lunes, 6 de abril de 2015

Persiguiendo al Conejo...de la suerte...

   Cual Neo en versión femenina (y con unos cuantos añitos más, es necesario  aclarar) se puso en la espalda su mochila viajera y, casi al estilo de "Alma Salvaje", (aunque nunca tan rubia ni tan desorientada existencialmente; a estas alturas ya no sería gracioso) salió a recorrer algunas calles de Rancagua, que la conducirían a su destino de fin de semana largo a Santiago City. 
   Comenzó con la "pata" derecha (no del Conejo, sino de ella, jajaja): encontró bus "ipso facto" y, más encima, se fue solita en un asiento para dos. Al llegar a la capital se dio cuenta que no todos los santiaguinos aprovecharon el largo finde para irse a otros lados (¡qué fome!, pues se había hecho la ilusión de vagar sola por las grandes alamedas, cual sobreviviente de un filme futurista posterior al holocausto nuclear).  Por lo tanto, se encontró con varios seres humanos, pero en un ambiente ciertamente relajado. Hasta pudo irse sentada en el Metro y había varios asientos desocupados a la vista. 

   Cuando llegó a Santa Lucía, al ver a un Sr. Carabinieri al interior de la estación, pensó que no le había servido de mucho irse a esa hora de la tarde, ya que su presencia significaba la ausencia de sus amigos vendedores de películas. Sin embargo, ¡oh, "may gasch"!, el mundo la seguía sorprendiendo. ¡Allí estaban los mercaderes, con sus puestos instalados! (tres en total, algo así como la santísima trinidad, jajaja, ¡qué hereje!).

  ¿Qué habría pasado que estaban tranquilamente ofreciendo su mercadería?
   Seguramente, nuestros verdes amigos se aburrieron de andar persiguiendo a  piratitas, habiendo tantos Piratas Vips sueltos. Tenía en mente buscar una peli y, exclamando "¡Eureka!" (como debió hacerlo Albert...Einstein al descubrir el por qué de la caída de la manzana ....¿o ése fue Adán...o Eva?) tomó en sus manitas el cd correspondiente a INSURGENTE, parte II de la saga literaria de Verónica Roth, consultando, para asegurarse, si estaba bien grabada. Luego de un sí medio dudoso (después entendería por qué) compró esa peli y la llamada "Alma salvaje", de cuya trama tenía ya alguna información. Podría haber comprado otras, pero el "pipipí" del "tincómetro" no sonó. Luego, fue al puesto del frente a ver si encontraba algo más y adquirió otro filme futurista. Con esas tres adquisiciones tendría para pasar unas horas entretenidas. 
- ¡Ahora, al Palacete!
     Hizo parar un taxi-limusina donde siempre y pidió la llevaran hasta su destino. Luego de abrir postigos y ventanas, guardó los víveres que había llevado y se dispuso a descansar, continuando con la lectura de la última novela de Dan Brown, INFERNO, que la había atrapado entre sus "garras". Desde hacía más de un año que había intentado una y otra vez descargar el pdf de este libro y había sido imposible y, cuando ya había tomado la decisión de buscar incluso el libro de papel (ya había consultado en un par de locales de venta de libros usados el día jueves a mediodía), el jueves en la tarde encontró un link que le permitió descargar más de 50 novelas. ¡Qué felicidad! 
    Antes de que se hiciera tarde, bajó al super Ekono a comprar algunos productos (especialmente H2O) para no carecer de nothing en su refugio de fin de semana. Luego de preparar su once, escribir un par de misivas electrónicas a un par de amigos (amiga y amigo), ver las noticias, se dispuso a gozar del séptimo arte.
- ¡A gozar, a gozar! 
   Pero, nunca la felicidad es completa, siempre hay algo que la oscurece, como si hubiera un ente envidioso que se solaza en amargarte la vida, aunque sea por un rato. La película que había comprado la habían grabado...¡en una sala de cine! ¡Noooooo! 
- ¡Qué lata! 
- ¡Claro! Ahí entendí la poca convicción (al estilo Ministro José Antonio Gómez) detectada en la vendedora. ¡Mala,  malula, malosa! ¡Mujer tenía que ser! Jajaja...
- Jajaja, a eso le llamo yo  solidaridad de género...
- Oye, es que además de que se veía más de una cabeza de vez en cuando, que se escuchaba el ruido de algún papel o algo así (seguro alguien metiendo la mano en el balde de cabritas o en la bolsa de papas fritas), que se oían las voces de algún cabro chico (¡cómo se les ocurre llevar a un niñito a ver una película que presenta una distopía futurista, na' q' ver!), estaba en castellano, pero con un bajo volumen, así que a veces debía subir hasta casi 100 para entender qué decían los personajes. 
- O sea,  te mataron de un tirón el goce del filme.
- Sí, una pena, aunque debo asumir que ése es uno de los riesgos de adquirir estos productos. Felizmente pude ver la película completa y no me sucedió lo que otras veces, que ni siquiera se puede ver...
   Con el sabor amargo de haber visto una pésima copia de algo que había esperado disfrutar, siguió leyendo por un rato y luego se acomodó en los brazos de Morfeus. 
   El día siguiente lo inició antes de las 9 horas. Luego de ducharse y vestirse, preparó un rico cappuccino, buscó una barra de cereal y se instaló en su chaise longue para reiniciar la lectura. A mediodía hizo una detención, para bajar a comprar postre (frutas). Una vez en la calle, considerando que era sábado, decidió caminar en dirección a Sta. Lucía, pues le "dentró" el antojo de comer GRANADAS. En ese trayecto, en calle Marcoleta casi al llegar a Carmen y a San Isidro, hay unos puestos de frutas en los que las ha comprado en ocasiones anteriores. Caminó con entusiasmo, disfrutando de la cálida temperatura y del poco tráfico en aquellas cuadras, pero esas 6 cuadras de caminata no tuvieron el resultado esperado. Debió regresar sin granadas (¡sniff!). Pasó a una frutería contigua al edificio, pero no estaban muy católicos los productos, a pesar de ser Semana Santa (jajaja). En fin, no le quedó otra que comprar la lechuga menos marchita, jajaja
   Preparó su almuerzo (merluza a la sartén con verduras salteadas, más ensalada de tomate y lechuga y postre de uvas) y luego de degustarlo, junto a una taza de té y unas cuantas tazas de café, continuó con su lectura.  De pronto, al mirar hacia la ventana, se da cuenta que el sol está mandando sus últimos rayos hacia el departamento, pues se apresura a esconderse tras unos edificios cercanos. Aprovecha de tomar una fotografía y no conformándose con ella, rápidamente decide subir a la azotea del edificio (piso 20) a capturar otras instantáneas. Aunque sube inmediatamente, el rey se le ha escapado.

