domingo, 27 de septiembre de 2015

A vers... ¿cómo te explico...?

     ¿Cómo te explico lo que se  siente cuando estás en una sala en el tercer piso dictando tu cátedra y los alumnos te avisan que está temblando porque tú, preocupada de dictar la clase e ir moviendo las diapos para continuar con la explicación, no te habías dado cuenta? ¿Cómo te explico las ganas de salir corriendo y no poder hacerlo porque eres responsable de un grupo de jóvenes a tu cargo y eres la adulta y debes comportarte como tal, mientras el proyector se mece tranquilamente desde su soporte en el cielo raso del techo y la imagen casi baila salsa en el escenario del pizarrón? 

   Pero, ¡no..!.debes guardar la compostura e instar a la calma, decirle a los discípulos que ya está pasando (aunque todavía queda en realidad un minuto de zangoloteo), mantenerte firme de pie y hacer sentar a los que se levantaron de sus asientos, porque no se puede evacuar hasta que el sismo termine, en tanto, cual locutor o actor haciendo tiempo mientras el "artista" aparece, te sonríes demostrando seguridad y blá blá blá...
   ¡Ufff! ¡Tarea cumplida! 
   Y después, a tratar de continuar la clase, a conversar un poco del 27F, porque ése sí fue terremoto. "¿Dónde estaban, chiquillos,  en aquella ocasión?". Entusiasmo, sonrisas, recuerdos; compartimos   algunas experiencias personales que, a no mediar este sismo producido (que, al parecer acá sólo alcanzó la magnitud de 7 grados) no lo habríamos hecho nunca. 
   Y no deja de ser curioso que, a pesar de los terremotos, sismos, temblores y sacudones varios, experimentados en el transcurso de mi vida, no deje de asustarme ...o tensionarme, una situación como ésta. 
- Es que no es para menos, querida Principessa.
- ¡Ohhh! ¡Has reaparecido! ¡Vaya, vaya! ¿Qué te habías hecho? 
- ¡Por ahí! 
- ¡Hummm! ¡Qué misteriosa!
- No viene al caso en esta ocasión...Ya te contaré...
- ¡Ok! ¡No insistiré! 
- Volviendo al tema, no deja de ser estresante este tipo de eventos. 
- Cierto, a pesar de la experiencia...
- ¿Es mucha la experiencia, amiga mía? Jajaja... Debes tener acumulados más grados Richter que un pozo del Kino, jajaja. 
- ¡Muy graciosita! Veo que echabas de menos  reírte de una aristócrata, jajaja.
- ¡Claro que sí! Hay algunos que no se ríen o porque no saben...o porque no pueden...
- ¡Obvio! ¡El que puede puede! Jajaja, na' que ver...     De mi mucha experiencia telúrica, recuerdo el Terremoto de 1960, en la provincia de Valdivia (ahora Capital Regional), en la localidad de Puerto Nuevo, perteneciente a la Comuna de La Unión (en la actualidad, Provincia del Ranco). A pesar de mis escasos años en el planeta ...
- ¿Llegaste ya adulta de otro planeta, Princess? 
- Jajaja, ¡te la dejé dando bote! Permíteme continuar con la idea...
  ...Decía que aunque tenía pocos añitos para 1960 (no ahora, que ya tengo algunos más, jajaja), tengo un recuerdo indeleble de ese domingo 22 de mayo, en que la Tierra prácticamente se sacudió como perro con pulgas. 
   Tuve  conciencia cómo la Pacha Mama se movía y era necesario sujetarse para no dar con mi humanidad en el suelo. Mi soporte fue el cerco que rodeaba el terreno correspondiente al Retén de Carabineros de Puerto Nuevo. Con una mano sujetándome en el cerco, con la otra mano ocupada sosteniendo mis sandalias, vi, con ojos abiertos por el asombro infantil, cómo la pampa aledaña se movía como si fuera un mar con olas. El ruido era ensordecedor, gruesos ganchos de los árboles próximos al lugar caían y rebotaban con estruendo al llegar al suelo, la campana de la única Iglesia del lugar tocaba a rebato desde su torre, no sé si llamando a los fieles o clamando a Dios y a  todos sus Santos (es decir, al Gabinete en pleno, jajaja). Y prueba del "oleaje" terrestre, una persona que venía sobre su  cabalgadura (difícil a la inversa, jejeje) desaparecía y volvía a aparecer, mientras la tierra-marina continuaba meciéndose. 
   Y tal vez porque no fuimos testigos de la destrucción de la ciudad de Valdivia (estábamos lejos, a unos 130 kms. más o menos; no existían aún la TV , ni internet ni los teléfonos, además de vivir en una pequeña localidad rural) y por nuestra edad no dimensionamos la magnitud de lo que habíamos vivido, hasta tiempo después, cuando vimos las fotografías en la Semanario VEA, que en ese tiempo hacía periodismo serio.  Lo que sí percibimos fue el cambio de nuestra rutina por mucho tiempo: dormir vestidos, en el primer piso, mientras nuestros padres se pasaban las noches en el patio, despiertos, conversando,  a orillas de una fogata con los demás  adultos de las  familias  de los otros funcionarios de Carabineros, atentos a sacarnos de la casa ante cualquier réplica. También recuerdo haber visto completamente destruida la Escuela del sector, así como varias construcciones derrumbadas o a punto de hacerlo. 
   El 27F de 2010 lo vivimos  en Santiago, en una magnitud de 8,3 grados, aunque en el epicentro fue superior su intensidad. A pesar del movimiento, al comienzo no dimensionamos la gravedad del evento. Nada se había caído en el palacete aunque se cortó la luz por unas horas. Sólo cuando bajamos al Hall del edificio y compartimos información con los demás residentes, escuchamos las sirenas, vimos la polvareda en el medio ambiente, oímos los altavoces de los radiopatrullas de Carabineros y Mirella logró sintonizar una radioemisora a través de su celular, comprendimos que lo vivido no era nimio. Este evento quedó indisolublemente unido en mi memoria a mi querida hija. Las circunstancias nos permitieron estar juntas  esa noche pudiendo no ser así  y ello nos permitió no pasar zozobras de una con respecto a la otra, puesto que acá en palacio la cosa sí que se movió.

