Días atrás...
Levanto la vista de la página digital que he estado leyendo durante esta tarde y miro el reloj, frente a mí. Casi son las 18,30 horas. Miro a través de los vidrios, hacia afuera, y veo que a pesar de algunas nubes grises que no han logrado cubrir todo el cielo como seguramente querían, el día persiste, la claridad aún se mantiene y hay más luz afuera que al interior de la habitación. Casi no me he dado cuenta cómo se han ido alargando los días, quiero decir, las horas de luz, porque los días -que yo sepa- siguen siendo de 24 horas. La primavera, oficialmente, está a menos de un mes de llegar de visita, pero ya se ha anunciado, aunque ayer tarde y anoche haya caído algo de lluvia.
Levanto la vista de la página digital que he estado leyendo durante esta tarde y miro el reloj, frente a mí. Casi son las 18,30 horas. Miro a través de los vidrios, hacia afuera, y veo que a pesar de algunas nubes grises que no han logrado cubrir todo el cielo como seguramente querían, el día persiste, la claridad aún se mantiene y hay más luz afuera que al interior de la habitación. Casi no me he dado cuenta cómo se han ido alargando los días, quiero decir, las horas de luz, porque los días -que yo sepa- siguen siendo de 24 horas. La primavera, oficialmente, está a menos de un mes de llegar de visita, pero ya se ha anunciado, aunque ayer tarde y anoche haya caído algo de lluvia.
Estos días...
Mientras leo, de pronto, tomo conciencia del sonido del tiempo, avanzando casi como en contrapunto...tic tac tic tac tic..., metafórica y onomatopéyicamente hablando. El mecanismo de dos relojes suenan acompasadamente. Trato de separar sus voces y de pronto me doy cuenta que uno supera al otro en fuerza y presencia. No importa. Da lo mismo. Es la música 🎶 que escucho de fondo.
Han seguido pasando días y no ha sido en vano. La noia ya está mostrando sus garras esta semana. La agilidad para levantarme no es la misma, me aburrí de mi cabello porque ya no soportaba mirarme al espejo (ayer fui a la peluquería de nuevo), tengo el refrigerador surtido, la cava, ídem, los extras para el picoteo también están en su lugar, pero ya empiezo a cansarme de lo mismo. Hoy la música de los relojes es la única que me acompaña y el zureo en sordina de las palomas en el balcón vecino.
¿Qué ha sucedido para que mi entusiasmo decaiga tanto, considerando que tengo la libertad de salir de lunes a viernes, al menos?
Una causa la tengo clarísima. Ya he terminado mis proyectos inmediatos. Hay uno pendiente, pero que no podré cumplirlo sino hasta que pueda entrevistarme con los integrantes de mi 👪y para eso aún falta y no sé cuánto. Me refiero a mis escrituras. Lectura tengo mucha por delante y sé que nunca acabaré por leer todo lo que me gusta, pero no me basta la lectura. Necesito escribir, aunque sean estupideces, jajaja, pero que me entretengan y alegren, aunque después las lean 2 ó 3 personas.
Esos días en que estuve escribiendo "El día en que se detuvo la Tierra", mi ópera prima -y última, creo- me levantaba con mucha energía porque sabía que, entre otras tareas, "debía" escribir, completar, revisar y publicar el capítulo del día. ¡No podía fallar! Casi en onda folletinesca (de folletín, aclaro).
Desde el martes, tengo todos mis últimos escritos impresos y anillados, es decir, están listos y nada por delante. No vayan a creer que no hago nada más. Realizo las tareas cotidianas de asear, ordenar, cocinar, lavar, etc., religiosamente, bueno, nunca tanto, jeje. Veo las noticias de mediodía, escucho música 🎶, aunque menos en estos días, prendo inciensos (me encanta hacerlo, especialmente algunos aromas: miel, almendra, café, chocolate, mandarina, pino, lavanda, no por su significado, según los "expertos" en artes esotéricas, sino por el aroma en sí mismo y las asociaciones personales. Hay otros aromas que me resultan vomitivos, pero éstos me encantan). Veo TV en la tarde- noche, riego mis plantas. Todo eso. Pero me falta uno o más proyectos inmediatos que me apasionen, mientras sigo a la espera de que este encierro y prohibición de desplazamiento por donde se me ocurra termine.