Sólo alcanza a captar su reflejo. Observa alrededor. En el lugar no hay nadie más, la tarde está muy grata y la piscina en funcionamiento. No lo piensa dos veces: vuelve al depto. a buscar un par de cosas y sube de nuevo a la azotea. 
- No me digas que...
- ¡Sííí! Eran más de las 19 horas, empezaba a oscurecer y se me ocurrió ir a bañarme.
- ¡Guauu! ¡Qué valentía! ¿Muy helada el agua?

 - Algo, pero nadé de un lado a otro un buen rato hasta que me cansé. Tomé unas fotografías, un par de selfies y luego, muy suelta de cuerpo, volví al palacete. Fue muy grato tener la piscina para mí sola....Llegué a sentirme VIP. Jajaja
- Jajaja...¡No es para menos! 
   Luego de la conveniente ducha para desprenderse del cloro (que podría eliminarse su tostado veraniego, jaja) prepara un rico sandwich. Sólo cuando está cociendo la hamburguesa se da que ésta está hecha de carne. ¡Upps! ¡Es sábado Santo! Aunque no es creyente trata de ser lo más respetuosa de la tradición de no consumir carne; lo piensa ...lo vuelve a pensar ...y decide aprovechar su hamburguesa (¡eskiusmi!). 
   Luego sube unas fotos a sus face, que son motivo de un entretenido diálogo con Don Caramelo y con la Pame, que le hace pasar unos buenos momentos (es de esperar que ellos también se hayan entretenido). Es grato conversar con personas que no se toman las cosas a lo grave...


   Habiéndome ya informado de los sucesos del país y del mundo, correspondía disfrutar de mi programa "Cine en su hogar"(jajaja). Opté por la película futurista (¡qué vicio, no!) : la puse en el cdroom y me instalé a disfrutarla. Pero...

