Interludio

    Después de una helada noche en que se vio obligada a reponer el calientacamas en su tálamo, la Principessa se alegró cuando, a eso de las 9 de la madrugada de hoy (jaja), logró ver el azul del cielo tras unas blancas nubes, que anunciaban un hermoso y tibio día. ¡¡Al fin!!, se dijo.  Sin embargo, no transcurrieron más que un par de horas, y el azul había desaparecido, para dar paso sólo al gris...y, más encima, comenzaban a caer las primeras gotas de lluvia.

    Aun así, se preparó para ir a visitar a su Infanta. Para el frío reinante en la ciudad, la verdad es que podría haber salido más abrigada.  Hacía frío y, además, estaba  lloviendo levemente. 
- ¡Lo único que falta ahora es que la nieve,  que se ve en las faldas de los cerros, me  lleguen  a los tobillos! ¡Este  clima está siendo un verdadero dolor de cabeza!-
     Hacía recién una semana , domingo y lunes pasados, los termómetros habían superado los 30 grados y ahora, pleno invierno de nuevo.
    No pudo comprar las flores de todos los domingos para llevar a su Infanta: no estaba su casero. Así que optó por ramos ya preparados, con un hermoso crisantemo azulino en el centro. Al estar cerca de su objetivo, temió no poder llegar hasta donde ella, pues había un servicio en el mismo sector. Al llegar, se dio cuenta,  que no entorpecería su cometido.  
    La Principessa entiende que no todos están obligados a pensar como ella, a guardar la compostura necesaria y adecuada al lugar, pero escuchar a unas jóvenes contar historias y anécdotas, con garabatos incluidos, sin duda, no corresponde. No obstante, no le queda otra opción que sustraerse a aquellas situaciones y evitar que le afecten. ¡Hmmm!!
    Decidió regresar inmediatamente a Palacio y no llegar hasta la Feria de Grecia, pues la lluvia podría comenzar a caer en serio (parecía estar en plan de broma por el momento, jaja).
    Ya en casa, había que abocarse a planificar el  almuerzo.
  - A ver... a ver... necesito algo fácil de preparar y que otorgue calorías al cuerpo en este helado día ...
   Primero, había pensado en empanadas de carne, pero le faltaba el ingrediente esencial : las masitas. ¡Nones! Pensó en una crema de choclo (sopa) pero no le alimentaría por mucho tiempo y a media tarde sus tripitas estarían reclamando.  Optó por un producto que hacía al menos un año no comía (y que come una vez al año, en realidad) : ¡¡tallarines!!  Hace un tiempo había comprado un paquete de Spaguetti por si se le "antojaba" comerlos alguna vez, por lo que contaba con el ingrediente requerido.
   Por tanto, el Menú del día quedó conformado de la siguiente manera :
  Principal : Tallarines con salsa de tomate y carne
  Ensalada : Repollo con champiñones
  Postre  : Macedonia
  Bajativo : té Rosa mosqueta y café.  

 
 

   Como pueden ver, nada especial considerando que es un domingo en palacio, pero bastante sabroso por la novedad en la cocina de la Principessa.

    No hay mayores detalles que agregar al resto del día de nuestra amiga, salvo que dedicó la tarde a avanzar su lectura de un nuevo libro  de Julia Navarro : "Dime quién soy" , novedoso, interesante, entretenido, aunque no tiene a la fecha (200 páginas de 550) la fuerza del anterior. Observaremos novedades en el desarrollo de esta tarea y se las comentaremos.
     Su once estuvo frugal. A las 21 horas, un Capuccino casero con unas tostadas, suficiente para no desfallecer (difícil que desfallezcas, Principessa, si tienes bastantes reservas guardadas, jeje)
    En relación a su trabajo, sólo en la mañana dedicó a preparar una parte del material para el día martes. Mañana lunes no hará clases aunque sí atenderá la aplicación de un Ensayo, sólo que esta vez en la jornada de la tarde. ¡Eureka!! , exclamó, al recordar que  esto significa que no deberá madrugar aunque, aprovechará la mañana para trabajar en lo necesario.

    El día ya termina, casi es hora de Cenicientas y debes prepararte, Principessa, para descansar de "tan sacrificado" día, jajaja. Mañana comienza una nueva semana. ¡Qué la suerte te acompañe! Buona Sera.