sábado, 21 de diciembre de 2024

Síntesis Ecuador...

  

   Estando casi todo listo y planificado, no siempre resulta como uno lo esperaba. No faltan los detalles, las preocupaciones de última hora o ese "detallito" que te quita el sueño o lo entorpece y, al final, el descanso no es como querías. Me cambié de hotel la última noche con el objetivo de descansar mejor (el penúltimo hotel tenía el defecto de contar con paredes muy delgadas, tanto, que casi cada movimiento ajeno nocturno, repercutía en mi cabeza, despertándome con frecuencia). En el "Gran Hotel de París" -bien ambicioso el nombre, 🤭- me encontré con un edificio antiguo bien mantenido, poseedor de un hermoso patio interior, usado como restaurante. Por ello, al llegar a realizar el check in el lunes, todo estaba pasando en el interior. Era la hora del almuerzo, bastante barato para ser hotel, 3 US$. Entonces, me dije, aquí está la mía. Me instalé en la habitación (2o.piso, en el corredor sobre el patio-comedor) y me fui a almorzar. Entrante, principal, jugo y postre, todo en dosis para persona que cuida de su figura. Yo lo hago sin duda -deben haberse dado cuenta, 😂-, pero me habría gustado una chuleta un poco más gruesa. La degustada estaba bien sabrosa (con salsa a la naranja), pero tenía menos carne que Mark Anthony, 😂 😂.  El postre podría habérmelo tragado de un sopetón, pero como soy una dama, lo hice en dos tandas, 😉.  Me tomé, eso sí, dos vasos de jugo (agua con un poco de color, 🙈) y un café, el cual estaba de muy buen nivel. Quedé satisfecha, en todo caso, para ser justos.  
  No quise sorpresas de última hora. Por lo tanto, me animé, luego de descansar un poco, a ir hasta el Terminal Terrestre de Cuenca, a 15 ó16 cuadras de distancia, caminando, 🚶‍♀️. Fue un trayecto de conocimiento y de corroboración de la actividad comercial como una de las relevantes en la ciudad. Sin saberlo, me fui en un 70% por una misma calle, que, coincidentemente correspondió a muchas joyerías. Por ello fue que en una de ellas, un hermoso anillo llamó severamente mi atención al mirar de refilón su escaparate, tanto así que pasé a curiosear. No era barato pero valía su precio. Me quedé con el dato y la idea rondando, pero opté por seguir hasta mi destino. ¡Lo que pudiera hacer después ya era otra cosa, 😊! Llegué al fin al Terminal, pero al solicitar un pasaje para el día siguiente recibí como respuesta que debía comprarlo momentos antes del viaje, 😳🥺😧😠, es decir, ¡toda la caminata había sido en vano!  ¡Madre mía! ¡Qué fastidio para los que planifican! Bueno, no tanto, porque no puedo negar que fue un buen ejercicio, 🥵. De regreso pasé a cuanta joyería se me ocurrió sin encontrar algo parecido a lo visto al principio, 😒. Llegué al hotel a descansar, escribir y arreglar mi equipaje. Faltaba aún casi toda una jornada, pero ya estaba casi todo listo. 
       Martes 17:  me levanté temprano a pesar de que lo que temía sucedió. En fin, no importa; gajes del oficio de porfiada, 😂. 6.0 am. y ya empezaba a moverme, aunque el desayuno lo servían a partir de las 8 horas. La idea era dejar el equipaje en custodia, para salir después del desayuno sin preocupaciones y volver sólo cuando fuera el momento de empezar la primera etapa del regreso. Ya liberada de cargas, como Rica McPata, decidí hacer uso de taxis para movilizarme. Así sucede cuando hay dólares, 😉, ejem. Les cuento que cuando el lunes, al pasar por el Museo Pumapungo ('la puerta del puma'), el más importante de la ciudad, vi que en terreno aledaño a los edificios había un sitio arqueológico, quedé estupefacta. ¡No podía creerlo! 😳😳. ¡Mi debilidad son las ruinas del pasado!, de este tipo, aclaro, 🤭. Así que más que diligente decidí dejar mis horas disponibles de la última mañana en Cuenca, para ir a visitar el Museo.  
    Antes de las 9 horas del martes salí del "Gran Hotel de París", 🤣, busqué un taxi, pregunté cuánto me cobraba, 1,5 US$ dijo, y me subí. He aprendido que, ante todo, debe haber cuentas claras. No me subo a un taxi si no me dicen un precio y éste me conforma. La primera sorpresa al ingresar al museo fue que debía registrarme, seguido de que no había cobro de entrada, 🤗🤗. Porsiaca, yo iba con la Visa lista, 😉 , pero no fue necesario. Me dirigí en primer lugar al museo de sitio. Recorrí todo el lugar, tratando de descubrir las funciones de esos cimientos, pues, lamentablemente, había escasos letreros indicativos. Investigando en línea, me he enterado que este sitio arqueológico es inca y corresponde a 4 hectáreas en total. Antes fue ocupado por los Cañaris hasta la conquista de Tupac Yupanqui, los que a su vez fueron conquistados por los españoles posteriormente. Este lugar, conocido como Tomebamba  (igual que uno de los ríos que llega a Cuenca) fue la parte norte del Imperio Inca, que se extendió por estos territorios. Se cree que Huayna Capac estuvo viviendo en estas instalaciones. Los cimientos encontrados corresponden a depósitos de provisiones, viviendas de las mujeres que servían en el palacio, un gran patio ceremonial o koricancha y otros aposentos destinados a los soldados.  
    Bajo los cimientos que ocupa la colina Pumapungo, se ha recreado los jardines del Inca y un acueducto. De aquello se destaca cercos, cultivos, con plantas y flores, más una pequeña isla rodeada por un cauce de agua. En el jardín, siguiendo una forma de gran flor, hay una chacra con más de 200 plantas nativas, entre ellas, maíz, quínoa y papas. Cerca de la isla y el cauce de agua, se ubica el Inkario (=aviario), donde se puede apreciar guacamayos, loros, pericos y águilas, de diverso tipo y colorido. Después de ver todo aquello, regresé al edificio y recorrí la Exposición Etnográfica instalada. Allí me enteré que había 12 nacionalidades en Ecuador con 20 pueblos indígenas, casi todos desconocidos para mí. Objetos cotidianos y recreaciones de su modo de vida ilustran a los más relevantes. 

   Abandoné el Museo agradecida de la casualidad de haber pasado por allí, interesarme por lo visto y, gracias a ello, planificar esta visita imperdible. Al salir, aún me quedaba tiempo. Fue en ese momento que decidí atender un capricho. Me subí a otro taxi, que me llevó cerca de la calle de las joyerías y, sin problemas, ubiqué local en el que me había enamorado...¡de un anillo, 😍🥰! Sin tantos prolegómenos hice la "inversión" correspondiente y salí feliz del local, habiendo satisfecho una vez más un antojo, 🙈.  ¡No tengo remedio! En todo caso, el que puede, puede, 😏. Unos paseos más y me fui a buscar mi equipaje, subí a otro taxi, llegué al Terminal Terrestre y compré mi pasaje a Guayaquil. 

   El viaje se me hizo interminable. La mayor parte viajé sin compañía, para mi alegría. ¡Ah!,  me olvidaba contarles que el segundo ambulante que se subió era un mago, 😁.  ¡Tal como lo leen! El se presentó así, pidiendo disculpas por molestar. Era entretenido, hacía participar al público, hacía algunas bromas, haciendo aparecer y desaparecer naipes, vaciando agua en un papel, reconstituyendo una hoja de diario totalmenfe rota. Nos hizo reír y nos sacó plata, además de "regalarnos", según él, un par de chocolates nikkolo. Yo, que estaba en platea -en asientos adelante- cooperé, por supuesto, 😂 😁. .. 

