
Así es, para allá voy marchando, metafóricamente hablando. Arriba de un micro-bus voy a pasar entre 8 a 9 horas. Les comparto algo de lo que me he dado cuenta en carne propia: son poco correctos algunos ecuatorianos. Para ejemplo, dos botones de muestra: 1) el taxista de ayer se comprometió a irme a buscar al hotel a las 6,30 am. Pues han de saber ustedes que p no llegó, a pesar de haber asegurado que lo haría, así que debí caminar un par de cuadras y salir a "cazar" otro taxi. No podía pedir uber, pues no tenía señal a pesar del roaming. Algo le pasa a mi Galaxy S23 o a mi plan ilimitado de Chica Wom, 😒😬😬. Cabe señalar que el reloj no se había detenido y que yo debía llegar con varios minutos de antelación al Terminal de buses para tener el tiempo suficiente de ubicar el andén 96 (hay andenes en dos pisos diferentes). "Para más inri", el termómetro ya marcaba 24 grados húmedos, con un día brumoso y completamente nublado, con amenaza de lluvia tropical. Todos los taxis que avistaba e intentaba que se detengan pasaban ocupados, hasta que, al fin, 😩🙏, un taxista ya con una pasajera, se detuvo a preguntarme dónde iba. La puedo pasar a dejar, me dice, porque yo voy a la población xxx (no le entendí el nombre); ¡uff!, me anduvo volviendo el alma al cuerpo, pero me faltaba la pregunta clave: ¿cuánto demora? 20 minutos escuché. 😊😊🤗. Me subí. Mi reloj marcaba las 6,40 h. y el bus salía a las 7,20 h. Ya más tranquila me propuse no volver a creer a los hombres -una vez más, 😂 😂- y menos a los taxistas. Además, decidí que si se me presentaba la ocasión, en un país extranjero, de faltar a la palabra dada (como en el caso del compromiso de estar u taxi) simplemente no lo haría "car'e palo" y sin ninguna culpa. En la mañana, apenas había abandonado el hotel precisamente habían pasado dos vehículos que ofrecieron sus servicios, los cuales rechacé por respetar el acuerdo con el mentiroso.
Segundo botón de muestra, 2): al comprar mi pasaje ayer con destino a Quito, solicité expresamente que se me vendiera un asiento-ventana. Un hombre de nuevo fue el hechor, 😡. Hoy, al subirme a la micro me encontré con que mi pasaje correspondía a pasillo. ¡Otra vez me la hicieron! Así que a no confiarme a la próxima, 🤭. Lo único bueno en este caso es que mi compañero de viaje resultó ser un extranjeto también -boliviano, puis- que se mueve entre países fronterizos y me enteré, merced a su buena disposición a la conversa, de varias cosas interesantes. A saber:
Tulcán es una ciudad fronteriza en el norte de Ecuador que sirve de cruce para Colombia. Mucha gente va allá con mercadería para su hogar o para hacer negocios. Sin saberlo, yo misma lo vi en el momento de pasar mi maletica, pues los que iban a Tulcán llevaban unas enormes maletas, bolsas matuteras y más de uno debió pagar extra por exceso de equipaje. Ese lugar queda como a 4 ó5 horas de viaje de Quito. Hay gente, me comentó el compatriota de Evo, 😉 , que compra mercadería en Perú o Bolivia y realiza un viaje de hasta 3 días para llegar a Colombia y Venezuela,🥴🥴. También confirmé que (ya me lo había dicho ayer Pinocho -el taxista, 🤣- ) los precios son más bajos en Guayaquil que en Quito, así que no faltan los que viajan desde la capital hasta Guayaquil a hacer shopping. ¡Buen dato, Marcela, 😄!
Otra información recabada, esta vez gentileza de un pasajero del frente (al otro lado del pasillo; "saltó lejos el maní", solíamos decir cuando niños, 😂), dice relación con los medios de movilización urbana en Quito. Hay metro subterráneo, trolebús, taxi y uber. Los terminales en la ciudad son dos, de lo que me enteré cuando me preguntaron en cuál me bajaría, 🤔😬. Pedí el que estuviera más cerca del Centro Histórico. El de Quitumbe, me dijo el auxiliar, en ése se baja la mayoría, como si yo tuviera que decidir por popularidad. Después el "compañero" de enfrente me explicó que estaban equidistantes, uno más cerca de la entrada y el otro más cerca de la salida de la ciudad. Gente buena onda hay también, como puede verse.
El día se nubló completamente y ha comenzado a llover, pero la temperatura es grata al interior de la micro, la que cuenta con las mismas gracias de las de ayer: aire acondicionado y wifi, 🤗😊. Todo bien hasta el momento. Una curiosidad: en la localidad de Durán (cercana a Guaya...), vimos un cementerio en un cerro aledaño a la carretera, 🤔🤔. Curioso. Buena manera de optimizar espacio, 😏.

