domingo, 27 de septiembre de 2015

A vers... ¿cómo te explico...?

     ¿Cómo te explico lo que se  siente cuando estás en una sala en el tercer piso dictando tu cátedra y los alumnos te avisan que está temblando porque tú, preocupada de dictar la clase e ir moviendo las diapos para continuar con la explicación, no te habías dado cuenta? ¿Cómo te explico las ganas de salir corriendo y no poder hacerlo porque eres responsable de un grupo de jóvenes a tu cargo y eres la adulta y debes comportarte como tal, mientras el proyector se mece tranquilamente desde su soporte en el cielo raso del techo y la imagen casi baila salsa en el escenario del pizarrón? 

   Pero, ¡no..!.debes guardar la compostura e instar a la calma, decirle a los discípulos que ya está pasando (aunque todavía queda en realidad un minuto de zangoloteo), mantenerte firme de pie y hacer sentar a los que se levantaron de sus asientos, porque no se puede evacuar hasta que el sismo termine, en tanto, cual locutor o actor haciendo tiempo mientras el "artista" aparece, te sonríes demostrando seguridad y blá blá blá...
   ¡Ufff! ¡Tarea cumplida! 
   Y después, a tratar de continuar la clase, a conversar un poco del 27F, porque ése sí fue terremoto. "¿Dónde estaban, chiquillos,  en aquella ocasión?". Entusiasmo, sonrisas, recuerdos; compartimos   algunas experiencias personales que, a no mediar este sismo producido (que, al parecer acá sólo alcanzó la magnitud de 7 grados) no lo habríamos hecho nunca. 
   Y no deja de ser curioso que, a pesar de los terremotos, sismos, temblores y sacudones varios, experimentados en el transcurso de mi vida, no deje de asustarme ...o tensionarme, una situación como ésta. 
- Es que no es para menos, querida Principessa.
- ¡Ohhh! ¡Has reaparecido! ¡Vaya, vaya! ¿Qué te habías hecho? 
- ¡Por ahí! 
- ¡Hummm! ¡Qué misteriosa!
- No viene al caso en esta ocasión...Ya te contaré...
- ¡Ok! ¡No insistiré! 
- Volviendo al tema, no deja de ser estresante este tipo de eventos. 
- Cierto, a pesar de la experiencia...
- ¿Es mucha la experiencia, amiga mía? Jajaja... Debes tener acumulados más grados Richter que un pozo del Kino, jajaja. 
- ¡Muy graciosita! Veo que echabas de menos  reírte de una aristócrata, jajaja.
- ¡Claro que sí! Hay algunos que no se ríen o porque no saben...o porque no pueden...
- ¡Obvio! ¡El que puede puede! Jajaja, na' que ver...     De mi mucha experiencia telúrica, recuerdo el Terremoto de 1960, en la provincia de Valdivia (ahora Capital Regional), en la localidad de Puerto Nuevo, perteneciente a la Comuna de La Unión (en la actualidad, Provincia del Ranco). A pesar de mis escasos años en el planeta ...
- ¿Llegaste ya adulta de otro planeta, Princess? 
- Jajaja, ¡te la dejé dando bote! Permíteme continuar con la idea...
  ...Decía que aunque tenía pocos añitos para 1960 (no ahora, que ya tengo algunos más, jajaja), tengo un recuerdo indeleble de ese domingo 22 de mayo, en que la Tierra prácticamente se sacudió como perro con pulgas. 
   Tuve  conciencia cómo la Pacha Mama se movía y era necesario sujetarse para no dar con mi humanidad en el suelo. Mi soporte fue el cerco que rodeaba el terreno correspondiente al Retén de Carabineros de Puerto Nuevo. Con una mano sujetándome en el cerco, con la otra mano ocupada sosteniendo mis sandalias, vi, con ojos abiertos por el asombro infantil, cómo la pampa aledaña se movía como si fuera un mar con olas. El ruido era ensordecedor, gruesos ganchos de los árboles próximos al lugar caían y rebotaban con estruendo al llegar al suelo, la campana de la única Iglesia del lugar tocaba a rebato desde su torre, no sé si llamando a los fieles o clamando a Dios y a  todos sus Santos (es decir, al Gabinete en pleno, jajaja). Y prueba del "oleaje" terrestre, una persona que venía sobre su  cabalgadura (difícil a la inversa, jejeje) desaparecía y volvía a aparecer, mientras la tierra-marina continuaba meciéndose. 
   Y tal vez porque no fuimos testigos de la destrucción de la ciudad de Valdivia (estábamos lejos, a unos 130 kms. más o menos; no existían aún la TV , ni internet ni los teléfonos, además de vivir en una pequeña localidad rural) y por nuestra edad no dimensionamos la magnitud de lo que habíamos vivido, hasta tiempo después, cuando vimos las fotografías en la Semanario VEA, que en ese tiempo hacía periodismo serio.  Lo que sí percibimos fue el cambio de nuestra rutina por mucho tiempo: dormir vestidos, en el primer piso, mientras nuestros padres se pasaban las noches en el patio, despiertos, conversando,  a orillas de una fogata con los demás  adultos de las  familias  de los otros funcionarios de Carabineros, atentos a sacarnos de la casa ante cualquier réplica. También recuerdo haber visto completamente destruida la Escuela del sector, así como varias construcciones derrumbadas o a punto de hacerlo. 
   El 27F de 2010 lo vivimos  en Santiago, en una magnitud de 8,3 grados, aunque en el epicentro fue superior su intensidad. A pesar del movimiento, al comienzo no dimensionamos la gravedad del evento. Nada se había caído en el palacete aunque se cortó la luz por unas horas. Sólo cuando bajamos al Hall del edificio y compartimos información con los demás residentes, escuchamos las sirenas, vimos la polvareda en el medio ambiente, oímos los altavoces de los radiopatrullas de Carabineros y Mirella logró sintonizar una radioemisora a través de su celular, comprendimos que lo vivido no era nimio. Este evento quedó indisolublemente unido en mi memoria a mi querida hija. Las circunstancias nos permitieron estar juntas  esa noche pudiendo no ser así  y ello nos permitió no pasar zozobras de una con respecto a la otra, puesto que acá en palacio la cosa sí que se movió.

    Menos antisísmico, aunque resistente a más no poder, al llegar acá, sólo el día domingo (el día anterior fue imposible), y antes de entrar, ya se veía y captaba el aire de destrucción y como de campaña: mucho deterioro menor en los demás edificios (aunque muy visible), gente instalada en carpas en los jardines, partes del castillo a punto de derrumbarse y...para qué decir al interior del palacio cuando pude ingresar (hubo que terminar de destruir la cerradura, cuyos seguros se habían quebrado, mientras que la puerta estaba absolutamente descuadrada).
 Me esperaba un depto. lleno de grietas en las paredes, muebles caídos, vajilla destrozada, un TV en el piso, etcetcetc...     Sin embargo, aquí estoy, "sobreviviente de mil batallas" como dijo un famoso que está tomando micrófonos nuevamente. En estas situaciones límites es cuando comprobamos si es sólo barro y paja  nuestra materia prima u otro material más noble. Pero, también, no cabe duda, que el contexto y circunstancia son cruciales en la reacción y el comportamiento... así como aquello intangible y muy tuyo que te hace ser un individuo/a  único/a en una multitud de individuos. 

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