    Menos antisísmico, aunque resistente a más no poder, al llegar acá, sólo el día domingo (el día anterior fue imposible), y antes de entrar, ya se veía y captaba el aire de destrucción y como de campaña: mucho deterioro menor en los demás edificios (aunque muy visible), gente instalada en carpas en los jardines, partes del castillo a punto de derrumbarse y...para qué decir al interior del palacio cuando pude ingresar (hubo que terminar de destruir la cerradura, cuyos seguros se habían quebrado, mientras que la puerta estaba absolutamente descuadrada).
 Me esperaba un depto. lleno de grietas en las paredes, muebles caídos, vajilla destrozada, un TV en el piso, etcetcetc...     Sin embargo, aquí estoy, "sobreviviente de mil batallas" como dijo un famoso que está tomando micrófonos nuevamente. En estas situaciones límites es cuando comprobamos si es sólo barro y paja  nuestra materia prima u otro material más noble. Pero, también, no cabe duda, que el contexto y circunstancia son cruciales en la reacción y el comportamiento... así como aquello intangible y muy tuyo que te hace ser un individuo/a  único/a en una multitud de individuos. 

sábado, 26 de septiembre de 2015

"Mi" Septiembre íntimo....

    Hoy sábado terminé de ver el trabajo periodístico y televisivo "11 de Septiembre íntimo" presentado en T13,  desde hace un mes o poco más, todos los sábados. Recordé varias cosas olvidadas y me enteré de otras tantas desconocidas para alguien que vivió todo el proceso desde provincia. El recuerdo emocionado de algunos testigos me traspasó, así como me remeció,  como un recuerdo pesadillesco,  escuchar las grabaciones de la voz de Pinochet y ver esa imagen fotográfica siniestra, de lentes oscuros,  que quedó para la posteridad. 

    En aquellos tiempos yo estaba en la Universidad (Universidad Austral de Chile) en Valdivia, en la preciosa Isla Teja, lluviosa y nostálgica. Había Paro Universitario o Toma Universitaria, no recuerdo bien... Lo cierto es que no teníamos clases, pero yo había permanecido en la ciudad pues era alumna laborante y estaba aprovechando de cumplir mis horas de trabajo. De la Escuela de Castellano habíamos tres alumnos (los tres de la misma promoción) que habíamos postulado a realizar en nuestro horario disponible tareas en la Biblioteca Central de la UACh y habíamos tenido un exitoso resultado. Con Tamara y Arturo estábamos en segundo año, éramos compañeros y amigos, los tres buenos alumnos y eso permitió que precisamente,  por nuestro rendimiento,  nos beneficiaran con esa "peguita". En horario fuera de nuestras clases cumplíamos funciones en la Biblioteca, ya sea atendiendo público, ordenando libros o reparándolos. Las tareas nos eran asignadas según necesidad del momento. 
   En esos días de septiembre tenía como tarea la reparación de textos, muchos de los cuales eran empastados para preservarlos del intensivo uso por parte de los alumnos. Ese martes me fui caminando a mi trabajo (yo vivía en el Pensionado Universitario ubicado en calle Camilo Henríquez esq. Yerbas Buenas, a una cuadra del centro). En esos años no existía movilización pública que llegara al Centro de Estudios. Sólo contábamos con las "Pingüinas", especialmente los días de lluvia y cuando éstas no estaban ocupadas en terreno, las que nos llevaban desde  calle O'Higgins (antes de llegar a la Catedral) hasta fuera de la Biblioteca (donde en la actualidad funciona la Dirección de Asuntos Estudiantiles). Claro que subirse a una pingüina (gratuita) era toda una proeza; uno realmente no se subía por voluntad propia: "la subían". 
    Iba casi llegando a la alameda que constituye el ingreso de la Universidad, 8,30 horas, cuando me alcanzó una funcionaria de la Biblioteca y me informa, rápidamente, muy angustiada, pero, al mismo tiempo, con fuerza de mujer de pelea,  que había escuchado a través de la radio que había Golpe de Estado en Santiago. Yo, a decir verdad, estaba totalmente ignorante de la situación. Me contó, mostrándome, que se había puesto la blusa o camisa del Partido para ir a trabajar. Ella era Socialista reconocida y, a pesar de lo que podría significarle vestirse de color amaranto (rojo intenso), no lo dudó (típica actitud de mujer comprometida con sus ideales ...e irreflexiva a la vez). Después de informarme de aquello, siguió adelante y yo dudé si continuar o no. Opté por continuar y allá vería, total, ya me había levantado temprano y estaba casi llegando. 
   No me impidieron el ingreso, de manera que me aboqué a mi trabajo: debía pegar los marbetes de los libros y luego embadurnar de cola fría el lomo de los libros, lo que les daba más firmeza e impedía que el marbete (etiqueta de papel donde se escribe la clasificación de los libros para su ubicación en las estanterías) se deteriorara. 
   Yo no era funcionaria de la institución, era sólo alumna, de manera que no me uní (tampoco me correspondía) a las conversaciones y comentarios sobre los hechos contingentes, por lo que permanecí más bien desinformada. Cuando vimos, a través de las ventanas laterales de la Biblioteca, pasar a algunos soldados armados que estaban rodeando el edificio, me empecé a poner inquieta. Los militares se dirigían hacia el Jardín Botánico, que rodea un lado y el fondo de la Biblioteca. Pronto, la Subdirectora me llamó a su oficina, avisándome que había recibido una llamada telefónica de mi madre, preocupada por mi bella persona. Me aconsejó que me fuera a mi hogar (La Unión), al menos por algunos días, porque seguramente las actividades no se reiniciarían inmediatamente y era más seguro que estuviera con mi familia. 
   No recuerdo cómo volví al Pensionado. Sólo sé que me comuniqué con mi pololo a través de un teléfono público. Nos pusimos de acuerdo para juntarnos un rato y luego calabaza calabaza, pues se iniciaba el "toque de queda". Si no me equivoco, ese primer día fue a las 15 horas y los demás días, fue un poco más tarde. Al día siguiente o unos días después, volví a La Unión, que era un lugar pacífico para lo que se vivía en las ciudades. Allá donde yo estaba sólo se sabía lo que los medios oficiales informaban, mientras mi padre se había ofrecido, si era necesario, para reincorporarse al Cuerpo de Carabineros para defender la Patria. 
   Sólo cuando reiniciamos las clases, hacia el 30 de septiembre (para terminar el 30 de enero del año 1974, jajaja), me enteré de que varios profesores y  condiscípulos nuestros ya no estaban (algunos se habían ido, otros estaban presos), así como nos fuimos informando, a medias y a escondidas, de lo que pasaba en otras ciudades y, especialmente, en la Capital, aunque no teníamos la certeza absoluta de las noticias recibidas.
    Si para nosotros no fueron tiempos fáciles, está de más pensar cómo lo habrá sido para los jóvenes y adultos que sí sufrieron las consecuencias de este complejo período de nuestro país. No escondí la cabeza como las avestruces, pero, tal vez, pude haber hecho algo más. Pero lo que ya no fue, quedó sólo en ello. No sirven los arrepentimientos, no sirven las lamentaciones, sólo seguí adelante, como muchos, acostumbrándome a las nuevas reglas, sin que ello significara traicionar mis principios y mis valores.   