   Teniendo un pequeño margen de tiempo al llegar a Guayaquil me bajé del bus para, rápidamente, buscar un taxi,que me llevara al "Aeropuerto Internacional José Joaquín Olmedo", a apenas a 5 kms. Supuestamente uno demora en vehículo 10 minutos, pero era tal el tráfico que nos demoramos 1 hora. ¡Una verdadera locura! 😱😰😢.  A esas alturas ya llevaba media hora de retraso. Eso me obligó a no intentar enviar mi maleta de cabina a bodega al ir a solicitar tarjeta de embarque física, como que no quiere la cosa. Debí desestimar esa argucia. Simplemente me fui directo a migración y algunas exquisiteces made in Ecuador, se quedaron en manos del revisor. Felizmente el costo no era más allá de 8 US$. La lata fue que, al final, las compré para el policía, 😒. Precisamente esa duda era la que me tenía inquieta la noche anterior, así que, ya al no existir el peligro de requisición en Lima o Santiago, se me acabó la incertidumbre.     

   El primer tramo del viaje fue breve, 1 hora y media. Una vez embarcada y sentada (al medio, 😒) me quedé dormida, mascarilla mediante.  Alcancé a despertar en el momento que repartían el snack (una barrita de cereal y una bolsita de papas fritas, todo sanito, 🤤) con el café. Después, a dormitar otro poco. Ya en Lima, de nuevo a migración y listo, a esperar algo más de una hora. Fue allí donde se ofrecieron a llevarme la maletica a bodega. ¡A buena hora, 😬! En fin, acepté para facilitar la bajada en Santiago. De nuevo me tocó en suerte el asiento del medio, casi al final del avión. A mi lado, se ubicó un argentino pasado a ajo, 🤧. Me gusta mucho este condimento, pero en la comida, 😂. Dormité, desperté al llegar la colación (un "sanduche", unas frutas picadas y un  ☕), seguí dormitando malamente. Y, ¡al fin!, en Chile. Intenté reiteradamente realizar la declaración del SAG y fue imposible, me aburrí. Quise migrar vía máquina. ¡Nada! Había que ir a "manual". Pasé por scanner sin problemas. ¡Uff! ¡Ya era hora! Debí completar ✍ a lápiz ✏ mi declaración. Fui a buscar mi maletica y nada, no estaba. ¡No puede ser! 😢😢. Éramos como 5 personas que no encontrábamos nuestro equipaje. Una funcionaria empezó a averiguar. Nos enteramos de que, al menos, la maletica había sido subida al avión. Algo es algo. Había esperanzas, 🎶 🎵... Esperamos varios minutos... Parece que las "perlas" se habían quedado escondidas en la bodega, 😂 😂, porque al rato aparecieron, vivitas y coleando. ¡Uff! De allí, subirse al bus-aeropuerto para llegar al Terminal TurBus, subirse a otro bus en dirección a Rancagua, bajarse del bus y subirse a un Uber para llegar a palacio. ¡Al fin, en casa, 😊🤗😔, y a salvo, 🥵🥵🤗🤗. 

   Han pasado unos días en palacio y me dedico a escribir estas líneas. A manera de síntesis, de acuerdo a lo visto en los diez días de estadía en la nación ecuatoriana, me pareció ver gente bastante religiosa, lo que se evidenciaba en la cantidad y cuidado de sus recintos católicos, en el número de fieles asistentes a los oficios, en la abundancia de locales de venta de artículos religiosos, así como en la connotación dada a la celebraciones de Navidad, que vi en todo su esplendor en la ciudad de Cuenca, aunque también se respiraba en cada pueblo por el que se pasaba. A pesar de aquello no puedo afirmar que los habitantes ecuatorianos se vean felices y contentos. Se ven activos, trabajando, formal e informalmente (muchos, de este último modo), lo que no impide que la pobreza trasunte por todos lados, especialmente en Guayaquil, Quito y las localidades pequeñas por las cuales pasé en mi recorrido de sur-norte-sur. Pobreza que se evidencia en las viviendas, en las calles, en las vestimentas, en la basura existente por doquier, como generalidad. Sin embargo, aquello no les impide ser afables frente a las consultas. El único problema es que no siempre yo lograba entender sus respuestas o preguntas, 😁. Tienen una pronunciación del español muy "africado", como que "arrastran" las letras y no modulan completamente los sonidos, amén  de los modismos. En todo caso, es un hablar parecido a sus vecinos peruanos y bolivianos. 

    En las ciudades visitadas, a pesar de alta densidad poblacional, había mucha población, especialmente femenina, que vestía ropa campesina o típica de manera cotidiana, lo que, sin duda, es una muestra del alto porcentaje de población autóctona existente en el país. Las comunidades indígenas allá tienen prerrogativas jurídicas y judiciales ortografía constitucionalmente, lo que también es signo del peso poblacional y político de aquéllas. 

   Ecuador, desde el punto de vista climático, geográfico y similares, es un territorio complejo para quien vive mayoritariamente en un clima templado, con terrenos llanos, al menos a lo largo, que no a lo ancho.  Mucho calor -sobre 30°- en Guayaquil y la zona sur; un poco menos intenso el calor en la zona norte -Quito-, pero igualmente con esa humedad tropical que no acomoda. Sol quemante, humedad y mosquitos en Guayaquil; lluvia y calor en Quito. A excepción de Guayaquil, ubicada a orillas del Río Guayas y cercana al mar, las ciudades de Quito y Cuenca son cercanas a cauces fluviales, especialmente Cuenca, lo que implica un turismo distinto, más histórico y cultural, que de diversión. Tal vez sea esta misma condicionante geográfica que las hace más tranquilas en lo que a vida nocturna se refiere.  En lo que respecta al relieve terrestre, Ecuador no es un país de tierras llanas; al contrario,  la mayor parte del recorrido realizado entre Quito y Cuenca -450 kms.- discurre entre cerros y ambas urbes se encuentran sobre los 2.500  msnm. 

   En lo que relacionado con la producción nacional de relevancia, Ecuador sobresale por las frutas y verduras: plátanos, mangos, chirimoyas, maracuyás, cerezas, manzanas, cítricos, paltas, papas, maíz, brócolis, frijoles, etc. De todo ello uno ve en las calles siendo vendido por sus propios productores o intermediarios. Los mercados campesinos son una buena oportunidad de venta de dichos productos. En el ámbito pesquero sobresale la amplia oferta de camarones y cangrejos, que se traspasa a la gastronomía ecuatoriana. Y a pesar de ver muchos campos sembrados a lo largo de la carretera recorrida, el campesino sólo parece sobrevivir el día a día. Google dice que el gran problema de Ecuador es la baja calidad de la educación, la falta de oportunidades que conlleva a la informalidad, a la delincuencia, a la emigración, es decir, el mal de muchos de los  países subdesarrollados o tercermundistas en la actualidad o, mejor dicho,  "emergentes"  como es políticamente correcto llamarles ahora.  
    Una vez más, ha sido una interesante experiencia visitar un país extranjero desconocido en particular aunque no a rasgos generales. Eso obliga a cuidar cada tramo que se recorre y cada acción que se emprende, especialmente si uno viaja sola. Lo que más rescato y valoro es el conocimiento in situ, el acercamiento a la feria, al mercado, al restaurante "reguleque", que permite captar algo de la idiosincrasia del pueblo que se visita. Regresé contenta de los dos sitios arqueológicos visitados -Ingapirca y Pumapungo-, del buen tiempo general durante esos días y de haber conocido en parte actividades típicas del país como la confección de makanas y sombreros de paja toquilla, así como alegre de haber caminado descalza por la playa de General Villamil. ¿Qué más se puede pedir? 🤗😊😊. Hasta pronto.