- ¡Oh! ¡Diablos! No entiendo nada, hay letras japonesas... A ver...subtítulos...¡inglés! ¡No hay español! ¡No puede ser!
- ¿Qué te pasó? 
- ¡Me han estafado! ¡Me vendieron una película con subtítulos en japonés y en inglés! 
- Jajajaja, guárdala para cuando aprendas japonés...
- ¡Grrr! La diosa Fortuna no me ha bendecido, deberé ofrecerle algún sacrificio...
- Jajaja...¡Ya lo tengo! ¡Deja de comer! 
- ¡Nooo! ¡Ése es un sacrificio imposible! Jajaja...Bien, probaremos con la otra película...
    Con "Alma salvaje" sí le favorecieron los Númenes. Ahí estuvo, sufriendo con la protagonista, imaginándose lo que significaría caminar tantos kilómetros con esa tremenda mochila a cuestas, con los miedos personales, con los riesgos reales, con los amargos recuerdos. Al mismo tiempo, preguntándose si acaso su alma no tenga algo de aquello, que recorre lugares tal vez buscándose a sí misma. Lo más probable, piensa, es que cuando ya haya recorrido todo lo posible, se dé cuenta que no era necesario pues todo estaba en casa. O bien  era necesario, pues sin "el viaje" no habría llegado donde iba. Tal vez por eso le gusta tanto viajar sola... 
- ¡Humm! Veo que te gustó la película...
- ¡Más bien lo que simboliza! Ese viaje, literal y figurado, externo e interior, que se requiere se haga en soledad aunque cueste, para vivir el proceso de sanación o reencuentro...¡Ufff, ya me puse...!
- Jajaja...
   
   Domingo de Pascua de Resurrección...
 Doña Principessa no buscará huevitos ni degustará de ellos. Ya no tiene sentido comprar para ...nadie... Claro, ella podría consumirlos, pero no le conviene en nada engullir más grasa y azúcares que cacao. Recuerda a su Infanta, pequeñita, ilusionada encontrando su canastito con huevos de chocolate. ¡Linda imagen! 
   Ese día regresará a su palacio, pero, antes de partir irá a "supervisar" (jajaja) la Feria 10 de Julio. A ver si la suerte le acompaña con lo que tiene en mente. Toma su cappuccino con cereal, lee durante un rato, ordena la cama y deja a punto la mochila viajera y siendo las 10,30 se dirige a su primer objetivo. Disfruta la caminata de 6 cuadras (esta vez para el lado contrario a la estación Sta. Lucía). Se encuentra con unos pocos "madrugadores". El día se anuncia veraniego aún. Da gusto recorrer la feria a esa hora, pues aún puede caminar sin encontrones, aunque no todos los puestos están completamente instalados. Piensa que.... a lo mejor vino muy temprano, pero... no, ya son las 11. 
- ¡Bravo, la diosa me ha sonreído! ¡Granadas! Claro que un tanto caras, veré más adelante; si no encuentro, volveré.
  Sigue caminando y definitivamente, hoy el Conejo...de la suerte le acompaña. Encuentra las frutas a un precio conveniente. Compra dos bien grandes, además de unos limones, tomates y uvas. ¡Suficiente, si no el peso se hará sentir en la espalda! 
- Veamos, veamos si mi segundo objetivo se cumple...¡Síí! 
    Allí estaba el joven de los videos seriales, sacando su material de un bolso. Al parecer, llegó hace poco. Doña se da cuenta que es rasta, pero no flaite (jajaja). Hace su pedido y tiene respuesta positiva. ¡Esoo! Se siente feliz: tiene en sus manos la Primera Temporada completa de Juegos de Tronos. Inicia su regreso. 
- Oye, ¿cómo tanto fanatismo? 
- Me he dado cuenta que me gusta realizar un análisis comparativo entre la re-creación de mi lectura personal y el resultado de la re-creación de quienes pusieron en escena la serie o película, según cada caso. Me interesa cotejar si los actores-personajes responden a la visión que yo me había hecho de ellos en el momento de leer, de manera que la historia se enriquezca. Así como también me interesa contrastar mi concepto de lo más importante y de lo secundario, a través de los ojos del creador o director del filme.
 - ¡Humm! ¡Cada loca con su tema!
   
