sábado, 1 de julio de 2023

Por unos dólares más...

   

  Este título tuvo -y tiene- una película de western protagonizada por Clean Eastwood. Obviamente, para nosotros, los Álvarez-Saldaña, niños aún en esa época era muy atractiva, aunque no recuerdo haberla visto. Era el año 1965 y yo todavía no incursionaba en la lectura de subliteratura ni en la visualización de películas. Ese año estábamos recién llegados a la gran localidad de Pichirropulli, 😂, donde, si la memoria no me falla, no había nada que se pareciera a un cine, salvo, de vez en cuando, unas funciones especiales que se ofrecían en época veraniega. Me parece que era en la bodega de la Estación Ferroviaria o en el local de la Cía. de Bomberos. Así y todo no creo que hayamos visto el film de Clint E. 

   [Abro paréntesis: al buscar la fecha de película, de cuyo título y protagonista guardaba memoria, me di cuenta que el nombre no significaba "limpio", jajaja. Al escribirlo por primera vez, había dudado, con justa razón y especialmente porque el aspecto de Clint no era precisamente de 'limpieza',😉. Cierro...]

    Ayer al fin se mostró el sol en todo su esplendor. Casi estoy igual que los habitantes de la zona nórdica, que celebran su aparición con espectáculos al aire libre. Yo abrí un poquito las puertas-ventanas para que ingresara aire tibio al interior de palacio desde los invernaderos-balcones,😃,nada más.  Además, me dediqué a lavar ropa, la que se secó durante el día,  bravo, 👏 👏.  ¡Una maravilla! Salí  a hacer unas poquitas compras (no quise ir a la feria, pues es inconveniente entusiasmarme comprando frutas y verduras toda vez que viajaré a mediados de la siguiente semana), controlándome lo más que podía, sólo compré una lechuga y 3 zanahorias,😡,  más  un par de otras cosillas no perecibles ...y bebestibles, 😅. Caminé un buen poco, respiré aire puro, consumí vitamina D y luego volví a palacio a preparar mi mesa y poco más pues ya tenía almuerzo del día miércoles. ¡Tres días con lo mismo! Estaba delicioso en todo caso: chupe de berenjena con calabaza acompañado de carne de cerdo a la plancha con ensalada, postre y la correspondiente copa de vino. ¡Qué mejor!😋 En la tarde, luego de enterarme del funcionamiento del mundo a través de youtube, comencé a trabajar en el "Salvavidas N°15", habiendo, el día antes, gestionado la impresión y anillado de los números 13 y  14.

  [Abro paréntesis: sólo  para recordarles que desde el 26 de mayo de 2014, en busca de alguna acción que me mantuviera a salvo de la angustia de la pérdida, creé un blog llamado así, "Salvavidas", en el cual he estado escribiendo hasta la fecha y por 9 años. Estos escritos los he ido transformando un "libros" si así puede llamárseles. A los ejemplares mencionados, hay que agregar los compendios de los grandes viajes realizados, diez más en total, un verdadero "legado" literario. ¡Algo hay que hacer para que nuestro mundo interior no nos sobrepase! Yo elegí esta vía y creo que no me he equivocado. Cierro... otra vez].

   Hoy es otro día soleado, aunque con menor intensidad y pureza. Habrá que agradecer a la madre -madrastra a veces- Naturaleza. Ha sido una mañana, ¡uff!, de intenso trabajo. Elaboración de pan, de donas multicolores, de una sopa-crema de calabaza y de una tortilla de berenjenas con zanahorias  y acelgas. Todo parece muy fácil,  pero cada tarea tiene su afán y complejidad. Aún no termino la tarea, pues el pan y las donas están en proceso de fermentación, la sopa-crema tiene pendiente el batido-licuado, mientras la tortilla está descansando antes de partir a la sartén. La ensalada, de lechuga y betarraga, también se encuentra en la puerta de salida,😊, sin aliñar hasta llegado el momento. El postre, yoghurt con frutas, lo prepararé a último momento. Como pueden ver, una mañana con bastante y variado ajetreo y eso que me falta ir a tender mi cama.

