sábado, 26 de septiembre de 2015

¡Casi a salvo...! ¡Ya finaliza septiembre!

   Energía eólica
     Parece que era energía eólica la que me hizo el miércoles levantarme con ánimo y entusiasmo y realizar avasalladoramente las actividades del día. Y como el viento no es permanente, éste ya se calmó y la energía también...¡desapareciendo como si el huracán ya se la hubiese llevada toda... toda! (¡buááááá!)

  Es que el jueves me costó un "triunfo" (como decían mis padres) levantarme. Si hasta le dije el celu que no me molestara y que me despertara media hora más tarde. Felizmente no había nada que preparar con urgencia, así que pude relajarme. 
   La mañana estuvo bastante bien, pero esa famosa revisión de un Ensayo PSU no me gusta (¡grrrr!). Es muy desfasada y ya no tiene eco en los alumnos, quienes  mayoritariamente dormitan, otros tratan de abrir los ojos lo más que pueden con los ojos acuosos (jajaja) de los pocos que se quedan cuando se enteran que habrá revisión, así que debo usar todo mi histrionismo para autoconvencerme que hay que seguir "vendiendo la pomá" (jajaja). La próxima semana "ni llorando", a los grupos más atrasados les hago esta clase. Aclaro: la clase la voy a hacer, pero inventaré una distinta. ¡Más pega! 
  ¡Por fin es sábado! 
    Hoy nos tocó ir a trabajar a otro establecimiento de Rengo pues los docentes del colegio del convenio tienen "tomado" el edificio escolar y nuestra institución no puede suspender las clases por un tema de calendario (no nos quedarían semanas disponibles antes de la PSU para realizar las clases faltantes). Como no tenía información fidedigna acerca de si existía el equipamiento para mi cátedra, opté por llevar mis adminículos tecnológicos, pero aquello me significó levantarme más temprano para preparar todo y probarlo. Al abandonar mi palacio, parecía un verdadero ekeko: cartera con termo metálico con café caliente preparado (debía resistir toda la mañana en un ambiente hostil, jajaja), bolso con notebock y accesorios, proyector con accesorios, más una "zapatilla" o alargador "por si acaso" (en  nuestro país siempre resulta necesario andar con alargadores cuando uno debe trabajar con presentaciones o videos ante un público).  Conseguí, por unos morlacos más agregados al pasaje, que me dejaran en las puertas del colegio, de manera que llegué con suficiente tiempo para realizar la instalación y probar los equipos. ¡Todo perfecto! Y lo más importante, los alumnos llegaron (aunque en menos cantidad). La Escuela -Luis Galdames- me encantó. Una tremenda infraestructura, amplia, con pasillos, escaleras diversas, sólo en dos pisos para 1.600 alumnos, por lo que la extensión del terreno es enorme. Y con bastantes lugares para caminar y jugar. Tranquilamente uno camina más de una cuadra de un extremo a otro de la construcción. 
   En el último período, haciéndole clases a los pocos alumnos que quedaban (varios se "escaparon" antes de terminar la jornada, aprovechando el último recreo) una alumna me preguntaba a qué hora había empezado a trabajar hoy sábado porque cómo tenía tanta energía (jajaja). Ella no sabe que los profes, más que trabajar con ellos, "actuamos", debemos desempeñar el papel de motivadores dando el ejemplo para lograr nuestros objetivos (y eso que aún no compro mis vitaminas, jajaja... mañana lo haré sin falta, después de ir a visitar a mi Infanta)
      Y ahora...¡a descansar! 
   Llegué a las 15 horas a palacio. Me desembaracé de mi carga y de mi ropa de preceptora, poniéndome cómoda. Y luego me dirigí a la cocina. ¿Adivinen para qué? ¡Obvio! ¡Para cocinar!  Tenía la despensa y el refrigerador provistos, después de mi incursión casi nocturna de ayer-casi-noche al Súper. 
   El resultado, como casi siempre, fue espectacular. A las 16 horas estaba degustando mi almuerzo especial, mientras disfrutaba de los reportajes de T13, que me gustan mucho y son mi compañía durante las tardes sabatinas, aunque tengo algunos reparos con el "chanta" de Claudio Iturra. 
La verdad, no sé qué profesión ni preparación tiene el tipo (tampoco voy a perder tiempo averiguándolo, jajaja), pero su habla es tan primitiva y su acervo lingüístico tan exiguo, que a ratos me dan ganas de tener el poder de eliminarlo con el control remoto. Escucharlo 5 minutos seguidos repiendo unas 10 veces que algo es o está "súper-súper-súper", ¡ufff, casi me da urticaria!, o cuando utiliza, casi frase por medio, el adverbio "básicamente", casi le lanzo el control remoto por su hirsuta cabellera. Fácil sería cambiar de canal, pero  los lugares, construcciones y costumbres que muestra son una maravilla que, espero, un día de éstos, conocer (humm, soñar no cuesta mucho). 
   Terminado el almuerzo, dejo el postre, el café y el té para la sobremesa que haré en el living, no sin antes vaciar mi copa de un exquisito Carmenēre. Ordeno, lavo la loza y me tiendo en el chaise-long sin ningún  sentimiento de culpa. 
   Ya son las 18,30 horas. Hace ya un rato que estoy, cual una maja vestida, echada en el sillón y escribiendo ¡Ahhhh! ¡Añoraba darme este gustillo, aunque fuera por pocas horas! Es mi tiempo de descanso. ¡Ahora me toca a mí! ¡Bravoooo!.

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