¡Casi a salvo...! ¡Ya finaliza septiembre!

   Energía eólica
     Parece que era energía eólica la que me hizo el miércoles levantarme con ánimo y entusiasmo y realizar avasalladoramente las actividades del día. Y como el viento no es permanente, éste ya se calmó y la energía también...¡desapareciendo como si el huracán ya se la hubiese llevada toda... toda! (¡buááááá!)

  Es que el jueves me costó un "triunfo" (como decían mis padres) levantarme. Si hasta le dije el celu que no me molestara y que me despertara media hora más tarde. Felizmente no había nada que preparar con urgencia, así que pude relajarme. 
   La mañana estuvo bastante bien, pero esa famosa revisión de un Ensayo PSU no me gusta (¡grrrr!). Es muy desfasada y ya no tiene eco en los alumnos, quienes  mayoritariamente dormitan, otros tratan de abrir los ojos lo más que pueden con los ojos acuosos (jajaja) de los pocos que se quedan cuando se enteran que habrá revisión, así que debo usar todo mi histrionismo para autoconvencerme que hay que seguir "vendiendo la pomá" (jajaja). La próxima semana "ni llorando", a los grupos más atrasados les hago esta clase. Aclaro: la clase la voy a hacer, pero inventaré una distinta. ¡Más pega! 
  ¡Por fin es sábado! 
    Hoy nos tocó ir a trabajar a otro establecimiento de Rengo pues los docentes del colegio del convenio tienen "tomado" el edificio escolar y nuestra institución no puede suspender las clases por un tema de calendario (no nos quedarían semanas disponibles antes de la PSU para realizar las clases faltantes). Como no tenía información fidedigna acerca de si existía el equipamiento para mi cátedra, opté por llevar mis adminículos tecnológicos, pero aquello me significó levantarme más temprano para preparar todo y probarlo. Al abandonar mi palacio, parecía un verdadero ekeko: cartera con termo metálico con café caliente preparado (debía resistir toda la mañana en un ambiente hostil, jajaja), bolso con notebock y accesorios, proyector con accesorios, más una "zapatilla" o alargador "por si acaso" (en  nuestro país siempre resulta necesario andar con alargadores cuando uno debe trabajar con presentaciones o videos ante un público).  Conseguí, por unos morlacos más agregados al pasaje, que me dejaran en las puertas del colegio, de manera que llegué con suficiente tiempo para realizar la instalación y probar los equipos. ¡Todo perfecto! Y lo más importante, los alumnos llegaron (aunque en menos cantidad). La Escuela -Luis Galdames- me encantó. Una tremenda infraestructura, amplia, con pasillos, escaleras diversas, sólo en dos pisos para 1.600 alumnos, por lo que la extensión del terreno es enorme. Y con bastantes lugares para caminar y jugar. Tranquilamente uno camina más de una cuadra de un extremo a otro de la construcción. 
   En el último período, haciéndole clases a los pocos alumnos que quedaban (varios se "escaparon" antes de terminar la jornada, aprovechando el último recreo) una alumna me preguntaba a qué hora había empezado a trabajar hoy sábado porque cómo tenía tanta energía (jajaja). Ella no sabe que los profes, más que trabajar con ellos, "actuamos", debemos desempeñar el papel de motivadores dando el ejemplo para lograr nuestros objetivos (y eso que aún no compro mis vitaminas, jajaja... mañana lo haré sin falta, después de ir a visitar a mi Infanta)
      Y ahora...¡a descansar! 
   Llegué a las 15 horas a palacio. Me desembaracé de mi carga y de mi ropa de preceptora, poniéndome cómoda. Y luego me dirigí a la cocina. ¿Adivinen para qué? ¡Obvio! ¡Para cocinar!  Tenía la despensa y el refrigerador provistos, después de mi incursión casi nocturna de ayer-casi-noche al Súper. 
   El resultado, como casi siempre, fue espectacular. A las 16 horas estaba degustando mi almuerzo especial, mientras disfrutaba de los reportajes de T13, que me gustan mucho y son mi compañía durante las tardes sabatinas, aunque tengo algunos reparos con el "chanta" de Claudio Iturra. 
La verdad, no sé qué profesión ni preparación tiene el tipo (tampoco voy a perder tiempo averiguándolo, jajaja), pero su habla es tan primitiva y su acervo lingüístico tan exiguo, que a ratos me dan ganas de tener el poder de eliminarlo con el control remoto. Escucharlo 5 minutos seguidos repiendo unas 10 veces que algo es o está "súper-súper-súper", ¡ufff, casi me da urticaria!, o cuando utiliza, casi frase por medio, el adverbio "básicamente", casi le lanzo el control remoto por su hirsuta cabellera. Fácil sería cambiar de canal, pero  los lugares, construcciones y costumbres que muestra son una maravilla que, espero, un día de éstos, conocer (humm, soñar no cuesta mucho). 
   Terminado el almuerzo, dejo el postre, el café y el té para la sobremesa que haré en el living, no sin antes vaciar mi copa de un exquisito Carmenēre. Ordeno, lavo la loza y me tiendo en el chaise-long sin ningún  sentimiento de culpa. 
   Ya son las 18,30 horas. Hace ya un rato que estoy, cual una maja vestida, echada en el sillón y escribiendo ¡Ahhhh! ¡Añoraba darme este gustillo, aunque fuera por pocas horas! Es mi tiempo de descanso. ¡Ahora me toca a mí! ¡Bravoooo!.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

¡No quisiera irme...! ¡Volveré!

