sábado, 19 de septiembre de 2020

Reencarnación...

      ¿Les cuento algo...? Aquí va...

  Me gustaría  reencarnarme, pero no sólo con la loable idea de buscar la perfección espiritual, sino esencialmente para acceder a la  terrenal y, si por añadidura me perfecciono en lo espiritual, por qué  no, total, lo que abunda no daña, en ciertos aspectos, claro está. Me gustaría, obvio que sí, pero siempre y cuando yo tenga plena conciencia de que estoy siendo parte de ese proceso. Si no, cuál  es la gracia, al menos para mí.  Ah, y la idea sería perfeccionarme en lo físico (ahí  sí  tendrían harta pega los "reencarnadores"), en lo intelectual  (ídem) y en el ámbito  de los recursos disponibles para mi nueva vida. Si surge algún otro aspecto, ya lo mencionaré más adelante, aunque con éstos ya es bastante para una primera reencarnación,  jajaja. 

    ¿Quieren saber cómo me surgió esta brillante idea?

   Mirando, de pronto, a un prospecto humano del sexo opuesto digno de congelar y preservar para futuras reencarnaciones. No les diré quién  es para no quedar inerme  frente a ustedes. No resultaría gracioso ni gratificante para mi imagen externa ni personal.  Al contrario, sería como estar "en cueros" ante la mirada crítica de los demás. No me simpatiza.  Ya tengo mis propios espejos, aunque no siempre los use para verme como realmente soy. ¡Qué  pena mi vida y mi autoestima!, pero así es. ¡A quién queremos engañar! ¿Al espejo? Jajaja. Éste es el momento preciso en que agrego a mi proceso de reencarnación entrar en posesión  de un espejo mágico y seductor, como el mejor de los psicólogos (claro que no sé si los habrá buenos, me refiero a los psicólogos).   

  Cuando vi aquel especimen, mi alma lloró metafóricamente. Me di cuenta que ya jamás tendría ni la más lejana posibilidad de alimentar la mirada o algo más ni a cien metros de él o de alguien parecido, ni atraer ninguna de sus miradas, salvo que me reencarnara rápida y urgentemente. Pero, y ahí me invade el vacío existencial y la trágica suerte o destino de las heroínas, y no me queda más que lanzar un "¡Ay, desventurada de mí!", mientras pienso en cualquier pacto con el "Malulo", para que me vuelva joven,  bella, rica y... políglata. ¡Por favor, por favor, por favor....! Sé  que puede resultar un poco mucho, pero, dicen, "en pedir no hay engaños", total, tengo unos pocos pesos que para algo debieran servirme, si no es para darme algunos gustos...o gustazos. 

   Si alguien sabe de alguna solución a este tan humano problema, ya sea vía reencarnación, pactos ultrasecretos, pociones o espejos mágicos, por favor, le ruego pueda ayudar a esta alma atormentada. Además, de las redes sociales, buscaré otras formas de pedir ayuda para cumplir estos acuciantes deseos y sueños.

   Bien. Creo que he expresado con cierta claridad mis motivos para desear y buscar un giro a mis existencias. Creo que la misma o similar ansiedad de reencarnación debe acuciar a quienes se "entusiasman" con ejemplares de una generación menor, aunque, "sospecho" que  al o la joven no debe pasarle lo mismo por la mente. No creo que aspire a futuras existencias con quien pudiera parecer su padre o madre...o abuela. ¿Cierto?

   Lo que me preocupa,  además de acceder a la reencarnación que anhelo, es si habrá suficientes "funcionarios" para que alguno se digne a atenderme, pues yo creo que son incontables sus clientes. También me preocupa saber si podrán cumplir con el requisito de que yo mantenga mis recuerdos. Lo digo porque la gracia no sería  comenzar a repetir errores, toparse con los mismos esperpentos y llegar a un momento en que de nuevo no hayas logrado alcanzar lo que querías.  Sería frustrante por decir lo menos. En fin, si no pueden cumplir con aquella condición básica, al menos que el servicio incluya unos cuantos "déjà vu", especialmente en momentos o frente a personas claves, que me eviten equivocaciones y pérdidas de tiempo. Es lo mínimo que pueden darme. Lo otro podría  ser, pensándolo bien, dejar una historia de mi triste y miserable primera vida, no para llorar como Magdalena sobre sus páginas, sino para que me sirva de guía vital 2.0. ¡Buena idea! Claro que ahí es donde se hace necesario la virtud de ser políglata,  porque si aparezco en mi nueva vida en Asia, podré leer sin necesidad de traductores e "ipso facto".  Antes de que se me vaya la idea, sería necesario también que pudiera tener la habilidad de reconocer a otros reencarnados, para contar con ventajas comparativas. Si el reencarnador de otro "colega" es maoma no más, es preferible hacerle el quite a ese  producto con fallas de fábrica.

 En fin...Seguiré buscando y averiguando, pidiendo presupuestos y garantías. Espero recibir las suficientes respuestas y ofertas para decidir en conciencia, antes de que sea tarde. ¡Cruzaré los dedos para invocar a la suerte! Hasta pronto. 

    

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