domingo, 8 de marzo de 2020

Málaga, historia de un reencuentro...


Volví  a Málaga, pues ya lo tenía  planeado. La idea era que me sirviera de Cuartel General para visitar lugares cercanos como Antequera y Ronda.  También  podría  ser Marbella y Torremolinos.  Debía  elegir, pues no creía  que me alcanzara para tanto.  
   
Aparte de recorrer lugares y puntos de interés ya conocidos,  no hice algo más en Málaga en mi primer  día, pues mi mayor desafío  era llegar el alojamiento,  cuya ubicación me complicó  un poco. Lo mismo pasó con la ciudad, que sigue con la Alameda principal, eje estructurante de la vida  urbana, intervenida por remodelación y mejoramiento. El problema es que ya estaba llena de hoyos y máquinas  hace 2 años, cuando visité  esta bella ciudad por primera vez. ¡Uff! Me imagino que esto pasa en todas las urbes; son los costos del progreso. 
   
Cuando  me toca un hospedaje más alejado del  centro es una verdadera lata en lo personal, pero, por otro lado, es una buena oportunidad de  saber qué  pasa fuera de las fronteras turísticas, cuál es el equipamiento  urbano con el que cuentan esos ciudadanos.  A veces sucede que uno se decepciona  un poco, pero es una visión,  sin duda, más realista.  Me ha pasado en varias ocasiones.

Algo parecido sucede cuando uno va por segunda vez  a un lugar: al haber desaparecido el efecto sorpresa,  puede darse la situación que el recuerdo resulte más luminoso. Por ello, es necesario  prever  aquello haciendo el ejercicio de visitar otros lugares y puntos de interés, desarrollando un programa algo distinto,  para no repetir lo que ya se conoce. 
   La novedad lo ha constituido la actividad artística que,  sin duda,  es distinta a la pasada visita, además  de lo contingente, también  distinto, por la fecha y por los acontecimientos nacionales o regionales. 
   
Quiero recordarles que Málaga es una ciudad portuaria en la Costa del Sol, ubicada en la región  andaluza, donde viven 575 mil malagueños y malagueñas. Se supone que dos ríos  atraviesan la ciudad; yo sólo  vi un simulacro de río (eso sí,  hartos puentes; deberé averiguar si es el Guadalmedina o el Guadalhorce . No olvidar que les conté  que "wadi" en árabe  significa 'río'). 
 
La ciudad fue fundada por los fenicios en el siglo VIII a.C., lo que la convierte en una de las más antiguas de Europa, bajo el nombre de Malaka. Estuvo en poder de los cartagineses por algunos años, pero luego pasó  a formar parte del Imperio Romano, con el nombre de Malaca, tiempo en el que alcanzó  gran desarrollo. De ese tiempo  precisamente, son las construcciones del Teatro Romano ( datado a inicios del reinado de Augusto, fInes del siglo I a.C.) y las grandes Termas Públicas, así  como las Piletas de Salazones ( fosas al interior de factoría  encargada de preparar una salsa muy apetecida por los romanos, llamada "garum", construidas durante el siglo IV d.C.). Más  tarde fue una próspera ciudad andaluza musulmana,  hasta que en el año 1487 fue incorporada al reino de Castilla. 
   
La Alcazaba existente en la ciudad en las faldas del Monte Gibralfaro, es una fortaleza palaciega construida en tiempos de los musulmanes sobre las ruinas de una construcción de origen fenicio (siglo XI), conformando un complejo con  el sector amurallado de la ciudad. 
   A su lado, siguiendo hacia la cima, se encuentra el Palacio de  Gibralfaro, ampliado y convertido en Alcázar  el año 1340. Se compone de dos líneas de murallas y 8 torreones,   mientras al interior se encuentra el palacio. 
  Estas dos fortalezas en conjunto con el Teatro  Romano, si bien corresponden a distintos períodos  de la historia de la ciudad, forman un complejo arqueológico digno de visitar y admirar. 
 
  La Catedral de la Encarnación, monumental templo religioso, data de los siglos XVI al XVIII. Junto a numerosas construcciones religiosas y  palacios, ofrecen una arquitectura patrimonial de mucha belleza.
   La modernidad ha aportado mucho a la ciudad, que es una urbe brillante de actividades culturales y de vida social, que se desplaza por sus parques, paseos marítimos, playa "La Malagueta", por sus sitios y edificios patrimoniales,  muchos de ellos convertidos en museos, de los muchos existentes en  la ciudad. 
.......
   
