miércoles, 17 de diciembre de 2014

Conociendo a un Nativo...

  Siempre será mejor recurrir a la fuente cuando se quiere tener información de primera mano. Te evitas los cambios y tergiversaciones, voluntarias o involuntarias de la segunda o tercera persona que cuenta su versión. Claro que eso no evita que la "fuente" pueda ser subjetiva por alguna razón. Considerando estas posibilidades y con el afán de contrastar puntos de vistas, me propuse confirmar información, al ver que se me presentaba una oportunidad de oro, sin buscarla, que quise aprovechar.
    Ya les había contado yo que cuando salí de tour, la guía era alemana y no me parecía muy adecuado. Efectivamente, no era adecuado. Lo pude comprobar en estos días, en que las circunstancias de quedarme escribiendo en las mañanas fuera de la suite, me ha permitido entrar en contacto con un nativo de la isla o, más bien dicho, unA nativA (jejeje, usé el sustantivo genérico como anzuelo). 


   Esther Ika Pakarati, la señora que hace el aseo en el Hostal, ante mi pregunta, me explica el significado de la bandera de la isla, cuya figura representa  la Ley Rapa Nui, que está por sobre todas las cosas. Ella cree que yo soy peruana (seguro piensa que pertenezco a la realeza de los  Incas,  jajaja). ¡Hummm! No me hace mucha gracia que me crea de ese país. Claro que a estas alturas, con el clima de la isla, ya parezco aborigen. Le dejo en su error: eso me da una ventaja: hablará con más libertad de sus sentimientos...y resentimientos....contra nuestro país y sus habitantes. Me habla de Policarpo Toro, un chileno de 1800 y tantos, que vino a adueñarse de la Isla y a esclavizar a los nativos, a punta de escopeta. Me menciona que obligó a los pascuenses, en tiempos de su bisabuela, a bajar la bandera nativa y poner sobre ella la chilena. Fueron esclavizados durante 70 años y es por eso que no quieren a los chilenos. Por ello, los jóvenes de hoy, que ya están más educados y han salido a instruirse a otros lugares, se encuentran en actitud de defensa de sus derechos ancestrales, perdiendo el miedo atávico, surgido por la esclavitud de la que fueron víctimas.  Me habla también de Piñera (¡sí, del mismo que conocemos todos!), señalando que también mandó integrantes de fuerzas especiales (el 2010) con el fin de reprimir exigencias. Dice que ahora, la presidenta Bachelet vendrá a entregar la isla a sus habitantes, para, finalmente, tener su propio gobierno (¿será verdad o una promesa de campaña?). Me parece dudoso.

    En cuanto a otros eventos históricos,  me informa que hace años vinieron 4 grandes barcos peruanos, que se llevaron a 600 nativos para trabajar en calidad de esclavos al Perú. Esta gente y  sus descendientes, ahora son libres, pero no conocen la isla y  tienen miedo de volver.
    Esther es una mujer alta, macisa, de unos 45 años, que habla  castellano con alguna dificultad, pero se desenvuelve muy  bien en   francés (la he escuchado).  Me cuenta que vivió en Francia varios años. Le pregunto por Mau, la anfitriona, y me dice que ella es de una isla cercana a Tahiti, llamada Islas Marquesas, perteneciente al mismo conglomerado.
   Mientras hace el aseo de la suite, Esther me ofrece su mail, por si quiero más información y me insta a volver. Señala que ella da alojamiento también con desayuno (20 lucas, me contesta cuando le pregunto,  jejeje, cada cual acarrea agua para su molino). Me señala que allí podría yo tener información por vía directa, acerca de las costumbres e historia de la isla, que se me acompañaría y guiaría de primera fuente. ¡No es mal ofrecimiento! Anoto el correo, que, efectivamente, podría entregar a alguno/a de mis amigos/as si quisieran venir.
   Al rato llega una mujer de más edad a conversar con Esther, es su tía. Me cuenta -Esther- que su familiar le trajo un par de plantas de origen tahitiano, gesto que ella agradece mucho porque no es fácil conseguirlas. La planta, un arbusto de flor blanca amarillenta, se llama Tiare Tahiti (me muestra un arbusto de los mismos que hay en el jardín del Hostal y me regala dos flores).

