jueves, 18 de diciembre de 2014

Despedida con Sol y Lluvia... Música y Atardecerrrr

    Penúltimo día y última noche: "nadien" se enoja.
   Su compañera de pieza es medio madrugadora. Antes de las 8 ya está ocupando el baño. No se demora mucho. No se ducha. ¿Quién sabe por qué? Ayer tampoco lo hizo y no se trata que me ande fijando, es que el ruido del agua de la ducha se escucha claramente.
   A las 8,30 ya estoy lista. Comienzo a ordenar un poco mi desorden nocturno y matinal. Me arreglo los rizos, jajaja. A las 9 me dirijo al comedor. No veo a los franceses, definitivamente se fuerón. No hay fruta hoy, ¡no puede ser! Con mayor razón requiso una bolsa de té, jajaja y me tomo 3 cafés, en venganza. Reviso facebook y gmail mientras termino mis cafés.

    A las 10 ordeno la mochila viajera y emprendo el viaje. Esta caminata no tendrá pronto regreso. Guardo el traje de baño, mi toalla, unas hawaianas, una media botella de agua y me lanzo a la vida, jajaja. Me voy por el camino superior, así pasaré en primer lugar a LAN Chile a realizar mi check in. Hago el trámite en los tótems habilitados. Imprimo mis dos ejemplares y me largo de allí, feliz. Trámite listo. 

   Ahora, a buscar la Iglesia. Tampoco me puedo ir de la isla, sin conocerla. No está muy cerca, para variar. En el trayecto ingreso a varios locales que no conocía, pues estaban en calles que no había recorrido. Al ingresar a un local, la señora a cargo me habla. Es chilena, se le  nota. Me pregunta de dónde soy y resulta (¡las vueltas de la vida, de nuevo!) que es de Graneros, una localidad que queda a 15 minutos de Rancagua, camino a Santiago. Lleva 12 años viviendo en la isla. Me pregunta si vi el programa "El Informante" de anoche martes 16 (obvio que no). Me señala que está muy bien hecho, mostrando hábilmente, a través de entrevistas y relatos, de nativos y no nativos, la verdadera realidad de la isla y sus habitantes. Me habla, creo que desde el resentimiento, de todo lo que reciben los isleños y a pesar de aquello, no están conformes, siempre quieren más y más. "Tienen todo gratis, la educación, la salud, subsidios, tierras, etc. y nunca están conformes". Me cuenta que los jóvenes que estudian fuera de la isla son llevados y traídos en avión, gratis,  tienen  educación gratuita, internados, y hasta dinero para el bolsillo. Señala que los isleños que trabajan hasta en el aseo de las calles, desde las 7 a las 12 horas, sólo una jornada, ganan 500.000 pesos. Los chilenos no son dueños de nada, deben pagar caros arriendos. "La gente, dice, es de doble cara", alude al Alcalde. Quieren ser una república independiente, tener un propio gobierno, pero seguir recibiendo todos los beneficios del Sr. Estado de Chile.
   Esto que le escucho se acerca bastante a lo que contaban los españoles que habían averiguado. Debe haber un buen porcentaje de verdad en todo aquello. En el intertanto, llegaron unos jóvenes, que resultan ser la Orquesta Filarmónica de la Universidad de Chile, Santiago, que, junto a  la Banda Instrumental de la FACH  y una famosa pianista pascuense, discípula de Roberto Bravo, Mahani Te Ave,  ofrecerán el Primer Concierto en Isla de Pascua, hoy mismo, miércoles 17,  en el sector del Ahú Tahai, a orillas de la costa, donde están los 7 moais que volví a visitar ayer. Ya había oído hablar de este concierto (lo ofrecen precisamente en mi honor, jajaja), así que aprovecho de preguntar la hora y luego me retiro. Me informan que presentarán la Obertura 1812, de Tchaikowski, obra que vi hace algunos añossssss en La Unión, en la Medialuna.  La señora se dedica ahora a transmitir lo mismo que me dijo a mí  a los nuevos clientes. Opto por no comprarle nada, jajaja. ¡Chao no más! Mucha rabia en lo que comenta. Si las cosas está tan malas para los chilenos continentales en Isla de Pascua y se queja tanto, merece que le cante  la canción de los Prisioneros:
    "¿Por qué no te vas, no te vas de la Isla?...."