    "¡No quiero irme!" es lo que pensé el martes, cuando, ya siendo las 8,30 de la mañana,  me había despedido de mi hermano Patricio, que emprendía viaje al Aeropuerto, para tomar el avión que lo llevaría de regreso a Arica, su hogar actual. 
    Quedé sola en el depto. de mi hija y me sentí en paz. Hacía ya varias semanas que eso no ocurría y lo capté casi físicamente. No obstante, debía ir a trabajar a Rancagua a las 14,30 horas y a la fecha no he eludido ni le he hecho el "quite" (entiéndase también "finta" o "cachaña") a mis deberes laborales, lo que no significa que nunca lo haya hecho. Explicar aquello dará origen a otro escrito. 
   Tomé la decisión de resarcirme el fin de semana que viene y disfrutar de algo más de 24 horas de la tranquilidad que me entrega este lugar. ¡Es extraño! Hasta hace unos meses llegué a pensar que era más doloroso venir acá que permanecer en Rancagua, pero me acabo de dar cuenta que cada lugar tiene su encanto y...su energía. ¡Acá, sin duda, estás más presente, querida hija! 
  Bien... Ya tomada la decisión, procedí a ordenar y cambiarme de ropa (vestirme de damisela, jajaja, tal como llegué la noche del lunes a la gran capital), a ordenar mis cosas (no muchas la verdad, pues me vine a Santiago desde el lugar de trabajo) y a tender la cama. 
   ¡Ufff! Me quedaban 15 minutos para abandonar el palacete y había recuperado la fuerza y el ánimo para escribir, como pueden ver, lo que también había estado algo alicaído, por no decir escaso,  en estas semanas. Pero ya veo la luz...
    Hacía un rato atrás había bajado al supermercado Ekono, pues quedaba menos de una cucharada de café, al que casi le dimos "el bajo" con mi hermano. Aproveché de comprar dos frascos (un café colombiano bien ¡¡¡ricccooo!!!), porque el de Rancagua también estaba "jugando los descuentos" (jajaja, acabo de darme cuenta que, en nuestra vida cotidiana,  tenemos un lenguaje plagado de expresiones futbolísticas) y era necesario reponer este artículo de primera necesidad. Me preparé el último café santiaguino, lo degusté mientras escuchaba la música de piano que me acompaña casi siempre, tomé mis bártulos personales y procedí a iniciar el pequeño viaje a provincia. 
.... Rápidamente estuve en Rancagua, para retomar mis actividades cotidianas: preparar el almuerzo y  "engullirlo" mientras observaba si había alguna novedad en las noticias, situación poco probable. Con los portonazos y las catástrofes naturales de nuestro país los noticieros han tenido una extraordinaria fuente de información, que han explotado hasta el cansancio. 
   Y si bien las clases no estuvieron tan entretenidas como hubiera querido (correspondía revisar el último Ensayo P.S.U. rendido) fueron sorteadas con éxito (creo yo, jajaja), además que me surgieron unas nuevas ideas para enfrentar las que faltan de estas mismas para el día jueves. 
   Los miércoles tengo trabajo en la jornada matinal. Anoche debí dejar todo preparado, pero me encontré con que el sueño me ganó la partida. Así que debí arriesgarme a irme a dormir sin haber terminado acabadamente mi preparación. Para que se entienda: las guías las había desarrollado, pero me faltaba la revisión minuciosa y la corrección exhaustiva de un power. No siempre lo presento tal cual nos es enviado, pues prefiero adaptarlo  a las características de cada grupo o reducirlos. 
   Dormí como un lirón (como decía mi padre), no supe de réplicas, vientos, sirenas ni nada que se les parezca, aunque, eso sí, no me resultó simpático tener que levantarme a las 6 de la mañana, pero...lo hice, luego de quedarme un par de minutos haciéndome la sorda al sonido del celular. Estuve tan acertada en acostarme a dormir, que ya levantada, en una hora y media aprox.  completé lo que no había hecho la noche anterior. ¡Lo hice sin mayores inconvenientes!!!!! Me sentí contenta de los  cambios  que incorporé al power, además de revisar y completar las guías. Hasta logré despintarme y pintarme las uñas (el color rojo furioso del lunes y martes no combinaba con la ropa de hoy, por lo que era "justo y necesario", jajaja, cambiar el color del barniz) ¡Y también lo logré, sin que las uñas quedaran pegoteadas!
   Lo que sí debí realizar sin tenerlo planificado fueron varias (al estilo Rocky Balboa) subidas y bajadas veloces al dormitorio, no para realizar ejercicios y ponerme en forma (ya estoy "en forma"...en forma "redondita", jajaja, con todo lo comido para las Fiestas Patrias y eso que me faltaron los alfajores....¡Ah! Pero ahora que lo pienso, se me acaba de ocurrir que voy a fabricar unos con galletas cracker, ¡buena idea!), sino para ir a buscar:
1.- el barniz de uñas; 
2.- la cartera café (para que todo combine);
3.- (¡¡grrrr!!) el lápiz labial al tono (el rojo ya no me servía)....
    ¡Ufff! ¡Ya estaba lista! La última mirada al espejo,...¡perfecta! Ahora, ¡a combatir la ignorancia, a llevar la luz a las mentes oscuras, a despertar a más de un alumno somnoliento, a ser el instrumento de cambio (¡ojalá!) de esos jóvenes que confían en la institución y ...en uno (poco o mucho, pero algo,...seguramente) .
  ¿Cómo creen que resultaron mis clases después de todo ese inicio de día medio adrenalínico?
   ¡Espectaculares! ¡Pura energia, entusiasmo, buena onda y vitalidad! La primavera comienza y hay que vivir la vida, en el día a día, ya que mañana... aún no llega.  

miércoles, 16 de septiembre de 2015

"¿Dónde podremos pernoctar'", pregunté...