  

lunes, 16 de diciembre de 2024

Cuenca: historia y presente...

   

   Empiezo a escribir, seguramente el penúltimo relato de este viaje, en dos partes, separadas por 24 horas. Las similitudes de las acciones me han decidido a juntarlas en un  mismo escrito. De esta manera no me exijo más de la cuenta y tampoco les aburro. Me vuelvo a congratular por haber llegado hasta acá y estar cerrando tan bien este viaje postergado un año y hecho realidad al fin...Llegó el domingo 15 de diciembre y voy a participar en un primer tour cuencano, que dura  prácticamente todo el día, pero no incluye almuerzo, 😒. Más no se podía pedir, pues sólo pagamos 35 US$. El lugar de encuentro está a 3 cuadras del hotel, así que para allá partí, desayunadita.   
   Finalmente 6 personas conformamos el grupo del tour, todos ecuatorianos a excepción mía. Sólo va el chofer con nosotros, pues la forma en que está planificada la salida lo permite. Luego de vueltas y revueltas, 😁, subidas y bajadas, habiendo recorrido 80 kms. en 1,15 horas,  llegamos a las Ruinas de Ingapirca ("inga"='inca'; "pirca"='pared'; es decir, 'Muro del Inca'), ubicadas en la localidad del mismo nombre, provincia de Cañar, Gobernación de Azuay, de la cual Cuenca es la capital, todo esto al sur de Ecuador. El sitio arqueológico está emplazado en una pequeña colina rodeada de otras, algunas más elevadas. Su altura corresponde a 3.160 msnm. Corresponde a una construcción de origen Inca-cañar, cuyo centro principal es el "Templo al Sol", edificio que se ubica en la parte más alta del complejo, el que data de inicios del siglo XVI, en época aún precolombina. Se presume que el propósito de todo el sitio tendría carácter ceremonial o de experimentación, toda vez que los cañaris adoraban a la Luna y los Incas, al Sol. 
     Las averiguaciones señalan que quien habitaba originariamente el lugar era la tribu Cañari cuando llegaron los Incas en su proceso de expansión. Luego de un inicio confrontacional establecieron acuerdos por matrimonio, con lo que se consolidó la relación tribal. El complejo arqueológico contempla varias dependencias y secciones en su superficie. Terrazas de cultivo, baños de purificación, bodegas, viviendas, casa de las escogidas, Templo del Sol con patio. Cabe señalar que de las construcciones sólo se conserva los cimientos y muchos restos que se agruparon en un lugar bajo el título de "dinteles y sillares". Son trozos de andesita que cumplían dicha función, lo que se deduce de la forma y marcas halladas en ellas. Hay una pared de la Casa de las Escogidas (niñas y jóvenes educadas para servir en el Templo del sol) que se conserva de manera original, pero el templo propiamente tal es una réplica, levantada sobre la base de los cimientos y documentos de la época. Es importante mencionar un detalle: este Templo es el único de forma oval de todos los construidos por los Incas. 
     Nos anduvo trayendo por el yacimiento arqueológico una guía del lugar, llamada Marcia Alvarez. Con ella también vimos una réplica de vivienda precolombina, con techo de paja y paredes de adobe,  con una ventana en la parte superior para ventilación e iluminación. Cerca de ese sector, más bien cerca de la entrada actual, se descubrió una tumba colectiva cañari al lado de la cual hay un símbolo funerario llamado "huanca". En cada letrero nos detuvimos, para recibir la explicación de la guía. La verdad es que para mí fue toda una sorpresa. No esperaba ruinas precolombinas tan interesantes en Ecuador, aún cuando las edificaciones hayan sufrido el paso del tiempo y del expolio. Después de pasar por la puerta de un pasillo que acercaba al Templo del Sol, accedimos a la escalera que nos llevó al patio, frente al templo. Desde arriba, se tenía una visión privilegiada de todo el complejo y de las zonas adyacentes. Fue, sin duda, la visita cultural más significativa de este viaje.  
     Abandonamos Ingapirca para dirigirnos a una localidad llamada Gualaceo, a 69 kms.al sur. De nuevo vueltas y revueltas, 😨, y un par de turistas sintiéndose mal por aquello. A las 12,30, luego de una hora de zangoloteo, 😂,  llegamos a la Casa Museo de la Makana, en la localidad de tan bello nombre mencionado, 🤭. Aquí asistimos a una exposición del proceso de creación de una Makana, una prenda típica tradicional que se teje en telar y se tiñe con colorantes naturales, que nosotros conocemos como chal. Cuando el joven encargado, uno de los pocos de su familia que mantiene la tradición de esta técnica de tejido, nos comenzó a explicar los pasos del proceso, casi terminamos locos. Sólo al saber toda la tarea que implicaba su confección, ya nos imaginábamos el valor de una prenda de este tipo.

    Ya sea con hilo de algodón, de lana o de bambú, se comienza con la urdimbre, que supone ordenar 1000 a 1500 hilos, según el grosor del hilado y el tamaño de la prenda. Luego viene el anudado, técnica realizada con yute. Los nudos deben ubicarse según lo requiera el diseño que se desea tejer, pues esas zonas anudadas, al llegar al paso tres, que es el teñido, deben mantenerse del color natural. El cuarto paso es el secado, para luego pasar al quinto, el desarme de los nudos. No todo acaba aquí, pues lo que viene ahora es poner los hilos en el telar de asiento, y ordenarlos (sexto paso) y recién, comenzar a tejer (séptimo). El último y octavo paso es el diseño de los flecos. ¡Uff! ¡Me cansé! 🥵🥵.  