Antequera  fue la primera ciudad visitada de la provincia de Málaga. Se ubica a una distancia de 50 kms. al norte, con 43 mil antequeranos. No sé  por qué  asociación, esta urbe me ha "sonado" a portuguesa. Es claro que no, pero no siempre uno puede gobernar algunas ideas sin base. 


 Antes de llegar a Málaga,  pasé  por Antequera y  me reafirmé en mi decisión.  Las  casas blancas, la conformación de las viviendas, los dos o tres núcleos  de grupos habitacionales,  algunas construcciones en lo alto de las colinas, las torres de edificios religiosos,  un castillo o fortaleza, todo me indujo a llegar a la ciudad al día siguiente. Investigué  un poco más y me encontré con algo ¡sorprendente! : la existencia de Dólmenes en tres lugares. La única dificultad era la distancia: 3 kms. y en un tiempo restringido. 

 Por tanto, una vez en Antequera,  luego de encaminarme hacia el  centro histórico, busqué  la Ofic.de Turismo,  para que me pudiera orientar cómo llegar hasta donde me interesaba: a los Dólmenes  y a la colina  a visitar la construcciones que se veían a lo lejos. Mientras  buscaba la oficina,  me sorprendía gratamente de lo que veía: una puerta antigua, llamada Puerta de Estepa ( construida en 1749, que debió ser restaurada hace 25 años), 
un edificio  de Plaza de Toros (muy bien conservado,  cuya fecha de inicio de funcionamiento es el año 1847), iglesias y conventos, edificios muy bien mantenidos, patios que se veían desde la vereda, con sus pórticos y muchas flores, calles angostas y en pendiente, subiendo hasta desaparecer, muchas vitrinas de tiendas ornamentadas con muy buen gusto (se los dice la reina del buen gusto, jajaja), esculturas y flores. Me gustó mucho la ciudad, incluso antes de descubrir sus tesoros.
 
 Cuando llegué a la Of. de Turismo, además de facilitarme un plano de la ciudad y un periódico que explica la historia de ella, me dieron el dato de un minibús de turismo, que iba  a la Alcazaba, a la Colegiata y a los Dólmenes. ¡Bravo!  Me sentí última de afortunada. La gracia me costaba 8 eurillos nada más (los españoles usan esta terminación en las palabras como diminutivo; nosotros también utilizamos ese morfema pero con un sentido algo despectivo, por ejemplo, "hombrecillo"), así que  cero problema.
 
  El minibús era realmente "mini" y tenía unos "vidrios" de naylon con cierre, especiales para esta temporada, porque la verdad es que hacía mucho frío. La urbe se encuentra emplazada  a 575 msnm y tiene una temperatura promedio inferior a Málaga, en unos 3°. Llegaron dos turistas más y LJ. ("los juimos", para los que no manejen estas expresiones populares).
 
 Mientras ascendíamos hasta la Alcazaba, una grabación nos fue dando antecedentes de algunos edificios por los que íbamos pasando, hasta que llegamos a lo alto. El viento helado era impresionante, especialmente en el Mirador. Desde él se podía apreciar la ciudad en toda su blancura y extensión. ¡Bello panorama!

 A espaldas del Mirador estaba la Puerta de ingreso a la Alcazaba y a la Colegiata Santa María, además del acceso visual al sitio arqueológico donde se encuentran unas Termas Romanas, a las que, al parecer no les han dado mucho boleto. Es que es tan importante lo demás, que las termas parecen una bicoca.
  
Las alternativas que nos dieron fueron volver en una hora o esperarnos 10 minutos. Preferimos lo último, porque lo que nos interesaba más eran los Dólmenes. Allí sí me quedaría 1 hora aunque mis compañeros quisieran volver a los 10 minutos. 
   Nos dedicamos a fotografiar, entrar hasta donde se pudiera e ir hasta el baño.
  En cuanto a los edificios ubicados en la punta de este cerro, puedo contarles lo siguiente: 

 La Alcazaba , fortaleza árabe medieval, fue construida en el siglo XIV, para dar cobijo a los musulmanes expulsados de otros sectores  de la península. La vi desde  fuera, alzándose  imponente sobre la cumbre del cerro, con sus murallas y su torre del homenaje.
 
 La Colegiata de Sta. María , siglo XVI y XVII, impresionante, alzándose en un lateral del mismo cerro de la Alcazaba, sirviendo de guía,  espiritual y geográficamente, a sus habitantes.

