jueves, 19 de junio de 2014

Acerca de ...HARRY POTTER


No hace mucho tiempo (poco más de un mes), yendo en un vehículo de locomoción colectiva, fue testigo ( “testiga”, más bien) de la siguiente inquietud-pregunta-dudaenorme que un niño de aproximadamente 4 años, le hacía saber a su padre:  “Papá, ¿por qué Harry Potter es tan famoso?”.
        Precisamente,  en ese momento, si no fuera por el cuidado que tengo de no entrometerme donde no me llaman, yo estaba en condiciones de contestarle (no así su padre). Sin embargo, si este inquieto jovencito me hubiera interpelado en el mes de Septiembre, me habría encontrado en la disyuntiva de responderle con observaciones generales ajenas (ocultando mi ignorancia sobre el tema y el personaje) o me habría visto en la dolorosa pero honesta situación de tener que reconocer abiertamente que YO NO HABÍA LEÍDO NINGUNO DE LOS TOMOS DE HARRY POTTER (¡Qué golpe para mi orgullo!)  . Felizmente para la protagonista de esta historia real –Yo- el bochorno “nunca fue” (como dicen los lolos).

         “Harry Potter y la Piedra Filosofal” estuvo en mi poder por más de dos años, sin siquiera ser hojeado (ni ojeado). Lo compré por si, en alguna ocasión, me veía en la obligación de leerlo para no estar al margen. Y la ocasión llegó... en el mes de Octubre de este año 2005. Para ser sincera, la historia no solamente me entusiasmó, la verdad “me agarró por los pelos”... completamente... Tanto así, que el 22 de octubre me encontraba abocada a la tarea,  poco frecuente en nuestro ámbito, de comprar la saga completa. Cuando a fines de Noviembre quise adentrarme en las páginas del sexto tomo (ya me había leído los anteriores), enorme fue mi sorpresa encontrarme sólo con versiones en idioma inglés, lengua de la cual escasamente manejo algunas palabras.
        Por lo tanto, aquí me tienen... esperando tener la oportunidad que en el mes de Febrero pueda ser una de las entusiastas lectoras-admiradoras beneficiadas con un ejemplar.
        
Después de todas estas disquisiciones,  es tiempo de responder a la inquietud que ese niño-común-de-un-vehículo-de-locomoción-colectiva  le hiciera a su progenitor : ¿Por qué Harry Potter es tan famoso?
Obviamente, nuestra respuesta no puede sustentarse en el hecho de que el personaje y la historia se llevaron al cine. Claro que, sin duda, esto ayudó a aumentar y a hacer más veloz la fama. Pero, para que los textos se transformaran en tema de un guión cinematográfico, debieron haber provocado en un cineasta el mismo entusiasmo que ha originado en sus  miles de lectores no pertenecientes al mundo del cine. 
        Por lo tanto, cabe preguntarse:  ¿dónde está el misterio de su atractivo? Si debo contestar por mí, sin duda la experiencia más cercana que conozco, la aclaración del misterio está en lo siguiente:

En primer lugar, en la insólita procedencia familiar de Harry Potter. Su origen nos despierta la vena investigativa que muchos tenemos dentro, nos pica la curiosidad, nos impele a averiguar más cosas acerca de este hijo-de-magos-que-desconoce-su-poder y nos nace el deseo de acompañarlo, seguir su historia, para ver qué le pasa, si responde o no a las expectativas que genera en sus iguales, si será capaz o no de salvarse y de ganarle al mal y a los malos. En el fondo, nosotros, los lectores, nos transformamos en hermanos-de-fe de Harry Potter, en guardaespaldas de él, quien a pesar de sus pocos años y de su menuda complexión, arrostra los peligros que se le van presentando con el poder que le otorga el amor de sus padres, la compañía de sus amigos y su alma no contaminada.

En segundo lugar, nos sentimos cautivados al encontrarnos con un mundo pleno de elementos extraños, misteriosos y poderosos a la vez, que no responden a nuestra lógica y razón humanas, sino a nuestras creencias, sueños y deseos infantiles, más o menos cercanos de cada uno de nosotros, dependiendo de la riqueza de nuestra infancia. Un mundo poblado de seres extraordinarios, propios de los cuentos y de los relatos mitológicos, que  nos asombra e hipnotiza.

 En tercer lugar, la sencillez y simpleza de la narración, cuyo orden cronológico no sufre quiebres que compliquen la historia; y cuyos personajes son más interesantes “vistos” a través de las palabras que mediante las imágenes.  Lenguaje sencillo, con algunos recordados latinazgos (algo de ese idioma tuve la suerte de estudiar), que le agregan una suerte de misterio y de aire exótico, como la que posee la escuela a la que asiste Harry.

Entretenida historia... una verdadera máquina del tiempo con destino a la infancia de cada uno de los lectores adultos y un maravilloso vehículo mágico para los niños de nuestro mundo del aquí y del ahora. Sin  más preámbulos, los invito a cerrar los ojos, contar hasta tres (¿o es a la inversa?), tronar los dedos y a esperar ... la sorpresa que nos tiene preparada J.K.Rowling , maga de rancio abolengo. 


(Mónica Álvarez Saldaña, 25 de diciembre 2005)




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