Ya vamos en más de la mitad del trayecto. Hace unos minutos pasamos a un servicentro a hacer "pis", 🤪. Sigue el calor y las nubes amenazantes de ☔ 🌦. Hemos pasado a unos 3 terminales a bajar y subir pasajeros. La verdad es que más suben vendedores de bebidas, agua de coco, vasos con fruta, pululos, chips de plátanos, palomitas. Parece desfile de moda la cuestión. El bus va casi completo. Vamos puros morenitos entre pasajeros y tripulación, ni un caucásico o de perfil griego, 😝, de distintas nacionalidades de la "Gran Patria de Bolívar", como dijo alguien. Hemos pasado por varias localidades, todas con similares características constructivas: edificios grises de 3 a 4 pisos, descuidados, a medio terminar, con una última planta abierta, en forma de terraza, para secar ropa o hacer parrilladas, 😋. Me dio hambre pero no voy a comprar nada. Estamos rodeados de plátanos; quiero decir de extensas plantaciones de plátanos. Con razón son los campeones de la exportación de este producto en Ecuador. Las plantas se ven exuberantes.

Kilómetros más y el bus se detuvo ante un restaurante. El que quiso almorzar lo hizo. Yo no quise: había esa cosa de "ají de gallina" que de sólo verla me dan arcadas, 🤮 y otras por el estilo, así que nones. Me conformé con dos mini tostadas que llevaba en la cartera, una compota de 90 grs. y unos sorbos de agua mineral (y esto fue así hasta las 19 hrs.). Así que me tocó esperar, mientras los demás comían. Lo único que quería era que avanzara la hora y la micro y pudiéramos llegar a mi destino en mi caso, porque el vehículo seguía hasta la frontera.

A unas dos horas de Quito, la carretera comenzó a subir, el relieve cambió y los valles se transformaron en montañas con selva, con cordones que se superponían a ratos. El ascenso en numerosas curvas se hizo cada más lento y esforzado, con una naturaleza selvática casi hundida en la niebla. Aún no eran las 15 horas y ya el aire se hizo crepuscular. Por un lado teníamos un farrellón alto y lleno de vegetación y, por el otro, los cordones montañosos boscosos. Hermoso y atemorizante espectáculo. Luego de subir 2.800 msnm. Llegando a un lugar llamado Villa Alóag, donde el día se iluminó. Dejamos atrás las montañas y la niebla; se llegó al plano y el cielo estaba parcial, por lo que se pudo ver el cielo y el sol. El ánimo cambió y resurgió la esperanza. El encargado del hotel se contactó por wahtsapp y eso me dio la seguridad de que la atención sería mejor, como efectivamente sucedió.
A las 17,30 estaba registrándome en la recepción del hotel. Si bien la habitación era similar a la de Guayaquil, había detalles que la mejoraban y que subieron mi ánimo ipso facto. Averigüé dónde encontrar supermercados y partí de inmediato en pos de alimentación. No iba a comer fuera -ya estaba próxima la llegada de la noche-. Seguí indicaciones y me introduje en calles del centro histórico de Quito. Vi varias construcciones coloniales, una edificación religiosa a un par de cuadras, un cerro con una Virgen en lo más alto, etc. ¡Me encantó! Di por justificados el cansancio y aburrimiento del viaje. ¡Había valido la pena llegar hasta la capital! La expectación de lo que veré y visitaré mañana me invade.

Cumplí con mi objetivo de la salida con creces: no fui a uno, sino a dos supermercados y compré productos muy convenientes para recuperar el cuasiayuno: mortadela, un frasco de yoghurt, una bolsa de litro de una bebida con avena, muy rica, con sabor a maracuyá y naranjilla, una bandeja de piña picada lista para consumir a sólo 0,68 US$. ¡Baratísima, 😳😋! Todo lo todo sano a más no poder, 🤪. Llegué a la habitación a alimentarme y luego a contactarme y a escribir. Aún no me baño, 😉. No ha sido casi necesario, creo... El clima ha cambiado. No pasará estos días de los 20°, mientras en el sur sobrepasaba los 30 grados cada jornada. Descansaré del calor, aunque no de las picaduras, que todavía me tienen "en un sin vivir", dijeran los españoles. Eso me pasa por ser tan fina de piel y por no haber traído repelente, 🙈 🙈.
En fin, el día ha terminado feliz y prometedor, es lo que importa. Mañana de uno haré dos días caminando lo que no pude hoy y visitando los monumentos históricos y sitios de interés de la capital ecuatoriana. Un buen día me espera y debo recuperar sueño y descanso. Por lo tanto, hasta "más ver", 😎😎.
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