  Cuando un alumno me llamó hasta su puesto para preguntarme qué significaba  "pernoctar" me acordé de mi querida Infanta. 
  Me ha pasado muchas veces, y ahora que trabajo en esta área tengo más conciencia de aquello, que la profesión, la experiencia y la lectura hacen que uno tenga un acervo lingüístico mucho más nutrido que lo habitual, lo que puede traer como resultado cierta incomprensión de parte de los demás por desconocimiento. 
    Recuerdo que en diciembre de 2009, un fin de semana largo en que mi madre se encontraba de visita en Rancagua, se nos ocurrió salir de paseo a alguna playa relativamente cercana. Elegimos  llegar hasta la ciudad de Curicó (ciudad a la que íbamos por primera vez) y desde allí iríamos hasta un lugar llamado Llico, en el que confluían el mar y el río del mismo nombre. Yo me erigí en guía y mis compañeras aceptaron, aunque todas éramos ignorantes de aquella geografía. ¡Era toda una aventura! Mi madre había cumplido hacía una semana los 85 años  y la salida era para celebrar su cumpleaños.  Su ánimo y su entusiasmo daban gusto y nos servía a nosotras, las "jóvenes" del grupo (jajaja). Mirella, en tanto, sólo tenía  23 años.
    Mientras íbamos en viaje, obtuvimos información sobre alojamiento, pero sin saber en qué sector quedaba exactamente. Así que, cuando ya casi llegábamos, de acuerdo a los datos recabados, me acerqué al conductor de la "góndola" y le solicité: 
- ¡Nos deja, por favor, donde haya un lugar para pernoctar! 
    ¡Jajaja! Yo lo dije lo más natural y normal. Para mí no era extraña la palabra y no esperaba el silencio y la incomprensión de parte de mi receptor. "¡Pos ora!", pensé. "¿Qué bicho le habrá picado que no me responde?" Calmadamente, le volví a hacer la petición, esta vez cambiando el verbo, jajaja, y explicándole que necesitábamos "alojamiento". Ahí sí fui comprendida y se detuvo al llegar a una Venta o Posada (jajaja), quiero decir a un Hotel con Restaurante. 
   Allí pernoctamos esos dos días. Después mi hija se reía de mí y me decía que cómo iba a ser entendida si la palabra que había elegido no era utilizada masivamente:  "Yo te entendí sin problemas, me dijo,  pero no toda la gente maneja ese vocabulario, jajaja. ¡Mi mamá!". ¡Hermoso recuerdo de momentos que, por la imposibilidad de la repetición, adquieren un  valor único! 
    Precisamente de ese paseo guardo unas fotografías inolvidables que me acompañan día a día. 
    Sorpresa nos causó unos meses más tarde, cuando nos enteramos que el lugar había sido arrasado por el Tsunami de febrero 2010. No volvimos allá,... tal vez yo alguna vez lo haga, ¿quién puede saberlo? Pero, sin duda, ya no será lo mismo. 
    Es curioso cómo funciona la mente. Fue necesario sólo escuchar una palabra y ¡listo! ¡Todo un cúmulo de instantes de felicidad guardados  afloraron a la conciencia y llenaron de alegría el momento!  Así es la vida cotidiana: plena de sorpresas inesperadas, esta vez, como muchas veces, de hermosas instantáneas vitales... o de "momentos que quedan vibrando en la memoria", como dijo Vicente Huidobro.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Cuando las historias no tienen fin...

 
  Mientras mis discípulos desarrollaban una guía que yo ya conocía de memoria y que no era necesario repasar para corregirla posteriormente, me dediqué a terminar las últimas páginas de una novela que había estado leyendo por curiosidad. No son tan de mi gusto estas historias de elfos y esos seres maravillosos (salvo Harry Potter) pero quise saber de qué se trataba. Estuve a punto de dejar abandonada la novela en la mitad, pero tuve un sentimiento de culpa muy profundo, que es el mismo que me ha  perseguido desde cuando era niña, adolescente y, posteriormente,  adulta : una vez que comienzo a leer un libro, no puedo abandonarlo. ¡Aunque no lo crean, me invade un tremendo sentimiento de culpabilidad y me obligo a terminarlo! Así leí muchos libros que me prestaron en alguna ocasión (una profesora que tuve y que fue mi mentora para elegir mi profesión) o los que tenía que leer por exigencia académica.  Logré retomar La sangre de los Elfos y, habiendo recuperado el entusiasmo lector gracias a la continuidad de la lectura, me encontré leyendo las últimas páginas el sábado como a mediodía. Sin embargo, ocurrió lo peor que podía pasarle a una lectora como yo:  la historia quedaba inconclusa. ¡Nooooo!, me dije internamente, al estilo Pamela. ¡No puede ser! ¿Y ahora qué hago? ¿Cómo recupero la normalidad de mi vida, si no me entero del final de la historia? 
    A la fecha no he tenido tiempo de buscar en san google. Preparar la estadía de mi hermano, compartir con él en estos escasos dos días (más  bien día y medio, por mi trabajo) han sido prioridades insoslayables. Junto con ello, la graciosa compañía telefónica  que me provee de acceso a internet me avisó a comienzos de semana que ya había gastado toda mi capacidad de datos, por lo que la velocidad bajó como quien dice al equivalente  al paso de una tortuga. Hay que rezar varios Padres Nuestros y no sé cuántos Ave Marías esperando que se abra una página. ¡Jummm! ¡Y por ese servicio pago casi 40 lucas! 

    Así que hoy he decidido comprar un turbo por tres días y buscar hasta debajo de las piedras (en internet se entiende) hasta encontrar la continuación de la historia. 
   Lástima que no se pueda hacer esto con todas las historias...Definitivamente hay historias que no tienen fin, que han quedado inconclusas y que no es posible cerrarlas... Simplemente quedarán per secula seculorum de esa manera. ¡A veces, tal vez sea mejor!


"...ya eché abajo mis puertas..

