lunes, 15 de julio de 2019

Al Sur de Caldera...

    Después de todo lo que anhelaba realizar un tour por los riquísimos e interesantes alrededores de Caldera, al fin pude tener dicha experiencia y no pudo ser mejor, pues el grupo lo conformábamos sólo de tres personas. Por lo tanto, todo el aprendizaje fue de primera línea y personalizado.    

Antes de comenzar a describir los hitos visitados es justo y  necesario (jaja) hacer algunas precisiones. El suelo desértico que rodea Caldera posee abundancia de fósiles, especialmente de origen marino, en cuyos asentamientos es posible observar, además de muchos vestigios de sus milenarios habitantes,  las distintas capas o estratos de la superficie terrestre del lugar, que nos hablan de la antigüedad de la zona.
  Otra característica de este lugar es que, según sea la caída de agua en época invernal, da origen al llamado y bellísimo fenómeno del "desierto florido", que cada tres o cuatro años, se deja ver con más fuerza en los alrededores de Caldera y Copiapó. Como tercer elemento a considerar, es relevante señalar que este desierto, a pesar de su aridez (y tal vez por eso, precisamente) guarda en sus entrañas, gran cantidad y variedad de minerales, de lo que da cuenta la concentración de minas de distinto tipo en esta zona.
 Por último, en todos sus kilómetros de costa, esta región posee extraordinarias y abundantes playas, muchas de ellas de aguas color turquesa que causan el asombro de sus visitantes al llegar a cada una. 
   Playa Loreto: ubicada al sur de Caldera, a 3 kms. de distancia y a unos 600 mtrs. de la carretera. Es una pequeña y angosta  playa, con bastante algas en sus orillas, además de roqueríos. Al caminar por ella, pude darme cuenta que, en algunos tramos, lo hacía por un suelo compacto de miles de fósiles marinos,  fácilmente distinguibles. Es decir, me desplazaba  por un lugar creado por la naturaleza, resultante de miles de variables temporales, geográficas, geológicas y ambientales durante millones de años. ¡Qué fuerte!, diría más de alguien.
  Caleta  Calderilla: playa que termina (o comienza, dependiendo de dónde uno inicie la caminata) en una pequeña caleta de pescadores, con un puesto de venta de ostiones para servirse, equipado con asientos y sombrillas de totora para disfrutar el alimento y el lugar. La playa es más extensa, ancha y bella que la anterior. Se ubica a continuación de Playa Loreto hacia el sur.
   Bahía Inglesa: balneario ubicado a 6 kms. al sur de Caldera, muy conocido por su fina arena blanca y sus aguas color turquesa. Consta de varias playas: la Piscina, el Chuncho y la playa Blanca. Cuenta con equipamiento y servicios de primer nivel sólo al cruzar la calle y una variada y numerosa cantidad de puestos de souvenirs y otros, en temporada alta.
   Playa Las Machas: es una extensa playa, en gran parte conformada por restos de caracolas y conchas marinas, adonde las olas llegan con fuerza. Es un gusto caminar por sus orillas y dedicarse a la recolección y selección de bellos caracoles y conchillas. Se ubica al norte de Bahía Inglesa y continúa con la interminable lista de playas: los Patos, el Morro, Chorrillos, Rocas Negras, Bahía Cisnes, Playa Isla Chata, Las Salinas, etc.
   Sitio Paleontológico Los Dedos:  sitio arqueológico al aire libre ubicado en el llamado Cerro Ballena, llamado así porque allí se encontraron los restos fósiles de 40 cetáceos y otros animales de fauna marina mayor. Desde el sendero delimitado cada visitante puede ir observando que, además de los vestigios destacados, hay numerosos restos a la vista, reconocibles incluso para cualquier neófito.
     Junto con ello, es posible reconocer claramente las épocas de la tierra en los estratos que ésta muestra en varios sectores, donde se distingue una capa de ceniza volcánica, otra inferior que contiene mayoritariamente los restos fósiles, que permanecen sepultados desde hace millones de años. Y desde la altura del cerro se tiene una amplísima perspectiva de los alrededores (cerro el Morro, la Bahía, los otros cerros y cordillera, así como de dunas existentes en ese sector del Desierto de Atacama).
En cada estación paleontológica uno se encuentra con un letrero que contiene los antecedentes del especimen, cuyo esqueleto está representado sobre el suelo, de similar forma a cómo fue hallado en el lugar. También se encuentra en una de las estaciones parte de una costilla fosilizada de una de las ballenas encontradas.
 Cabe señalar que en esta zona fue encontrado un especimen alado único en su tipo, que es la gaviota más antigua y más grande encontrada en el mundo llamado científicamente Pelagornis Chilensis. ¡Un hallazgo de importancia mundial!
  Casa del Ermitaño o Casa de Sal: siguiendo nuestro recorrido por el sur de Caldera y adentrándonos un poco más en el desierto, entre el Morro y Puerto Viejo,  lejos de la vista de los no conocedores, nos encontramos con una construcción habitacional esculpida  en un cerro de tierra y sal, por mano humana. 

Allí vivió, según contaba Danilo, un hombre que, desde su juventud, optó por alejarse de su familia y de la localidad hasta avanzada edad. Supuestamente,  eludiendo el reclutamiento del servicio militar (que antes era obligatorio) se ocultó en los cerros para, finalmente, quedarse a vivir allí, transformando la colina en su casa, que constaba de tres pequeñas habitaciones: una cocina con salida para el humo (chimenea),  un comedor y un dormitorio, cuyo lecho estaba fabricado del mismo material, todo complementado con pequeñas ventanas y nichos en las paredes con la función de repisas. 