    Su flor es muy olorosa, con un cierto parecido al jazmín y a la madreselva, aunque su aroma es más delicado. Con ella se fabrica bronceador, me dice.
 
    ¡Es una fuente de información esta Esther!
Parece que la guía no  sabía  mucho. A ratos, Esther se enoja mucho por la información errónea que entregó la guía, cuando me pregunta qué me dijo en torno a esto o aquello.
    Yo le pregunto acerca de las ceremonias funerarias y ella me dice que  bajo el ahú están sepultados los descendientes del rey, Hotu Matu'a o de cualquier rey o Ariki, sólo ellos. Las piedras redondeadas NO representan la cantidad de muertos (punto en contra para la guía).
    La piedra mágica, Te Pito Kura,  fue traída por el Rey Hotu Matu'a desde  Hiva , una isla de la Polinesia, de donde él  era originario.  Trajo tres piedras del mismo tamaño, otra de ellas está en el mar y cuando la marea está baja, se puede observar.  El Rey se sentaba en una de las piedras menores que rodean el "ombligo del mundo" (cuyo nombre es éste pues marca el centro de la tierra) y  "dentraba" (jajaja) en una especie de trance para comunicarse con sus seres queridos, haciendo sinapsis con la energía de la otra piedra que está en el mar y de allí a su lugar de origen.
    Cuando este rey llegó a Rapa Nui los moais ya existían y él siguió cultivando esta tradición.  Hotu Matu'a tuvo seis hijos, entre los que repartió la isla  y de estas líneas surgieron 15 tribus, las que aparecen representadas en  los 15 moais. "Cada ahú es un rostro vivo de nuestro ancestro, mientras más grande es el ahú más poderoso el rey", dice Esther.
   Efectivamente en el año 1700  dejaron de fabricar moais. Hubo una guerra tribal, con desacuerdos y comenzaron los problemas en la isla. Los ancestros son caníbales, me cuenta. Me habla de  dos hermanos dentro de los dirigentes, uno que se llevaba los niños de las otras tribus y los propios a una cueva y se los iba comiendo (ñam, ñam, ñam) . Él era Tepa Hu y se comió a los ajenos y a los propios (¡tremendo diente el de aquel aborigen; no debe haber sido muy esbelto, jajaja). El hermano, Mahe Rena, no se comió toda su gente, y de allí viene toda la línea Rapa Nui, los Tuki.
    Comparando las dos versiones, no hay tantas diferencias, pero sí algunas básicas. En el tema del culto a los moais, de lo que significan hay plena coincidencia. ¡Quién sabe si algo de lo me cuenta Esther también esté equivocado!
   ¡Vamos a comprobarlo! ¿Cómo, se preguntarán ustedes? Pues, iré a una fuente más científica e histórica: buscaré el Museo.   -¡Qué gran idea! Veré si esta vez puedo encontrarlo. Pero primero es lo primero.
  
    Desayuné con platanico de nuevo (si estuviera en casa, no hay quién me lo hiciera comer, porque no me agradan, pero acá es distinto: hay que adaptarse a las condiciones del entorno, al gasto de energía de las caminatas y al bolsillo, jejeje). Lo guardo para la once y me agencio con otra bolsa de té, pero no tengo azúcar. Sé que es pasable sin ella, porque hay mucha gente que lo toma, precisamente, amargo. Veré como "sabe" en la tarde.