    Frente a la Iglesia descubre un Mercado Artesanal, bien abundante y ordenado. Las mujeres que atienden los locales se ven realizando ellas mismas unos trabajos de madera. No hay novedades. Ha entrado casi en cada negocio que ha visto y ya deben sumar a lo menos 50 y eso que no los visitó todos. ¿Para qué decir la cantidad de Hoteles, hostales, Restaurantes que hay también?

      La hora va pasando y ya el reloj marca las 13 horas. Empiezo a necesitar ir a un baño.
 Decido buscar un lugar para almorzar aunque sea temprano, para cambiarme en ese local y luego de almorzar, ir a uno de los balnearios. Camino por la Costa, miro uno y otro local; la mayoría no publica sus precios. A ésos hay mirarlos con respeto. Llego frente al balneario número 2. Van a ser las 14 horas y veo un pequeño local, "Donde la tía Sonia",  medio venido a menos, que en su pizarrón ofrece unos platos a buen precio. 
    - ¡Bravo! Esta es la mía. Mataré dos pájaros de un tiro.
    Me cambio ropa y hago mi pedido. Por ser el último almuerzo que consumiré en la isla, pido una Cerveza Mahina, que es la beer isleña. Es más cara que las continentales ya conocidas, vale 3 lukas, pero decido probarla. Hay en dos versiones, rubia y negra.

  -  ¡Negra! , por supuesto.
 ¡Es muy buena! En este almuerzo último hasta pido postre de  frutas, que vale apenas 2 lukitas.  El resto es : una súper empanada de atún con queso y ensalada mixta. Quedo satisfecha, sin exageración. 
     Ahora...¡a bañarme!
    Cruzo la calle, camino hasta una palmera, elijo una sin cocos a la vista (jajaja) y me instalo bajo ella.

 Me desvisto y me voy a meter al agua. A pesar de no estar con mucha profundidad en esa especie de piscina natural, el oleaje igual choca con cierta fuerza.
   - ¡Ahhh! Exquisita el agua. Me sumerjo y estoy un rato en sus profundidades.
   - ¡Zaaa! ¡Qué mentirosa! Yo sé que no te atreves ni a ingresar donde no des pie, así que estás tirándote  un "farol" .
   - Jajaja. Bien cierto. A la cintura nada más, para que la ola no me vaya a desestabilizar. Le tengo bastante respeto al agua.
    Una vez bien remojada, a salir a tomar sol. ¡Qué delicia, qué descanso, qué tranquilidad! 

    De pronto, me pareció estar  en una estación del Metro, en pleno verano y que los ventiladores me tiraban gotitas de agua. ¡Nooooo! ¡Noooo, no puede ser! ¡Se pudo a llover! Jajaja, tupido y parejo. A vestirse rápidamente y a cubrirse con la toalla, a guisa de chaqueta;  total, no importa que ésta se moje.
   Diez minutos y pasa el agua. De nuevo sol, ¡bravo! Cuarenta minutos más, de nuevo lluvia. Pasa nuevamente, tan rápido como se llega. Son ya  las 17 horas. Opto por irme del balneario y acercarme al escenario natural  del concierto. En el camino me sorprende una nueva lluvia, me protejo como puedo, pero los pies y los pantalones quedan mojaditos. En el lugar ya se están instalando los equipos, han tenido que proteger parte de ellos con plásticos naranjos. Doña Principessa busca un lugar protegido, encuentra una cueva (de vuelta al origen, jaja; mira preocupada hacia su interior a ver si divisa un oso, jajaja, o un aborigen) y se instala a la sombra , ya sea por si sigue el sol o se pone a llover nuevamente. Son las 17,15 horas. Falta bastante tiempo aún, pero no le importa. Permanecerá aquí escribiendo y observando.

