miércoles, 19 de noviembre de 2014

El arte del Camuflaje

    Hasta no hace mucho éste era un arte del ámbito bélico, específicamente del área militar, usado como estrategia para engañar al enemigo...de diferentes maneras... No puedo darles más antecedentes, de los que estuve muy interiorizada en mi época de Mata Hari (no en todos los aspectos, aclaro), pues establecí un "arreglo" con los "jefazos" a cambio del indulto (jajaja)
   
    En la actualidad, sin embargo, el "camouflage" (lea con pronunciación francesa, plis) es parte de la vida diaria, ya sea que estés en tu casa, en el trabajo, en la calle o, especialmente, en una reunión política.  Es la manera que tienes para diferenciarte de los "descamuflados" (que en los últimos años han proliferado como los hongos después de una lluvia agostina),  que han aparecido a la par de  la relajación valórica, de   la apertura "sexual" y  de los movimientos  sociales por todo y contra todo. 
    Y mientras los "políticamente correctos" continuamos con el "camouflage", haciendo ímprobos esfuerzos para no "mostrar la hilacha" (jajaja),  los otros, se sacan  los disfraces, dejan caer sus  caretas o las abandonan en el clóset (jajaja). Los "descamuflados" ya no  "guardan" las formas, la jerarquía no la  respetan , la palabra "dada" deja de ser relevante, la autoridad "vale callampa", "no estoy ni ahí" con lo que digan, los acuerdos se rompen en un 2 x3, el Ministro miente,  los Carabineros mienten,  el profe ídem, y hasta "el Correo miente" (un recuerdo a mi época universitaria durante la cual este periódico sureño, "El Correo de Valdivia", "maquilló" la información que entregaba a sus lectores en tiempos de Dictadura),  eslógan que era visto en paredes y baños de la UACh como cualquier propaganda de Coca-cola. 
     Como consecuenia,  estamos en la época en que el asiento ya no se nos ofrece (jajaja) en las micros ni en el Metro, en que los niños tienen más derechos de los convenientes con tal de que no se traumen, los delincuentes demasiadas garantías, mientras  los gatos y perros han adquirido la misma  categoría que los humanos, en los noticieros televisivos.


- ¡Amiga!
- ¿A mí me hablas? 
- ¡Claro! ¿A quién más? 
- ¡Cierto!, salvo que estuvieras "peinando la muñeca"...
- ¡Cómo a mis añitos voy a jugar con muñecas! 
- ¡Ya! ¡Dejémoslo ahí!  ¡Dime! 
- Ok. Era a propósito de lo que estabas conversando : ¿Te consideras la reina del camuflaje o, al revés, estás con la otra facción? 
- ¿La verdad? La verdad... suelo ir cambiando de vereda, según salga el sol... Soy friolenta... Jajaja. ¡Náá! Estoy hablando en lengua, como dice una bruja ("decía"  para mí, ¡toco madera para exorcizarte, bruja malévola!)  
- ¡Ya pues, sé clara y diáfana!...y olvida a las brujas maléficas...

   Y como palabras sacan palabras -en el buen sentido del diálogo y la comunicación- la Princess me confidenció que no se podía considerar en ninguno de los grupos. Compartía con ambos alguna característica en ocasiones, en tanto, otras veces, tenía su propia manera de enfrentar, solucionar, realizar, establecer obstáculos, problemas, acciones y relaciones, respectivamente. 
   Me comentó que durante la mañana, habiéndose dedicado por algo más de 2 horas al trabajo de preparación de clases, dejando casi preparado su almuerzo, bajó las escaleras de la torre de palacio, cruzó el puente levadizo (no vio los cocodrilos, deben haber andado en trámites, jajaja) y se introdujo al mundo real y cotidiano, caminando por el paseo de siempre hasta llegar a uno de los  Súper que frecuenta. Salió de ese "mercadillo" con la firme decisión de no volver (no vale el esfuerzo de caminar nueve cuadras), aunque compró unas pocas cosas. 
- ¿Estuvo poco interesante tu compra?
- Bien poco... Lo interesante fue lo que me sucedió en el camino de vuelta.
- ¿Me cuentas? 
- ¡Claro! 
   
    " Al venir de regreso, me  detuve al lado de uno de los puestos de Avda. Brasil a comprar tomates. Cuando ya estaba esperando me di cuenta que era el mismo lugar donde hace unas semanas pasé a preguntar el precio de un producto y al no comprar e irme retirando, el "puestero"  me  conminó a volver (¡tal cual!, como quien le ordena y gritonea a su sirviente). Hoy día, el "buen hombre" , al desocuparse de lo que hacía, tenía a  dos damas esperando ser atendidas e iba llegando un varón. Le solicité un kilo de tomates y el tipo dice, apenas mirándome:  ¿quién estaba primero? , mirando al varón y preguntándole qué deseaba y, obviamente, dejándome con el pedido en suspenso. ¡Quedé estupefacta! "Ooohhhhh" , me dije. Definitivamente este tipo no quiso atenderme. Obviamente no voy a estar esperando que lo haga, si a mí me correspondía o a la otra dama, ser atendidas en primer término y él prefirió atender al hombre. ¡Grrr! Total, los tomates no deben ser ricos (jajaja)
- ¡Jajaja! Debe haberte reconocido...
- ¡Noooo! Son cientos de personas las que pasan diariamente por ahí, no puede ser. 
   
   Me contaba que, mientras continuaba caminando, se dedicó a darle vueltas a ambas actitudes del comerciante en cuestión, llegando a las siguientes conclusiones y moraleja:

1.- El hombre se considera dueño de la verdad (a él le pareció que el hombre era el primero y...punto)
2. - Es un machista acérrimo: la vez anterior me gritoneó y ahora no quiso atenderme. 
3. - Le gustan las mujeres sumisas, no las que expresan su pedido con seguridad y con voz firme (más machista).
4. - Aunque asistiera a un curso para mejorar la atención del cliente, seguiría igual ( o reprobaría)
Moraleja: es un machista camuflado, que disfraza su actitud de superioridad de género con otros subterfugios.

   
  Y así como este caso, querida amiga, hay muchos ...y muchas... Y tratando de ver el vaso medio lleno, la Principessa se dio un metafórico tirón de orejas y se dijo: "¡Eso te pasa por no ir al Jumbo! ¡Una Principessa como tú (yo) no debe acercarse a la chusma... sobre todo si no llevas  puesta la corona!" (Jajaja) .
   Cuando llegó a palacio, ya había olvidado el incidente ...y se había despedido de los tomates (casi con lágrimas en los eyes). Terminó de preparar su almuerzo, cuyo plato principal era similar que el día de ayer, pero cuya ensalada variaba, así como el postre. 
  Principal: ají y pimiento rellenos
Ayer martes

Hoy miércoles
  Ensaladas: un mix de betarraga con repollo cocido.
 Postre: gelatina de limón con trozos de manzana y mandarina.

   Después de devorar su colación, dedicó su valiosísimo tiempo a descansar, descansar ...y descansar, para lograr el perfecto estado mental que le permitiera hacer unas excelentes clases a las 18 horas. 
    Hasta pronto, Principessa. ¡Buena tarde y buena suerte! 

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