    Mi compañera de pieza es de la Isla de Singapur. Jovencita y menuda, parece una adolescente. Me cuenta que estuvo 3 meses en Argentina estudiando español, aunque la profesión  que estudia para la vida  es Sociología en Los Ángeles, California. Vino con dos amigos a conocer Isla de Pascua. De su país me cuenta que son 5.500.000 de habitantes en una isla de un poco más de 700 metros cuadrados (esta isla mide 173 m2 con 5.000 habitantes, siendo menos del 59% de origen rapanuí).  Menciona que es mucha, mucha gente para el espacio, por lo que hay enormes edificios. Singapur fue colonia británica en el pasado. La educación en su país es buena, todos aprenden dos idiomas, entre ellos, el inglés. La población la componen 4 grupos : chinos, malayos, hindúes y blancos. 


    Después del desayuno ella se va con sus amigos a recorrer el Orongo, el volcán que esta Principessa visitó el segundo día, caminando. ¡Qué les "vaiga" bien, les digo!
   Cerca de las 13 horas me preparo para salir al mundo. No he visto a los franceses; a lo mejor se fueron. Mi panorama de hoy es ir a almorzar a otro sector y buscar el Museo. En el paseo veré si surge otra cosa.
   Estuvo lloviendo en la mañana, pero a las 13,30, cuando comienzo mi excursión, hace calor, ese calor húmedo, que a poco de caminar, va haciendo que la ropa se te pegue en el cuerpo. Si bien es cierto mi amiga no está acostumbrada a esto en Rancagua, acá se adapta: es la única forma de pasarlo bien. Total, salvo los canes, nadie va a estar siguiéndote por un olor más... o menos, jajaja.
    Vitrineo por largo rato, ya reconozco la mayoría de las callles. Apenas llego a la calle central busco el local de un grupo de Danzas Típicas llamado Kari-Kari, ingreso por un callejón hacia el interior,  pleno de vegetación, y logro ubicar a alguien para reservar entrada para la función de la noche. Entonces  tendré hoy...ta, ta, tán...¡un Martes femenino! (jajaja). Debo estar en el lugar a las 20,45 horas.
   Ya cumplido este objetivo, sigue recorriendo locales, ingresando a algunos a los que no lo había hecho. Llega a uno al que le había echado el ojo al comienzo, pero la encargada está cerrando y aunque la Principessa ingresa, no cambia de opinión. Jajaja, se nota que no la reconoce y no está ni ahí con títulos nobiliarios ni pesos más ni pesos menos.
  Continúa su caminata, cantando, sau sau ..., tratando de que no le afecte la actitud, jajaja. ¡Capaz que ahora no pueda ni almorzar!
  A propósito de almorzar, ya son las 14 horas. Busca un restaurante que el día anterior vio que el menú del día costaba 6 luquitas (¡milagro!). Lo busca, lo busca...hasta que lo encuentra...Restaurante Krava...


    Ingresa, pide la carta...¡Cáspita, los precios, sobre 13 lucas, hasta 20 lukas un ceviche, jajaja! Pregunta por lo que vio y eso es el "menú", le dicen; es decir, lo que conocemos normalmente como "colación". Hay pollo, cerdo, pescado, con arroz o puré y ensalada. Trato de pedir dos porciones de ensalada para reemplazar el puré o arroz y...¡nones! ¡Negocio es negocio! 
    Ya, ¡está bien!, pido entonces, un pescado púa (que viene completo me dice la joven, con cabeza y cola, jajaja, debe verse divertido, ojalá que no sea del tamaño de un pejerrey, porque ahí mismo me suicido, jajaja), puré, ensalada y....¿qué creen ustedes? ¡Hummm! ¡Un Coca light! (Pa' no subir de peso!, jajaja). No le viene mucho al pescado, pero  he estado tomando una cerveza diaria y no quiero acostumbrarme. Prefiero el vino, pero aquí es prohibitivo. Una botella, que en la gran celebración gran de los 90 de mi madre costó 5 lucas en el restaurante de Los Molinos, acá cuesta 20. Los vinos de medio litro cuentan 14 lucrecias. (buena manera para evitar el alcoholismo, jajaja). Más de alguno de los que conozco no alcanzarían a llegar a fin de mes con sus morlacos si se dedican a consumir vino, jajaja. ¡Yo, entre ellos!
    Hacía un calor en ese restaurant, pero afuera también, es decir, en todas partes (jajaja). Tenía 3 comedores: uno al interior, otro intermedio (en el que me ubiqué yo) y otro a la calle. Luego llegó pan con salsa y la coca. ¡Rico el pan con salsa, helada la Coca! ¡Qué delicia! Hoy estoy almorzando más temprano, luego en la noche, seguro, me "cortaré"  de hambre. 