    La fabricación de una makana puede llevar desde 4 a 5 días las más simples y hasta 6 meses las más complejas, según el diseño. De allí que el costo no sea ninguna bicoca. Una de ellas vale al menos 100 US$, en tanto, una bufanda con la misma técnica tiene un costo de 30 US$. Nos quedamos con el gusto de admirar las prendas, pues no era tanto el "enamoramiento" como para invertir esa  cantidad. Cuando se nos explicó el paso del teñido de los hilos, se nos enseñó también cómo se obtenían los colores de manera natural. Por ejemplo, se usa el algarrobo (sus vainas) para obtener los matices de color café; el nogal, para los oscuros y el negro; los beige y grises con musgos y líquenes; la cochinilla -un insecto del cactus-, para los tonos rojos, al que al agregarle unas gotas de limón, queda naranjo y al añadirle bicarbonato, morado. La cáscara de cebolla morada y la flor del retamo para el amarillo, mientras que la única sustancia comprada ya elaborada desde otros lugares es el índigo, con que se obtienen los distintos tonos de azul. Fue un interesante momento de aprendizaje, 🤗.  
     Después de aquello nos llevaron a un local a almorzar. Cada cual pedía  -y pagaba, obvio- su plato típico. Por suerte -me felicito- pedí un plato que parecía no tener tanto, que además era más barato, entendiendo después la razón. Los platos eran tremendos 😱 . Demoró un pocoel pedido pero llegó. El jugo, de guayana, estaba exquisito. Mi plato se llamaba "pincho de chancho" y era un anticucho no tan grande, pero el acompañamiento sí que era contundente: mote (un mote desconocido para nosotros, gigantesco, 🤭), papas pequeñas con cáscara (las que nosotros llamábamos "chancheras" cuando niños), plátano frito y un poco de ensalada chilena. ¡Suerte que no se me ocurrió pedir ensalada, pues no habría sido capaz! Dejé parte del mote y la ensalada a la chilena. Las papas y el pincho estaban deliciosos, con una salsa de ají amarillo "la muerte". Durante la comida compartí con un matrimonio ecuatoriano originarios de una localidad cercana a Quito, con lo que pasamos un buen rato. 
     Chordeleg fue la siguiente parada y localidad visitada, famosa por sus talleres de joyas de plata y sus artesanías, ostentando una distinción de la UNESCO. En ese momento y hasta el Año Nuevo, estaban de festividades navideñas permanentes. La plaza principal estaba llena de gente que había participado en actividades religiosas, desde los más pequeños hasta los más ancianos y enfermos. ¡Qué demostración de fé de tanta gente! 🙄. Hacía tanto calor, 🥵, que miré algunas vitrinas de joyerías locales de artesanía y no ingresé a ninguna. El exceso de temperatura me quitó las ganas de hacer shopping, el que sí realicé en Gualaceo cuando alguien pidió que nos detuviéramos para buscar zapatos. Obligada a vitrinear,  también para hacer algo, digo yo, con tanta suerte que encontré unos zapatos veraniegos, de estilo que me gustan, a 10 US$, ¡toda una ganga! ¡Obvio, los compré,  😂 😂 ! Luego de aquello, me premié con un helado de café a one dólar. Estaba terminando mi heladito cuando empezó a llover. 

   Ni supimos como estuvimos arriba del minibús para regresar a Cuenca. El resto del viaje y del día llovió con fuerza, amainando un poco al bajarnos del vehículo y llegar hasta el hotel. La gracia de la lluvia de Cuenca en estos días es que ha sido en la tarde-noche, de manera que yo no me he mojado a pesar de que casi todos los días ha llovido. ¡Muy buen horario, sin duda! 😊😊. Todo como que funciona adecuadamente por acá, 😁 😁.   

    Hoy día, lunes 16, además de  cambiarme de hotel, tenía contratado un tour de medio día. Dejé todo mi equipaje en custodia para pasar a buscarlo al regreso y partí al tour, con tal mala pata que era la única inscrita, 🤭🤭, así que no era viable. Las alternativas fueron los City Tour Panorámicos, uno hacia el sur de Cuenca (rojo) y otro hacia el norte (amarillo) o tal vez al revés,  😂 😂.  Los dos juntos significaban 10 US$ y eran 2 horas cada uno aprox. De inmediato dije "¡upa, chalupa!". Aparte del guía que iba explicando por donde íbamos pasando a cada momento, independiente fuéramos sólo 3 pasajeros (como pasó con el bus rojo), igualmente se cumplió el programa. Además de conocer hitos importantes de la ciudad por donde pasábamos, nos llevaron a la Fábrica de Sombreros de Paja Toquilla de la Familia Homero Ortega, famosos en el mundo, equivocadamente conocida la prenda como Sombreros Panamá Jack o Jipijapa. Su origen es ecuatoriano y hay varias versiones por las que adquirió el nombre "Panamá", siendo la más aceptada la que se relaciona con la expresión lanzada por el presidente estadounidense Roosevelt, mientras estaba en Panamá en una actividad relacionada con el Canal del mismo nombre, llevando puesto un sombrero ecuatoriano.

    Recorrimos la fábrica mirando y conociendo las fases del proceso de un sombrero de éstos, hasta llegar a la sala de ventas, donde el más barato está a 30 US$ y el más caro puede costar hasta más de 2.000 US$, 😱😱. Un bonito cuadro con fotografías de famosos con su sombrero salido de esta fábrica,  se expone en el local.  Casi como que dan ganas de hacerse tan famoso como ellos, 🤣 🤣.  Ni siquiera me probé alguno. También había carteras y bolsos, muy bonitos, pero, ¡madre mía, el precio! Así y todo fue una interesante visita.  

    Un par de visitas más y la mañana estuvo completa. Primero fue al Parque de la Libertad, un lugar donde antes estaba la cárcel y donde hoy se erige una Torre-Mirador de 50 metros de altura. La vista de la ciudad es extraordinaria. Después, en el otro bus, subimos hasta un cerro llamado Turi (a 2.634 msnm.), donde existe una iglesia desde hace 100 años y toda una comunidad que ha hecho de este lugar, por su ubicación, un Mirador turístico y panorámico espectacular de la ciudad de Santa Ana de los Ríos de Cuenca, verdadero nombre de la urbe en que he estado estos días. El guía nos llevó a una tienda de artesanía, en la que nos dieron a degustar un "canelazo", un licor artesanal con canela, limón y maracuyá entre otros ingredientes. Estaba bien bueno, 😋🤭. Igual no compré nada, 😉. Luego, en la media hora que teníamos (aunque hubiera podido quedarme más tiempo no lo hice para poder retirar mi equipaje), fui hasta el "Mirador de cristal", una saliente con piso de vidrio para caminar, mirar el panorama y sacarse fotografías. La verdad, a mí no me dio nada de miedo. Después de haber estado en un altísimo rascacielos en Bangkok, así como en el balcón de vidrio en lo alto del Peñón de Gibraltar a 421 metros de altura, 💪💪,  ya estoy curada de espanto, 🙈.  

   Estoy jugando las últimas horas en Ecuador.  Hoy es mi última noche en Cuenca. Desde acá mismo me iré al Terminal Terrestre de Guayaquil y desde allí, sólo serán unas cuadras y estaré en el aeropuerto. Imagino que sabrán la razón por la cual no estuve desde hoy precedente en aquella urbe. ¡No me simpatizó!, aunque igual era necesario conocerla en parte, como asi lo hice. Las dos últimas jornadas de Cuenca han sido de tours, de lo que me felicito, realmente. Una vez que uno entiende en algo el funcionamiento de una ciudad, poco queda de novedoso, salvo que uno visite los museos, las casas de cultura y entidades de ese tenor. Sin embargo, yo no soy muy aficionada a recorrer la historia pasada y presente de los pueblos entre cuatro paredes, especialmente si hay exteriores visibles y más de un cultor vivo. Eso es lo que busco en los tours y es lo que encontré en este par de días. Poco ya debe quedar de sorpresa en estas horas pendientes para la llegada a Chile. Lo que quede y la correspondiente síntesis serán el cierre de este ciclo de relatos acerca de este nuevo viaje, lleno de sorpresas y aprendizajes. Hasta pronto.





  

domingo, 15 de diciembre de 2024

Cuenca, vida y agua...