   Y a todo esto, ¿qué pasa con los dólares? Vaya ahora la explicación-narración de la dichosa peripecia.    

  Sucede que para el viaje que pronto haré necesito llevar dólares. Había comprado unos pocos antes de viajar a Europa y, al regresar, al comienzo de junio, compré otra cantidad, poca, pues el viaje sólo es por una semana. Esto de la compra de divisa extranjera es todo un albur, pues hay que estar informándose a diario de las subidas y bajadas de la bolsa, para realizar la transacción cuando el precio conviene. He optado, luego de darme cuenta del recargo que le aplican a la moneda extranjera las casas de cambio, por recurrir a mi entidad bancaria, por mayor seguridad, independiente de que allí el valor sea un pelín más alto. La compra que hice la primera semana de junio, por Internet, debía  irla a retirar al local de Santander de la Carretera del Cobre.  Por X razones (frío, flojera, no necesidad inmediata) demoré el retiro, hasta que me llamaron para apurar el tranco, 😄, con tan mal ojo de mi parte, que dije "mañana voy". El único  problema que ese "mañana" fue el día que más llovió durante el pasado y reciente temporal.    

   Fiel a lo aprendido de mis padres, aunque lloviera, decidí cumplir con la palabra empeñada. Partí bajo la lluvia, pero preparada con una parca con gorro y mis mejores y nuevos zapatos de cuero. Ya los había usado en dos ocasiones, así que esperaba que no me dañaran mi dermis. Me subí a un microbús en calle O'Carroll, pero con tan mala suerte que me equivoqué de bus por unas cuantas cuadras, 10 aprox. Me vi en la obligación de bajarme en Sodimac y caminar las 10 cuadras por Avda. Einstein hasta el Jumbo y de ahí  pasada la Fusat, unas 5 cuadras más, con el consiguiente problema de tener que dar saltos casi acrobáticos en las esquinas, para sortear el agua acumulada. Al final, en vista de que no podía encontrar la oficina de Santander ingresé  a preguntar a una farmacia. Sí, me dijeron, por aquí quedaba pero hace años que se trasladó cerca del Líder, al lado de Claro. Bueno, los que son terrícolas y, específicamente chilenos, saben a qué me refiero con estos nombres y aquellos humanos que conocen Rancagua -seguro algunos extraterrestres también- saben las distancias a las que hago alusión. Piensen en esas distancias caminando bajo la lluvia. ¡Súper entretenido,😠! Con resignación, a esas alturas, hice unas cuantas cuadras de vuelta y luego enfilé camino hacia mi destino, al que llegué chorreando agua. Notaba la humedad del agua en toda la polera que llevaba, tanto en los hombros y espalda como en los brazos,  lo que significaba que la prenda podía servir para el frío pero no para el agua. Mis zapatitos seguían dando la batalla: notaba algo húmedos mis pies pero no mojados, lo que era todo un logro. 

   Luego de recibir mis dólares tratando de que ni Franklin, Grant ni Lincoln se humedecieran con mis manos, abandoné la sucursal dispuesta, ahora sí, a buscar locomoción para regresar. Sin embargo, por esas ironías del destino, la vida o el clima, el agua había remitido así que hice el trayecto caminando -unas 12 cuadras- y hasta me di el lujo de pasar a una feria a comprar huevos y unas berenjenas. No hacía frío, tampoco lo tenía. Incluso mi jeans se fue secando con el calor corporal, de manera que al llegar a palacio casi ni se notaban los efectos del diluvio en mi bella persona. 

   No obtuve recompensa ninguna (los dólares eran míos), no tuve que matar a nadie ni salir herida en la refriega, sólo mojarme como hacía tiempo no me sucedía, tanto que, llegada a casa, tuve que cambiarme toda la ropa. A lo que más me costó quitar la humedad fue a mis valientes zapatos que hasta ayer estuvieron al sol por si acaso y quedaron listos para el siguiente temporal. Hasta pronto.

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