    Después de dejar todo ordenado y cerrado, abandona el palacete, para dirigirse al paradero del Transantiago. 
- ¡Upps! ¡Ahí viene y aún no llego! ¡A correr!
  Cuando el vehículo está cerca, mientras corre, hace el gesto de detención y muestra su tarjeta al chofer. Este se detiene y doña Princess, cual jovencita adolescente, salta arriba del bus, dinámica y energética (se ha comido su cereal esa mañana), agradece y saluda, pasa su Bip (¿o será Vip la de ella?) por el visor e ingresa legalmente (jajaja). En todo caso, siempre lo hace así.
 Ya en el metro, unos minutos después, se relaja. De nuevo está en movimiento y seguirá así hasta llegar a palacio. El metro está como un taza de leche, vacío no, pero absolutamente holgado. 
   Una vez en Rancagua, después de realizar un tranquilo viaje dedicado a la lectura, se instala en el paradero de las afueras del Terminal O'Higgins, con el propósito de ir a visitar a su Infanta. Ya es la 1,30 horas. Parece que la frecuencia de los microbuses es baja. Debe esperar al menos 15 minutos luchando con el sol que alumbra con toda su fuerza a esa hora. ¡Uff, al fin! 
   Al llegar hasta su tumba observa, para su sorpresa,  a  la madre de la joven vecina. No pensaba encontrarla nuevamente, considerando que ha venido a una hora diferente, pero así ha sido. Arregla las flores que le ha llevado, pone la canción "Estrella en mi cielo", conversa un rato con la Sra. y, luego de despedirse, se retira. Camina al paradero, distante a doscientos o más metros.
   ¡Qué lata! Pasa un microbús antes de que alcance a llegar. A esperar ahora, a la sombra eso sí, porque el calor es intenso. Pasan los minutos y ...nada. De pronto, ve unos ciclistas, 3, que se acercan desde Machalí. Cuando pasan por el frente, uno de ellos, le dice:  ¡Hola, Profe! y se detiene. ¡Diablos! ¿Quién es este chiquillo? Parece ser Max pero como está con gorro no estoy segura. Pensando en aquella posibilidad, le pregunta cómo está y el muchacho le contesta "Ahora ya estoy bien" . ¡Eureka, acerté! Era Max (jajaja).
   Sucedía que de las 4 clases de Taller del mes de marzo, ese joven se integró a la segunda clase con una pierna enyesada, detalle que quedó inmediatamente registrado en su memoria, de manera que a la semana siguiente, al verlo entrar a la sala sin yeso, le preguntó si ya estaba bien, pregunta que el joven agradeció. En la última clase, tenía una cara el pobre que, al pensar que era de sueño, le recomendó que vaya a refrescarse, pero él le señaló que estaba enfermo. Así que estuvo atenta a él, no fuera a darle un patatús (jajaja). A pesar de ello, se quedó los tres bloques, todo un esfuerzo. 
   Así que no resultaba extraño que al verla allí, se detuviera a conversar. Le contó que había estado toda la mañana haciendo ciclismo con unos amigos, desde Graneros a Machalí (¡qué locos!), que se había aporreado un poco pero estaba bien. Le estaba  preguntando por la próxima clase, cuando se da cuenta que el microbús había llegado y estaba partiendo. ¡Diablos, nada qué hacer! ¡Grrr! 
   Max se despidió para alcanzar a sus amigos y doña se quedó rumiando, al estilo Patán, su descuido. En fin... no le quedaba otra que seguir esperando...y, además, mirar el vaso medio lleno: darse cuenta, una vez más,  que para ese adolescente había sido relevante un gesto de preocupación. Bien dicen que hace más una gota de miel que un saco de hiel (un kilo mejor, no creo que la vendan en sacos, jajaja), aunque a algunos no les guste tanto la miel (mientras a otros les agrada  demasiado, jajaja,...¡y yo me entiendo, como dijo don Quijote, jajaja!)
-  A propósito de aquello, en otro de los grupos , un joven se quedó al final de la clase: Pedro, muy participativo en cada ocasión, pero su resultado en la evaluación final del taller no había sido buena, me contó. Inmediatamente le dije: ¡No te preocupes, tienes el resto del año y, además, eres muy hábil! ¡Ya mejorarás! Agradeció mis palabras, se despidió con un beso en la mejilla y un "Chao, profe" y se fue sonriente. 
- ¡Qué aduladora! 
- ¡No! De verdad el muchacho tiene mucha capacidad de análisis y manejo de la asignatura. Seguramente, no se detuvo el suficiente tiempo en cada pregunta. Terminó antes que los demás y por eso su resultado. 
- ¡Retiro lo dicho entonces! ¡¡Maestra!! 
- Jajaja.
    Ojalá las próximas lluvias otoñales e invernales traigan muchas gotas de miel... para todos. 
- ¡Oye! ,  ¿y el Conejo...de la suerte? 
- ¡Uppss! ¡Jijiji!   

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