    Llega el gran plato gran: ¡Chanfles y rechanfles! Verdaderamente es un pescado completo, con piel y todo. ¡Se ve divertido! Debe medir unos 25 centímetros. El puré está exquisito. El pescado también. Empiezo, cual gato, a comerme el fish. Ahora entiendo por qué se apellida "Púa" : tiene un entretejido de espinas que da gusto. Un lado listo, a darlo vuelta. ¡Listo! A atacar el otro flanco...¡ta ta ta tán! (sonidos de trompeta, al final de la jornada). Me como toda la ensaladita (repollo, con zanahoria y tomate), me termino de comer el pan con toda la salsa posible, la bebida light y...listo.
   - La cuenta, plis!
   - ¿Cómo? ¿No se va a comer la cabeza del pescado, Principessa?
    (Humm, estoy como para comer cabezas de pescado. ¿Qué cara me habrá visto esta señorita? )    - ¿Se come?, pregunto extrañada y con la nariz medio arriscada.
  - ¡Sí, es lo mejor!
  - ¿Y...y...cómo?
  - A ver...yo le ayudo a abrir la cabeza...
La joven (chilena no rapanuí, se le nota en el acento y los rasgos) abre, con algo de esfuerzo, la cabeza del fish. Me señala que le cuesta hacerlo con servicio, pues es más fácil con la mano. Me explica que hay que comerse todo, que es lo más delicioso del pescado.
   ¡Bien, manos a la obra! La verdad, la verdad, no lo encuentro tan exquisito, lo que puede ser por la falta de costumbre y/o porque ya no  me queda limón. Pero igual comí lo que consideré comestible.
     Ahora sí que es hora de pagar: 8.700 con la propi... Buen precio ...para Isla de Pascua... Allá, ni llorando pago eso por una colación...


    Hora de buscar el Museo Pascuense. 


    Más o menos le pregunto a unas tres personas; un nativo, muy amable, hasta me hace un dibujo en el camino con un palito. Sólo que con esas indicaciones no hubiera llegado nunca al Museo. Logro mi objetivo sólo porque soy porfiada y pienso que no es posible que me vaya  de este lugar sin conocer la versión oficial de este mundo. De pronto, llego al final de un camino, frente a la costa : el Ahú Tahai. Esther me había hablado de él pero yo no manifesté conocerlo, pero fue el lugar que primero visité cuando llegué. El problema fue que lo hice sola y no memoricé nombre ni tampoco relacioné que los   moais que se levantan de espaldas al mar, en realidad es un conjunto de 7 estatuas. En esta ocasión llegué desde el interior de la isla y no por la costa. La visión y perspectiva es distinta. También ahí entendí que las construcciones de piedra con unas pequeñas aberturas eran en realidad casas ceremoniales. El espacio, en general, alrededor de los monumentos, impresiona. Son vastas extensiones de planicies medio irregulares con pasto y piedras volcánicas.  Caminé hasta una pequeña cueva (sé que hay más pues he escuchado hablar de ellas, pero creo que ya no alcanzaré a conocerlas, o más bien, ellas no tendrán el honor que yo ingrese a su interior).