Ya no te espero
ya estoy regresando sola
de los tiempos venideros...
Ya sé bien cuándo y cómo...
Ya no te espero...
Ya no te espero..."

   Sin duda, ya no lo espero.
- ¡Humm! Principessa,  ¿ése es un mensaje subliminal,  jajaja?

- Sí,  de mi parte, cariñosamente, para alguien, jajaja
- ¿Se podrá saber para quién? 
- ¡La curiosidad mató al gato!
- ...y al ratón, y a todos los animales de este mundo...! 
   ¡Imposible! 
   Esta historia y otras  se quedaron sin final. Algunas, por desgaste y empobrecimiento naturales de las relaciones que no son cuidadas o tratadas descuidadamente; otras, porque uno de los dos prefirió mantener el status quo paralelo. 
   Hay momentos en que el hombre o la mujer se ponen flojos, se resignan, pierden la esperanza y el deseo de salvar una relación. En casos como éste, por mucho esfuerzo que haga el otro, el final es el término del lazo afectivo. Y así, nos encontramos nuevamente con una historia sin fin, inconclusa, que pudo ser y no fue. 
   Y a veces, uno se pregunta, como en una especie de Ucronía: ¿qué habría pasado si yo hubiera hecho esto y no aquello? ¿Si él hubiera actuado de esa manera y no de ésta? 
   Recuerdo que cuando adolescente solía soñar despierta, inventando toda una historia amorosa sobre una base tan débil como el intercambio de miradas. Y aquello, junto a las lecturas que realizaba, poblaban mi mundo de felicidad. ¡A veces se es feliz con tan poco! Pero más adelante, se impuso la realidad y las ensoñaciones ya no fueron posibles ni tampoco recomendables. ¿Para qué? Había que pisar tierra firme y seguir adelante...
   Son los aprendizajes que la vida te entrega o que tú le quitas a la vida...o ambos...

Junto a los 33

     Apenas supe que iba a estar en cartelera esta película, me propuse ir a verla. Es cierto que podría haber esperado viajar a Santiago y comprar su versión pirata, pero, 1, no he viajado a la capital hace más de 2 semanas y, 2, la idea era disfrutar la peli en pantalla grande. No obstante, la exigente jornada laboral, los compromisos asociados, me impidieron darme el tiempo durante la semana y no hice el esfuerzo suficiente durante los fines de semana. Es así como, cuando mi hermano Patricio, de paso por Rancagua este fin de semana, me propuso que fuéramos al cine, yo no me hice de rogar (jejeje).
¿Y qué creen que sucedió? 

  Pues, que a pesar del tiempo transcurrido desde el estreno, aún estaban exhibiendo la película y con bastante público. Llegamos al Cine Open Plaza , que queda a una cuadra de palacio, con 10 minutos de anticipación, que gastamos en hacer la fila para comprar la entrada y llegar justo a tiempo de la propaganda de próximos estrenos, a la sala.  
   Penúltima fila, al centro de la fila L. La imagen y el sonido surround, espectacular. 
   ¿Qué nos pareció la película? 
    A mí me pareció excelente la puesta en escena, la actuación de cada personaje, los paisajes iniciales y la música (muy nuestra), ¡extraordinarios!  Algunos modismos y formas de reaccionar, muy propias. La manera de tratar al minero de nacionalidad boliviana, también muy genuina de nuestros connacionales. El Chile a medias en el ámbito de la seguridad de la Mina, asimismo muy típico chileno. 
   Los que no deben haber quedado nada de contentos, deben haber sido el Matrimonio Piñera-Morel, pues los actores que los representaron tenían a lo menos una década más de edad (jajaja, con todo lo que se preocupó Sebastián Piñera en operarse de las "bolsas" de los ojos y en el filme, aparecía más ojeroso que nunca).  En cuanto a la imagen del Ex-Presi, ésta no quedó muy bien parada que digamos. En cambio, la visión que se muestra de Golborne es espectacular: una autoridad en terreno, muy humano, que no escatima esfuerzos para recuperar a los mineros a pesar del tiempo y de los costos, que se preocupa de dar todas las comodidades a las familias en el Campamento Esperanza. Y la verdad, es que en la realidad de los hechos, efectivamente el capital político de Golborne subió como la espuma después del rescate de los mineros el año 2010. ¡Qué después de aquello su imagen se "fuera a pique" eso es parte de otra historia! 
    La aparición de Farkas y de don Francisco, representándose a sí mismos, para nosotros los chilenos, creo que le da más credibilidad a la historia. 
    Las canciones y la música de fondo fueron muy bien elegidas. La interpretación de "Gracias a la vida" es fantástica. Los efectos especiales, muy creíbles e impactantes.
    Sin ser entendida en cine, salvo por mi gusto  como espectadora permanente, creo que hicieron un muy buen trabajo y me sentí contenta y privilegiada por haber tenido la oportunidad de disfrutar esta historia, que en cerca de dos horas logró plasmar un terrible acontecimiento que duró 69 días y que tuvo, esta vez, un final feliz.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Cuando ya no tienes hambre y....