  

   Definitivamente, la ciudad de Cuenca es la mejor de las visitadas en Ecuador. Se ubica al sur del país,  a una distancia de 211 kms. de Guayaquil y a 463 de Quito. Si fuera una carretera recta y llana no habría problemas en llegar en unas 6 horas o poco más entre un punto y otro.  Pero no es así, sino que su relieve es absolutamente irregular, con subidas y bajadas y en continuas curvas, que en muchas ocasiones provoca hasta temor en los que viajan hasta acá y que el viernes me significaron 10 horas de viaje. Es la principal ciudad de la Provincia de Azuay con 560 mil habitantes aprox. y con una altura de 2.550 msnm. Tiene el privilegio de ser regada por cuatro ríos, a orillas de uno de los cuales anduve caminando hoy sábado en la tarde. La ciudad fue fundada el año 1557, por lo que tiene sus buenos siglos a cuestas. Ayer no tuve noción ni de ver cómo eran sus calles, pues llegué ya de noche, a las 20,10 horas aproximadamente. Por eso, hoy, al asomarme fuera del hotel, para mí era todo gratamente nuevo. 
    Lo primero que asombró mis ojos, habiendo andado menos de una cuadra, fue un tranvía ultramoderno, que me dejó turulata, 😳. Luego, caminé 3 cuadras y ya estaba a pasos del hermoso edificio de la Gobernación  Provincial de Azuay, de la Catedral Inmaculada Concepción, del Sagrario o Catedral Vieja, de la Ilustre Municipalidad de Cuenca, todos rodeando el Parque Abdón Calderón  con un imponente Monumento en su centro. Toda la ciudad, prácticamente,  ya se encuentra ornamentada para la pronta Navidad, con llamativos adornos,  lo que le da un aire de alegría y colorido extraordinarios. Los puestos de venta de productos artísticos, navideños, de artesanía, gastronómicos, de ropa de diverso tipo, bisutería, flores, invaden, pero ordenadamente, el centro histórico de la ciudad. Cerca del parque, en las afueras de una iglesia, se encuentra la tradicional Plaza de las Flores, que resulta una maravilla de colorido y arte en el ornato. A unos pocos pasos de allí, otra plaza, con un árbol navideño gigante y las letras volumétricas  de la ciudad y varios puestos de ropa cotidiana y de vestimenta típica. Al frente de esta plaza hay un Mercado Artesanal, al que me da gusto ingresar. Todo ordenado, artístico, con productos típicos de calidad: joyas, vestimenta, cestería, bordados, objetos de adorno con distintas técnicas,  etc. Por allí es donde compré la bandera de Ecuador para mi colección. 
    En todas  estas vueltas que sigo dando, mirando los locales comerciales que son muchos y de diferente tipo, me acuerdo que debo buscar un supermercado. El calor me ha obligado a sacarme la parca y la sed arrecia.  Debo comprar agua. Le pregunto a una "Encargada de Cyclos" (algo así como una policía de coches de tracción humana) y me da amablemente las instrucciones. Voy en la dirección indicada y encuentro el súper ¡Ah!, pero antes había estado en el Mercado 10 de agosto , un local de una cuadra o más, con varias entradas, que tiene de un cuanto hay en su interior.  Es como el "Agro" de Arica, como "El Cardonal" de Valpo., que a las abundantes y variadas frutas 🍇🍈🍉🍊🍋🍌🍍🥭🍎🍏,  le agregan muchos puestos de Carnes y embutidos 🍖🍗🥩, otros puestos de artículos varios, una sección de patio de comida 🍔🍕🍟🌭🥪, etc. Tiene una actividad bullente. En la sección frutas y verduras compro media libra de moras de árbol. ¡Se ven preciosas! Me las entregan en una bolsa transparente y la recibo feliz, portándola en la mano. Mi idea es volver al alojamiento antes de almorzar y luego de lavarlas, comer unas pocas, 😋😋. ¡Ya! Ahora sí me voy al "Supermercado Tía". Compro agua mineral💧 🥵🥵, café molido y otras pocas cosas. Las echo a la espalda, junto con las moras, las que cuido de dejar en la superficie para que no se dañen. ¡Bien!     
    Camino de regreso, cambiando en parte de calle (es muy fácil ubicarse, las calles son perfectamente ordenadas, al menos en lo que he visto) y de pronto me encuentro en un pasaje con las paredes con murales.  Hay varios restaurantes, un hostal - se ve muy grato y atractivo el lugar-, todo como en bajada. Camino y antes de descender por una cuesta, me doy cuenta que en la parte baja del terreno, corre el cauce de un río : es el Río Tomebamba. Ya les hablaré de él. Regreso.  La carga que llevo a la espalda más el calor, me instan a regresar a dejar todo aquello en el hotel. Me ubico sin inconvenientes.  Pero, como no doy puntada sin hilo, 😂 😂,  aprovecho de preguntar (porque no he visto nada relacionado) por alguna oficina de turismo. Frente al Parque Calderón me encuentro con la oficina de Turismo de la ciudad, 😝. Allí recibo información certera dónde encontrar operadores. Camino una cuadra y están en la vereda, ofreciendo sus productos al pasar. ¡Bravo, 👏👏! Unas consultas y  ya tengo contratado un tour para mañana domingo. Todo va como por un riel, de aquellos del tranvía, 😉.   
   Al fin llegué  al hotel, no sin antes dejar visto al pasar un restaurante para almorzar. Me libero de la carga, del exceso de ropa, me refresco un poco, pongo a cargar mi tablet con el nuevo cargador-adaptador que debí comprar en primer lugar al salir hoy. Funciona sin problemas. ¡Plop! ¡Se corta la luz! 👀🗣🗣 ¡Hora del corte en Cuenca! Me voy a almorzar mejor, a dos cuadras. Todo se ha vuelto ruidoso en las veredas. Comenzaron a funcionar los generadores en cada local que se precie. ¡Extraordinario! ¡Esto no lo había visto en otra parte, 😵😵! ¡Todos perfectamente provistos de estos aparatos, nuevos casi de paquete! ... Ingreso al restaurante. Me sirvo un fresco y sabroso ceviche mixto grande y una cerveza ecuatoriana. ¡Exquisito! 😋😋, aunque tiene su precio, comparado con decenas de ofertas de almuerzos entre 2,75 a 3 US$ es más alto. Si uno quiere almorzar algo básico, sin exquisiteces, puede encontrar comida muy barata. Les cuento que lo que no me he atrevido a comer son cangrejos, de los que se ofrecen mucho en los restaurantes. Me complica el tener que estar peleando con las patas de estos animalillos, 😒 😑,  y que todo sea más ruido que nueces, 😂 😂, y al final termine muerta de hambre,  😂 😂. ¡Voy a pensarlo!  
   Después de almorzar, como actividad de sobremesa, vuelvo a recorrer la ciudad, 😁 😁.  Está un poco caluroso, pero sigo. Me encuentro con muchas iglesias, en general muy bien conservadas y unas muy cerca de otras. Ingreso a todas las que puedo. Olvidaba compartirles que prendí unas luces -no velas- en la Catedral durante la mañana. Insisto en que son muy hermosos  los templos católicos. Al parecer hay muchos "clientes" y se invierte, 😉. Por lo que he observado, los ecuatorianos son muy religiosos. Además de haber bastantes fieles en las iglesias, hay muchas tiendas de venta de objetos religiosos en los alrededores y aquello es signo de que hay compradores, por supuesto. En las calles, suele estar quemándose madera de incienso, de manera que el aire está impregnado de ese típico olor eclesial, que oculta otros olores, 😗.  Lo he visto en Quito y en Cuenca. Espero que algo no huela mal en Dinamarca, 🤭🤭.  
       En mi nuevo paseo, vi unos tres Museos, por fuera, especifico,  😂 😂.  No ingresé. No estaba en moda museística. Preferí espacios abiertos y frescos, de manera que me fui a conocer el paseo ribereño. Tres puentes, árboles y prado muy bien cuidados; algunas personas descansaban a la sombra. El cauce no es abundante, pero es sonoro y cristalino, además de limpio (sin basura), aunque descubro, por allí, algunos grafritis poco poéticos, por decir lo menos, 😂 😂. Bajo y me interno en la especie de costanera que hay a orillas del Río Tomebamba en un tramo. Pasan niños y adultos en bicicleta.  Está algo solitario, aunque al otro lado, al frente, (el cauce no es ancho), está la ciudad en todo su esplendor. De todas maneras, decido regresar. Ya conocí el sector y está bastante cuidado. Se puede dar un descansado paseo por el lugar. La senda adoquinada del río es en declive, de manera que ahora debo subirla. ¡Nooo! 😒🙄😬😭¡No quiero más guerra con subidas por un tiempo! Suficiente tuve con el reciente ascenso,  y que no olvidaré por nunca jamás, de la Laguna Quilotoa. Un detalle: mi Galaxy S 23 -entiéndase mi celu- marcó desde que comencé a subir desde la base de la laguna hasta la superficie del lugar (a 3.800 msnm) 4.000 pasos, 😱😱🥵🥵. ¡Cómo no me iba a cansar! Imagino que cada pasito lo contabilizó, más que por la envergadura,  por el esfuerzo que entrañaba, pero es que se lo merecían mis pasitos, 😂. La verdad es que mi registro diario y normal que me exige el Galaxy es de 6.000 pasos, eso sí, pasos dados en terreno plano. ¡De ninguna manera es lo mismo, sobre todo si a eso se le agrega la altura, 😊😊!   
   Antes de que algo interesante se me quede en el tintero y que llegue al alojamiento,  pasé a un local que había visto en la mañana, en mi viaje buscando un supermercado (entre paréntesis,  en la tarde encontré otro súper, con precios y artículos curiosos -de comer- e interesantes; obvio, compré algo de aquello, 😉),  me había llamado la atención. Era una tiendita con souvenirs y en que se ofrecía realizar una pulsera con el nombre a one dólar.  Pasé. El pequeño local estaba a cargo de un ecuatoriano de aquellos que vemos mucho en Chile, que son delgados y que llevan el cabello largo. Ellos son descendientes de la cultura 'kichwa' y mantienen su tradición, en la cual el cabello está unido espiritualmente a la tierra. Además de comprarle unos souvenirs, le pedí a este joven que me hiciera una pulsera con el nombre de Mirella y en unos 3 minutos ya tenía el trabajo listo. Lo hizo en un pequeño y antiguo telar, que movía con maestría. Se dedicó a explicarme brevemente lo que hacía,  mientras seguía tejiendo. Fue un bonito encuentro.