    Seguí adelante cuando divisé un letrero que decía "museo" . Que increíble me parece que hayan ubicado el museo tan a trasmano. Realmente si uno no fuera persistente y le guste caminar, no llegaría hasta él. Finalmente doy con él a unos 2,5 kilómetros del Hostal.  Ingreso y me dicen que la entrada vale mil pesos. No lo puedo creer, tan barato. La Srta. me mira y me dice:

   - 60 años y más, 500 pesos. 


   ¡Jajaja! ¡Qué manera de recibirme!, piensa la Principessa. Se siente ofendida. Imagina que esta joven debió trabajar en Habitat y tiene sus datos. Voy a demandar a la ISAPRE por faltar a la confidencialidad. ¿Qué se habrán creído? Paga igual los 500 pesos. Nunca le había sido tan barato ingresar a un Museum. 


     Esta entidad tiene pocas especies en realidad. Lo que expone en abundancia son paneles con información de la isla, en tres idiomas. Yo prefiero leer en castellano (jajaja) muy clarificadora en cuanto a historia, costumbres, flora y fauna de la isla. 

    Entre otra información se menciona que la Isla fue habitada aproximadamente del siglo VIII, desde otras islas de la Polinesia (lo que se puede probar por ciertas elementos comunes en sus creencias).Se habla del culto al hombre -pájaro, que reemplazó el culto a los Moais y que los  que fueron derribados fue producto de la rivalidad entre tribus. Aparecen también varias teorías en relación al traslado de los moais, entre ellas , el colocar troncos bajo la estatua, ya sea de pie o tendida, para trasladarla más fácilmente. Muy ilustrativo resulta el paso por el museo, además que puedo ir al servicio higiénico (jajaja).


    Al salir de él,  camino un poco más por la costa, al ver unas espectaculares olas romper en los roqueríos. En general Hanga Roa ('bahía larga') tiene una extensa costa pero con roqueríos de origen volcánico. En la ciudad, de 5.000 habitantes más o menos, logré ver dos piscinas naturales y un  par de sectores más o menos peligrosos, donde la gente se baña. La playa top de Isla de Pascua es Anakena.     Regreso al hostal. Quiero bañarme, cambiarme ropa, subir al Blog la crónica del lunes y luego ver si alcanzo a tomar once antes de ir a la función artística. Alcanzo a realizar las primeras actividades planificadas. Tomaré once después.
   

    Llego al lugar de la función  aprox a las 20,50 . Pago mi entrada y veo que mi asiento está reservado en segunda fila, frente al escenario. En la primera fila sólo hay gente rubia, jajaja. De pronto veo que a uno de mis lados está el chino-japonés perdido el otro día. No me reconoce. Yo no estoy ni ahí con él.

   La sala de espectáculos es estupenda, debe tener cupo para unas 150 personas: unas 5 filas de platea y otras tantas de galería. A las 21 horas en punto comienza la función: un conjunto de al menos 9 personas y un cuerpo de baile de 8 señoritas y 3 caballeros, todos  en su peso, jajaja. Es un bonito trabajo el que muestran; el jefe de la tribu tiene sus años y se dirige a los presentes en un momento dado. Las bailarinas y el bailarín jefe también, en inglés, francés, alemán y castellano. También invitan a bailar a gente del público, esta parte es muy divertida, como asimismo, las fotos finales. Para doña esto ya no es novedad , así que diciendo "paso" se retira del salón a las 22,10, pues el espectáculo duró una hora exacta.
   Ya en el Hostal se le despierta la solitaria, así que pone a hervir agua, busca un tazón, sumerge su bolsa de té hasta el fondo, sin dejarla salir a tomar aire, jajaja, unta su trozo de 3/4 de pan duro con una mantequillita que había obtenido como botín y se va a la entrada del hostal primero, para revisar face y correo y, luego, a su terraza. Pasadas las "sonce" decide acostarse. Su compañera de pieza está en la entrada, parlando. El sueño la vence y se deja llevar por él.
  - Hasta mañana, Principessa.
  - Hasta mañana.

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