....sólo comes por inercia; 
Cuando el café no te sabe a nada, sino a un agua oscura sin sabor;
Cuando el pan te parece  no más que una suela de zapato, aunque, la verdad, nunca has comido suela, ni menos de zapato; 
Cuando no tienes ganas de hacer nada y buscas qué hacer para no desparramarte como una ameba;
Cuando los noticieros no constituyen ninguna novedad, es lo mismo que el día de ayer, y el de antes de ayer y que la semana pasada; 
Cuando las películas están tan repetidas que ya las sabes de memoria, por lo que ni ganas te dan de usar el control remoto; 
Cuando despiertas y cambias el despertador (celular) y te vuelves a dormir; 
Cuando la vida ya no te ofrece ni sorpresas...lindas -ni de las otras-, aunque sean pequeñas; 
   Cuando pasa todo aquello y muchas otras cosas parecidas.... es que la cosa está grave y es perentorio, urgente, necesario,  hacer un cambio.
    Lo importante es que te has dado cuenta que no estás "saboreando" la vida y debes reencantarte.  Si se da el caso que a tu lado no hay, no existe un "motivo", una razón" que te obligue a hacerlo (hijos, pareja, familiares u otros seres muy cercanos) el panorama, para serte sincera, no es muy halagüeño. Más bien, tal vez sería más corto y definitivo,  tomar la decisión de suicidarte inmediatamente y así le pondrías fin a todos los  sin-sabores mencionados más arriba, en forma rápida y, ojalá, indolora. Y así, nunca más tendrías ésta ni otra preocupación. 
   Ahora, si aún te queda una brizna de esperanza, si crees, que la inercia puede ser vencida por un movimiento distinto, por un salto, por una caída, por lo que sea, ¡Bienn! Eso significa que detrás de alguna esquina puede aún existir algo que sea hermoso experimentar. 
  ¿Qué hacer para salir de este estado neutro, plomo, nublado y sin gracia? 
   Empieza por cosas pequeñas  concretas, que supongan un cambio aunque sea mínimo. Por ejemplo:
- Cambia la disposición de los muebles de tu entorno, ya sea del dormitorio o del living-comedor. Ello te obligará a cambiar la mirada, verás otro escenario y eso ya es una novedad en la igualdad de la vida rutinaria. 
- Compra algunos alimentos distintos, que, tal vez, hacía semanas no habías comprado o cocinado, algo atractivo y grato, aunque sea más caro. Tú te mereces un gasto y lo que estás haciendo tiene que ver con mejorar tu estado anímico, para seguir adelante y en eso no puedes estar ahorrando. ¿Para qué ahorrar, si mañana, a lo mejor,  decides suicidarte? ¿Habrás atesorado para tus herederos (los que no tienes, jajaja)?  Es preferible hacer gastos en algo exquisito, que te entusiasme probarlo o prepararlo en lugar de ir  a un/a Psicólogo/a, los que suelen estar más desequilibrados que uno y a quienes hay que pagarles por semanas y meses si quieres un resultado.
- El día que tengas libre, cocina algo extraordinario y que te guste, no importa que te ocupe tiempo. Mejor, así ocupas minutos y horas en algo diferente. 
- Revisa mentalmente tu guardarropa y decide qué te hace falta, un vestido, un par de zapatos, una medias bonitas, ropa interior, etc. y sal a comprar. Seguro que te entretendrás un buen rato y volverás a palacio con el ánimo más liviano y hasta alegre. 
- Siembra alguna hortaliza para tu provecho; ya es tiempo. En la tarea de preparar las macetas, realizar la siembra, regar a diario, ir mirando cuándo aparecen los primeros brotes, se desarrolla la esperanza. 
- Sal de palacio aunque te cueste. Anda a disfrutar una película, una obra de teatro, un espectáculo musical. Cualquiera de estas actividades, pero no te quedes encerrada. Estar más de una hora en otro lugar, disfrutando de una historia distinta, aunque sea ficticia, te saca de tu mundo, de tu propia historia, te hace descansar y olvidar...
- Compra algún alimento preparado que no has probado nunca o que hace tiempo que no comes y que  te apetecería degustarlo. Las papilas gustativas van a estar de fiesta, te lo aseguro y retomarás el gusto por la comida, que se había estado perdiendo...
- No sintonices noticias, al menos por un día. Pon música u otro programa que te permita variar la rutina. 
- Cuando termines de leer el libro digital que estás leyendo, toma uno de los tantos libros-de-papel que no has leído e inicia su lectura como lo hacías antes, subrayando en el libro lo que te llame tu atención. Aquello te va a sacar de una lectura medio automática y sin sorpresas. 

    Si con todas estas sugerencias no logras salir adelante y cambiar en swicht, no me queda más que darte el sentido pésame por adelantado, sugerirte que te amarres un bloque de cemento al cuello y te lances al Cachapoal,  luego de una lluvia torrencial. Si no hay una lluvia intensa, tendrás que buscar otra alternativa,  pues la cantidad de agua existente en estos momentos, sirve apenas para lavarse los pies...y eso (jajaja).

Ya no quedan príncipes....

   ¡Antes era posible amar...!
   Esos eran otros tiempos, tiempos en que el corazón bullía y anhelaba ese poderoso sentimiento, no le encontraba el sentido a la vida si no era "sintiendo" por alguien esa atracción, ese llamado, ese entregarse... Eran otros tiempos...

   Tiempos que ya no son... Ya no es el momento, el corazón se estancó, sigue respirando pero ya no duerme ni sueña, ya no vibra, ya no espera, ya no anhela... El hombre perfecto es una utopía, es sólo el compendio de todos los anhelos de una mujer perfecta (jajaja), que ha asumido que la otra cara de la medalla refleja también su cara y no la de un congénere del sexo opuesto. El perfect-man no existe, es sólo una quimera, una  proyección, un holograma (hablando en terminología tecnológica),  un fuego fatuo...Otras dirán que el hombre perfecto es el hombre dormido, el hombre callado, el que abre la billetera y no exige explicaciones... No es mi caso, esos hombres pseudo-perfectos no me interesan ni ahora ni antes. 
    Antes era posible amar o creer que uno amaba. Ahora ya no. Antes había Príncipes, ahora, al igual que el Viejo Pascuero, han desaparecido... Además, ahora los ojos están bien abiertos (la Bella ya no duerme): viene de vuelta de todo, la mirada es más inquisitiva, ya no hay asombro en ella. Son muchas las  cosas y personas vistas de diferente procedencia y forma durante el decurso de la vida, así que  ya es más difícil equivocarse. Ya no mira con los ojos y la boca abierta (jajaja), a la manera ingenua y esperanzada. Ahora mira con la boca muy cerrada y con los ojos medianamente abiertos, pues no necesita más: los otros sentidos le ayudan a complementar el escaneo del posible-príncipe. 
   Por ejemplo, puede complementar su mirada con  el olfato, a través del cual no sólo captará los malos olores del aseo a medias, de las frituras, del humo del cigarrillo, de la humedad en la ropa, de la halitosis, sino también los aromas gratos: el olor a limpio, a afeitado, a ropa aireada, a no fumador ni bebedor. 
   Sus oídos también le ayudan, indudablemente. Oye la palabra bien pronunciada, los términos bien utilizados, vocabulario de uso poco común, todo lo cual  le permite darse cuenta si aquel especimen lee algo más que la portada de La Cuarta, si ve algo más que el Canal del Fútbol, si revisa alguna otra página que no sea Faceboock. Al contrario, también podrá,  a través de sus expresiones,  detectar, tal vez, que no pronuncia las "eses", que utiliza erróneamente un verbo o alguna otra palabra, que se le sale más de un "ón" en la conversación, que repite frases clichés, que hace abuso el doble sentido,  que usa un vocabulario reducido a la mínima expresión y que sus temas de conversación son más bien de la farándula o del balón-pie.
    El tacto y el gusto ya son más difíciles de utilizar con una persona que uno recién comienza a conocer (jajaja), menos si parece más sapo que príncipe.  A lo mucho,  entrará en contacto con él en el momento del saludo o presentación, si acaso este rito de las buenas costumbres aún se utiliza en su ambiente y según el contexto en que se produzca el primer encuentro o contacto. No obstante, con los anteriores sentidos (la vista, la audición y el olfato, además del sexto sentido que tienen las Principessas, la intuición femenina) ya es suficiente para "calar" al prospecto y darse cuenta que no tiene nada de perfecto, no es príncipe sino batracio, o, si tal vez se acerca a la perfección, deja de serlo cuando se entera que no es un hombre libre, es decir, ya es un rey con un kingdom en que ya no hay cabida. 
    En conclusión, Principessa Durmiente, es hora de la vigilia, no para esperar pues ya no tiene sentido, sino para ver el mundo pasar, simplemente. Para observar y darte cuenta de qué manera la fiesta de disfraces sigue desarrollándose y hay que seguir jugando si no quieres perder contacto con la realidad. 
- ¡Es tiempo de vals, tiempo para soñarrrrr! , como canta Chayanne o, "¡A otra cosa, Mariposa!", como dijo alguien que no es Chayanne, jajaja. 

