sábado, 2 de septiembre de 2017

Mariposas...

    Este viernes, cuando enfilaba rápidamente rumbo a la salida Alcázar del castillo,  con el objetivo de llegar a tiempo para realizar la última jornada laboral de la semana (¡uff, al fin!), con los minutos casi contados para hacerlo con algo de antelación,  al terminar de bajar la rampla,  alcanzo a divisar una hermosa mariposa anaranjada, de tamaño mediano, volando hacia mí.  Debo aclarar inmediatamente que no se trata que viniera a mi encuentro, sino que nuestros caminos se iban a cruzar si los cielos no decían otra cosa. Ella no detuvo su vuelo, pero yo sí...
- ¡Jajaja!  ¿¡Ibas volando?!
- ¡Nooooo! ¡Grrr! ¡Como siempre,  atenta a buscarle la quinta pata al gato! 
- ¡Jajaja!  ¿No dijiste que era mariposa? ¡Ahora me sales con un gato...! No entiendo ...¿¿¿???
- ¡Hummm! ¡¡¡ Me colmas la paciencia!!!
   Estaba diciendo que, a pesar de que cronos me presionaba, detuve mi paso, diciéndome "esto no me lo pierdo". Claro, se trataba de la primera mariposa de esta temporada que tenía al alcance de la cámara y no era pequeñita precisamente.  Seguí su recorrido, cruzando  mentalmente los dedos para que aterrizara cerca. ¡¡¡Tuve una suerte fenomenal!!! Pude obtener varias instantáneas antes de recordar que me quedaba menos tiempo para llegar a mi lugar de trabajo. Me fui más contenta y más ligera...
   Éstas son las pequeñas cosas de la vida cotidiana que te alegran el día,  que te hacen la tarde más liviana, que te insuflan energía de la buena. Y no se trata que uno sea una tonta sentimental - creo que no, jajaja-. Simplemente que estás en una etapa vital en que esperas poco o  nada y lo pequeño e inesperado te maravilla.  Una mariposa, un ave (siempre que no sea una paloma; las sigo odiando, lo que es recíproco después de haber apaleado a dos ejemplares la semana pasada), un gesto, una sonrisa, unas disculpas que podrían haberse omitido...(de más de algún alumno).  
   Sin embargo, aunque uno dice que no espera nada o casi nada, qué distinto sería mi lugar de trabajo si no hubiera el ambiente que hay en nuestra pequeña sala de profes. ¡Qué bien hace reír con ganas unas cuantas veces a la semana! (uyy,   me salió verso). Y no es sólo un agrado llegar hasta allá,  sino también un verdadero desafío. ¡Jajaja!   Esto último no porque tengamos la responsabilidad de preparar al futuro universitario de Chile, sino porque debemos prepararnos, en lo personal,  para salir indemnes en nuestro orgullo, evitando ser pasto del humor  de cada uno, un soterrado bullying, casi profesional a veces, o  simplemente humor oportuno, rápido y del bueno. Los años de algunos,  las canas de otro, los cálculos renales de un tercero, las manos de "equis", los ojos color miel de sultano..., en fin, no falta tema ni cabeza de turco, así como las alianzas insólitas... Y para qué decir dónde ha ido a parar de pronto alguna conversación que comienza en serio y termina en carcajadas generales... Y cada cual se va subiendo al carro a medida que ya conoce el ambiente...y se preocupa después, y en adelante, en hacerse espacio y evitar que lo echen abajo, jajaja (en sentido figurado, por supuesto). Sin duda, es lo mejor de mi actual trabajo, así como la satisfacción del quehacer en el aula con la mayoría de los jóvenes..."¡Profe  profe!" Me llamaba un alumno ayer al encontrarme en la escalera. "Subí casi doscientos puntos en el último Ensayo y en Vocabulario tuve...¡un 100%!", agregó contento. Me alegró su alegría y me satisfizo que alguien reconociera expresamente mi esfuerzo en ese ámbito. Otro pequeño "detalle" para redondear el día.    
Escribo mientras el televisor aporta con la música.  Un rato de conversación y reflexión escrita no está de más. Durante media mañana estuve, cual verdadera Cenicienta moderna,  limpiando el castillo,  especialmente living-comedor, cocina y terraza. El piso, los muebles, el refrigerador tuvieron la especial atención de mis manos, quedando algo relucientes
(bueno, nunca tanto). Arrojé varios objetos a la basura, entre ellos un par de electrodomésticos con desperfectos y que definitivamente no voy a mandar a arreglar nunca. Estoy haciéndole la pelea a Diógenes a como dé lugar.  Ha comenzado el momento del desprendimiento...Así,  
        "cuando llegue la hora del último viaje,
         y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, 
         me encontraréis a bordo, ligero de equipaje, 
         casi desnudo, como los hijos de la mar" 
  Oportunísimos los versos de Machado para expresar este inicio de proceso, tranquilo, consciente y satisfactorio...
   Y ahora a prepararme para salir, no a una fiesta en otro palacio, sino a compartir en casa de una amiga. Conversar fuera del trabajo, en un ambiente distendido y con otros seres de este mundo, no es malo. Es bueno...y conveniente...
  

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