jueves, 12 de junio de 2014

Aventura Motelística...

      Cae la tarde y la Principessa se despereza al estilo Garfield, encima del sillón del salón azul de su palacio, su lugar favorito (el único salón habitable, jajaja).  La tarde ya languidece y ella también. ¡Mmmmm!  "¡Qué flojera tengo!", dice en voz alta.  Hace mucho frío y a pesar de que todas  las calderas están encendidas  no le dan ganas de moverse. Se deja llevar por la música de piano que envuelve sus sentidos.
        Toma un nuevo  bombón y lo degusta...!Mmmm!  ¡Exquisito!   La modorra que la invade le hace reflexionar sobre  la tranquilidad que ha logrado alcanzar a pesar de todo y, de pronto, ...¡Zas! ... la memoria le trae el recuerdo de la segunda visita que hizo a la Villa de Santa Cruz de Triana, hace ya varios años.  
     La Principessa recuerda que viajó durante toda la noche, con el objetivo de estar a primera hora en el Reyno de Rancagua. ¡Venía a conquistar esta ciudad!,... claro que sin Pinky (jajaja). Tenía una reunión para la firma de Contrato a las 9 de la mañana de un día jueves, pero llegó a las 06 hrs.  Al bajar de la diligencia que la dejó en los alrededores del Reyno, debió enfrentarse a tomar decisiones importantes : asearse, cambiarse de ropa, servirse un café y esperar la hora de la reunión. Pero, lo primero es lo primero... ¡A conseguir un carruaje, en primer término! 
     Una vez en el vehículo, le ordenó al conductor que la llevara a una venta o posada "decente", para esas horas y para el objetivo  que requería. Sin embargo, con la mejor intención, el buen hombre le explicó a la Principessa que no le convenía ser llevada a un Hostal u Hotel , independiente de las estrellas que tuviera, porque el costo elevado no iba a ser menor por el poco  tiempo que iba a ocupar la dependencia. "¡Principessa - le dijo-, le sugiero que vaya a un Motel!" ¡¡¿¿¿Qué???!!!, respondió urgida la Principessa, casi atragantándose. Comenzó a temer que el buen hombre podía no ser  tan bueno  y, tal vez, quizás, acaso, quería abusar de su inocencia o sustraerle las joyas (jajaja). Ante su reacción y dudas, el conductor  la tranquilizó al explicarle que el costo de un Motel era sólo un tercio  en comparación con la primera alternativa. "¿Qué hago?", se dijo. "¡Ene tene túuuu....!" Bien, a tomar una decisión: "¡Me voy a un Motel, total , aquí nadie me conoce!"  ¡¡Bienn, Principessa , así se habla; alguna vez que vayas a un Motel, aunque sea sola !!(jajaja).
      Después de bajarse del carruaje y recibir la explicación del buen hombre acerca del lugar donde debía tomar locomoción después de su aventura motelística, se acercó a la cabaña pecaminosa. Nadie salió a recibirla al pórtico....¡Aló, alóoo!!.... Ya comenzaba a preocuparse  pues ni un alma salía a rendirle los correspondientes honores, cuando se da cuenta que la puerta de la posada estaba entreabierta. Ingresó, con cierto temor, pero estaba deshabitada, aunque a media luz. Se veía una amplia cama  con respectivos veladores, un televisor colgando del techo, un servicio higiénico. De improviso, escucha que alguien se acerca y le habla pero no sabe desde dónde, se siente desorientada. Hasta el momento no se había encontrado con ningún ser viviente, ni noble ni plebeyo.   Pero, ¡Eureka!... observa que en la pared cercana a la puerta de entrada, hay una especie de ventana, con un postigo batiente, por cuya abertura ve que alguien, al parecer una doncella, deja, sobre el soporte, una bandeja de plata que contiene unos dulces, un control remoto y una boleta por el importe del uso de la cabaña ($10 lukas). La persona le habla (es una damisela) y diplomáticamente le pide la cancelación del servicio. La Principessa deja el dinero sobre la charola, asomándose por la ventanuca (le gusta hablar face to face, jajaja) para hablar con su casera, quien le pide elegir el trago que desea para traérselo  Jajaja!!!   El rubor tiñe las mejillas de la ilustre visita al darse cuenta que la han confundido con una dama liberada. Logra sacar la voz y solicita un café y que se le despierte  a las 8 de la mañana. 
    Una vez que ya ha degustado el café se siente menos abochornada, incluso con ganas de reírse. ¡Al fin podrá contar que estuvo un motel, aunque haya sido sin compañía y sólo por un par de horas !  (Total, hay gente que está menos tiempo que aquel, jajaja) .
    Pasadas las 8 de la mañana de ese día jueves de fines de febrero, la Principessa, hace orgullosamente abandono del primer Motel en el que había estado, para dirigirse al lugar de reunión. 
   ¡Después de tan interesante experiencia, estaba completamente  preparada para empezar bien su día!

   

2 comentarios:

  1. Principessa nunca antes en un motel? a otro perro con ese hueso....cof cof rostro de seriedad.....buen recibimiento en la ciudad del Libertador Bernardo O'Higgins, una mano con un control remoto y una boleta jajja no digo yo si los rancaguinos somos puro billete jajajaja se me viene a la mente el canto "y verás como quieren en Rancagua al amigo cuando es forastero" la lala la lala Pelo Rubio al Viento agradece tan lindo relato....

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    1. La Principessa que viste y calza no tenía experiencia mote...ejem... de ese tipo, hasta llegar a esta ciudad corrupta, jajajaja Créeme, Pelo Rubio... (es que 1a. vez que estaba sola, jajajaja)

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