 No vuelve a llover. A las 18,30 se cambia de lugar, espera tener mejor ubicación y está a la sombra, delante de una de las construcciones ceremoniales. Ya han llegado los músicos, tanto los de la FACH como los de la Filarmónica. Ha estado también llegando mucho equipo de amplificación e instrumentos. Un señor que anda con un micrófono la saluda. Parece que la conoce, jajaja. Le indica cual es el mejor lugar. La Principessa le encuentra razón y se cambia de lugar. Aún hay mucho sol. ¡Ufff!,  se está asando, pero hará el sacrificio.
 Es su última noche y quiere tener el mejor lugar para ver el concierto y aprovechar de sacar fotos de la puesta de sol. Vamos a ver, cuál es el resultado.


   La ladera se va llenando de a poco, la gente comienza a llegar y a ocupar la ladera en declive frente al escenario. A las 19,45 la función hace su partida. Un par de discursos del Rector de la U. de Chile y de la FACH y la Filarmónica inicia su presentación con una parte de una pieza de un Sr. Campbell, ya muerto, que se llama "Hotu Matúa" (composición creada en honor al primer Rey Rapanui) que comienza a los sones de la voz de un músico isleño Enrique Ika. 
Luego hace su presentación la Banda de la FACH, para continuar la Filarmónica ofreciendo un Concierto para piano, con la solista instrumental Mahani Te Ave.

 Desde lejos se ve una hermosa joven, alta, esbelta, cabello largo, con los típicos rasgos rapanui. ¡Su interpretación es soberbia!
    De corolario, la "Obertura 1812" con las dos orquestas.
   Mientras tanto, la tarde ha ido declinando, la noche comienza a llegar y mientras se escuchan los sones de la composición mencionada, el sol ofrece una vista espectacular de su salida de escena, que todos los espectadores nos apuramos a grabar en nuestros recuerdos y en nuestras cámaras.

 
    ¡Es un espectáculo realmente hermoso, tanto el Concierto como el Atardecer! ¡Qué privilegio ser espectadora y parte de él!
    Sin duda, digna despedida para la Principessa. A ratos, cuando los sonidos del piano bajan su intensidad, se escucha el oleaje del mar como música de fondo, chocando en los roqueríos. Los Moais están embelesados...¡No mueven ni una ceja! (jajaja).
   Finaliza el evento con la interpretación de una canción de Enrique Ika, acompañado al piano por su coterránea y varios niños de la Academia Musical que están formando en Isla de Pascua, con la ayuda del Gobierno de Chile y de numerosos músicos extranjeros de trayectoria internacional en el ámbito clásico, algunos de ellos presentes en el Concierto.
   Al mirar a los espectadores, me vino a la memoria el fenómeno de Woodstoock (no recuerdo si se escribe así), por la disposición, por el entorno natural en que se desarrolló, obviamente guardando las distancias de los excesos en que se cayó.
  
   Ya era de noche, 21,40, cuando inicio el regreso al Hostal. La distancia que debo caminar es  más de un kilómetro   rodeando la costa. Sin embargo, éramos muchos los caminantes, por lo que no había peligro ni miedo (la verdad, pocas veces tengo miedo en situaciones similares; más bien, en las ciudades, donde los riesgos están más presentes).
  
   Ya en el Hostal, el hambre se hizo sentir. Pero, primero, a ducharse. Luego, a sumergir una bolsa de té en el agua caliente y untar un pan (que pasé a comprar; más malo el pan, jajaja) con margarina y queso crema (¡qué cantidad de grasa!), mientras trabajo en subir una crónica al BLOG. Habemos varios en el comedor usando wi fi, de manera que está leeennnntooo. Recién a las 0,30 logro terminar con el trabajo y, luego de leer el correo de mi amigo Oso Polar, me voy a descansar.
   Haciendo un recuento del día, creo que ha sido perfecto, hasta con la lluvia : buena comida, baño, música, atardecer. ¡Qué más se puede pedir en este mundo! ¿Compañía? Quizás, dependiendo de cuál sea...Por el momento, vamos bien, mañana mejor... Hasta siempre...
   

No hay comentarios:

Publicar un comentario