Curepto city. 
    El viaje no es tan rápido como quisiéramos,  de manera que el tercer grupo debe esperar bastante, pero al fin llegamos a Los Molinos. Han hecho bien la pega: ya está elegido el lugar y todo dispuesto para el grupo familiar. A estacionar y luego a ingresar con la festejada al lugar de la celebración. La sorpresa es grata cuando escuchamos una hermosa voz femenina que canta canciones populares paseando por el local. 

   - A sentarse todos y disponer los comensales. 
  Cada uno se va ubicando sin acuerdos previos y sin demasiado acartonamiento. ¡Felizmente! Nadie está a cargo del evento, simplemente cada uno, en la medida que se requiera, ha ido aportando con alguna idea. 


  Llevan las tortillas calientes con la mantequilla para calmar un poco la solitaria, mientras una señorita toma el pedido de todos los comensales. Se resuelve también lo general. Van llegando los platos, bastante abundantes todos, pero el que se la ganó a todos fue el "platito" del príncipe Luis Alberto: es groseramente XXXL (el plato) ¡Tremendo Pullmay!  Las preguntas que inmediatamente nos hacemos y compartimos son : ¿Será capaz o quedará con hambre? (Jajaja)



     Sigue la música grata, hasta que se hace una detención para hacer el anuncio del Cumpleaños N° 90 de la madre de la familia. La cantante solicita a todos cantar el "Apio verde". Temina con aplausos y una jovenzuela de 80 años, que estaba en otra mesa, se acerca a la Reina Urbana a saludarla.


   Deja vú: recuerdo el cumpleaños N° 21 de mi Infanta. Invité a algunas amigas y colegas, que me acompañaron a celebrar su día en un local llamado "Tomacho Parrillero" de Rancagua. La sorpresa, además de los regalos que ellas le llevaron, fue el pastel helado que le llegó de parte del local con todos los garzones de local cantándole el Cumpleaños Feliz, mientras ella se sonreía nerviosa por ser  el centro de atención del local en ese momento. ¡Querida Infanta, un abrazo imaginario para ti! 
....También recuerdo un cumpleaños de mentira que le celebramos a mi madre en el mismo local (el número 84) coludidas con la Infanta. Jajaja. Ella no se aguantaba de la risa. Mi madre había estado de cumpleaños pero no era en ese momento, claro que igual pedimos que le fueran a cantar. ¡Fue divertido!

   Volvamos al presente: la  cantante le dedicó varias canciones a mi madre, especialmente boleros. El almuerzo estuvo excelente. Nadie quedó con hambre, especialmente el príncipe Luis Alberto, que logró llegar a la meta con calma, parsimonia y dedicación. ¡Tú puedes, siempre puedes! Jajaja
   Luego de cancelar la comido y lo bailado, entre todos y sin dificultades, la Reina Urbana recibió un recuerdo del local, gesto muy significativo e inesperado para todos. Acto seguido, nos ofrecieron un bajativo, que algunos, los más jovenzuelos aceptamos sin dudar (jajaja). Había que elegir : manzanilla o menta. Ene..tene...tú : todos menta... ¡Salud! 

   El día se había despejado, la tarde estaba gratísima en el momento de abandonar el restaurante. Recorrimos la Costanera, ocasión en la cual se organizó una Junta Femenina (princesas, plebeyas e infantas)  en Rancagua con fecha 13 de enero, para las primeras participantes y 15 del mismo, para las restantes. Fuimos testigas de más de una cara masculina de sorpresa, pero primó la resignación en ellos, jajaja. Se realizó la correspondiente sesión de fotos y un rato después, volvimos todos a palacio. En el trayecto, ya se estaba hablando de una Junta Masculina en Curepto, al mismo tiempo de la de Rancagua. 
  
    Esta vez el príncipe Luis Alberto no siguió, felizmente,  ninguna otra limusina que no era, por tanto no recibió su cántico alusivo (jajaja). 
   Cuando llegamos al castillo maternal, todos estábamos satisfechos de lo bien que todo había resultado. No había ningún  herido  ni había surgido ningún desaguisado.
   Pronto fue la hora de que algunos integrantes comenzaran su retorno (a Curepto) o un viaje a La Unión. Ese fue el momento preciso en que la Reina Madre eligió para levantarse de su asiento y expresar un breve discurso de agradecimiento, lo que realmente nos sorprendió a todos. Esto demostraba precisamente que se había logrado el objetivo: hacer de esta fecha un acontecimiento muy especial, de manera que los esfuerzos personales y familiares habían valido la pena. 
   Bien, Principessa. Aportaste más un grano de arena, como todos y aunque se te olvidó llevar el recuerdo de la Infanta, esto es subsanable a mediados de enero. 
   A descansar ahora. Mañana lunes 9 será otro día, sin duda.

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