 Nos subimos nuevamente al minibús,  esta vez con destino a los Dólmenes. La impaciencia me consumía,  lo que no impidió que pasáramos  unos minutos a admirar dos Iglesias. Una de ellas, la Iglesia de Santiago, con una ornamentación  barroca  al interior realmente admirable. 
   
   
Luego de pasar por la recepción del complejo arqueológico (teníamos 50 minutos para recorrer y conocer), nos fuimos al Dolmen de Viera, nominado así  por sus descubridores.  Subiendo un sendero  de tierra, entre arbustos y flores (la primavera hace tiempo que llegó  por estos lados, con sus flores, brotes y el aumento de las temperaturas),  dimos con él.  Un  pequeño promontorio o túmulo más  bien (de unos 50 metros  de diámetro), una entrada como el de una mina, de tipo rectangular, un corredor,  que al final termina en una especie  de cámara  cúbica  cuya entrada está  perforada en la losa que la separa del resto. 

 Todo el monumento tiene una extensión  de unos 22 metros por 1,30 a 1,60 de ancho. En sus paredes, se pueden apreciar  cada una de las rocas u ortostatos que las componen, como las que cubren el sepulcro,  porque eso es lo que es. Se desconoce  su fecha exacta de construcción pero se ha establecido la mitad del IV milenio a.C. 

   
Es emocionante llegar a uno de estos lugares, mucho más  que a un castillo. Te encuentras bajo tierra, en un "edificio" que muchos seres humanos, en comunidad,  construyeron con muchísimo trabajo,  cuyo esfuerzo honró a quienes descansaron para siempre bajo ese techo y a los ritos que cerca o al interior de él  se celebraron. 
 
En cada roca milenaria está  impresa la esperanza en la fuerza y el poder de los astros y la naturaleza,  el miedo ante lo indescifrable y enigmático de la vida y de la muerte, además  de los ecos de sus voces, cánticos, expresiones de dolor y ruegos.  Algo  que nosotros hemos perdido ante tanta tecnología  y "progreso".
   Le pedí  a la guardia que me sacara una foto; accedió  debido a que no había  nadie más,  porque lo tienen  prohibido  (yo, torpemente, no había  pensado en ello). Fue un bonito gesto.
   
Bajando un poco más  en la colina,  el sendero  lleva al Dolmen de Menga, otra maravilla. Sus dimensiones, su estructura, hablan de ello. Éste tiene forma de galería (ya lo entenderán  por las fotos), que desde el atrio (entrada) hasta el fondo mide unos 27,50 m., 2,70 de altura  en la entrada para  aumentar a 3,50 hasta el final,  mientras que su ancho es de 6 metros. Casi al llegar al final, hay un pozo  de 1,5 de diámetro por 19,55 de profundidad.¡Guau! Qué  función cumplió ese pozo, no se sabe, pero no era de los deseos (jajaja). 
 
Me quedé  lo máximo  que pude, examiné concienzudamente cada ortostato, descubriendo  que los  que cubren el monumento  son bastante oscuros en relación  a los que conforman las paredes.  
 
 Al igual que el monumento anterior,  éste  también  fue utilizado como  sepulcro primero, y luego, hasta la edad media, como espacio sagrado o lugar funerario.  
 
 A todo lo anterior,   cabe mencionar otro elemento extraordinario, que no sólo  está  presente en estos Dólmenes y en los otros monumentos a los que no fuimos, dos más,  sino también en Stonehenge y Chichén  Itzá   (los que espero visitar pronto): la exacta orientación  hacia el Sol  y hacia una Montaña,  de todos los monumentos de Antequera.  ¡Y así  hablamos  de lo  poco "civilizados " que eran nuestros antepasados!
 
   Después  que el Minibús turístico  nos dejara en la Plaza inicial,  me dediqué  a recorrer  las calles principales, revisando algunos sitios que había visto al pasar para grabarlas  con la cámara del celular,  fui hasta el Palacio Consistorial o  Ayuntamiento a admirar su estructura. Fue construido en el siglo XVII para las funciones de un  convento de los Franciscanos. Es un edificio  digno de un Municipio que se precie.  ¡Muy hermoso!
 
  Luego miré algunas vitrinas, fotografié algunas esculturas y me encaminé, cuesta arriba, a la Estación de Autobuses. Ya empezaba a hacer frío, siendo las 15 horas. 
   Feliz y contenta con mi viaje, al regresar a Málaga,  pasé a un pequeño  súper  que quedaba cerca del alojamiento  para preparar mi once-comida y planificar qué  ciudad  salir a conquistar  al día siguiente.

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