   En síntesis, por el momento, 🤞🏽, Cuenca es una ciudad digna de conocer, con calles muy limpias, ordenadas, edificios cuidados y, en general, restaurados, con paseo continuo de policías y guardias municipales que se encargan de diferentes funciones, al igual que en las otras ciudades. Lo que sí se observa acá es que no hay tanta presencia de guardias particulares en cada local,  como sí vi en las otras ciudades. Da la impresión de que los temas delincuencia e incivilidad están más controlados por estos lares. El comercio, sin duda, es uno de los motores de la ciudad, al igual que en las otras,  así como los servicios gastronómicos y los servicios espirituales, 🤭🤭. Debo señalar que en lo que he recorrido no he visto comercio ambulante descontrolado (sólo toldos blancos, 😉), ni venta de comida ambulante en las calles, lo cual sí era observabable y en gran cantidad en las otras urbes. Obviamente, todo este resultado debe conllevar un gran esfuerzo de organización, de lo que los cuencanos deben están orgullosos. ¡Quién no estarlo! ¡ Uff! Esto es todo y suficiente por ahora. A continuación me dedicaré a descansar, que ya mañana es otro día.  Hasta pronto.
   P.S. ¿Y qué pasó con las moras? Sucede que me las comí en la tarde, sin lavarlas, 😬😬, luego de descubrir que muchas, y sobre todo las del fondo, estaban hecho pulpa, 😭😭. ¡Imposible lavarlas! Así que, topón pa'entro, 😁 😂. Tenían un ligero gusto amargo, 🤔. Lo bueno, aparte de que no me han provocado ningún estropicio, 🤭, es que yo las vi enteras cuando me las vendieron, por lo que la "molienda" fue producto del traslado por mi parte. ¡Qué cosas no, 😂!











sábado, 14 de diciembre de 2024

¡Lo sabía!: ¡una verdadera Superwoman!, 🤗

  

   Acabo de confirmarlo esta tarde: ¡Soy definitivamente una Superwoman! Tal como lo leen. Imagino que no se sorprenden mucho, porque ya lo sospechaban, 😂😂, pero así es la cosa. No les contaré detalles aún, sino a su debido tiempo para que puedan entender tamaña proeza alcanzada, 💪🦵👅...Hoy jueves salí temprano, tal como lo tenia presupuestado, pero sin poder desayunar, pues era antes de la hora indicada. Sólo tragué unos sorbos de yoghurt y a las 6,45 iba saliendo del hotel. El día estaba en marcha y de qué manera. Me llevé una tremenda sorpresa: las calles estaban invadidas por padres que llevaban a sus hijos a los establecimientos educacionales. Eso significaba que ingresaban a las 7 am., tal como lo corroboré después. Y pensar que tontamente ayer, al salir a las 8,30, creí que todo empezaba recién a moverse en la ciudad, 🙈 🙈.  En mi camino al Muelle de San Blas 🎶,  perdón, Plaza San  Blas, me topé con pequeñitos de 3 ó 4 años llevados de la mano por alguno de sus padres, al colegio. Sin duda, al opinar como ayer, fue un indicativo de que me faltaba calle, lo que estaba subsanando  en ese momento. 

   Al llegar al lugar de encuentro para el tour, vi un par de personas sentadas en los asientos,  nada como para asustarse. Además, en la calle del frente había policías de tránsito.  Eran recién las 7 am.y me habían citado a las 7,20. No había calculado bien lo que iba a demorar en recorrer la distancia, correspondiente a más de un kilómetro de caminata. Anduve rápido sin duda, por lo que debí esperar. Pronto llegó otra persona a la plaza. Por el equipaje que llevaba y el quedarse esperando allí, supuse que era turista. No era muy difícil de adivinar tampoco por sus rasgos, 😄. Al final, uno de los que esperaba era el operador que me vendió el tour y yo no lo había reconocido, 🤭, y el otro -otra en realidad-  era parte del viaje, quien quería que la pasaran a dejar a otro lugar al término de la jornada, por lo que iba con camas y petacas. A las 7,30 hizo su aparición el vehículo, de una capacidad de 22 personas aprox., pero en el que viajamos, holgadamente,  13 con el guía,  😏. 

   Entre los turistas había una variedad amplia : un matrimonio gringo con su hija bien grandecita ya, una canadiense, 2 portuguesas, una india,  una pareja costarricense, una chilena -yo-, y otros dos no hispanos. Nuestro destino final era la Laguna del Volcán de Quilotoa, a 180 kms.de distancia y a 3.800 msnm. Este último  detallito yo lo ignoraba, pues no pregunté lo suficiente ni averigüé, así que algo de preocupación me invadió por momentos. Cierto es que he estado en lugares altos como La Paz, El Alto, Machu Picchu y Lago Chungará, la mayor altitud, 4.517 msnm., pero en alguno de ellos tuve dolor de cabeza. Esperaba esta vez que no, pues ya estaba metida en el viaje, 😏.    

