martes, 12 de septiembre de 2017

El día en que se detuvo la Tierra... Dos...[Hoy]

Dos                                                                                [Hoy]

A miles de años de distancia, otra Maui "sufría" un vuelco en su vida cotidiana. No vio venir el golpe, ni siquiera lo sospechó (su olfato ya no tenía la misma fineza que la de su antecesora);  pensó que todo iba marchando bien, no supo leer los signos, no hizo uso de su sexto sentido (ya adormecido entre el trabajo diario y el smog),  se descuidó y confió demasiado: la Tierra también se detuvo para ella, pero esta vez, fue sólo para su persona, en torno a su metro cuadrado.  La tierra de los demás  siguió su curso, al ritmo de cada uno, algunos más rápidos, otros más lentos, lo que va creando las distintas dimensiones que, en la actualidad, tiene la realidad de los descendientes de la Maui primigenia.
Y desde ese momento, esta Maui moderna, ha debido ir luchando entre la náusea y la “noia”, que ya creía superadas. De pronto se hacen sentir, las huele, como a “dementores”, como a una niebla que se cierne sobre ella, tapando la luz, el sol y el calor.
"De improviso te encuentras dando vueltas como un perro que quiere atrapar su cola, viajando en redondo para no pensar, para no sentir, para no recordar. Otras veces, te sorprendes bosquejando proyectos, creando recetas, inventando historias para llenar el vacío y el sinsentido, y lo logras…por momentos, horas y unos cuantos días… lo logras".
¡Pobre Maui 2.0! Ahí estás, en una vida que no elegiste conscientemente, pero que fuiste labrando poco a poco... No fuiste consciente del último gran suceso. Y cuando una amiga te dijo : ¡Caramba, que te ha tocado difícil!, sentiste que  esas palabras, que no eran tuyas,  sintetizaban tu vida y la de muchas Mauis a lo largo y ancho de la historia humana. 
A veces has querido cerrar los ojos por última vez,  pero te sabes incapaz de cortar el vínculo con este mundo voluntariamente;  sabes que no es fácil olvidarse de todo y de todos y saltar… al vacío... voluntariamente... Es más fácil y cómodo dejarse llevar por la inercia, aunque ésta se transforme en una cadena difícil y pesada de arrastrar. Sé que en ocasiones la pena te inunda cual tsunami y sales a flote, a cuesta de mucho esfuerzo, logrando mantener la cordura intacta a pesar de la oscuridad y dolor abisal. Atragantada y todo, sigues pudiendo respirar, usando todos tus sentidos. Al menos, no estás discapacitada "legalmente", puedes seguir adelante sin inspirar la lástima de nadie, siempre que tengas la cautela de disimular tus vacíos. 

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