jueves, 10 de septiembre de 2015

Cuando ya no tienes hambre y....

....sólo comes por inercia; 
Cuando el café no te sabe a nada, sino a un agua oscura sin sabor;
Cuando el pan te parece  no más que una suela de zapato, aunque, la verdad, nunca has comido suela, ni menos de zapato; 
Cuando no tienes ganas de hacer nada y buscas qué hacer para no desparramarte como una ameba;
Cuando los noticieros no constituyen ninguna novedad, es lo mismo que el día de ayer, y el de antes de ayer y que la semana pasada; 
Cuando las películas están tan repetidas que ya las sabes de memoria, por lo que ni ganas te dan de usar el control remoto; 
Cuando despiertas y cambias el despertador (celular) y te vuelves a dormir; 
Cuando la vida ya no te ofrece ni sorpresas...lindas -ni de las otras-, aunque sean pequeñas; 
   Cuando pasa todo aquello y muchas otras cosas parecidas.... es que la cosa está grave y es perentorio, urgente, necesario,  hacer un cambio.
    Lo importante es que te has dado cuenta que no estás "saboreando" la vida y debes reencantarte.  Si se da el caso que a tu lado no hay, no existe un "motivo", una razón" que te obligue a hacerlo (hijos, pareja, familiares u otros seres muy cercanos) el panorama, para serte sincera, no es muy halagüeño. Más bien, tal vez sería más corto y definitivo,  tomar la decisión de suicidarte inmediatamente y así le pondrías fin a todos los  sin-sabores mencionados más arriba, en forma rápida y, ojalá, indolora. Y así, nunca más tendrías ésta ni otra preocupación. 
   Ahora, si aún te queda una brizna de esperanza, si crees, que la inercia puede ser vencida por un movimiento distinto, por un salto, por una caída, por lo que sea, ¡Bienn! Eso significa que detrás de alguna esquina puede aún existir algo que sea hermoso experimentar. 
  ¿Qué hacer para salir de este estado neutro, plomo, nublado y sin gracia? 
   Empieza por cosas pequeñas  concretas, que supongan un cambio aunque sea mínimo. Por ejemplo:
- Cambia la disposición de los muebles de tu entorno, ya sea del dormitorio o del living-comedor. Ello te obligará a cambiar la mirada, verás otro escenario y eso ya es una novedad en la igualdad de la vida rutinaria. 
- Compra algunos alimentos distintos, que, tal vez, hacía semanas no habías comprado o cocinado, algo atractivo y grato, aunque sea más caro. Tú te mereces un gasto y lo que estás haciendo tiene que ver con mejorar tu estado anímico, para seguir adelante y en eso no puedes estar ahorrando. ¿Para qué ahorrar, si mañana, a lo mejor,  decides suicidarte? ¿Habrás atesorado para tus herederos (los que no tienes, jajaja)?  Es preferible hacer gastos en algo exquisito, que te entusiasme probarlo o prepararlo en lugar de ir  a un/a Psicólogo/a, los que suelen estar más desequilibrados que uno y a quienes hay que pagarles por semanas y meses si quieres un resultado.
- El día que tengas libre, cocina algo extraordinario y que te guste, no importa que te ocupe tiempo. Mejor, así ocupas minutos y horas en algo diferente. 
- Revisa mentalmente tu guardarropa y decide qué te hace falta, un vestido, un par de zapatos, una medias bonitas, ropa interior, etc. y sal a comprar. Seguro que te entretendrás un buen rato y volverás a palacio con el ánimo más liviano y hasta alegre. 
- Siembra alguna hortaliza para tu provecho; ya es tiempo. En la tarea de preparar las macetas, realizar la siembra, regar a diario, ir mirando cuándo aparecen los primeros brotes, se desarrolla la esperanza. 
- Sal de palacio aunque te cueste. Anda a disfrutar una película, una obra de teatro, un espectáculo musical. Cualquiera de estas actividades, pero no te quedes encerrada. Estar más de una hora en otro lugar, disfrutando de una historia distinta, aunque sea ficticia, te saca de tu mundo, de tu propia historia, te hace descansar y olvidar...
- Compra algún alimento preparado que no has probado nunca o que hace tiempo que no comes y que  te apetecería degustarlo. Las papilas gustativas van a estar de fiesta, te lo aseguro y retomarás el gusto por la comida, que se había estado perdiendo...
- No sintonices noticias, al menos por un día. Pon música u otro programa que te permita variar la rutina. 
- Cuando termines de leer el libro digital que estás leyendo, toma uno de los tantos libros-de-papel que no has leído e inicia su lectura como lo hacías antes, subrayando en el libro lo que te llame tu atención. Aquello te va a sacar de una lectura medio automática y sin sorpresas. 

    Si con todas estas sugerencias no logras salir adelante y cambiar en swicht, no me queda más que darte el sentido pésame por adelantado, sugerirte que te amarres un bloque de cemento al cuello y te lances al Cachapoal,  luego de una lluvia torrencial. Si no hay una lluvia intensa, tendrás que buscar otra alternativa,  pues la cantidad de agua existente en estos momentos, sirve apenas para lavarse los pies...y eso (jajaja).

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