   El conductor de la van tenía la mano firme. Iba a su buena velocidad, que se notaba en el último asiento. Salir de Quito fue todo un desafío. Es tanto el tráfico a algunas horas que se avanza a la vuelta de la rueda. Una vez que salimos del taco respiramos tranquilos, mientras el guía nos explicaba el plan de actividades. Nuestra primera parada, luego de una hora y treinta de recorrido, fue en un lugar llamado Saquisilí, donde asistimos a una Feria indígena. Esta actividad se desarrolla bajo un alto y amplio techo abierto, donde campesinos y comerciantes exponen sus productos. Algunos expendían en el mismo piso de pavimento, mientras otros los tenían mejor dispuestos en cajas o muebles adecuados a la función. Había desde hierbas, flores y frutas, hasta animales de corral, vivos y muertos, 😬😬. También había pequeños almacenes en puestos y en vehículos, además de un sector de comidas. Asimismo vi mucha venta de granos y legumbres, pan de diferente tipo, cuerdas, etc. ¡Impresionante! A favor de la higiene, había pollos faenados para la venta (sin cadena de frío) en bolsas plásticas, así como sucedía lo mismo con el pan y las frutas. Sólo compré 3 naranjillas que se veían estupendas (a 0,50 cts. ).

     [ Entre paréntesis: Suerte que pude escribir en mi correo para avanzar en el relato. Hoy es viernes y voy de viaje a Cuenca. El blog se me cerró y no tengo internet. Que pueda escribir aquí ya es una gracia. Son las 11 am. del viernes y voy arriba de un bus. En la tarde-noche llegaré allá y aunque pudiera parecer que pierdo prácticamente  un día  en el viaje  pudiendo hacerlo durante la noche, preferí este horario para ir haciendo turismo "de carretera", que también sirve  para conocer lugares a la pasada, clima,  aspectos naturales  de un país  desconocido. Junto con ello aprovecho de descansar de la agotadora actividad de ayer y de escribir lo que no logré registrar anoche por el cansancio. No hemos avanzado mucho en una hora. El tráfico resulta infernal en la salida conurbada de Quito... Acabo de cambiarme de asiento y de fila. Me estaba dando el sol y ya mi cabeza lo estaba resintiendo. Un sol en medio de las nubes provoca su efecto no menor. Ahora sí: se nota en cambio].

   Vuelvo al viaje de ayer jueves... 

   Veo pasar ante mis ojos grandes extensiones de invernaderos. Este sector del país que está a mayor altura debe sufrir fuertes heladas en algún momento del año. Se me acaban de destapar los oídos, por lo tanto estoy a una altura desacostumbrada, definitivamente. Continúo. Una vez se deja atrás Quito y las ciudades cercanas, aparece ante la vista la naturaleza algo más pura, menos intervenida. [¡Uff! ¡Llevan la calefacción encendida en el bus! ¡Qué incomodidad!  En fin, es una fortuna para los friolentos; me imagino a varias que conozco, 😄😄, mientras la Concejala iría sofocada,  batiendo el abanico, 😁].  Sigo. En sectores llanos - como también en las faldas de las colinas- hay grandes extensiones de cultivos de papas, habas, brócolis. El guía me señala que Ecuador es gran exportador de este último  producto. [ ¡Uff! Me veo en la obligación  de sacarme el polerón y los calcetines, pues me acaloré demasiado, 🥵🥵].  
   Frente a la feria de Saquisilí había un pequeño restaurante, al que el guía nos invitó a visitar por si queríamos probar algún alimento típico. Yo, que no alcancé a desayunar, me entusiasmé,  pero cuando me asomé al "sucucho" -sorry- y ver lo que algunos comensales habitué estaban consumiendo, se me quitó todo el hambre. Sólo ingresé para usar el baño, que, -obvio-, no era un dechado de higiene ni de comodidad, 😬😬. En fin, la necesidad suele tener cara de hereje o ateo, 😉.  Pagué 0,25 cts.por ello, que es lo que cobran en todas partes, la mitad menos que en nuestro chilito. Al salir del baño, en el sector de la parrilla, vi dos roedores mostrando los dientes, en una sonrisa pep, mirándome mayestáticos. Estaban perfectamente asados y listos para servir, aún ensartados en una varilla, como al spiedo.  ¡Guácala!🤮🤮. 

  Mientras esperábamos que lleguen todos al encuentro para seguir camino, afuera, entablé conversación  con la pareja costarricense. Eran afables y, lo más importante, habían visitado Chile. Estuvieron en Santiago, Valpo. y Viña,  pero además llegaron hasta Pto.Varas y Chiloé. Me hablaron de su país  y llegué a la convicción  -igual que el presi- de que definitivamente el próximo año me voy a Costa Rica unos días. Una de las turistas portuguesas ya ha visitado el país centroamericano, corroboró  sus bondades. 

      [Voy muy tranquila y feliz viajando. A esta hora, 11,40, aún voy recorriendo el mismo trayecto de ayer. Eso me sirve para afianzar recuerdos. Ya debemos estar a la altura de Saquilisí. ¡Efectivamente! Llegamos a esa desviación que lleva a la ciudad de la feria, pero la dejamos atrás pues seguimos directos. Acaba de subirse al bus una tercera vendedora ambulante. El primer vendedor vendía frascos de ginsén; el segundo, caramelos; la tercera ofrece helados. Al segundo le compré un paquetico de "melcocha", que tiene una clara pinta de turrón. Ya veremos cuando en Chile la probemos, aunque sea por curiosidad, 😉 ].   

 Nuestra segunda parada del tour fue en la vivienda ancestral debuna pareja de indígenas.  Esta  vivienda es  más  pequeña que las rucas,  pero coinciden con ellas en cuanto a su techo de paja de forma cónica,  a pesar de que la base se erige ocupando menos espacio de superficie. Ingresamos a la construcción en la que se encuentra la cocina y el comedor-diario.  Es una sola habitación estrecha con piso de paja sobre la tierra.  Desde no hace mucho tiempo cuentan con electricidad,  lo cual les ha permitido mejorar su calidad de vida.  El guía nos explica que entre ellos hablan el quichua. Había olvidado comentar que al subirnos al minibús luego de estar en la feria, había un nuevo pasajero.  Era un artesano pintor de escenas y paisajes típicos del país sobre piel de borrego. Él nos saludó en quichua, de lo cual no entendimos "ni jota", obvio. Es una lengua que tiene una suave cadencia al oído,  con un dejó musical.

   Regreso a las "rucas". Además de mostrarnos unos cuyes, parte de su crianza de 100 ejemplares en ese momento, extrajeron tres de ellos de sus habitáculos para que quien quisiera los apapachara, 😏. No faltaron las voluntarias. También nos presentaron a Felipe y Sebastián, dos alpacos amaestrados para fotografiarse con ellos. Además, el guía nos explicó algunas cosas más. Por ejemplo, la variedad del cultivo de papas y de 🌽, así como algunas legumbres. Asimismo, se nos informó que los indígenas tenían su propia justicia, refrendada en la Constitución nacional. Luego de una foto grupal y de un aporte voluntario, seguimos la ruta. 

