domingo, 8 de marzo de 2020

Desde RONDA a la Costa del Sol...

 
  Antes de partir de Málaga,  quise conocer  otros lugares de la provincia.  Para ello, debí quedarme dos días más,  pero busqué  otro alojamiento,  con la buena suerte que estaba muy cerca del Terminal de buses y que pude prepararme ensalada, once y dormir muy bien, lo que no sucedió  en el anterior lugar, pues cada cual hacía  el ruido que quería.  A veces hay suerte, otras, no, como en la vida.
   De visita en RONDA 
   
Esta ciudad queda a 103 kms. de Málaga hacia el oeste. Con 34 mil ronderos permanentes, ayer había  ya iniciado su período de aumento de población,  pues los grupos de visitantes eran numerosos.  El día  estaba espectacularmente primaveral,  lo que le daba un toque de mayor  belleza a todo lo visitado.  

La conformación  del relieve de la ciudad  es especial y sorprendente.  Se ubica en una meseta,  a 739 msnm., cortada  por una profunda garganta, a la que llaman  El Tajo, por la que discurren las aguas del Río Guadalevín. Esto le confiere  a la ciudad una panorámica muy pintoresca, pues las construcciones aparecen casi colgando hacia el precipicio. Junto con ello, en su casco histórico  mantiene una variedad de monumentos que le otorga mayor atractivo al entorno natural en que se emplaza. 

 El casco histórico y la ciudad "nueva" se unen gracias a un Puente de Piedra o Puente Nuevo, de gran altura (100 metros aprox.) que contribuye al encanto de la urbe. Data del siglo XVIII.
   
En el casco antiguo de la ciudad se conservan extensos paños de las Murallas Islámicas y varias de sus Puertas, pues, a pesar de su  estratégica ubicación,  hubo que defender  el sector del arrabal contrario al Tajo.  Desde arriba de las murallas se obtiene una vista panorámica  privilegiada  de parte del valle que rodea la ciudad y del sector nuevo de la urbe.

 Los Baños Árabes de  San Miguel o de Ronda, como se conocen,  quedan aledaños a la muralla y al Puente Viejo. Los baños datan del siglo XIII y están  en muy buen estado de conservación. 
     
En cuanto a su infraestructura,  son la adaptación musulmana de las termas romanas. Por ello, cuentan con sala de recepción  y las salas fría,  templada y caliente, más  el hipocausto y la caldera. Fue una bella y provechosa visita.

  El otro monumento que visité,  para el que debí reunir toda mi fuerza, fue la Casa del Rey Moro y la Mina (noria  subterránea). La Casa-palacio (en restauración)  se emplaza en la Cuesta Santo Domingo.  Posee un hermoso jardín  con pozo y fuente  de agua, con elementos musulmanes y franceses  en su diseño, dispuesto en tres niveles.  
   
Desde allí  se puede bajar a la llamada "Mina", de 60 metros de profundidad y 250 escalones aprox. (los conté al subir,  pero como no ascendí de manera continua,  puedo haber errado, claro  que en una mínima parte). Esta construcción, cuyo objetivo era contar con agua del Río Guadalevín para uso militar fue realizada en el siglo XIV. 
 
Tiene diferentes plantas, al menos contabilice 6. Una de ellas era una Sala de Armas y la última permite salida al río,  al fondo de la garganta que separa la ciudad.
   Fue una sacrificada aventura tanto de bajada y más de subida.  Sus escalones son irregulares y más altos de lo habitual y a partir de la tercera planta hay filtraciones de agua que hacen complejo el ejercicio.  Sin embargo, hay bastantes que se aventuran a dicho desafío.  
   
Esta noria tuvo una importancia estratégica,  pues la revelación  de su ubicación  hizo posible la derrota de Ronda  y, posteriormente,  la Caída de Granada, ambos lugares en poder de los Nazaríes.  
   La Plaza de Toros de Ronda  es otro  de sus monumentos.  Su construcción se inició el año 1780. 

 Además  de las Iglesias, Conventos y otros edificios religiosos,  en la actualidad los habitantes de Ronda  han desarrollado, el ámbito turístico,  el sector comercio, con  numerosas tiendas, restaurantes, hoteles  y con la importante oferta de artículos de cuero  y de corcho.  
    ¡Bella y singular ciudad!, con mucha historia y monumentos que mostrar. 
   Visitando MARBELLA y TORREMOLINOS en la Costa del Sol 
 
 Las ciudades y localidades que conforman la Costa del Sol en la provincia de Málaga  son varias.  Son muchos los kilómetros de carretera que las recorren, de cuya belleza uno no deja de asombrarse. 
   En el "Día  de la Mujer" decidí hacer este recorrido  como una especie de regaloneo, sin apuros.  
 
 A primera hora de la mañana partí a Marbella,  hermoso y conocido balneario, en el que viven 143 mil marbellíes, aunque en época  estival  el número aumenta considerablemente.  Es un balneario  que presenta oferta para gente con alto poder adquisitivo,  lo que es claramente  visible en el tipo de edificios, grandes  hoteles, resorts,  canchas de golf, puerto con embarcaciones de lujo. 

 Hoy, sus playas contaban con varios visitantes, mientras en el paseo marítimo la cantidad era numerosa,  lo que el  clima hace propicio. 

   
Dicen que "la necesidad tiene cara de hereje". A esa situación  me vi enfrentada cerca de mediodía. Debi pasar a una Cafetería,  donde  me tomé  el café  americano  más caro a la fecha, porque me urgía pasar al servicio higiénico (jajaja). En venganza,  me llevé  una naranja  de las que adornaban cada una de las mesas. Supongo  que se podía,  pues había  mesas con tres naranjas pero también  con dos. Yo saqué mi conclusión y dejé  dos en la mesa que ocupé,  para evitar molestos tríos (jajaja). Estaba rica...la naranja, claro. 

  En el trayecto desde el Terminal de  buses hasta la playa (al menos de un kilómetro,  si no es más),  está el Castillo-Alcazaba , que data del siglo X , y que mandó a construir nuestro habibi Abderramán  III.  Es lo único monumental  que vi, desde fuera, para dedicarle el tiempo  a la playa, al mar, al sol y a la arena. 
 
 En el viaje de regreso pasé  a Torremolinos, balneario distante sólo a 14 kms. de Málaga, caracterizado por su abundante presencia de rascacielos, playas, comercio, extranjeros y una ajetreada vida nocturna, con una gran oferta para el mundo gay. Vi a algunos de ellos, claramente  ubicables por su vestimenta.  
   
Mucha playa, sol, juegos en la playa, tiendas de artesanías  y souvenirs, además  de una gran oferta gastronómica,  especialmente en el ámbito  de productos del mar.
Precisamente,  el exquisito  olor de los pescados asándose a plena vista del público,  en parrillas  con forma de embarcación,  me hizo ingresar a un restaurante  y servirme un plato  de dorada con ensalada y patatas fritas.  ¡Muy rico! y no tan económico...
 
 Luego de vitrinear  por tiendas  de ropa y souvenirs, recorrer  el kilómetro o más  hasta el paradero  (en subida) regresé  a Málaga relativamente temprano, a pesar de las dos ciudades y me fui directo al alojamiento  a lavar unas prendas,  tomar  onces y escribir mis aventuras. 
   Fue  un día  de descanso y relax,  como corresponde de vez en cuando. ¡Buona notte!
   

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