martes, 8 de septiembre de 2015

Cuando el río suena, es porque... ¿los peces están de fiesta?

      Desde hacía 5 noches que no había logrado un sueño reparador  pues cada vez que despertaba,  me sorprendía que había estado haciendo clases y enfrentando más de algún problema con ciertos  ejercicios correspondientes a mi especialidad. La sensación de inutilidad y frustración era tremenda al despertar. 
   Puede parecerles un invento, pero no lo es, creánme. Todos mis despertares, cuatro o cinco por noche, suponían el término de una clase. ¡Era desesperante! Por tanto, durante esas noches, estuve trabajando más que en el día, si considero que tuve el sábado y el domingo sin laborar, en tanto el lunes y martes sólo aplicamos el simulacro o ensayo nacional. ¡Una verdadera locura! Estuve  despertando más cansada que cuando me había  acostado y, más encima, con el sabor amargo de una clase mal hecha. 

     Hoy, es decir, esta madrugada,...¡la guinda de la torta! : en el sueño,  estaba escribiendo en el blog, acerca de lo  mismo que escribo ahora. ¡Es el colmo! Casi parece un juego de cajas chinas: un sueño dentro de otro sueño... Especial para un relato fantástico...
   Es tan extraordinario el fenómeno, que aún me cuesta  convencerme que haya estado ocurriendo. Hacía años que no tenía sueños recurrentes y éste, ha sido extra-super-réquete-recurrente, pues se repitió varias veces cada noche, por 5 noches seguidas.
- ¡Raro, ah! ¿No estarías haciendo "corte", Princess? ¿Habrá un cable medio "pelao", digo yo?
- Puede que no andes muy perdida, amiga mía. Pero más que neuronas haciendo cortocircuito, creo que he estado en el centro de un huracán en estos días, del que espero estar en la salida o, al menos, que esté, él, en su fase de declinación. 
  Eso sí, el tiempo ha estado fantástico, por lo que nada referido al clima podría haber tenido su influencia en el hecho. ¡No hay ningún huracán en el horizonte!
  ....
  Ya han pasado varias  noches con sus días, como tiene que ser, como se espera que sea. La situación ha remitido, pero antes, hubo una última noche en que las clases fueron mucho más nítidas y con respuestas claras y precisas de mi parte. No sucedió como en las ocasiones anteriores, que yo tenía una sensación de enorme frustración y casi desesperación al recuperar la conciencia.
   A ella le siguió una noche especial, en que vi nítidamente a mi Infanta, vestida con ropa en tonos café claro, y casi frente a mí... ¡Desperté feliz...!
    Después de este ciclo onírico repetitivo, he debido hacer hacer un alto; breve, pero "alto" al fin. Algo me estaba molestando y fue mi subconsciente quien me avisó. 
   Es extraño cómo funciona la mente humana. Lo que a uno le parece manejable, no siempre lo es. Uno cree que sólo lo que tiene en la conciencia es lo verdadero. Sin embargo, bajo el puente,  el río no sólo arrastra agua sino también piedras y es el "ruido" de aquéllas lo que no podemos  desoír.  Hay que escuchar y actuar en consecuencia. Son un llamado de atención, son pequeños despertadores, son minúsculos  vasos sanguíneos que se rompen y que hay que atender. De aquello ya estoy consciente... Es momento de hacer una detención, no para evitar el  avance, sino para arreglar la carga, de manera que el resto del viaje se presente lo mejor posible.  Hay compromisos establecidos y, aquéllos deben respetarse y cumplirse de la manera más óptima. No obstante, he decidido renunciar a un proyecto que me estaba molestando y, felizmente, no llegó la sangre al río. Esto me servirá, sin duda, para evaluar mis prioridades y ver cómo enfrento el siguiente año laboral. El dinero es necesario, pero más lo es la tranquilidad y el descanso. Ya no soy esa jovencita recién salida de la universidad que casi no tenía vida propia dedicada casi en un 100% a la vida laboral. Ya no es necesario y, la verdad, nunca lo fue. Sólo que en ese tiempo, la ambición casi rompió el saco. 
    Así que, Principessa,  a reconsiderar el camino, a ordenar tus prioridades, a descansar más y trabajar menos. Ello te permitirá dormir mejor y estar más contenta. ¡Qué duda cabe!