     Después de aquello, comenzamos a ingresar a un terreno de subidas y curvas, de cerros y quebradas. En los cerros se fue dibujando  -como si ése hubiera el objetivo más relevante- una gran frazada de retazos rectangulares de distintos colores del verde y del café. Se veía realmente hermoso el panorama. En el viaje a Cuenca se repite esta modalidad de siembra en largas franjas en las colinas. De pronto aparece un cerro con una forma extraña, que se destacaba entre los demás. En medio de las cuestas sinuosas (casi como la Cuesta Caracoles cordillerana) el vehículo de detiene un instante, mientras el guía nos preguntaba qué figura tenía el promontorio. No adivinamos. Cuando nos dijo que era un orangután estuvimos completamente de acuerdo, 🙂. 
   La última  detención  antes de llegar a la laguna, fue pasar a conocer y fotografiarnos en el Mirador del Cañón el Río Taochi, para lo cual hubo que pagar one dólar, así como 0,25 por usar un baño malacatoso. La misma mujer iba y venía recibiendo dólares y centavos. El cañón no era tan grande pero el lugar era hermoso y estaba bien adornado. No me atreví a tomarme las fotos más arriesgadas. No me simpatizaba terminar con mis huesos y demás al fondo del Cañón. Al irnos de allí, en unos 15 minutos llegamos finalmente a Quilotoa. Cuando ya estábamos cerca comenzó a aparecer una niebla espesa y baja. Ya en el lugar las viviendas apenas se distinguían, todas las cuales eran, claramente, de tipo turístico. El lugar se encontraba a 3.800 msnm. ¡Ya estábamos allí y mi cuerpo no había acusado recibo, así que todo bien! 💪💪.  
    Nos bajamos del minibús al fin y recibimos  las instrucciones. Teníamos tres alternativas de actividades durante las siguientes dos horas: caminar por la localidad si no se quería bajar a la laguna, pues ésta  se encontraba a 300 metros abajo. El camino de bajada tiene sus dificultades, dijo el guía. Uno se demoraba unos 30 minutos en descender y 45 en subir. ¡Chanfle! 😒😬. Ahora, si no se quiere o no se puede  realizar ese esfuerzo, desde arriba, del Mirador, se pueden apreciar las espectaculares vistas de la laguna y recorrer el lugar a 3.800 msnm. La otra alternativa era bajar y subir en el tiempo y distancia señalados. La tercera era hacer el trayecto hasta abajo y hacia arriba sobre un caballo 🐎  por la módica suma de 20 US$ cada cabalgadura, así fueran una o dos personas. Yo estaba por aprovechar las vistas desde arriba para no exigir en exceso mi bello organismo. 
  Ingresamos al recinto y nos fuimos directo al Mirador en altura para ver esa maravilla de la naturaleza, 🥴😱😭. ¡No me van a creer pero no se veía nada! ¡Todo era una niebla espesa! 🫣🫣🤣🤣😂😂. No hubo, entonces, otra alternativa que bajar, de otra manera cero laguna, 😬. ¡Partimos,🚶‍♀️! Delante mío iban los costarricenses, que me sirvieron de referencia, pues la cosa no era nada fácil. Era una cuesta absolutamente sinuosa, siempre en bajada en ángulo agudo o casi, con superficie de arena, teniendo sólo al comienzo unos topes de piedra laja que evitaban que uno partiera rodando hasta el agua. El mismo trayecto lo hacían las cabalgaduras, de manera que el aroma y sus huellas estaban por doquier, 😁. ¿Para qué contarles cuántas veces me resbalé?, sin consecuencias, aclaro. Sólo una vez quedé sentada en la arena, con el jeans lleno de polvo. Ninguna parte de mi cuerpo sufrió,  salvo el amor propio, 🤣.  Para consuelo, debo decir, que mis compañeros de aventura iban casi por las mismas, resbalón tras resbalón. Creo que no se cayeron nada más que por las zapatillas ad hoc que llevaban. Las mías eran absolutamente inapropiadas para tal menester. Algo más de a la mitad de camino, ya divisada la laguna y con unas fotos a mi haber, me planteé la posibilidad de llegar hasta allí y regresar. Pero lo deseché. No podía ser que, luego de haber bajado lo más, no llegara al final. Continué. En cambio, una pareja que venía tras de mí no perseveró y eran jóvenes experimentados. A pesar de su inglés entendí que le contaba a su compañera de la India que había visitado la Patagonia chilena y argentina, Punta Arenas, las Torres del Paine y otros lugares cercanos. Al rato, los dejé  de escuchar; habían regresado, 🤭🤭.    
   Llegué abajo a los 45 minutos. No quería ni pensar cuánto iba a demorar. Me dediqué, en unos 10 minutos, a observar la peligrosa belleza natural. La catalogo así por lo que cuesta acceder a ella y porque está ubicada en el cráter de un Volcán, a 3500 msnm., de 3 kms.de diámetro y de 250 metros profundidad, 😳. ¡Enorme! Tenía muelle, asientos, unos kayac en arriendo, una pequeña playa. Incluso podíamos arrendar si quisiéramos. El tiempo alcanza, señaló el guía. Obvio, yo no iba a arriesgarme más y pasar a formar parte del Volcán 🌋 Quilotoa. ¡Nones! Fotos y selfies, una visita al baño y comencé mi subida de regreso. Al lugar sólo habían bajado 7 u 8 y todos muchos más jóvenes que yo.  
   Comencé la subida de la cuesta. Me habré detenido unas 50 veces, si no es más,  cansada y acesante, además de acalorada hasta decir basta,  🥵🥵🥵. Pronto me dejaron atrás. El guía iba más lento para no dejarme sola y auxiliarme, seguramente, si me daba un ataque, 😂 😂.  ¡Vamos, que se puede! ¡Otros pasitos! Al final, avanzaba unos 2 metros y me detenía. Me sentaba en los muros de contención. Otras veces, me iba sujetando de esos mismos muros para darme impulso en la subida. El guía me esperaba a la distancia y me preguntaba si iba bien. ¡Super, 🙈 🙈! ¡Vaya pregunta! ¡Seguro que estaba como lechuga  hidropónica...marchita, 🥴😢! Habiendo pasado la mitad,  el ánimo seguía persistiendo. En todo caso, no me quedaba otra. Tomé unas fotos de la tortuosa subida pero no sé si las imágenes logran mostrar la envergadura del suplicio.  
   Al fin llegué, como tenía que ser. Había transcurrido  1,15 horas y sólo faltaban 5 minutos para el plazo del encuentro grupal fijado. Me hice la chistosa corriendo  🏃‍♀️ en los últimos pasos. Ahí estaba el guía, esperando. Había empezado a llover así que mis compañeros estaban en la van, pero igual faltaban 3 que andaban caminando. Esperamos a que llegaran y nos fuimos a almorzar. Un bonito restaurante, una rica comida (no le había puesto muchas fichas al almuerzo cuando me dijeron que estaba incluido,  🙈).  Conversamos amenamente con los costarricenses y una de las lusitanas, sobre comidas, sobre Portugal, Costa Rica y Chile. Antonio alabó los baratos y buenos vinos chilenos, los que degustaron a destajo, 😁, cuando visitaron nuestro país. Contaba,  por ejemplo,  que un Casillero del Diablo les costaba en su país 20 US $, así que aprovecharon la baratura, 😂 😂.  

   En el regreso, 3 horas, la mayoría se fue durmiendo. Yo logré mirar el paisaje y fotografiar, entre pestañeo y pestañeo.  Llegamos a la Plaza de San Blas -a poco más de 1 kilómetro del alojamiento- a las 18,35. A las 19 horas estaba ya en el hotel, bien cansadita y lista para una buena ducha.  Luego de hacerlo, tomar onces, ordenar un poco, escribir algo, el  cansancio y el sueño me rindieron.  No pude terminar el relato.  Y ayer (hoy ya es sábado) viajé casi todo el día y sin conexión.  Para más inri, hoy en la mañana me desperté y la tablet no había cargado. El enchufe se echó a perder, 😭😭. Así que me conseguí uno momentáneamente, para luego comprar el correspondiente.  Puede pasar cualquier cosa, menos estar incomunicada. Por el momento, dejo el relato hasta aquí. Ya compartiré más detalles de mi viaje de ayer. Hasta pronto, 👋👋.