   También tenía puerta de entrada, aunque en la actualidad ha desaparecido. A la muerte de su habitante, este lugar pasó a ser uno de los hitos a ser visitado por los turistas. Se dice que por muchos años el ermitaño logró guardar el secreto de la ubicación de su domicilio, pero fue descubierto por unos turistas, debido al  humo que salía de la "vivienda". Danilo agrega que el ermitaño iba de vez en cuando al pueblo, donde muchos vecinos le regalaban alimentos. En otras ocasiones, le dejaban víveres en un punto intermedio, donde él acudía a recogerlo. 
 Hay otras explicaciones para la existencia de esta construcción, aunque son menos  misteriosas. Una, plantea como posibilidades que haya sido lugar habitado por changos, antiguos indígenas de la zona. Sin embargo, ellos no manejaban herramientas que le hubieran permitido un resultado tan geométricamente perfecto, por lo que esta teoría cae por sí misma. La otra posibilidad es que haya sido habitación de pirquineros, por un lado, o de trabajadores de una salina existente en la zona durante fines del siglo XIX y comienzos del XX. Sea cual fuera la razón, resulta impresionante constatar que, a pesar de toda la tecnología existente en la actualidad, a tan pocos años de distancia, alguien -o más de alguien- hizo de ese lugar alejada su hogar.
   Valle de las Pirámides o Pirámides de Sal, ubicadas en Sierra  de Zurita, a unos 25 kms. de Caldera. Es una  imponente formación de arenisca y sal, que tendría una data de 11 millones de años, que sobrecoge por su mágico parecido a las pirámides construidas por humanos en el continente africano. En la actualidad, se ha estado procediendo a cercar el lugar, para evitar los daños por intervención humana. Aquí nos detuvimos especialmente con el propósito de obtener curiosas imágenes con efectos visuales.
   Puerto Viejo, bahía ubicada a 43 kms, donde originalmente se ubicó el Puerto de Copiapó  antes de su refundación en el lugar actual, el año 1849.
 Ahora, este puerto antecesor es una caleta de pescadores y, en sector aledaño, se ubica la "toma" más grande de Chile, conformada por alrededor de 2.000 casas. Los habitantes permanentes de la Caleta son 150 aproximadamente, aunque en época estival aumenta explosivamente. 

 En Puerto Viejo, pasamos a alimentarnos al Restaurante "Doña Juanita", famoso personaje en la localidad, fallecida hace dos años. Su hija nos atendió. Allí consumimos una exquisita empanada de camarón-queso, un sándwich de pescado con ensalada a la chilena (primer sandwich en su tipo que he consumido en mi vida) y café.  Todo muy rico, fresco y recién preparado. La estadía en el restaurante fue grata y sabrosa. Luego caminamos por una parte de la playa, donde aún se ven los efectos del tsunami provocado por el terremoto japonés del 13 de marzo de 2011, que destruyó aproximadamente 150 casas, felizmente sin coste de vidas.
   Playa La Virgen: al fin conocida, luego de escucharla tanto. No resulta fácil acceder a ella.  Se encuentra a 52 kms. de Caldera, carece de señalización y el camino de acceso pareciera no contar con mantención. A pesar de la reciente modificación de la ley relativa a la prohibición de las playas "privadas" en nuestro litoral, ésta tiene, de hecho, ese carácter y desde hace mucho tiempo, pues no se permite el paso a los vehículos (hay  muro y barrera para impedir el paso), salvo que se pague diez mil pesos o más (según tamaño del móvil). Además, a unos cien metros antes del muro, hay  grandes rocas ubicadas horizontalmente en forma de primera prohibición. 
La playa, de poca extensión, es preciosa, ubicada en una bahía en declive, con  arena fina, blanca y limpia, además de aguas cristalinas y de color turquesa. En uno de sus lados, hay un farellón de mediana altura, en cuya parte superior hay hermosos chalets de madera y de color natural, que casi se mimetizan con el paisaje. En el mismo lado, pero en la parte anterior al ingreso de la playa, se levantan varias cabañas más pequeñas, iguales entre sí,  para arriendo. 
En el otro costado de la playa, se halla el sector de los parasoles de palma, todo perfectamente organizado y hermoso.  La playa recibe este nombre debido a una escultura natural de piedra, cercana a la playa, en pleno desierto, que semeja a la Virgen con el niño en brazos. 
      Desembocadura del Río Copiapó: ya atardeciendo, por un camino secundario, accedimos al lugar, un verdadero quiebre del los diferentes tonalidades de café del desierto. 
Allí predomina el verde intenso en la abundante  vegetación, que tiene numerosos habitantes: patos silvestres de color negro. Claro que esa tarde, también vimos un pato doméstico de color blanco, cuya contextura era la de dos de los otros. Intentamos seducir al pato blanco, pero no tuvimos éxito (jajaja). Vimos esconderse el sol reflejando sus últimos rayos en el agua. 
    Todo lo visto fue una hermosa experiencia. Faltó mucho por ver, por falta de medios para llegar, como por falta de tiempo. Habría sido necesario haber agregado  un par de  días más al recorrido realizado. No obstante, lo visitado es una muestra de la riqueza y belleza de esta zona, que encanta y hace volver para seguir disfrutando de esta parte de nuestro país.

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