lunes, 29 de julio de 2019

El día en que se detuvo la tierra ... Veintinueve... Mañana

Veintinueve ...  [Mañana]        

Ya habían llegado a su primer destino. Era el momento de enfrentar la realidad. Ami comenzó a subir por la escalera sorteando los escombros, que junto a la falta de luz, hacían difícil un rápido avance. Seguida por Maui se sentía más confiada.
   Un maullido lastimero la sacó de la mecánica y consciente tarea de subir evitando los obstáculos. Su corazón dioun salto y sus pies le acompañaron. La puerta estaba abierta, no, más bien dicho, estaba salida de sus goznes, cerca del ventanal y, bajo ella, se veían los pies de alguien..., de su madre.
-Mamá!!!, gritó desesperada, corriendo a su lado. 
-¡Cálmate!,escuchó que le decía su amiga, llegando a su lado.¡Ayúdame a levantar esta cosa!
  Con mucho esfuerzo lograron levantar la pesada puerta, buscando un punto de apoyo en el piso, para no hacer más daño a la madre de Ami. Una vez levantada lo suficiente, Ami tiró del cuerpo de ella antes de que Maui ya no pudiera sostener más la mole. 
   La sangre cubría parte lateral del rostro de la mujer, tenía un brazo en extraña posición, pero, al parecer nada más. Sin embargo, no se movía. Rápidamente examinaron sus signos vitales, en el cuello, en las muñecas, en el pecho... El llamado de Ami en medio de un desgarrador llanto entorpecía un poco la labor. 
-¡Ami, por favor, cálmate! Sé que es difícil, pero quiero ver si aún respira.Ami!!, le gritó.
   Logró que su novel amiga se calmara un poco y volvió a intentar escuchar la vida en el cuerpo de la mujer.¡Chist! Silencio... Sí, sí, era débil el latido pero lo escuchó. Ahí estaba, indicando que había esperanzas. Ojalá no sea demasiado tarde, pensó para sí.
   Con la ayuda de su amiga levantaron con extremo cuidado a la mujer y la recostaron en el sofá, luego de despejarlo de los escombros. Un quejido de ella les hizo redoblar los cuidados. 
   Luego de haber limpiado cuidadosamente la herida (que no tenía su origen en el rostro mismo sino en su cuero cabelludo, de la cual ya no manaba sangre) y de conseguir darle unas gotas de agua, se dispusieron una a quedar una  en observación, la otra a examinar el lugar y evaluar los daños. 
   No había quedado ventanal en pie y aunque ya sus "vidrios" no eran como los antiguos, igual el polvo de su  pulverización habría dañado si la tromba de la explosión -o lo que fuera- hubiera llegado desde el oriente. Uno de esos fenómenos antiguos (terremotos y huracanes) no habrían hecho menos daño que "aquello". Le parecía estar viendo una imagen en vivo de las que solían proyectarse en aquellos viejos videos de antaño. 
   Luego de revisar las comunicaciones con el exterior (para darse cuenta que nada funcionaba), la despensa (constatando con alivio que el alimento no había sufrido daño), los sistemas de luz y agua (sin funcionamiento) se sentó a descansar. Antes,  volvió a  revisar a la madre de Ami, que ya respiraba con más normalidad. Le pasó una barra alimenticia a su amiga y comenzó a comer la suya, cuando un maullido le recordó que debía buscar alimento para Liu, quien  debería conformarse con los restos de una barra desmenuzada.
    Necesitaba silencio, necesitaba reflexionar, para ordenar las piezas de ese rompecabezas en tanto esperaban que la Sra. Sho despertara.

  

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