Pero algo ha venido a alegrarme estos días. Ver que después de tres largos meses, al fin mi siembra de limones esté dando frutos, metafóricamente hablando, claro. Porque eso de dar frutos nunca será. Ningún limonero fructificará en un macetero por más amor 💘 💕 que yo le pueda entregar. Cuando crezcan se van a ver preciosos, seguro. Por eso, tengo cinco "maceteros" más en que sigo sembrando pepas de limones. El que la sigue..., ya saben.
Espero que pronto "aparezca" un nuevo proyecto que me llene de energía y le dé sentido a estos días sin sustancia. En tanto escribo esto, ya después de haber almorzado y escucho mi playlist favorita de Spotify: Guitarra tranquila.
Mientras leo, de pronto, tomo conciencia del sonido del tiempo, avanzando casi como en contrapunto...tic tac tic tac tic..., metafórica y onomatopéyicamente hablando. El mecanismo de dos relojes suenan acompasadamente. Trato de separar sus voces y de pronto me doy cuenta que uno supera al otro en fuerza y presencia. No importa. Da lo mismo. Es la música 🎶 que escucho de fondo.
Han seguido pasando días y no ha sido en vano. La noia ya está mostrando sus garras esta semana. La agilidad para levantarme no es la misma, me aburrí de mi cabello porque ya no soportaba mirarme al espejo (ayer fui a la peluquería de nuevo), tengo el refrigerador surtido, la cava, ídem, los extras para el picoteo también están en su lugar, pero ya empiezo a cansarme de lo mismo. Hoy la música de los relojes es la única que me acompaña y el zureo en sordina de las palomas en el balcón vecino.
¿Qué ha sucedido para que mi entusiasmo decaiga tanto, considerando que tengo la libertad de salir de lunes a viernes, al menos?
Una causa la tengo clarísima. Ya he terminado mis proyectos inmediatos. Hay uno pendiente, pero que no podré cumplirlo sino hasta que pueda entrevistarme con los integrantes de mi 👪y para eso aún falta y no sé cuánto. Me refiero a mis escrituras. Lectura tengo mucha por delante y sé que nunca acabaré por leer todo lo que me gusta, pero no me basta la lectura. Necesito escribir, aunque sean estupideces, jajaja, pero que me entretengan y alegren, aunque después las lean 2 ó 3 personas.
Esos días en que estuve escribiendo "El día en que se detuvo la Tierra", mi ópera prima -y última, creo- me levantaba con mucha energía porque sabía que, entre otras tareas, "debía" escribir, completar, revisar y publicar el capítulo del día. ¡No podía fallar! Casi en onda folletinesca (de folletín, aclaro).
Desde el martes, tengo todos mis últimos escritos impresos y anillados, es decir, están listos y nada por delante. No vayan a creer que no hago nada más. Realizo las tareas cotidianas de asear, ordenar, cocinar, lavar, etc., religiosamente, bueno, nunca tanto, jeje. Veo las noticias de mediodía, escucho música 🎶, aunque menos en estos días, prendo inciensos (me encanta hacerlo, especialmente algunos aromas: miel, almendra, café, chocolate, mandarina, pino, lavanda, no por su significado, según los "expertos" en artes esotéricas, sino por el aroma en sí mismo y las asociaciones personales. Hay otros aromas que me resultan vomitivos, pero éstos me encantan). Veo TV en la tarde- noche, riego mis plantas. Todo eso. Pero me falta uno o más proyectos inmediatos que me apasionen, mientras sigo a la espera de que este encierro y prohibición de desplazamiento por donde se me ocurra termine.
Pero algo ha venido a alegrarme estos días. Ver que después de tres largos meses, al fin mi siembra de limones esté dando frutos, metafóricamente hablando, claro. Porque eso de dar frutos nunca será. Ningún limonero fructificará en un macetero por más amor 💘 💕 que yo le pueda entregar. Cuando crezcan se van a ver preciosos, seguro. Por eso, tengo cinco "maceteros" más en que sigo sembrando pepas de limones. El que la sigue..., ya saben.
Espero que pronto "aparezca" un nuevo proyecto que me llene de energía y le dé sentido a estos días sin sustancia. En tanto escribo esto, ya después de haber almorzado y escucho mi playlist favorita de Spotify: Guitarra tranquila.
Cuñis, ya vendrán tiempos en que podamos respirar libremente, estamos igual, ya aburridos de tanto encierro, espero pronto podamos sentarnos a compartir una conversación y unas granadas.
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